viernes, 25 de abril de 2008

El domingo Lisandro Alonso en La otra.- radio

por Oscar A. Cuervo

Cuando en 2001 apareció Lisandro Alonso con su ópera prima, La libertad, fue tomado como el heraldo de la renovación. La libertad tuvo aquí muy pocos espectadores, pero acumuló un prestigio enorme. Un programador del festival de Cannes la vio oportunamente y quiso programarla, así que Lisandro se consagró instantáneamente en el lugar al que otros cineastas tardan años en llegar, o no llegan nunca.

Si hago hincapié en esto, unos años después, es porque yo no supe ver en su momento qué tenía La libertad. Estaba un poco renuente a que las revistas me dicten la agenda y no quise ver esa película de la que todos repentinamente hablaban: ya me había pasado con La ciénaga. Desconfiaba bastante de la euforia con que un sector de la crítica se adjudicaba el rol de parteros de la criatura y empezaban a descubrir nuevos portentos del cine de a uno por bimestre. En 2003, Enrique Symns estaba por editar una nueva revista y me encargó una nota sobre el fenómeno NCA. Él sospechaba, como yo, que se trataba de un bluff. El inconveniente es que yo no me había dedicado a ver todos esos films y los pocos que había visto no me habilitaban a emitir un dictamen fundamentado. Entonces se estrenó Los rubios, de Albertina Carri. La excitación de los comentaristas creció hasta el clímax: se la comparó con Citizen Kane, con La hora de los hornos, con Godard. Gustavo Noriega escribió que no podía pensar en la película sin ponerse a llorar. Hubo una semana en la que la presión fue muy grande y decidí ver Los rubios. Pude comprobar que se trataba de un modestísimo intento de articular la historia personal de la realizadora con la historia colectiva. Lo irritante no era la película sino las estupideces enfáticas que se escribían sobre ella. Decidí tomarla como caso testigo para hacer la nota que Symns me pedía. Mi nota no trataría tanto de Los rubios o de las otras películas, como de los consensos intantáneos que a la larga terminan por desvanecerse.

Justo en esa semana encontré por casualidad en un canal de cable La libertad que, como dije, no había visto en su estreno. La agarré empezada y como era uno de los títulos importantes que me faltaban para redondear mi idea sobre el bluff, me quedé con una primera impresión. ¿Qué pude entender de esta película al verla en el contexto de mi living-comedor (el núcleo autófago del infierno pequeño-burgués) y en el contexto más amplio de la moda del NCA? Yo había visto todo lo que supuestamente “hacía falta ver” para comprenderla: ya conocía a Hou Hsiao Hsien, a Tsai, a Apichatpong. En suma: fui necio. Porque quizá La libertad no fuera la obra maestra que muchos estaban diciendo, pero su extraña opacidad me tendría que haber hecho pensar antes de escribir (la nota terminó saliendo en el número 3 de LA OTRA): “...La libertad, un film que muestra un día en la vida de un hachero sin rozar apenas el misterio, la sugestión ni nada que se le parezca”.

Tuvo que estrenarse su segundo largo, Los muertos, para que yo descubriera la respiración del cine de Alonso y comprendiera retrospectivamente La libertad. Porque Los muertos tiene una estructura más accesible: se trata del trayecto que un hombre hace río arriba, desde su salida de la cárcel hasta el lugar donde vive su hija. Hay al comienzo una inquietante toma subjetiva que deja entrever mucho más de lo que muestra. Creo que entonces el deseo de seguir viendo está asegurado y Alonso ya no cede hasta el final. La renuencia a “llenar” ese viaje con eventos narrativos hace crecer la potencia del fuera de campo. Ahí entendí que el arte de Alonso consiste en crear, a partir de elementos mínimos, espacios vacíos para que uno los llene con sus fantasmas. Viéndola de esa manera, La libertad es un desafío más radical que Los muertos, más opaca, sin siquiera la figura del Viaje que nos haga transitar los 70 minutos que dura. Su “negatividad” narrativa brinda otra posibilidad, la de valorar cada detalle, cada rumor. Para eso hace falta que uno esté dispuesto. Si se da el caso –no se me dio en un primer momento-, se puede comprender que Alonso le hace al espectador una pregunta acerca de lo que está pasando mientras la película transcurre, entre la pantalla y cada uno.


Hace unos días tuve oportunidad de ver en una función sorpresa del Bafici su nuevo largometraje (posterior a Fantasma, de 2006): LIVERPOOL. De la primera impresión dejé constancia en un post anterior. Ahora tengo el enorme gusto de que Alonso le conceda a La otra una entrevista especial que saldrá conjuntamente en la radio y en el próximo número de la revista. Este domingo viene Lisandro a La otra.- radio y durante dos horas no vamos a dejar títere con cabeza. Participará de la entrevista Alejandro Ricagno. Fm La Tribu, 88.7, www.fmlatribu.com.
(Los lectores de este blog pueden empezar a enviar desde ahora sus preguntas para Lisandro).

55 comentarios:

Noriega dijo...

En realidad, escribí que cada vez que pensaba sobre Los rubios me provocaba una inmensa emoción. No es menos cursi que la que me adjudica Cuervo pero al menos es lo que dije. La imagen de una persona que rompe en llanto al pensar en una película, sin embargo, tiene su gracia. Alguien debería ponerla en un film.

Oscar Cuervo dijo...

Saludos, Noriega: ojalà alguien haga la pelìcula.

julieta eme dijo...

ay, pero qué linda nubecita de tags que hay más abajo...!!

vuelve ricagno a la otra radio??

besos. y suerte con el programa!

julieta.

Anónimo dijo...

