todos estamos igual

lunes, 22 de abril de 2019

Dar media vuelta y ver

Liliana Herrero en La otra, para escuchar clickeando acá


Este programa fue una fiesta para todos lo que hacemos La otra y justo coincidió con los primeros minutos de la jornada en la que Liliana Herrero cumple años. Una fiesta de la sensibilidad y la inteligencia, por la conversación que mantuvimos con ella, donde hablamos no solo del disco recientemente salido Canción sobre canción, sobre temas compuestos por Fito Páez, en el que Liliana piensa las canciones cantándolas -hablamos no solo de Fito, sino también de Cabrera y de Spinetta-: esto es, después de todo, lo que el título del disco significa. El que el programa fuera una fiesta no excluye los momentos de seriedad y de preocupación, así como el hecho de que se centrara en la música no excluye ni el silencio ni una mirada hacia la política entendida como construcción de comunidad.

Por eso, incluso el espacio que semanalmente reservamos a la columna de análisis político esta vez lo dejamos en la voz de la propia Liliana:

"Si uno escucha a Milagro, sale con una fuerza enorme, una inyección de optimismo, de preparación para la batalla. Yo no he perdido esta preparación para la balla, solo que distingo los planos. Me gusta hacer esa distinción porque es necesaria. Tal vez el arte tenga una disposición más ligado a la condición humana que a las negociaciones de la época. No es epocal, es eterno el horizonte artístico. Pero eso no lo salva de la época, la época está y constituye un sujeto que quiere cambios. Bueno, yo soy una persona que quiero cambios. (...)

"Yo sé que hay compañeros presos, que hay un poder judicial absolutamente deshecho, que hay negociaciones e intervenciones entre embajadas extranjeras, políticos y jueces. Por eso me parece que nosotros somos, al decir de Fogwill, unos pichis en relación a lo que efectivamente acontece en estas relaciones de la política, de las alianzas, el dinero, las espías, las escuchas. Me parece que es mucho más grave que lo que nosotros imaginamos. Muchísimo más grave. Y eso con una coraza mediática muy poderosa que hace que nos enteremos poco y nada de lo que pasa, salvo que estés en el corazón de la política, que no es mi caso. De las negociaciones quiero decir, no del corazón de la política en el sentido de la polis o de lo que le preocupa a las personas, a la señora de al lado, no. Pero en el sentido de lo que ocurre... no voy a decir supersestructuralmente, porque no sé si es superestructural, me parece que  es una red que ya se ha metido en el corazón también de las personas aunque no intervengan en ella. Entonces no me parece que sea algo superestructural, me parece que, al contrario, es una diseminación del horror, que está anidando en corazones populares muy fuertemente, que terminan en linchamientos, terminan en quemas de casas, terminan en el rumor, terminan apresados por las redes. Las redes son muy peligrosas, muy peligrosas. Y uno tiende a creer lo que se dice en las redes y es un error enorme eso. 

"Todo eso forma un panorama de disolución de lazos que eran en otras épocas actos felices. Ahora me parece que generan actos condenatorios, actos de retiros individuales. Si le ponemos un nombre a eso es la disolución de un territorio y de un tiempo. ¿Cuál es el tiempo que estamos viviendo entonces? Yo no sé si comprendo bien. Yo no sé si comprendo bien...".

Y esto es solo una parte de una extensa reflexión sobre los peligros como comunidad nos asedian y también de los momentos que nos hacen felices, en la música y en la construcción de comunidad, desde las canciones de Spinetta hasta las casas construidas por Milagro Sala. En esa oscilación entre el peligro y el cobijo transcurrió un programa que, para los que lo hicimos, ha sido una fiesta.

Ustedes lo pueden escuchar descargándolo acá.

2 comentarios:

Henrique dijo...

Congratulaciones, Oscar. Ese programa estuvo realmente espléndido.

Oscar Cuervo dijo...

Gracias, Henrique!