Un mundo con drogas: su autor, Emilio Ruchansky hoy 12 de la noche en La otra.-radio, FM 89,3
por Emilio Ruchansky *
La Policía Federal llena los tribunales federales de causas por consumo personal de drogas que terminan cerradas, pero del combate al narcotráfico en serio no hay ni noticias. Los testigos se repiten y el perfil de los encausados también, ya que los detienen principalmente en estaciones de tren.
Desde hace cinco años el fiscal Federico Delgado realiza una estadística de las causas que inician las fuerzas de seguridad en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuando le toca estar de turno en los tribunales de Comodoro Py. Es un trabajo único y valiosísimo. Mucho se habla de “narcotráfico” por estos días, más de la cuenta como siempre, pero poco y nada sabemos de la actividad de las fuerzas que supuestamente deben combatirlo. De la lectura directa de los expedientes de un turno de 15 días en abril pasado, el fiscal concluyó que de 453 causas “policiales”, 376 eran por infracción a la ley de drogas, es decir el 83 por ciento.
Más de la mitad del ‘trabajo’ del turno con las fuerzas de seguridad estuvo destinado a los llamados “delitos sin víctima”. ¿Y qué pasó con esas causas? Todas fueron archivadas.
En la justicia federal se dirimen los delitos de alto calibre: la trata de personas para fines laborales y sexuales, los secuestros extorsivos o el lavado de activos. También los casos importantes de tráfico de sustancias ilícitas. En la mayoría de estas modalidades delictivas hay intereses recaudatorios de mandos medios y altos de los uniformados, sea por complicidad o manejo directo de las organizaciones criminales. Una lectura fina de estos expedientes desnuda la estrategia: sembrar los tribunales de perejiles para proteger los negocios propios y ajenos.
El 67 por ciento del total de causas iniciadas por infracción a la ley drogas fueron por tenencia de drogas para consumo personal, en total 250 casos. Esto implica que más de la mitad del ‘trabajo’ del turno con las fuerzas de seguridad estuvo destinado a los llamados “delitos sin víctima”. ¿Y qué pasó con esas causas? Todas fueron archivadas, el 96 por ciento por aplicación del fallo Arriola de la Corte Suprema Justicia de la Nación del 2009, que determinó inconstitucionalidad de penar la tenencia para uso personal. El resto por deficiencias en los procedimientos policiales.
“La inversión económica y la energía humana que se consume en todo el proceso que va desde la detención del infractor, la confección del sumario en papel, el ingreso al sistema judicial y el archivo del expediente, constituyen parámetros que deberían revisarse a la hora de evaluar en qué gasta dinero y energía que luego faltan para investigaciones cualitativamente más importantes”, señala Delgado en su informe. El panorama estadístico no aparece favorable: las causas por consumo personal aumentaron un 30 por ciento, respecto del turno anterior relevado, en noviembre de 2015.
El perfil del perejil es bastante claro: hombre y joven, promedio 25 años. Dos de cada tres con trabajo (muchos en albañilería). El promedio de lo incautado: diez gramos de marihuana y/o casi 3 de cocaína. Los lugares de detención son una constante en estos informes: las estaciones de tren y sus alrededores. (ver acá) La división ferrocarriles de la Policía Federal generó la mitad de las causas, seguida de cerca por las seccionales. Las estaciones de Retiro del ramal Belgrano y del Mitre encabezan el ranking con 41 detenciones, 26 y 15 respectivamente. Le sigue Constitución con 24 y Once con 11.
El perfil del perejil es bastante claro: hombre y joven, promedio 25 años. Dos de cada tres con trabajo (muchos en albañilería). El promedio de lo incautado: diez gramos de marihuana y/o casi 3 de cocaína. Los lugares de detención son una constante en estos informes: las estaciones de tren y sus alrededores.
El perfil del perejil es bastante claro: hombre y joven, promedio 25 años. Dos de cada tres con trabajo (muchos en albañilería). El promedio de lo incautado: diez gramos de marihuana y/o casi 3 de cocaína. Los lugares de detención son una constante en estos informes: las estaciones de tren y sus alrededores.
Respecto de las comisarías, La Boca, San Cristóbal y Constitución encabezan el ranking en cantidad de causas. Las zonas más acomodadas registran ínfimas detenciones: Belgrano, Palermo, Villa Ortuzar. Otro dato: hubo 182 causas con un solo involucrado pero en 43 hubo dos imputados y tres en 9, cuatro en 7 y cinco en 10. Así funciona la máquina de multiplicar perejiles. Se abrieron 250 causas por tenencia para uso personal en las que se ‘empapeló’ 405 personas.