A mi me paso lo mismo con La libertad, la vez que la vi. Y la vi vía cassete en mi opaco televisor. La peli me cautivó tanto como me irritó. Había algo allí, pero ¿alcanzaba para generar las loas que suscitó? ¿Era posible en una primera película alcanzar a ver una articulación de un mundo, o mejor dicho, la articulación a de una mirada sobre el mundo?
La libertad me causaba dudas , preguntas, no exentas de fascinación inspirada por ese estado semisalvaje ( y controlado) de las imágenes. Por una respiración que requería de otro aliento para acompañarla. Escribí varias veces sobre La libertad, con mas preguntas que adjetivos. Y de a poco me ganó, no el rumor en derredor, sino su rumor interno, que no dudo en tildar de metafísico. De la metafisicidad de la materia.
.Con Los muertos, La libertad cobra otra impulso. No hubo ya dudas: era una mirada de una total extrañeza y generosidad para el espectador. Es raro ese Fenomeno en que una primera película se resignifica a tal punto con una segunda. Y hasta con una tercera: Fantasma, suerte de suma y coda y codo que abre otros caminos para el cine de Alonso.
De esa cosas y otras mas me gustaría hablar mañana. De Liverpool solo escucharé, ya que no`pude verla en el Bafici. Si Lisandro me invita, la veré en Cannes. Sino ¿ será en la Lugones again?
Saludos
Ale Ricagno

Arqueck dijo...

Yo lo que lamento es el elitismo, que sea todo para tan pocos. ¿No debería haber un sitio para ver las películas de Alonso, Carri, online, una vez expuestas?
Yo quiero verlas pero, soy sincero, no creo que vaya a verlas nunca. Hay que irse a reductos, averiguar, moverse, conseguir copiar, ir a microcentro... y no hablo de mí. Yo quiero que todo eso sea masivo. Fácil. Lo complejo debe ser fácil.
Comunicación señores.


Por otro lado, entro aquí cada tanto y no termina de cerrarme Kierkegaard en Cuervo. Es como conocer a una persona y que de repente te diga "ah, además colecciono uñas", algo así.
(Sé que escribiste mucho sobre Soren pero no pude leerlo, lo haré proximamente. Un día hacete un post sobre Kant, mi preferido, y sus conexiones kierkegaard, Imagino que algo habrá allí.)

Oscar Cuervo dijo...

Arqueck:

que todo sea para tan pocos no es una condición esencial, las cosas están así. En los cines del shopping tenés otras películas: eso no es decisión de Alonso, ni de Ricagno, ni mía: las cosas están así.

Habría que preguntarse el por qué, en lugar de esperar que La libertad llegue a tu barrio.
Que esto cambie no va a depender de una concesión graciosa del cielo ni de que un día Alonso se levante con ganas de ser masivo.

Puede cambiar en la medida en que vos averigües, te muevas, de que Lisandro venga a la radio, de que nosotros escribamos algo en el blog... ¿y si no, quién te creés que va a velar por tus deseos? ¿el Estado? ¿la Unesco?

Está bien que lo de Kierkegaard no te cierre, porque Kierkegaard no cierra. Además: me leiste el pensamiento: también colecciono uñas.

Anónimo dijo...

Hola Escuchè el programa, muy interesante, aunque alonso es un elitista que dijo algo asi como que no quiere que cierto publico vaya a ver sus pelìculas, o que èl no hace una pelìcula pra 100 mil personas.
Y un error; que el cine naciò como un modo de expresiòn de los cineastas.. No, si estudiàs historia del cine, el cine naciò como una industria cultural POPULAR, a fines del siglo XIX como reemplazo de otros divertimentos como el circo, p ej (Ver pelìcula Dràcula)
Bueno, no quiero sonar mal pero me enojò un poco lo dè èl que quiere seleccionar su pùblico.
Medusa

ema déborah finzi dijo...

También escuché el programa y debo decir que la afirmación de Alonso la entendí desde otro lado, Medusa, de manera decididamente inversa a la tuya. Un ejemplo de cine multitudinario (y olvidable por cierto) serían las grandes producciones de Hollywood, el cine de Spielberg, por ejemplo, que nunca piensa en chiquito, digamos (por sus inversiones nunca deben ser "gasto", sino ganancias). Alonso es consciente desde el vamos que su aspiración es mucho más modesta (no cuenta con grandes presupuestos ni ahí): un público acotado pero no por elistista él o elistista el público, sino porque el tipo de imagen (e historia/s) con el que opera no interpela a grandes multitudes. El cine de Alonso no es el de Puenzo o Piñeyro que piensan en grandes números. Me parece que su búsqueda se orienta a mostrar, por ejemplo, el trabajo o su proceso (prácticamente no hay películas en el cine argentino que muestren esto), me refiero en concreto a La libertad (el seguimiento de un hachero); a mostrar la materialidad y su estabilidad o inestabilidad: el follaje, el agua, la piel de un animal, la piel de un ser humano (transpirada, cansada, etc.) como en sus dos primeros filmes, etc. ¿A cuánta gente le puede interesar que en un filme se muestre el trabajo concreto y encima de un hachero? Sus elecciones temáticas y formales determinan el número de público, no por elitista, sino porque no interpelan a las multitudes. No tendría por qué hacerlo...
saludos,
e.

