todos estamos igual

martes, 20 de diciembre de 2011

Cerdos & Peces: Juicio al saber académico


por Oscar Cuervo

Una tarde calurosa de mediados de la década del 90 -¿diciembre, enero del 96, del 97?- Enrique Symns nos citó a Héctor Fenoglio y a mí, que por entonces cooordinábamos el Taller de Pensamiento, a la redacción de la revista Cerdos & Peces en la calle Chile. No voy a explayarme sobre el asunto del que hablamos en la nota, publicada en el número 50 de la revista. Solamente quiero añadir un ajuste de perspectiva temporal. Hace de esto alrededor de 15 años (la reedición que se acaba de publicar de Cerdos & Peces no consigna la fecha). Pero lo decisivo es esto: nos ubicamos en plena década neoliberal, en medio del río, no se avista la otra orilla. Eso le da a nuestra postura (así lo veo ahora) una cierta abstracción, una sensación de inmovilidad ahistórica. No obstante eso, estamos haciendo política. Por eso tocamos un nervio sensible de la institución, que reacciona de manera hostil a nuestros cuestionamientos. Es buenísimo haberlo hecho en ese momento tan poco propicio. (Clickear sobre las imágenes para leer mejor).




La descripción que hacemos en la nota de la práctica universitaria es justa en sus rasgos básicos y tiene aún plena vigencia. En ese momento nadie quería decir estas cosas: esto de "en vez de hablar de lo que estamos haciendo ahí en las aulas, se habla de otra cosa, de algo que pasa en otra parte". La obstinación con que esta idea se repite a lo largo de la entrevista está justificada: era nuestra percepción principal y a la vez existía una enorme resistencia a admitirlo. La resistencia nos llevaba a elevar el tono: entonces recurríamos a una terminología bélica: partes de guerra, asesinato del saber, prácticas mortíferas. Elevar el tono hasta que alguien reaccionara, de buena o de mala manera. Y así fue. De las dos maneras.

Hoy en día la práctica universitaria no cambió mucho. Lo que cambió es la calle. Pero de eso no hablamos en este post: lo están pintando por las paredes. Aquella opresiva fijeza dio lugar a este deshielo. La crítica a la disociación del saber representativo no suena ya tan extemporánea. Se empieza a incorporar a los contenidos de algunas materias. Lo mejor es que el tiempo actual nos lleva a admitir con más franqueza lo que no sabemos. Pero la disociación persiste.

Una última acotación: Symns acostumbraba a intervenir los dichos de sus entrevistados con ocurrencias suyas. Por ejemplo, no creo haber respondido a su pregunta "¿Nadie llega con vocación a la universidad?" con estas palabras: "No, la universidad te construye, te fabrica". No creo haberlo dicho porque no lo pensaba entonces y no lo pienso ahora: sé muy bien que unos cuantos llegan a la universidad con una vocación. Tampoco me parece haber dicho que la inadaptación "es un destino, no una elección conciente". Pero no estoy del todo seguro. Hoy no lo creo. ¿Lo habrá dicho Fenoglio? ¿Lo habrá agregado Symns? ¿Lo pensaría yo en ese momento? No es tan importante.

Haber hecho aquel taller de pensamiento fue una experiencia buenísima. Y conocer a Enrique Symns, conversar con él durante largas horas, fue un gran privilegio. Otro día transcribo las entrevistas que después le hicimos nosotros a él para las revistas Parte de Guerra y La otra.

2 comentarios:

bernabó dijo...

Qué claro y contundente todo lo que dicen!
Yo pasé por la UBA en los '90, y me sentí exactamente de esa manera que ustedes ponen tan sencillamente en palabras. Sólo que a mí esa década me trocó la rebeldía por fobia neurótica (una rebeldía cobarde si se quiere) y sufrí la alienación pasiva y solitariamente.
Yo no los descubrí (a ustedes) hasta el '99, ya fuera de la UBA, con Parte de Guerra. Me pregunto qué me habría pasado si me hubiera topado con el taller en el '94...

Guillermo Abraham dijo...

Yo me topé con ellos en la UBA en el 94 y, de no haber sido así, no me habría puesto a pensar en cosas que me acompañaron para toda la vida.