todos estamos igual

sábado, 21 de febrero de 2009

"La tradición filosófica judía y la tragedia de Gaza"

Por Oscar A. Cuervo

El lunes pasado asistí a un interesante debate en el Centro Cultural de la Cooperación, que llevaba el título que tiene este post, en el que hablaron el periodista Pedro Brieger, Daniel Silber (Presidente de ICUF, Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina), el rabino Adrián Herbst y León Rozitchner. Llegué unos minutos después de las 19:00 y me encontré con que la sala estaba llena y no se podía entrar. Habían puesto unos parlantes en la entrada y un centenar de personas seguía el debate desde afuera.

Estaba empezando Brieger. Su exposición se centraba en la acusación de antisemitismo que reciben quienes critican la política israelí. Brieger citó varias veces a Hanna Arendt para cuestionar el mito de una esencia bondadosa según la cual los judíos son siempre víctimas de la historia y no actores de la misma. Se refirió también a una tesis de Teodoro Herz, el fundador del sionismo moderno, según la cual todos los pueblos son antisemitas. Si partimos de esa idea, dice Brieger, los judíos son siempre víctimas, hagan lo que hagan. A esta idea de Herz, Brieger le opone otra de Hannah Arendt: los judíos no somos víctimas por esencia, somos activos responsables de la historia. Significativamente, dice, el libro de Hannah Arendt Eichmann en Jerusalén: un estudio sobre la banalidad del mal no fue traducido al hebreo hasta hace poco; en Israel, Arendt sufrió una campaña de difamación por la que la acusaron de antisemita y de perversa. El escritor Gershom Scholem le reprochó a Arendt su falta de amor por Israel:

"En la tradición judía hay un concepto difícil (...) que conocemos como Aha bath Israel, «amor al pueblo judío». En ti, querida Hannah - le escribió Scholem a Arendt-, como en tantos intelectuales provenientes de la izquierda alemana, no queda ya rastro de él".

A lo que Arendt respondió:

"tienes toda la razón: no me mueve ningún «amor» semejante (...) porque nunca en mi vida he «amado» a ningún pueblo o colectivo, ni al pueblo alemán, ni al francés ni al americano, tampoco a la clase trabajadora o nada de este orden. En realidad yo «sólo» amo a mis amigos, y el único amor que conozco y en el que creo es el amor a las personas. (...) yo no «amo» a los judíos ni «creo» en ellos; me limito a pertenecer al pueblo judío como una cuestión de hecho, que no está sujeta a disputa ni a argumentación". (Cfr. Raices N° 36 – Pág.12, España, Año 1998).

La crítica de Brieger se agudiza cuando se pregunta quién tiene autoridad moral para hablar de la Shoah. En su opinión, Israel se ha apropiado de la Shoah y pretende negarle autoridad para hablar de ella a todo aquel que no sea israelí: “¿Por qué los judíos que no viven en Israel no tienen autoridad para hablar de la Shoah? ¿Por qué no van a tener autoridad los no judíos?” se pregunta Brieger. El periodista admite que, con motivo del ataque a Gaza, se han producido expresiones antisemitas pero, citando nuevamente a Arendt, afirma que los judíos deben tomar conciencia de que la propia política israelí ayuda a acrecentar el antisemitismo y se produce así una profecía autocumplida. Brieger señala además que el temor de ser acusados de antisemitas lleva a los grandes medios de comunicación a tratar con guantes de seda a las políticas y a los políticos de Israel. Un líder como Avigdor Lieberman sería acusado sin vacilaciones de neonazi si en lugar de ser israelí fuera europeo o de cualquier otro lugar, pero al ser israelí los medios miden sus palabras. Si algunas voces se diferencian de ese trato preferencial, se las ataca como si fueran antisemitas, y Brieger cita los recientes casos de Laura Ginzberg y María José Lubertino: en el caso de Lubertino, los ataques fueron mayores por tratarse de alguien de origen no judío.

Según el periodista, la política oficial israelí muchas veces plantea que los árabes representan una continuidad de la Shoah, por lo cual negociar con los palestinos provocaría una catástrofe de dimensiones parecidas a la Shoah. Israel presenta cada guerra que emprende como el resultado de una catástrofe inminente: Benjamín Netanyahu comparó a Arafat con Hitler y acusaciones similares se han repetido con distintos líderes árabes. En opinión de Brieger es la política israelí quien “nazifica” el conflicto de medio oriente y después reacciona cuando los adversarios también apelan a la comparación para aplicarla al propio estado israelí. Sin embargo, aclara que le parece históricamente incorrecto calificar al estado israelí de nazi, pero a la vez señala que es interesante que incluso algunos judíos residentes en Israel hayan usado esta comparación. El propio Ben Gurion expresó en 1948, ante una masacre que el ejército israelí llevó a cabo contra campesinos palestinos: “no tardaremos en parecernos a los nazis”.