Anónimo dijo...

tenes razon E. pero, por otro lado, no creo como afirmò alonso que Spielberg y george lucas hayan arruinado el cine.
Quien puede nombrar buenos directores hollywoodenses de 10 años a esta parte? Los hnso coen? Y quien màs?
Me parece que no se puede desdeñar una carrera como la de esos dos solo porque no nos gusta. Pero tenes razon lo que vos decis lo pesque cuando hablaban del cine portugues, creo.
Saludos
Silvia Medu

Anónimo dijo...

estoy pensando, que mas allà de la polèmica serìa bueno ver la entrevista desgrabada para no cometer errores por memoria selectiva.
Silvia Medu

ema déborah finzi dijo...

Claro, lo del cine portugués cuando hablaban sobre que no hay espectadores para su propio cine (los portugueses no van mucho a ver películas en general) de ahí que los realizadores tengan una libertad muy grande (formal, temática), pero que hay que trabajar en esas condiciones también, sabiendo de antemano que el público lo van a encontrar en otras regiones (no necesariamente de habla portuguesa). Tampoco hay demasiados espectadores para el cine argentino. ¿O acaso alguna vez no escuchamos (incluso de nosotros mismos): "yo-no-veo-cine-argentino, no-me-interesa..."?
En cuanto al cine norteamericano, digamos, potable: Hal Hartley, Todd Haynes, J. Jarmusch, Abel Ferrara, Vincent Gallo... (por fuera del circuito de Hollywood).
abrazos, M.
e.

Anónimo dijo...

medusa: creo que esuchaste mal. En ningun momento se trató de estar a favor de un cine
"elitista", sino de otro cine que a duras penas trata de ejercer una resistencia hacia el cine "predigerido" de la globalización mundial cinematográfica. Y yo soy un conevencido que Spilberg Lucas y Cia han arruinado no solo al cine de Hollywood, sino también a generaciones de espectadores.Discusión que sostengo he sostenido y sostendré, sobre todo con la generacion popcorn.
alejandro ricagno ( generación mani con chocolate)

Anónimo dijo...

medusa: además que obligación hay que una peli tenga 1000 espectadores o mil o quinientos? desde cuando la cantidad de espectadores habla de la calidad de una pelicula? Como diria Tarruella: la historia del cine se rie a carcjadas hustonianas de esa afirmaciones semejantes..
ale ricagno ( elitista popular)

Oscar Cuervo dijo...

Adhiero a Ricagno y a Lisandro Alonso. Repudiar el criterio mercantilista de los que piensan las películas a partir de los millones de espectadores que tienen que ir a verlas, no es ser elitistas. Alonso no es que quiera a pocos espectadores, lo que no quiere es vincularse con una cantidad, sino con CADA UNO. Si cada uno son dos espectadores, bienvenidos esos dos. Si cada uno fueran 10.000.000, bienvenidos cada uno de ellos. Esta manera de entender el cine (kierkegaardiana, por cierto) es incompatible con el paradigma que instauraron Spielberg-Lucas a partir de La guerra de las galaxias.

Yo redoblo la apuesta: La guerra de las galaxias es la película más nefasta de la historia del cine. Infinitamente más nefasta que, por ejemplo, Olympia de Leni Riefenstahl.

ema déborah finzi dijo...

Estoy de acuerdo con Ricagno. El criterio cuantitativo es nefasto y es cierto que un Spielberg y un Lucas construyeron un tipo de espectador, o lo arruinaron, lo que viene a ser lo mismo. Por suerte hay uno que otro Gus Van Sant (con su Gerry por ejemplo) todavía por ahí entre tanto Spielberg, comerciante vulgar de la imagen, traficante de ideología.

Anónimo dijo...

NO S� C�MO SE DI� LA DISCUSI�N EL DOMINGO A LA NOCHE: ESTABA EN OTRA ACTIVIDAD. cONCUERDO EN QUE sILVIA (COMPA�ERA DE TEATRO) TENDRIA QUE MEJORAR SU GUSTO CINEMATIGRAFICO PORQUE lUCAS Y SPIELBERG NO SIN NI AH�, CITABLES. pROPONGO QUE LA INVITEMOS A VER BUEN CINE EN LUGARES APROPIADOS, Y SE EXHIBA fASSBINDER, BELA TARR Y TANTOS.uN POCO DE GENEROSIDAD, CHE. MARTHA

Anónimo dijo...

cuervo, ricagno y otros: desde ya que no defiendo la postura globalizadora capitalista tardìa de sòlo vender entradas, pero me pareciò notar (aunque los periodistas trataron de calmarlo)un cierto desden de alonso hacia el publico.
por eso solicito la cinta, Gonzalito
Medusa

Anónimo dijo...

