todos estamos igual

viernes, 4 de diciembre de 2015

Estoy juntando información, estoy queriendo ser otro

Fito Páez y los 30 años de Giros



Tenía que ocurrir por simple decantación: en nuestra Patria no existen muchos artistas que hayan acumulado tal belleza a través de décadas. Al final de una noche calurosa y densa, llena de emociones mezcladas, Fito dice desde el escenario del Gran Rex "gracias por haberme dejado estar tantos años en sus corazones". Una frase así la pueden decir pocas personas sin sonar presuntuosas ni cursis. Fito la puede decir perfectamente. La palabra "corazón" fue dicha en sus canciones con propiedad y con tribulación. En el tema que ocupa el centro exacto del disco Giros, cuya edición está cumpliendo ahora 30 años, Fito vino a ofrecer su corazón. ¿Quién dijo que todo está perdido?, canta y se responde "yo". Y después agrega esa frase que todos sabemos y por la que será recordado: yo vengo a ofrecer mi corazón. Poco tiempo después su autor empezaría a ensayar diversas formas de distanciarse de esa ofrenda, de ironizar, renegar ("no vengo a ofrecer mi corazón"), de ponerla en suspenso, queriendo ser otro. La ofrenda fue y volvió. 

30 años después nadie, ni su propio autor, puede borrarla. Fito la plantó en medio de los años 80, una época que se suele asociar a otras músicas y otras partes del cuerpo. Los Abuelos, Los Twist, Soda Stereo, Virus, incluso Sumo se asocian más fácilmente con el stimmung ochentista que los discos de Fito de esos años: Del 63, Giros, Corazón Clandestino, La la la, Ciudad de pobres corazones, Ey! y, ya cayéndose de la década, Tercer Mundo. Una seguidilla apabullante si se repasa sin premura y con oído atento. Una proeza que solo puede ser empardada por otras que hicieron Spinetta y Charly, sus dos padres artísticos. Los 80 de Fito son prodigiosos en su contexto y también fuera de todo contexto. La serie de operaciones artísticas que concreta en cada disco casi sin esfuerzo constituyen una reapropiación de la más distinguida tradición del rock argentino (¡una tradición que por entonces llevaba solo un par de décadas!) y al mismo tiempo la apertura de nuevos caminos. En ese momento, su manera de lidiar con su contemporaneidad sonaba a un balbuceo frágil y urgente. 30 años después se sostiene como un poderoso puente inevitable, una necesidad. 

Fito tenía entonces un hambre que abrió su percepción con una fiereza animal. Estaba prendido por un fuego que lo hacía arder e iluminarnos. Pero todo pasaba tan pronto que era difícil de advertirlo. No estaba de moda. No estaba calculado para eso. 

Mientras, el país se veía zarandeado por fuerzas difíciles de asimilar. La primavera alfonsinista, Ubaldini, el Plan Austral, los carapintadas, la casa en orden, la deuda eterna, la hiperinflación, los saqueos, el desencanto de la república perdida, encontrada y vuelta a perder. No todo el mundo tenía primavera. El menemismo se venía abriendo paso sin que nadie lo advirtiera. En las canciones de Fito de esos años esas tensiones están narradas en tiempo real, en primera persona, con rabia y amor, con la sabiduría que le venía de haber abierto los ojos en el 63 y haber educado su sensibilidad con los discos justos, esa línea que parte de Los Gatos, Manal y Almendra y desemboca inevitablemente en Charly. Un lirismo existencial que desafía al país careta y asesino a fuerza de coraje poético. Había una tradición que le enseñó cómo pararse ante eso, surcos abiertos por sus predecesores que en poco tiempo logró que lo consideraran un par. Una percepción felina le permitió narrar la época como nadie. No solo en la música, sino que tampoco en el cine, la poesía o la narrativa se puede hallar ese tiempo con un registro más preciso y vibrante. 

Había también una  persona cerca suyo que quizás termine de explicar esa tensión entre el candor y la modernidad en que se debatía su obra: Fabiana Cantilo, su musa y su muzzarella, como dijo este miércoles en el show, reconociendo todo lo que ha sido para él. "Sin ella no sería el que soy, ni hubiera hecho tantas canciones que hice". Fabiana está presente en este ciclo de recitales que giran alrededor de Giros, pero no se limitan a ese disco, aunque lo ponen como clave de lectura del conjunto, la parte que abre el todo.

La historia imprevista quiere que la celebración de Giros caiga en otro giro. Existe un cielo y un estado de coma. El tiempo hizo madurar a esas canciones admirablemente. Fueron escritas en respuesta rabiosa a otro momento y hoy se releen en perfecta contemporaneidad. La serie de recitales que Fito está dando a propósito de los 30 años de Giros rebota en varias direcciones: como recuperación de su impulso artístico original, como reservorio de música popular de una vigencia imbatible, como actitud rockera de un futuro posible para endurecerse sin perder la ternura. La decisión de recuperar la estructura original de las canciones, con una claridad sonora y una potencia que en aquel momento era imposible de lograr en vivo, así como también la voluntad de volver a decir lo que había sido dicho en otro contexto para constatar que mantiene actualidad hacen de esta repetitio la conquista de una nueva posición para pelear en la época que se avecina.

1 comentario:

Unknown dijo...

Excelente lo que escribís Oscar. Te comparto algo que escribí el fin de semana luego de verlo el viernes:


El viernes fuimos a ver a Fito por los 30 años de Giros. Digan lo que quieran, que es un boludo, que habla pavadas, etc. Pero el show que dio nos mató a todxs!

Aplanador. Ochentoso al palo. Sonó igual que en los discos, pero no igual de una manera museistica, de bronce. Igual en el sentido de está intacto. Que es el mejor de todos.

El tipo no tocó canciones de más del 92´ (con excepción del bis). Osea, podría armar 5 listas distintas con canciones distintas y todos saldríamos contentos. O podría hacer como hizo el Flaco de tocar todo un día entero y saldríamos más contentos todavía.


La cuestión es que estos tipos, Fito, Spinetta, Charly, hicieron mucho por nosotros, más de lo que imaginamos. Casi tanto como Perón, Cristina, Nestor, Evita, San Martín. Yo se que soy un exagerado, pero para mi es así.


Gracias por el blog.
Saludos