Sobre el final de su intervención, Brieger vuelve a cuestionar la idea de una esencia bondadosa del judaísmo que ningún acto de Israel podría contaminar: cuando una nación ocupa el territorio de un pueblo como ha hecho Israel con los palestinos, esta nación queda corrompida por este acto.

Seguidamente, toma la palabra Daniel Silber quien, en nombre de ICUF manifiesta que este movimiento apoya la existencia del estado de Israel y no obstante esto repudia la política criminal y expansionista de la cual la reciente invasión a Gaza es una expresión brutal. Por asumir esa posición crítica, los miembros de ICUF fueron expulsados de la DAIA: “no nos sentimos preocupados por eso, es consecuencia de una línea política de la que nos enorgullecemos". Silber reivindica la consigna “Dos pueblos, dos estados”, lo cual implica el reconocimiento de iure al estado de Israel por parte de toda la comunidad internacional, a la vez que la existencia de un estado palestino con soberanía plena, sobre el cual no se ejerza ningún tipo de tutelaje, ni por parte de la ONU, ni de Israel, ni de otros países árabes. La Federación que preside propone volver a las fronteras anteriores a la guerra de 1967. Termina citando dos opiniones: la del embajador de Palestina en Argentina: “Detrás de la noble causa del pueblo palestino no se debe montar ningún tipo de provocación antisemita”; y la de Herman Schiller: “Lo más revolucionario en Medio Oriente es la paz".

El tercero en tomar la palabra es el rabino Adrián Herbst, especialista en religiones comparadas. Herbst dice que habitualmente lo tildan como una persona de centro izquierda, pero que, teniendo en cuenta lo que aquí se ha dicho, “hoy me siento de derecha”. Dice que la mesa está armada de manera muy tendenciosa. Como religioso está a favor de la paz, pero también quiere reafirmar el derecho del pueblo de Israel a defenderse del terrorismo. “Lamento la posición de Israel en su ataque a la franja de Gaza -dice- pero los entiendo”. La razón de ser del pueblo de Israel es la paz, pero -advierte- no debemos permitir que ningún oportunista importe un conflicto que a nosotros los argentinos no nos pertenece. Dice que en los medios de comunicación se ve a los antisemitas vistiendo el ropaje de los derechos humanos y que le resulta inadmisible que se ponga a Israel y a Hamas en un plano de igualdad, siendo que Israel es un estado democrático cuya razón de ser es la paz, mientras que Hamas es un grupo terrorista que se propone destruir al estado de Israel. “Apoyo plenamente y ciegamente al estado de Israel -afirma- aunque critico a ciertos gobiernos de Israel”. Sigue con los paralelismos: el pueblo judío y el estado de Israel aman la vida, mientras que Hamas desea la muerte. Según Herbst, el pueblo palestino merece los derechos de cualquier pueblo, pero en su actual situación los palestinos son esclavos de Hamas.

El rabino tiene una explicación psicológica para el sentimiento antijudío de los palestinos que apoyan a Hamas: “Hamas proyecta sobre Israel la desilusión que le provoca el maltrato que los palestinos sufren de los otros países árabes: son esos países árabes los que en realidad maltratan a los palestinos”, aunque admite que también a veces los israelíes los pueden haber maltratado. (Aquí empiezan a escucharse algunos murmullos de desaprobación entre el público). Pero Herbst no admite de ninguna manera la comparación de Israel con el estado nazi: “Es una locura y una ignorancia, no puede ser que permitamos que en la sociedad argentina se haga esa comparación”. Para él la comparación de Israel con el nazismo pretende atenuar la gravedad de la Shoah, mientras que en Israel “en forma correcta o incorrecta, estamos tratando de defender al pueblo judío”.

Herbst justifica su posición apelando a la Torah: allí se dice que la justicia es tratar de igual manera al rico que al pobre, al fuerte que al débil. Pero la sociedad actual, cuando defiende a los palestinos, hace injusticia, porque cree que hay que defender al débil. Pero la justicia, dice el rabino, no es defender al débil sino al que tiene razón. No obstante ello, Herbst aclara que no hay que dejarse engañar pensando que Israel ocupa la posición del fuerte porque tiene mayor fuerza militar. Israel en este caso, dice, aunque tenga mayor poder militar es el débil. (Aquí una mujer estalla de furia y empieza a putear a Herbst, lo llama asesino. La coordinadora del debate intenta apaciguar la situación, pero la mujer sigue insultando al rabino. Una parte del público aplaude los dichos de la mujer).