jajá Oscar, después de tu explosiva declaración, no solo te van a acusar de oficialista pago, sino también de nazi!!!
Pero quisiera aclararle algo a medusa: en un número de la Otra ,Lisandro Alonso, dijo que prefería pasar Fantasma en la Lugones, porque ahí sentía que su película estaba más protegida que un campodeconcentraciondeimagenes (esa frase es mía) tipo shopping el Abasto, donde un tipo que no consiguió entradas para ver “Rápido y furioso”, va a ver
" lo que queda" y por ahí entra a ver una peli de Lisandro y sale puteando. Eso es lo contrario de una actitud elitista; me parece una actitud hasta solidaria con el
"consumidor de cine" que no es lo mismo que "el espectador de cine", que tampoco es lo mismo que " el cinéfilo". Todas entelequias, si se quiere, pero que ayudan en cierta medida a no mezclar la hacienda (¿ metáfora del campo? Je).
Yo creo que Spielberg y más aún Lucas, han matado al espectador de cine, y al cinéfilo incluso, y han dado nacimiento a una nueva clase de público que pondera y espera la espectacularidad por sobre la obra.
Tal vez no haya sido la intención primera de esos autores ( porque pese a todo hay que considerarlos autores, aunque en parte sean autores de un crimen). Hay libro chismoso editado por Anagrama, que en España se tradujo como “Moteros tranquilos, toros salvajes” de Peter Biskind bastante elocuente sobre la generación de esos enfants terribles del Hollywood de los últimos años de los 60 y principio de los 70. También hay un artículo muy interesante en un viejo ejemplar de El Amante sobre la generación del post-cine que escribió Silvia Schwarbock a propósito de la segunda entrega de la saga de las galaxias. Saga sagrada, parece, porque en un momento cuando escribí contra La guerra de la galaxias, también en un viejo Amante, recibí la mayor cantidad de puteadas en mi vida crítica. Lo que nunca voy a acabar de entender es por que los defensores del “cine de consumo” por llamarlo de algún modo ( me niego a llamarlo
“mainstream”) se sienten “atacados” por el cine de Alonso, de Bartas, de Costa, hasta el punto de desear que no exista, cuando ese cine nunca tendrá el poder de imponerse a fuerza de cantidad de copias, y salidas tipo tanque. Y mientas que la prepotencia del otro, sí hace peligrar la existencia (la posibilidad de exhibición al menos) de un cine más arriesgado, más profundamente aventurero. Y quien esto escribe, disfruta también de menus variados que incluyen hasta alguna que otra de Spielberg ( no asi de Lucas, salvo American Graffiti, tal vez , hace años que no la reveo) o de algun tanque inteligente, que son, como se sabe, excepciones.
Alejandro Ricagno

Anónimo dijo...

aca hay un reseña interesante que encontré en la net sobre el libro comentado al pasar.

Moteros tranquilos, toros salvajes
Por Alejandro G. Calvo

Easy Riders, Raging Bulls (1998). Peter Biskind. Ed. Anagrama. 1a edición. Barcelona, 2004. 672 páginas.










inicio

En busca de un destino imposible
Si el cine no ha muerto, algo a lo que los pocos yonkis que quedan de la gran pantalla no nos acabamos de resignar, sí es cierto, que el concepto actual de exhibición cinematográfica, ha acabado por comerse cualquier interés no plausible en obtener grandes rendimientos económicos. La escala, siempre a nivel hollywoodiense, que es donde se fabrica el 90% de los films estrenables, es bastante clara: si en los 50 y 60 fue la edad de oro de las productoras, los 70 fue la de los directores, los 80 las de los distribuidores, los 90 la de los exhibidores, y, que no se escandalice nadie, se podría decir que el nuevo sigo empieza con el auge de la propagación de films por Internet -algo, por cierto, que aún no parece, por suerte, controlable: hablo, evidentemente, de films que no poseen distribución–. Es inevitable entonces, que cuando el espectador cinéfilo, siempre proclive a mostrar más atención a los auteurs , en el pleno significado de la palabra, por delante de productos de consumo fabricados por artesanos o peones de la construcción fílmica, de mejor y peor grado, sientan un especial interés sobre lo que ocurrió en EEUU (concretamente en Hollywood, donde se halla toda "la fuerza" -léase como si uno fuera Darth Vader– del cine comercial) entre 1969 y 1980, entiéndase mejor, desde la producción -si se pueda denominar así al viaje apocolapítico entre armas, sexo y LSD que significó– de Easy rider, y la realización de La puerta del cielo. En dicha década, posiblemente, la última realmente importante de cine norteamericano, los realizadores decidieron seguir los pasos de sus grandes ídolos extranjeros: Cuando Hollywood sólo se preocupaba de exprimir la fórmula de las comedias de Rock Hudson y Doris Day, o explotaban las aburridas fórmulas del cine de catástrofes, un grupo reducido de cineastas, decidió emular a François Truffaut, Jean-Luc Godard, Federico Fellini, Akira Kurosawa, Luis Buñuel, Ingmar Bergman, Eric Rohmer. es decir, quisieron llevar una cierta nouvelle vague a los EEUU, y lo cierto es que lo consiguieron, por más que sus propios excesos acabaron por destruir cualquier base a un cine futuro de calidad.

El libro de Peter Biskind con su horrorosa traducción del título al castellano, Moteros tranquilos, toros salvajes, es posiblemente el mejor reflejo de lo ocurrido en tan tempestiva década, donde mientras Coppola intentaba sobrevivir a enfermedades, tifones y demás retrasos en Filipinas mientras rodaba Apocalipsis now, consumiendo kilos de marihuana y manteniendo relaciones sexuales con las conejitas playboy que le iban mandando desde casa, Steven Spielberg y George Lucas sembraban la semilla del cine comercial del futuro, posiblemente, un arma de destrucción masiva, que tiene más que ver con el fin del cine de autor de Hollywood, que los desvaríos producidos por los opiáceos de Dennis Hopper o las tendencias suicidas de Paul Schrader. Como crítico cinematográfico -si alguien se siente agredido por esta afirmación, por favor, no deje de escribirme–, siempre me ha interesado la lectura de libros de análisis crítico o de comentario, digamos, biográfico (o histórico), así que al enfrentarme con un libro como el de Peter Biskind -periodista de, entre otras revistas, Premiere y Rolling stone , articulista de The New York Times y The Washington Post–, que conjuga el comentario crítico, los datos biográficos, cierto análisis crítico, algo de comentario social, y, definitivamente, una cierta pose frívola en la tradición más humorísitica, me ha dejado prácticamente hipnotizado desde sus primera páginas, pues Moteros tranquilos. implica mucho más allá que un mero viaje por algunas de las mejores obras que ha dado el cine o un simple retrato de los autores firmantes, es casi una novela de ficción, pues los hechos contados, sean más o menos fidedignos, resultan mucho más extremos que cualquier guión pergeñado por un guionista a sueldo hollywoodiense.

