Japan, Japan (Israel, 2007, Lior Shamriz): típica película de la que un programador de la sección sub 25 del BAFICI dirá que es "estimulante". Esto significa probablemente: una soberana pelotudez colorinche llena de música pop, celebración de la cultura you tube, alegría sonza y rupturas de tono, de estilo y de texturas que eran jóvenes cuando en 1965 Jean Luc Godard ponía todo eso al servicio de la poesía y no de un juvenilismo vacuo.
Los paranoicos: (Argentina, 2008, Gabriel Medina) La gestualidad de Daniel Hendler, su modo de balbucear, sus morisquetas, ya se han vuelto marca de fábrica del Nuevo (?) Cine Argentino. Aunque Hendler es uruguayo ha venido a encarnar a post-adolescente / clase media / porteño / que aún no sabe qué hacer y qué ser y lo demuestra todo el tiempo porque tampoco sabe nunca cómo terminar cada frase. Guiños para la corporación FUC, sentimentalismo pop y mucha autoindulgencia. Jústamente por eso puede terminar acaparando premios, lo que el año pasado hizo UPA!.
Los paranoicos: (Argentina, 2008, Gabriel Medina) La gestualidad de Daniel Hendler, su modo de balbucear, sus morisquetas, ya se han vuelto marca de fábrica del Nuevo (?) Cine Argentino. Aunque Hendler es uruguayo ha venido a encarnar a post-adolescente / clase media / porteño / que aún no sabe qué hacer y qué ser y lo demuestra todo el tiempo porque tampoco sabe nunca cómo terminar cada frase. Guiños para la corporación FUC, sentimentalismo pop y mucha autoindulgencia. Jústamente por eso puede terminar acaparando premios, lo que el año pasado hizo UPA!.
Up the Yangtze: (Canadá, 2007, Chang Yung): Hablábamos en otro post de las impresionantes mutaciones económicas y ambientales que está haciendo China en el siglo XXI y de que probablemente -dadas la escala de dichas mutaciones- repercutan sobre el la humanidad entera. Ejemplo de una alteración brutal es la represa de Tres Gargantas que va a alimentar de electricidad a todos los chinos, para lo cual ciudades enteras están condenadas a quedar bajo el agua. Un escenario tan alucinante es pródigo en posibles enfoques para el cine documental. Comparada con las cosas que está haciendo Jia Zhang-ke, esta película producida por la National Geographic quizá pueda parecer demasiado atenida a una mirada más televisiva que cinematográfica. De todos modos, las potencialidades del tema son tan fascinantes que termina resultando muy interesante igual.
El país del diablo (Andrés Di Tella, Argentina, 2008): Entre lo mejor que ha hecho Di Tella, que ya ha hecho mucho y bueno. El tema permanente en su obra, desde Montoneros hasta Fotografías es el de la identidad incierta, esa pergunta por el ¿qué soy? que sólo puede procesarse a través de contradicciones y paradojas. Ultimamente Di Tella se lo venía planteando de sí mismo, de su familia paterna (La televisión y yo) y de su madre (Fotografías). Acá vuelve a la carga pero con una cuestión más colectiva: el ser argentino como un "no ser indígenas". Y nuestro crimen de origen: el exterminio de los indios aborígenes a través de la campaña del desierto. Di Tella se lanza a la ruta a buscar los rastros actuales de nuestros primeros desaparecidos y los encuentra (en esto se puede hacer un link con Profit Motive and the Whispering Wind). Di Tella nunca deja un tono de comedia amable en sus documentales, lo cual se condice con su propia personalidad (ya protagonista de sus films). Lo que pasa es que se trata de una historia tétrica y muy molesta para los argentinos, una tensión que, por lo que leemos en los diarios, aún no ha sido resuelta. Seguramente habrá mucho más para decir sobre esta película y lo diremos aquí en el blog, en la radio y en la revista. Pero desde ya, de visión muy recomendable.
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