El rabino Herbst retoma: “El estado de Israel es débil porque enfrenta a grupos cuya razón de ser es la eliminación de Israel y el pueblo judío, mientras que la razón de ser de Israel es la paz”.

En cuarto lugar toma la palabra León Rozitchner. Lamenta que la mesa sea sólo de judíos y también lamenta que el rabino no haya tomado el interrogante planteado por Brieger al comienzo del debate, acerca de si hay una esencia del judaísmo: “El fundamento histórico de la cultura en que vivimos es la que produce la Shoah”. Y el fundamento histórico de esta cultura es, para Rozitchner, el cristianismo. No está de acuerdo en el lema del sionismo de que el pueblo judío debe tener un estado como todos los estados, porque el mito judío no puede soportar y mantener las mismas condiciones que el mito cristiano. El estado moderno está fundado sobre el modelo del estado cristiano.

Para Rozitchner, es posible extraer un pensamiento de la mitología judía que es incompatible con el cristianismo. “¿Todos los hombres son antisemitas por naturaleza?” se pregunta. No: es el cristianismo el que introduce el antisemitismo en la historia, mediante la acusación de deicidio. La solución final hubiera sido incomprensible sin el cristianismo.

La concepción cristiana, según Rozitchner, dice que la naturaleza es despreciable y que el espíritu necesariamente la excluye, mientras que la concepción judía es un materialismo que consagra a la naturaleza. Por eso la condición judía se trasmite por el vientre materno, mientras que el cristianismo desprecia la concepción materna mediante el mito de la virgen María “sin pecado concebida”. Según la singular tesis de Rozitchner, el desprecio cristiano por la maternidad y por la materialidad (que el expositor toma como sinónimos) se expresa modernamente en el mecanicismo cartesiano: se reduce a la naturaleza a una máquina que debe ser explotada y esto finalmente conduce al neoliberalismo. El gran error de Israel es adoptar un modelo de estado neo-liberal de raíz cristiana y olvidar que esta concepción precisamente es la que desencadenó la Shoah. “Hay algo fundamental del judaísmo -termina Rozitchner- que en el estado judío ha sido relegado. Los judíos van con las categorías del cristianismo a masacrar a Gaza”.

A la hora del debate Pedro Brieger pide la palabra para discrepar con “el maestro” (así lo llama) Rozitchner: “León trasmite una esencialidad de la cultura judía que yo pongo en duda, porque no hay una esencia judía, el judaísmo no tiene una esencia, históricamente se han manifestado diversas tradiciones judías: no tiene nada que ver el sionismo con otras tradiciones como las que encarnan Hanna Arendt, Karl Marx, Sigmund Freud, entre muchos otros. En contra de lo que dice Rozitchner, Brieger sostiene que el problema de la creación del estado de Israel no es la continuidad del modelo cristiano, sino que en el momento de la fundación de Israel, en la posguerra, se haya buscado afincar el estado en un territorio que no era aquel donde vivían los judíos y que ese territorio escogido estuviera ocupado: por los palestinos.

Brieger también dice que el discurso del rabino Herbst ejemplifica perfectamente esa concepción de una bondad originaria de todos los judíos que los hace pensarse siempre buenos, hagan lo que hagan. El problema, dice Brieger, es la expulsión de los palestinos en 1948: “se violaron mujeres, se saquearon poblaciones. Lo que hay hoy en Gaza es la continuidad de lo que se hizo en 1948”.

Por otro lado también cuestiona la idea del rabino de que Israel sea un estado democrático pleno donde se respeten los derechos de los palestinos: “Es mentira que en Israel haya juicios justos para todos los palestinos. Israel ha tomado muchas veces la decisión política de eliminar a prisioneros palestinos sin otorgarles derecho al juicio. Es un problema traumático que los israelíes no pueden reconocer” *.