Está claro, que solamente una pluma afilada, no daría tanto de sí si no fuera por los hechos relatados. He de reconocer, que siempre me había asaltado la duda sobre ciertos aspectos concretos de la trayectoria cinematográfica de algunos directores, que tras tocar el cielo, se vieron apartados al peor de los retiros, como meros peones a los que he citado ya antes. Está claro que para que Francis Ford Coppola, líder de lo que se llamó "Nuevo Cine Americano", haya acabado rodando películas como Jack o Legítima defensa , o Peter Bogdanovich o Dennis Hopper lleven casi diez años sin dirigir (sí, ya se, que Hopper ha dirigido algo, pero. ¿se puede tener en cuenta?), debió pasar algo más grave que un simple fracaso económico -que conste que la lista es aún más larga: Bob Rafelson, William Friedkin, John Millius, el malogrado Hal Ashbey, Robert Altman (este último recuperado de la debacle de Popeye a partir de la magnífica El juego de Hollywood ), Roman Polanski (también recuperado en los noventa, tras una década en los ochenta más bien olvidable), Robert Towne, Michael Cimino.– aunque este "algo más grave" venga en forma de naves espaciales, ya sea en las galaxias o en la tercera fase. Supongo que a estas alturas ya todo el mundo conoce el descalabro de Zoetrope tras los múltiples problemas de Apocalipsis now y el incomprensible fracaso en taquilla de Corazonada, así como el éxito sin precedentes de Tiburón, que formó un nuevo concepto de marketing, usando la televisión como arma principal, y colocando con un puesto privilegiado en la escala de valores, algo tan usado hoy en día como el box office registrado el primer fin de semana (a lo que se le añadiría el taquillazo aún más escandaloso de La guerra de las galaxias, que inauguró el concepto de merchandising). Así, en este equilibrio entre mercadotecnia y megalomanía, venció lo que acabó dando más dinero, y aunque hubo casos significativos, como Taxi driver o El exorcista, que sí recaudaron beneficios, las producciones de Lucas-Spielberg se llevaron el gato al agua, y mientras multiplicaban exponencialmente sus dividendos, el resto de realizadores se vieron abocados al ostracismo, rubricado finalmente con el último gran film de autor de la época: La puerta del cielo de Michael Cimino, también el último realizador en borrarse de la lista de los directores privilegiados.

Moteros tranquilos, toros salvajes, que por cierto, es una publicación muy en consonancia con un reciente documental estrenado en nuestro país, El chico que conquistó Hollywood de Nanette Burstein y Brett Morgen sobre la figura de uno de los productores de la época: Robert Evans -suya es la firma en la producción de obras como Chinatown, El padrino o Love story–, es un necesario viaje por los bajos fondos del backstage de los rodajes de Bonnie & Clyde, Easy rider, The last Picture show, Malas calles, El padrino, Shampoo, El exorcista, Taxi driver, Tiburón, American Graffiti, Hermanas, Blue Collar, Apocalypse now, Toro salvaje. como el inicio de lo que pudo ser, para acabar con un paisaje tras la batalla repleto de ex-yonkis arruinados e imperios derruidos tras sus endebles cimientos. La vieja historia retratada en Hollywood de la ascensión y caída del héroe de turno, pero ampliada a un colectivo de cineastas que pertenecen ya a nuestra memoria cinefílica. Sólo por esto, merece la lectura de este libro, que engrandece los conocimientos del lector sobre sus posibles ídolos, quizá hasta un cierto grado, que el mismo lector, jamás hubiera deseado conocer.

Anónimo dijo...

Che, yo no soy de la generación maní con chocolate (cosa rica, por cierto)ni de la del pochoclo (en la esquina de casa venden cada tanto unos buenísimos) sino de la que recibía entradas con descuento en el cole para ir al cine el sábado (las entradas gratis se las llevaban otros, esos olfas que se sentaban bien y eran beneficiados por la maestra - digo esto porque yo me sentaba bien y ni una puta vez la señorita me dio bola-). En fin, que a mí me gustan unas cuantas películas de Spielberg (Duel, Tiburón y Atrápame si puedes, por ejemplo), así que debo ser uno de esos espectadores arruinados. Ahora que lo pienso, mis golosinas eran los caramelos sugus que venían en una cajita muy tramposa, como la de los fósforos, que solía dejarlos caer cuando en la oscuridad cometía el error de abrirla al revés.
Saludos a todos

Anónimo dijo...

Ricagno: La segunda parte de la saga de La guerra de las galaxias es una porqueria, la buena es la 1º parte donde esta la princesa Leia, objeto de mis primeras identificaciones cinematografico- infantiles cuando tenia 5 años.
Todavia no lei lo que escribiste o citas de ese critico de cine, pero es cierto que los tanques son una basura generalmente, pero hay que saber buscarles la vuelta.
Realizando una blasfemia en un blog de filosofia voy a decir que me gusta el personaje del capt Sparrow de Johnny Depp (y cualquier cosa que haga Jonny, hasta Furia y locura en Las vegas donde esta pelado). Bueno, me fui con jonnhy...
A mi tampoco me agradan ni soy fanatica de los tanques, las que mas odio son las que hacen de los comics, con algunas excepciones como las Batman (de suerte dispar) y las del hombre araña ( bien hechas pero me dan sueño).
Ok, despues mas tarde sigo.
Y otra bomba: hay basura tambien en el bafici: Karagoez de ricci lucchi ¿Viste eso? la vi en la lugones y la mitad de los espectadores se levantaron y se fueron, un juicio inapelable. Y no se puede decir que èse sea publico mainstream.
Ok
Medu (generacion caramelos acidos de cereza)

Anónimo dijo...

