Cabezas Podridas
por Willy Villalobos
NOTA DEL EDITOR La bandera de la universidad pública y gratuita para todos los hombres y mujeres que quieran habitar en el suelo argentino es irrenunciable para un proyecto popular. El asunto es marcar la contradicción de estos estudiantes venezolanos que aprovechan un rasgo del "populismo" argentino que el macrismo quiere anular.por Willy Villalobos
Los hijos de los ricos venezolanos que estudian en la universidad pública argentina hacen cola sobre Rodríguez Peña y Corrientes para votar en el plebiscito de su país. Consulté a varios y me dijeron que quieren terminar con la tiranía, que Venezuela es un infierno comunista, que Chávez es lo peor que les pasó. Cuando les pregunté si los que tienen menos ingresos pensaban lo mismo que ellos, me contestaron que "esos tienen la cabeza podrida".
Sobre Cristina algunos dicen que es "lo mismo que el "toripollo", así le llaman a Maduro y quiere decir cuerpo de toro y mente de pollo.
María, una piba con gorro, campera y vincha tricolor (Amarilla, azul y roja) dice que con Cristina estaban mejor pero que era toda una mentira. ¿Y ahora? "Macri es un buen hombre que esta tratando de arreglar lo que les dejaron los Kirchner, un verdadero desastre".
"¿Sabían ustedes que la idea del gobierno de Macri es arancelar la Universidad?", le dije a Jesús, que llama "cabeza podrida" a los pobres. "Obvio, nosotros vemos gente estudiando que debería estar trabajando y además está lleno de jóvenes que sólo van a hacer política". ¿Y porqué no estudiás en la privada? le retruqué. "Porque mis padres hacen un gran esfuerzo para que yo pueda estudiar".
- ¿Sabías que tus estudios los pagan los cabeza podrida?
De pronto, interviene José que venía escuchando la conversación pero se hacía el dolobu, le agarra el brazo a Jesús para entrar en la ronda mientras le dice "¿déja que yo le haga una pregunta a este viejo cagalitroso". Me cago de risa y le digo que me repita eso de caga..., que viene a significar algo así como viejo de mierda, y me pregunta: "Tú eres de la Cristina, ¿no?"
Y me fuí riendo, como buen cagalitroso.