* Brieger remite a un artículo que el escribió para la revista Acción, “El mito de la democracia israelí”, en el que entre otras cosas, dice:

“El «único Estado democrático del Medio Oriente» hace más de cuarenta años que ocupa Cisjordania y Gaza donde aplicó la censura sistemática de diarios y libros durante décadas y prohibió toda organización social y sindical. El periodista israelí Zvi Bar´el en los años ochenta comparó la situación en esos territorios con un régimen dictatorial y tituló un artículo «La pequeña Argentina», porque los palestinos eran secuestrados y desaparecían en la mitad de la noche. En los últimos años se ha construido un muro de ocho metros de altura que rodea ciudades palestinas convirtiéndolas en verdaderos guetos, como a Belén. También se implementó el “asesinato selectivo” de dirigentes políticos sin previo juicio y se secuestró a un tercio de los diputados del parlamento palestino elegido democráticamente en 2006, que aún están presos. Para describir la situación de los palestinos en los territorios ocupados desde 1967 la ex ministra de educación israelí, Shulamit Aloni, utilizó una palabra reveladora: Apartheid.

«Muchos de los que siguen hablando de la “la única democracia del Medio Oriente” no conocen la verdadera naturaleza del Estado de Israel. Otros, prefieren no saberlo”. (El artículo completo aquí).

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Oscar, excelente detalle de la charla. Muchas gracias.

Anónimo dijo...

Agradecida también, Oscar, por la transcripción de este debate.

Comparto la posición de Brieger, en todos sus términos.Y la de Daniel Silber, con su consigna:"Dos pueblos, dos estados", así como la cita de H. Schiller: "Lo más revolucionario en Medio Oriente es la paz". Considero que, más allá de los cuestionamientos a la conformación del estado de Israel, en este momento hay generaciones de israelíes que nacieron en esa tierra y la consideran su patria. La convivencia en paz de ambos pueblos sería la única solución. Esperemos que sea posible, aunque los resultados de las elecciones israelíes no son auspiciosas, en ese sentido.

Anónimo dijo...

sI, Además, el ambiente del CCC es de trabajo en torno a un tema, labor que se considera responsablemente y con seriedad. Te puede no gustar demasiado una idea o persona que expone, pero sería inconcebible que se permitieran insultos a la gente que allí concurre a exponer y que de algún modo está haciendo una tarea.
Y eso en todas partes. En el Dpto Artístico, dirigido por Juano Villafañe, ocurre lo mismo.
Y por cierto que hay disidencias.
Martha

Anónimo dijo...

Vaya mi homenaje agradecido a las entidades del ICUF que en aquellos años del 75 en adelante formaron parte de mi vida.En el IFT hicimos teatro y nunca nos hicieron ningún planteo sobre la oportunidad del repertorio elegido.Soy testigo del compromiso de estas entidades con la defensa de los derechos humanos y su militancia por la supremacía de los valores democráticos.
Nada los amedrentó. Ni siquiera ante la desaparición de integrantes del elenco que ocupaban la sala mayor. Siempre nos bancaron.En la sala 2 hicimos la primera función a beneficio de la incipiente organización de las madres.A mí no me llama la atención la posición de las entidades del ICUF. Nunca discriminaron y siempre abrieron las puertas de sus edificios sin buscar mas rédito que pagar los servicios para mantenerse. Un verdadero espíritu internacionalista, no escuche jamás(en los siete años de mi contacto estrecho) de las personas que conocí una sola palabra que insinuara alguna diferencia comunitaria,y mucho menos de nuestra parte,simplemente porque eran inexistentes como problema.
Hugo.

Anónimo dijo...

Mamita que bodrio.

Anónimo dijo...

Muy bueno el informe, sobre todo la claridad con que dice las cosas Brieger. Y tambien es bueno que el rabino de Betel diga las cosas claras, sin adornos, para saber a que atenerse con estos representantes de la centro izquierda. Pero lo de Rozitchne roza el diparate delirante. ¿le pasa algo a este hombre? en otras epocas parecia mas inteligente.
Lo que no puedo creer es la cobertura que hizo Ñ, un tal Pisarro:
"el promedio etario de las personas que el lunes se arremolinaban en el Centro Cultural de la Cooperación superaba con creces la edad jubilatoria. Queda mal decir que estaba lleno de viejos, pero estaba lleno de viejos. Y lleno en serio. Mesa redonda en el segundo subsuelo: "La tradición filosófica judía y la tragedia de Gaza". Lo anunciaron en Canal 7, se corría la voz; por eso hay tanta gente. ¿Y no es de viejos mirar Canal 7?"
Y eso es todo lo que dice Ñ. No se puede creer, no se si es peor la estupidez del tipo que escribe, la falta de seriedad periodistica, las palabras discriminatorias, el prejuicio... ¿esto es una revista de cultura?

Juglar dijo...