Oscar, no estás solo en la cruzada. ¡Te apoya Ahmadineyad!
"Un alto miembro de la judicatura oficial de Irán advirtió sobre las consecuencias sociales y culturales ''destructivas'' de la importación de las muñecas Barbie y otros juguetes occidentales."
http://www.clarin.com/diario/2008/04/29/um/m-01661905.htm
Anastasi

Oscar Cuervo dijo...

Epa!
Pero yo no estoy en ninguna cruzada, en realidad la guerra la declaró Lisandro Alonso, cuando dijo en la radio que la ruina del cine han sido Spielberg Lucas (y yo acuerdo). La guerra de las galaxias ha tenido consecuencias nefastas porque impuso un modelo de cine que es el que hoy predomina, algo que va más allá de las premisas estéticas. En lo que ellos innovan es en las condiciones de produccion que, sí, obviamente, se traduce en una estética. Ese modelo de marketing infisiona cada fotograma, la maneras de iluminar, de encuadrar, el surayado musical, las curvas dramáticas del guión. En suma: construye un modelo de espectador que espera sus películas, que cree que ESO es el cine, que repudia a todo lo que se salga de ese paradigma, que ocupa el 90 % de las salas de estreno, que infla los presupustos de las películas con la campaña publicitaria previa, que hace sagas de 5, 6, 7 entregas, que genera mitologías truchas, que borra en el cine las huellas de lo real para remplazarlo por una ilusión maníaca digital.
Nada más que eso. Por lo demás, Spíelberg y Lucas no me molestan.

Anónimo dijo...

¡Bueno!, no era para que te lo tomes tan en serio. Me causó gracia leer el mismo día que Spielberg es más nefasto que Leni R. y que las Barbies tienen consecuencias sociales destructivas. Y pensé: ¡Seguro que Ahmadineyad piensa lo mismo de La guerra de las galaxias!
Por lo demás, me perdí estas últimas entregas de la saga. Me quedé en El imperio contraataca. Creo que El regreso del Jedi también me la perdí. Se ve que no me enteré cuando se estrenaron.
Saludos
Anastasi

Anónimo dijo...

Miento: vi una de la última tanda de la serie, en el año 2000 o por ahí. Episodio 1, o Episodio 4, no sé, una en la que hay una carrera de vehículos voladores que dura como diez minutos. Después no sé qué pasó, se ve que las daban en esos cines elitistas en los que ni te enterás que las programan, y ya les perdí la pista.
A.

Anónimo dijo...

quien es leni r? conozco una clown que se llama leni, no creo que sea ella.

Anónimo dijo...

Leni Riefenstahl (no sé si se escribe así, acabo de copiar el apellido de un comentario de más arriba), la cineasta del Tercer Reich. Ahora es una anciana (¿o murió?), pero tengo entendido que en su juventud era clown.
A.

Anónimo dijo...

jajajajaja ("en su juventud era clown")
creo que muriò con màs de cien años.
Perdòn, pero me causò gracia lo de la clown.

Anónimo dijo...

En serio lo de la musicalizaciòn alusiva es de terror, pero lo noto mas en los tanques de ahora que en las de los 80. En Los 300, X Men, Los cuatro magnificos= tanques chatarra

Oscar Cuervo dijo...

Anastasi: yo también me las perdí, la 2, la 3, la 4 o la 1 que vino después, qué sé yo. En realidad también me perdí la segunda mitad de la Guerra de las Galaxias, porque me quedé dormido, así que solo vi media película en total. Creo que es suficiente, no?

Spielberg ha hecho algunas buenas cosas, yo nombré Duel en el programa del domingo pasado, también me había gustado Tiburón, pero a partir de Close encounters y más aún con ET (que no es Ernesto Tenenbaum) se fue al carajo.
Vi Minority report es una nulidad, Munich es patética, sentenciosa, políticamente muy confusa y hasta aburrida. Y el Soldado Ryan, la verdad que...

Oscar Cuervo dijo...

Silvia:
Leni es una de las grandes cineastas de todos los tiempos, sus películas montañesas son muy bonitas, incluso Olympia es asombrosa, y estoy convencido de que sus efectos políticos son mucho menos perjudiciales que los del tandem Spielberg Lucas. No creo que Olympia le haya hecho mucho mal al cine ni a la política, sus efectos propagandísticos deben haber sido bastante inocuos, al menos hoy en día nadie se hará nazi por ver esa película. En cambio, todos los que han recibido su educación cinéfila de Spielberg Lucas son nazis.

La música estridente y prepotente es un invento de Spielberg / John Williams y todos los que vinieron después sólo los imitan.

Anónimo dijo...

Ah Ok Oscar, la idea sobre leni r no era mia sino de anastasi. Saludos
Silvia

Anónimo dijo...

d w griffith es comercial?

Oscar Cuervo dijo...

Creo que Griffith era bachiller...

Anónimo dijo...

