Y esto es amor

Presentación del libro de Kierkegaard Para un examen de sí mismo recomendado a este tiempo, recientemente traducido al castellano

Dice Søren Kierkegaard:

Oh, amigo mío, ¿cómo crees tú que los apóstoles aprendieron a conocer a los hombres? ¿Te parece que desde el ángulo más favorable? En verdad si alguna vez alguien — no se lo encontrará desde ya entre los siempre dispuestos a hablar del corazón cálido, pleno, apasionado, amistoso, de la juventud — ha tenido derecho a decir “he aprendido a conocer de tal modo a los hombres que sé que no merecen ser amados”: ¡ese era el apóstol de Cristo! Y esto es lo que amarga; es tan natural el deseo de encontrar en los hombres algo que se pueda amar y es incluso razonable cuando lo que se busca no es el bien de los otros ni únicamente el bien de los otros. No encontrar nada parecido, encontrar lo contrario y encontrarlo en la medida en que lo encontraron los apóstoles: ¡oh, es para morirse! Y en cierto sentido es también lo que hicieron los apóstoles: murieron; todo se hizo oscuro a su alrededor — ¡estamos hablando de la muerte! — después de haber hecho la terrible experiencia de que el amor no sea amado, de que sea odiado, burlado, escupido, crucificado en este mundo, y crucificado mientras la justicia que lo condena se lava las manos tranquilamente y mientras la voz del pueblo aclama al ladrón. ¿Puede suponerse entonces que van a jurarle enemistad eterna a este mundo sin amor? Oh, sí, en cierto sentido, pues el amor a Dios es odio al mundo, pero por lo demás, no, no: al amar a Dios para permanecer en el amor, ellos, por así decirlo, se unieron a Dios en el amar a este mundo sin amor — el Espíritu que vivifica les trajo el amor. Y entonces los apóstoles decidieron, en conformidad con el modelo, amar, sufrir, soportarlo todo, sacrificarse para salvar al mundo sin amor. Y esto es amor.

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Después de que Søren Kierkegaard predicara un par de veces durante el invierno de 1851 en la Iglesia de Nuestra Señora de Copenhague en ocasión de la comunión de los viernes, el domingo 18 de mayo de 1851, Kierkegaard lo hizo en la Iglesia de la Ciudadela de la misma ciudad, tomando como referencia su texto bíblico preferido, a saber, la epístola de Santiago I, 17-21. Sobre ese mismo texto había basado tanto el segundo de los Dos discursos edificantes de 1843 como el segundo y el tercero de los Cuatro discursos edificantes también de 1843. La predicación del 18 de mayo fue publicada el 1º de agosto de 1855 bajo el título La inmutabilidad de Dios y está incluida en el volumen El Instante publicado por Editorial Trotta en 2006. Además de los mencionados sermones, Kierkegaard había planificado una serie de nuevas predicaciones que distribuiría a lo largo de la primavera y el verano de 1851. No obstante, la predicación en la Iglesia de la Ciudadela le produjo tal debilidad y desgaste físicos, que se vio obligado a desistir de su intención y se prometió a sí mismo no volver al púlpito.

Entre las predicaciones planificadas para el transcurso de 1851, se encuentran los tres sermones que componen Para un examen de sí mismo recomendado a este tiempo.

La traducción del original danés, la presentación y las notas del libro son obra del equipo interdisciplinario de traducción de la Biblioteca Kierkegaard Argentina, dirigido por Andrés ALBERTSEN e integrado por María José Binetti, Carlos Raúl Cordero, Oscar Alberto Cuervo y Ana María Fioravanti.

La presentación se hace mañana viernes 15 de julio a las 19:00 hs. en CARLOS CALVO 257, ciudad de Buenos Aires, entrada libre.

Panelistas:
PABLO ANDIÑACH, Doctor en Teología y ex Rector y Profesor en el área de Biblia (Antiguo Testamento) del Instituto Universitario ISEDET
JUAN CARLOS SÁNCHEZ SOTTOSANTO, Escritor, Licenciado en Humanidades y Ciencias Sociales, Bibliotecario Profesional.