La “actitud sospechosa” condensa el 30 por ciento de los sospechosos ‘motivos’ que tuvieron los agentes policiales para identificar y requisar a los perejiles de siempre, con testigos que se repiten, como hace notar el fiscal Delgado. El detalle no es menor: para abrir un bolso o vaciar un bolsillo debe haber dos testigos, aunque muchas veces la policía incita a la autoincriminación pidiendo a las personas que abran o vacíen sus bolsillos y pertenencias. La repetición de testigos desvirtúa su propósito: controlar la actuación policial. Con testigos “de civil” queda todo entre amigos.
El fallo Arriola
Al fiscal también le resulta llamativo que más de la mitad de los perejiles fueron detenidos in fraganti: manipulando o consumiendo alguna sustancia en el espacio público. Según él, es evidente que el fallo Arriola fue “mal explicado”, ya que muchas personas creen que tener drogas para consumo personal no es delito. El fallo de la Corte no cambió la ley de drogas (ningún fallo podría) pero “desjudicializó” el uso personal de cualquier sustancia. El ministerio público no debería apelar estos casos por el principio de economía procesal, porque la cuestión de fondo está resuelta.
Pero no siempre es así. Hace poco la Casación Penal Federal, en un fallo divido, debió aclararle a una cámara federal de Bahía Blanca que el consumo en la vía pública, cuando no es ostentoso, también debe aplicarse la doctrina Arriola, que en esencia determina que las acciones privadas que no afectan a terceros están “exentas” del poder de los magistrados, como indica el artículo 19 de la Constitucional Nacional. “No ostentoso”, quiere decir, en un lugar apartado. Hace 30 años, en su voto en el fallo Bazterrica (antecedentes de Arriola), Santiago Petracchi abordó está cuestión.
El fallecido magistrado explicó que la mayoría de la población puede considerar “violatoria de las más elementales normas éticas a conductas tales como despreciar a los propios padres o a los hijos, etc”. Pero esto no habilita a punir a los malos padres o a los malos hijos por un motivo muy importante: “No es función del Estado establecer el contenido de los modelos de excelencia ética de los individuos que lo componen, sino asegurar las pautas de una convivencia posible y racional”. No se puede imponer legalmente una ética privada, sostenía Petracchi. Es algo típico de los Estados totalitarios.
¿Y qué pasó el resto de las causas que no eran por consumo personal? Hubo 9 por tenencia simple de drogas, otro figura inconstitucional como se explicó aquí por el caso de Alejandro “Pitu” Salvatierra, y 117 por tenencia de drogas para comercialización.
“Casos de venta al menudeo y no a gran escala”, detalla el informe de Delgado. Entre estas últimas, 85 se generaron por denuncias anónimas y 32 por tareas de “prevención”. Un tercio de estas causas ya fue archivada porque que muchas denuncias anónimas son mentiras
“Esta situación es interesante para pensar los efectos de abrir las puertas de la justicia a la delación”, señala el informe, en el que destaca que se trata de “una práctica medieval y reñida con la eticidad del Estado moderno”. Consultado por Nuestras Voces, Delgado se explayó sobre este punto: “Desde cualquier justificación filosófica el rasgo que distingue al Estado es el monopolio legítimo de la fuerza. Puede hacer cualquier cosa. Me pregunto: ¿Por qué necesita delatores? Mi respuesta: ¿Por qué confiesa su ineficacia? En términos éticos eso es fuerte”.
Por otra parte, agrega, la Edad Media se caracterizó por servirse de la delación y a través de la inquisición trataba a las personas como cosas de las que se puede extraer información. “Ahora no llegamos a tanto en términos de tortura física, pero con los arrepentidos mercantilizamos la justicia penal, porque la verdad se juega en un contrato que es producto de la negociación entre el Estado que reivindica el imperio de la ley y la persona que la violó. Ello no sólo habla del triunfo cultural neoliberal, sino que subordina al mercantilismo los efectos culturales de los buenos ejemplos”, concluyó.
(*Artículo publicado originalmente en Nuestras voces. Emiliano Ruchansky es un periodista, editor de editor de la revista THC, que recorrió Suiza, Holanda, España, Estados Unidos, Bolivia y Uruguay para conocer en profundidad los ejemplos que cuestionan el paradigma prohibicionista. Su libro Un mundo con drogas (Editorial Debate, 2015) es una recopilación de esa investigación. Ruchansky viene hoy a La otra.-radio. 12 de la noche, FM 89,3, online acá o acá).
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