Queridos Todos, espectadores, cin�filos, consumidores de cine, de pochocho, de pop corn, de pop, de antiguallas, de sugus, de merchandising, de mercha, en fin: una vez escrib� uno de los pocos art�culos de los que me enorgullezco y al que adhiero plenamente a�n a m�s de 15 a�os de haberlo escrito. Estaba en un dossier de El Amante que se titulaba �El cine de la infancia� y que habla de la relaci�n entre el cine y la infancia de cada uno de los escribientes de esa �poca de El Amante (circa 1995 � 1996). Nos inspiraba ( creo, al menos a m� me inspiraba) una frase de Daney que toma de Peter Schaffer: � El cine que mir� nuestra infancia�, es decir esas pel�culas que �Nos miraron M�s de lo que nosotros a ellas. Y que nos formaron como espectadores, como cr�ticos y por qu� no tuvieron tambi�n un peso considerable en nuestra educaci�n sentimental. Mi pel�cula pasaporte era 2001, Odisea del espacio. Y la vi cuando ten�a 6 a�os. Nunca el cine fue el mismo para m�. Y menos el cine espacial, se entiende. Es una de las razones Personales por la cual cuando ten�a 15, y en otras circunstancias del pa�s ( era 1977), La guerra de las galaxias, no solo no me movido un pelo, sino que me dio por el quinto forro de las bolas �spaceballs?. Por eso tambi�n se que meterse con (contra) La guerra de las galaxias� es meterse tambi�n con la infancia de muchos. Ah� esta el comentario de Silvia, para comprobarlo. Y no solo de ella. Por eso cuando escrib� otro articulo esta vez contra el reestreno de la primera parte de la saga, titulado � El lado oscuro de la Fuerza�, en el que sosten�a que se venia un Hollywood cada vez mas adocenado mientras las lugares de resistencia eran cada vez mas acotados, muchos de la generaci�n gal�ctica me trataron de exagerado. Podr�a hacerse una investigaci�n que llevara de la imagen Video Juego de la guerra de las galaxias, a las im�genes CNN de la primera guerra del Golfo. (De Irak no hay transmisi�n, excepto las fotos de pornograf�a personal de los marines haciendo sus jueguitos sobre los prisioneros en las c�rceles.) Tal vez exagere, pero no se, la tecnolog�a d e la virtualidad despu�s deja de ser virtual aplicada a otros menesteres. Y se aplica sobre la carne.
Sigo mas tarde. Ahora trato de buscar en Internet un tema de Judy Garland, ya que vengo de ver �A star is born�, en la Lugones. De Cukor, un elitista popular.
Saludos
Alejandro Ricagno,
que quedo afuera de la lista de Schindler , una pel�cula que es un canto a la libre empresa.

Pd: Y si Griffith era bachiller, no se, habria que preguntarle al critico Jorge Garcia, que era compa�ero de promoci�n, pero dej� antes, por que tuvo un romance con Lilian Gish, y eso le trajo problemas.
A.R.

Anónimo dijo...

Bueno, voy a aplicar el psicoanalisis salvaje y que tu primera pelicula, a los 6 añitos haya sido Odisea del espacio explica muchas cosas. me parece demasiado fuerte para un infante de esa edad. Y sì, soy de la generacion galactica pero no de la american pie que es peor. Y sì, me gusta volver al futuro (zemeckis, prod spielberg) es una de mis peliculas de preadolescencia que vi a los 12 años en 7º grado.
Y si, una de las primeras que vi fue Encuentros cercanos lo que a mi me volvio un poco paranoica, como a Ale le habra producido otros efectos ver a la maquina Hal dominar el planeta o los pocos seres humanos que quedaban.
De alonso no puedo hablar porq no vi ninguna, de raya tampoco. recien estoy entrando con tsai ming liang a ese nuevo cine oriental.
Bueno, y ya pasada la medianoche me convierto en un gremlin por lo que no puedo escribir bien, o me multiplico si me dan de comer pizza, o bailo new york new york vestida de lentejuelas ( de esto ale es testigo)
Bueno, antes de convertirme en vampira, zombie, mujer lobo o gremlin los despido, amigos.
antes de que me alcance una bala de plata o una estaca o un crucifijo (ay).
Silvia, espectadora bizarra nº 1.

Anónimo dijo...

entonces vino douglas fairbanks y le saco la novia a garcia que era lilian gish, y por eso no fueron de viaje de egresados a marruecos
SAQUENME ESTE TECLADO DE LA VISTA!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Mi primera pelicula fue un de betty boop. y depues algun disney supongo. Pero Mi primer cita con EL CINE, ese fantasma, fue 2001. Y sali muy contento. Y hall no me asusto. Y queria tocar el monolito.
ale sapiens

Anónimo dijo...

ale sapiens: ya eras un monstruito en esa epoca: ¡un niño de 6 años que no se asusta de Hal!
Yo vi Odisea como a los 14 y me morì de miedo!!!
Silvia Medusa Cinèfila

Anónimo dijo...

Lo que distingue a Odisea del espacio de La guerra de las galaxias son sus malogradas pretensiones: el de hacer un cine de espesor "filosófico" en un caso y el de hacer un cine de espesor "popular" en el otro. El berreta e incoherente debut de Carpenter es preferible a cualquiera de las dos.

Anónimo dijo...

Puede ser, José, que lo que decis en cuanto a pretensiones filosoficas de 2001 tengas razón. No se si estas en lo cierto en cuanto a la berretada de Carpenter al que vi hace mucho en video y apenas me acuerdo. Pero no podés negar que " mas alla de las pretensiones filosoficas" de 2001, habia un intento de Otro relato. Otro tipo de cine que incluia hasta la experiencia lisergica del cine exeperimental, Mas alla de saturno. Si encuentro el articulo, lo transcribo o te lo mando. Ademas yo no pretendia hablar de 2001 como el paradigma del cine, sino de la " educación cinéfila".
Quiero decir aún hoy, muchas de las imagénes de 2001 aún me sobrecogen, me estremecen, me lanzan a una idea de infinito o de vaya saberse qué. Me intigan. En cambio muchos de los adelnantos tecnológicos- narrativos del cine post Star wars, no me mueven ni un pelo. En todo caso me quedo con jack arnold y la cf de los 50.
saludos
Ar.
pd: ademas es una moda pegarle a Stanley Kubrick, que si bien tiene peliculas insoportables ( y para mi El resplandor es una de ellas, uso y abuso del steday cam y de la mueca Nicholsonesca) tambien tiene otras mas que atendibles, como Barry Lyndon, Lolita, y muchos momentos de sí, 2001.
saludos otra vez, desde los espacios galácticos.
Alex, que no el de la naranja mecánica.

