Bluesky

Al actuar como jefa de La Cámpora en detrimento de los intereses populares @cristinafkirchner.bsky.social se arriesga a devaluar su legado. En Rosario se la vio aislada, simulando liderar a una totalidad que no está, ansiosa por revalidar una relevancia que ni siquera debería estar en discusión.

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— Oscar Cuervo (@oscaracuervo.bsky.social) 24 de noviembre de 2024, 3:45

sábado, 13 de junio de 2009

Una semana solos



por oac

Una semana solos es la segunda película de Celina Murga. La primera, Ana y los otros, me pareció algo sobrevaluada. Ahora encuentro motivos de entusiasmo. La cineasta hace gala de un manejo muy preciso de sus recursos expresivos, que confía en la fuerza suave e irresistible del mundo que retrata, el de un grupo de niños, algunos al borde de la pubertad, pertenecientes a familias que viven en barrios privados. Este microcosmos encierra potenciales conflictos: sociales, políticos, sentimentales, el despertar de la sexualidad, la violencia larvada, melancolía, un abandono afectivo no del todo declarado. La virtud de Murga consiste en no querer precipitar ninguno de los posibles estallidos que convertirían a esta película en un producto llamativo, quizá sensacionalista, seguramente previsible.

Hay un valor en resistirse al cine de género, cuando muchos elementos argumentales lo propiciarían: ni comedia, ni film de iniciación, ni alegato social, todo fluye en Una semana solos de un modo discreto. Por eso también el film se resiste a toda interpretación simplista acerca de unos niños ricos soberbios y tristes, prejuiciosos y clasistas. Algo de todo eso hay flotando en el ambiente, sobre todo a partir de la aparición de Juan Fernando, el hermano menor de la mucama que se queda cuidando a los chicos cuando sus padres los dejan solos: la tensión se instala de un modo visible. Pero también hay una incipiente sexualidad, atisbos de romance, ternura y una ambigüedad en los personajes suficiente como para dejarles a un grupo tan específico el beneficio de la posibilidad: pertenecen a una clase social predadora, pero pueden ser otra cosa.

La delicadeza estilística, el virtuosismo (de cámara y dirección de actores, de diseño de sonido e iluminación) que apelan a la discreción y esquivan los alardes hacen posible una película sensible e inteligente.

3 comentarios:

martha dijo...

En cuanto a películas sensibles e inteligentes cELINA mURGA es una figura muy innteresante, de esa generación de la que también rescato a Ulises rossell . Vi todo, hasta lo que filmó para TV SOBRE EL ANARQUISMO.
Murga es de una delizadeza infinita para hablar de la pubertad y Ulises entra en los rasgos distintivos de la adolescencia. Murga también hurga en lo pueblerino. Esta aun no la ví.Seguramente lo haré. martha

Estrella dijo...

La vi el sábado, Oscar, y la verdad es que me gustó mucho. Me sorprendió, además.

Cuando vi cuál era el tema, pensé que la directora iba a ser más despiadada con el grupo de chicos.
Pero no.

Son chicos de un barrio cerrado que se alejan de los estereotipos, incluso, en el momento en que entra en escena Juan, el hermano de la empleada. Otro director hubiera cargado las tintas en ese personaje.

En cada uno de los chicos están todos los chicos, más allá de la situación concreta de cada quien.

Me gustaron mucho dos personajes: el de Ester, la empleada, y el de Sofía, esa chicquita adorable. No sé si me gustaron tanto los personajes o si lo que en realidad me gustó es esa escena en donde las dos están en el cuarto, y Sofía la mira y la mira... y ésa otra,donde le pide que cante.

Oscar Cuervo dijo...

Estrella:
es preciosa esa escena en la que la mucama le canta, ahí huelgan todas las tesis sociológicas y aparece el cine en todo su poderío, que siempre supera las simplificaciones de la política clásica. Me encanta que su directora no haya querido forzar un mensaje, que se haya permitido matices, que lo que muestra sea tan preocupante como amoroso y triste y también esperanzador
saludos