por Lidia Ferrari
En Italia veo que parte de la izquierda o movimientos progresistas están rechazando al reciente e inédito gobierno que se formó en 2018, con muchas dificultades. El pueblo italiano fue siendo vaciado en las tres últimas décadas de las conquistas que había obtenido desde la posguerra. El M5S como primer partido en esas elecciones (más del 32% de los votos) vino a reivindicar una opción de reconstrucción de esa Italia despojada.
Por diversas razones “debió” aliarse a la Lega para poder formar un gobierno (tema largo para explicar ahora). Hicieron un contrato programático donde cada uno planteó cuáles eran las medidas que debían realizarse para poder gobernar (no es una alianza y cada vez más se plantean dificultades, porque sus diferencias no dejan de presentarse a cada paso). En menos de un año el M5S ha llevado adelante una gran cantidad de lo que eran sus propuestas. De algunas de ellas se decía que serían imposibles de implementar porque iban en contra de las políticas de austeridad europeas: bajar la edad jubilatoria (movimiento contrario a lo que se produce en el mundo) y reddito di cittadinanza (asignación univesal para la mayoría de personas desvalidas y que puede llegar a aliviar la situación de 5 millones de italianos), entre otras. En menos de un año han llevado adelante muchas medidas contrarias a los designios del proyecto neoliberal. Pero aquí están, hostigados por la prensa hegemónica y los poderes del statu quo. De allí que una manera de atacarlos sea asociarlos directamente con la Lega, para mostrar un perfil “neo fascista” de un gobierno que no lo es. La Lega lleva adelante poco, pero es cierto que sus medidas desafortunadas son llevadas a primer plano mediático y parece ser, de acuerdo a la prensa internacional, lo único visible de este complejo gobierno. Hemos ya tratado en varias oportunidades cómo el cometido “antifascista” en muchos casos inventa un demonio para que las almas bellas repudien movimientos legítimamente democráticos y con aspiraciones populares, como es el M5S.
Cuando gente de izquierda reivindica a los movimientos populares que están naciendo fuera de Italia y critican ferozmente a este movimiento M5S no puedo dejar de verlos como los izquierdistas testimoniales que al interior de cada país no llegan al 2% pero tienen exigencias puristas para quienes gobiernan. En Italia y Francia hay intelectuales muy comprometidos con las luchas latinoamericanas, pero que en sus propios países o pertenecen al statu quo progresista o rechazan las experiencias de sus propios países que podrían asimilarse a las latinoamericanas. Esto no puedo dejar de verlo como algo de lo cual bien podemos hablar los argentinos: Siempre lo mejor está afuera.
Desde el progresismo ingenuo veo una adhesión a los relatos que denostan al M5S, lo cual no hace sino agigantar su distancia con lo popular, Esto evoca en mí al antiperonismo de izquierdas de Argentina.
El M5S es un movimiento cuya construcción debería ser tema de análisis de los que están sinceramente concernidos con la teoría política del populismo. Esa historia excepcional de invención de un movimiento que en poco tiempo logró llegar a ser gobierno está constituida por una mayoría de jóvenes que no vienen de la casta de los políticos, lo cual no es bueno ni malo en sí mismo, pero que en Italia tiene un valor notable, habida cuenta de la casta política cerrada que ha regido los destinos de las últimas décadas. Este M5S tiene la aprobación de un espectro amplísimo de la sociedad italiana, de manera transversal, de todas las clases sociales, los rangos de edad, las proveniencias culturales, con un masivo apoyo del sur de Italia, la Italia más postergada.
Cuando veo la crítica feroz al M5S, que lleva a no reconocer lo que hay del pueblo italiano ni que sus sinceras reivindicaciones no están en absoluto ligadas a las manipulaciones patrióticas de la derecha o del pseudo fascismo de la Lega, cuando veo esa dificultad para, al menos, intentar entender la política que está surgiendo allí, contestataria a la destrucción de los últimos treinta años, no puedo dejar de relacionarlo con el antiperonismo argentino.
Veo a ciertas izquierdas que critican ferozmente al M5S en Italia se nutren de una fuerte ideología antiplebeya que no hace sino mostrar que lo popular es rechazado porque representa algo de sí rechazado. Observo que tanto italianos como argentinos comparten un menosprecio a lo propio, con una mirada idealizada de lo que viene de afuera. La propaganda norteamericana, que en sus filmes saturan las narraciones del mundo, hacen de cada país una caricatura que siempre muestra sus puntos flacos. Los otros: mexicanos, italianos, argentinos, alemanes, japoneses, rusos son siempre una caricatura donde se exacerban ciertos defectos. Esas identidades caricaturales -que carecen de la eficiencia de la caricatura para expresar un rasgo característico mediante exageraciones- lo que logran es exacerbar el carácter plebeyo y rústico de esos pueblos. Es cierto que no se puede recriminar a estas operaciones culturales la responsabilidad de la hegemonía de las ideologías antiplebeyas, pues estas dominan el mundo antes de que el capitalismo existiera. Lo que temo es que, mientras la izquierda guarde para sí misma -sin reconocerlo y hasta sin saberlo- estos rasgos antiplebeyos, ilustrados y esclarecidos, la derecha hará pie allí donde, por derecho propio, debería haberse aposentado primero.
El M5S está cumpliendo con sus promesas y muy rápido. Votarlo en las elecciones parlamentarias puede ayudar a que se pueda seguir sosteniendo. Si hubiera un masivo apoyo a la Lega, esto debilitaría a este movimiento y sus acciones políticas. Si hubiera un retroceso al Partido Democrático, sería el retorno de quienes han sido responsables de la debacle italiana en sus gobiernos de los últimos años. Si la derecha crece en sus diferentes expresiones -hasta Berlusconi senil se presenta- también será un duro golpe para este momento inicial de cambio muy interesante que se está dando en Italia. Por eso, considero que cualquier elector con ideas de izquierda o progresistas debería apoyar, en estas elecciones europeas, al M5S. Lo que se juega no es tanto lo que puede pasar en este Parlamento europeo, que es una figurita de ficción democrática de una Unión Europea que no lo es, sino lo que puede pasar al interior de Italia. Es sólo mi modesta opinión.
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