Anónimo dijo...

perdón por los errores de tecleado; es la cerveza. O el efecto Kubrick tardío, puede ser. No se.
ale

Oscar Cuervo dijo...

Ricagno:
en vez de enviarsela a José, tu nota sobre 2001 la subimos como post, creo que lo amerita.
Y también es coherente que salga Kubrick en este post sobre lisandrto, ya que él mismo ha confesado que la apertura de Fantasma, con la pantalla en negro y la música de Flormaleva, está inspirada en 2001.
Aunque yo quizá estoy más cerca de la opinión de José: las pretensiones filosóficas de 2001 se me han vuelto intragables. Yo creo que hay una película muy atractiva en el episodio Hal 9000 y todo el resto (incluido los interminables minutos del road movie solarizado) se me hacen penosos. La música de Strauss se ha vuelto definitivamente kistch (si es que ya no lo era). Lo único que se mantiene en pie para mí es la cancioncita que intenta cantar Hal cuando la desconectan.
Y una más: este post se ha convertido en el más comentado de toda la corta historia de la Otra: ya 43 comentarios!

Anónimo dijo...

Felicitaciones Oscar por los 43!!! (ahora 44).
Bueno, tal vez mis amigos cinefilos no esten de acuerdo pero para mì Ojos bien abiertos es una gran pelicula. Ademas de anticipar el derrumbe del matrimonio Cruise- Kidman, me fascino la parte de la secta masonica, creo que ahi entra otro clima, y aparece ese misterio del que habla Alex.
De Carpenter no me acuerdo nada, se que filma pelis de terror que ve mi madre.
Viste, Hal nos asustò a todos (por lo menos a mì que soy un alma sensible)
Saludos
Silvia Medusa Cinefila.
PD:Que buen espacio para discutir cine.

Oscar Cuervo dijo...

Silvia:
es hora de que recuerdes a Carpenter. Aunque las vea tu mamá, sus películas son buenas...

Anónimo dijo...

Oscar:
Ojo, no te metas con mi mamà que ve desde la vieja escuela de la Hammer hasta terror japoonès, no quise despreciar a carpenter con esa cita, al contrario. Solo que a mi las de terror, a esta altura, me aburren.

Anónimo dijo...

Ah, acabo de buscar en la net y resulta que Big trouble in Little China (1986) -con Kurt Russell y KIn Catrall- es de èl (carpenter), es una de mis peliculas bizarras de culto, pero el resto: la niebla, christine, no se , me dan miedo de verdad. Y despues tengo pesadillas.

Anónimo dijo...

Oscar: Me parece bien. Siempre estoy en contra del reciclaje. Pero me gustaría rescatar esa nota, porque ya te dije que no solo habla de 2001, sino ( y este tema me interesa mucho) de la formación cinéfila. O mejor dicho la educacion sentimental cinefila. Y de la escritura.
te la mando en breve. Mientras empiezo a ver el programa sobre el mayo francés que cfomienzan a dar en la Lugones. La peli de Gouipil,la filmografia entera de de Guy Debord, el de la sociedad del espectáculo. Y ya vendras algo sobre los Garrel: padre e hijo. Con videitos alusivos.
saludos
alejandro ricagno ¿ la imaginacion al poder?

Anónimo dijo...

ah les comento (digresion) que acabo de volver de ver una obra muy linda de danza que se llama Ilusion de leticia mazur, en el camarin.
Pero resulta que la funcion estaba vendida al club la nacion, asi que me tuve que bancar unos personajes caceroleros en la previa. Era un publico frio y no se reian de los chistes.
Silvia medusa
¿prohibido prohbir?

Anónimo dijo...

Mis Kubricks preferidos son los más viejos, especialmente Casta de malditos, que es buenísmima. 2001 no me parece una mala película pero es muy pueril todo su discurso sobre (póngase aquí lo que cada uno crea pertinente). Recuerdo que me sorprendió mucho, eso sí, el hueso que se vuelve nave espacial: récord de tiempo elidido en la historia del cine, sin dudas. Y comparto con Silvia mi admiración por la escena másónica de Ojos bien cerrados (¡esa banda sonora!). ¿La seguimos en el post de Ricagno?
Saludos

PD: ah, yo recuerdo muy bien la experiencia de dos pelis que vi de chico: Brazil y The wall. Vértigo total. Hoy no soporto a ninguna de las dos.

Oscar Cuervo dijo...

Bueno, llegamos al post 50. Felicidades!!! Y la seguimos en este post o en el que promete Ricagno.

Anónimo dijo...

Brazil y The wall, son dos peliculas bravas. Nos las recomendaban en la facu para ver el tema del totalitarismo encarnado en el individualismo de la post guerra (2º. G. M)
Silvia

Anónimo dijo...

A mí me parece que Brazil y The wall son películas más bien domésticas. ¡Qué recomendación curiosa la de los docentes de la facultad! ¿Totalitarismo encarnado en el individualismo de la posguerra? ¡No entiendo, profe!

Anónimo dijo...

Era por ej para trabajar el tema del cuerpo en una sociedad totalitaria y los efectos sobre èl.

Anónimo dijo...

Ah, ahora sí entendí.
saludos