Excelente la cronica Oscar, la lei con mucho entusiasmo. Los planteos historico-teoricos del debate llevan a una no necesaria esencialidad pero si crucial encrucijada: "que es ser judio y donde empieza el limite del antisemitismo y la ofensa". ambas cuestiones son muy dificiles de desentrañar. Dos cosas quiero aportar al debate:
1- Arendt era la chica de Heidegger, su judaismo solo es de apellido.
2- Las barbaridades que comete el Estado de Israel no son un plan sistematico de anquilamiento de arabes y palestinos. Con lo cual JAMAS podriamos tildarlos de nazis.

Creo para no extenderme que la incursion en Gaza de Israel es materia de debate, al cual me presto sin condicionamientos previos. Podemos debatir causas, efectos, consecuencias, cuestiones religiosas e historicas...

El antisemitismo NO LO DISCUTO, es intolerable desde cualquier punto de vista.

Oscar Cuervo dijo...

Juglar:
1) el tema vamos a seguirlo tocando en las próximas semanas, bienvenido al debate. Lejos de ser un entendido en la materia, a mí el tema me interesa fundamentalmente por las repercusiones que tiene entre "nosotros" (humanos, argentinos, lo quieras incluir en ese nosotros). Me impresiona el rabino, como pasa de un "Nosotros nos defendemos del terrorismo" (ahí el nosotros es israelí o judío), al "Nosotros no debemos importar un conflicto que no nos pertenece" (ahí habla como argentino, él mismo dice que no le pertenece, cuando antes dijo que NOS defendemos...). Así que yo creo que, como argentino no judío que soy, el conflicto sí me pertenece como al que más.
2) Yo no tengo el judiómetro, pero creo que Arendt era tan judía como el que más y no dejaba de serlo aunque haya sido la discípula/amante de Heidegger. Que yo sepa esa condición no se pierde. ¿O se pierde por haberlo tenido de amante a Heidegger? Aún si huiera sido expulsada de su condición, creo que su opinión sería relevante por ser una gran pensadora.
3) Las barbaridades no son un plan sistemático. El plan sistemático de los nazis, los campos de concentración se descubrieron cuando ya estaban en marcha. El plan sistemático de desaparición forzada de personas en Argentina se descubrió a posteriori, cuando ya había sido consumado. Así que a mí no me parece tan importante si lo llamamos o no lo llamamos nazi. El asunto sería que no siguiera adelante antes de que se transformen en un genocidio consumado. Los genocidios se hacen sumando 1 + 1, hasta que el número ya es suficiente.
3) El antisemitismo es intolerable, totalmente de acuerdo. También es intolerable que con el fantasma de antisemitismo se quiera anestesiar la conciencia de la humanidad ante una masacre en curso
saludos

Oscar Cuervo dijo...

Gonzalo:
yo tampoco puedo creer lo que reproducís de Ñ. Ahora: yo estuve y, sin haberme detenido a calcular las edades de los concurrentes, puedo asegurar que había gente de todas las edades, de adolescentes a personas maduras. Ahora, por alguna razón desconocida el tipo de Ñ lo único que dice es que estaba lleno de viejos. ¿Por qué habrá tenido la necesidad de escribir eso? People are strange.

Estrella dijo...

Pensé lo mismo que Gonzalo cuando leí la nottita en Ñ. Como si el periodista tueviera 8 años.

Anónimo dijo...

Claro: 8 años de edad mental...y pido disculpas a los pibes

Anónimo dijo...

Lo mas viejo eran los argumentos. Eso seguro.

Anónimo dijo...

a mí el tema me interesa fundamentalmente por las repercusiones que tiene entre "nosotros" (humanos, argentinos, lo quieras incluir en ese nosotros)

Anónimo dijo...

Anonimo: los argumentos no se valorizan por viejos o nuevos. ¿Que valor tiene que un argumento sea nuevo si no es justo, si no parte de datos correctos y no aporta claridad? Los argumentos justos no son ni nuevos ni viejos, son.

Oscar. lo que hizo este Pisarro en Ñ sera periodismo posmoderno. ¿Argumentos nuevos como quiere el anonimo?

Estrella: la foto del periodista que ilustra la nota muestra que no es ningun pendejo, lo que si teniendo en cuenta lo que escribio es que es un gran boludo.

Anónimo dijo...

¿qué repercusiones tiene entre "nosotros"? ¿Fundamentalmente?

Anónimo dijo...

Este tal Pisarro es el de una recordada nota en contra del Bafici 2007 en Ñ. Tengo buena memoria.

Anónimo dijo...

está hablando de la juventud/vejez, no de medio oriente: http://weblogs.clarin.com/revistaenie-nerdsallstar/archives/2009/02/juventud_divino_tesoro.html

martina