Schiaretti triunfa de modo contundente y difícil traducir en términos de la política nacional, a causa del confinamiento estructural del cordobesismo, que nunca expresó con claridad una tendencia más allá de sus límites. Poco probable que Lavagna, que no termina de definir ni siquiera un sistema de alianzas y mucho menos una base social estratégica, o Pichetto, un tipo para quien su futuro está en el pasado, puedan aprovecharlo. No lo puede aprovechar Urtubey porque esa candidatura no levanta ni con una grúa. Massa puede ver este resultado con cierto interés, pero está más preocupado por no desaparecer de la provincia de Buenos Aires, es decir: por negociar con el kirchnerismo. Alternativa Federal es por ahora un envase sin contenido.
El establishment - al que ahora está de moda llamar "círculo rojo"- está justo en pleno período de dispersión y migración indeterminada. Ya no están alineados en bloque como al comienzo del macrismo y debaten en público -a través de las columnas de los diarios de derecha- qué rumbo tomar.
En algún momento un sector de ese círculo pensó en Schiaretti como presidente interino ante una salida anticipada de macri. Pero me parece improbable por tres razones: 1) no veo a muchos interesados firmemente en una salida anticipada de macri, excepto tal vez el propio macri; 2) Schiaretti obtuvo un triunfo contundente del cordobesismo pero no transfiere sus votos a nadie en el plano nacional, por lo que le conviene hacer perdurar esta histórica victoria provincial antes que rifarla en busca de un interinato de final incierto; 3) se dice que la salud de Schiaretti es frágil, por lo que asumir la presidencia interina que herede el desastre macrista podría arrastrarlo al peor final.
Obviamente no es macri quien pueda capitalizar la victoria de Schiaretti, porque ante todo este resultado es el fracaso rotundo del diseño provincial que forzó la Casa Rosada, con una interna tóxica entre Negri y Mestre. Vidal, Carrió y Larreta pasaron por esa provincia a apoyar al derrotado Negri, que es uno de los principales aliados que el macrismo conserva entre los radicales. Graciosamente, los voceros oficialistas trataron este lunes de desmarcarse de la derrota diciendo que Cambiemos no tenía candidato en Córdoba, un argumento que ya pueden usar para todas las derrotas sufridas antes e incluso para las venideras. Al paso que vamos, Cambiemos podría no tener candidatos en casi ningún distrito.
La derrota de los radicales cordobeses es ilevantable. Córdoba es la provincia en la que nació la Alianza Cambiemos y puede ser la que anuncie su final. Ningún sector del radicalismo quedó bien parado y resulta difícil después de este domingo que ellos sigan sosteniendo la conveniencia de atar su suerte a la combinación letal de macri y carrió: están como metidos en una trampa mortal. Si hay algún partido que no puede sacarse esta derrota de encima es la UCR y la principal explicación no es que hayan ido divididos, sino que fueron atados al macrismo.
Cristina tiene algo para celebrar: el haber retirado sus candidatos de la competencia para infligirle una derrota al macrismo. Los porcentajes históricos que sacó Schiaretti se aproximan a la suma del cordobesismo y el kirchnerismo en la elección anterior. Cristina perdió a su principal aliado en Córdoba, que era De La Sota, con quien estaba tejiendo una alianza cuando De La Sota murió. Así que el kirchnerismo no tiene forma de interpretar este resultado como una victoria propia, pero sí como una derrota de su principal adversario. Por la contundencia del resultado, además, suma más desorientación entre el círculo rojo. No consolida a ninguna fuerza nacional, por lo que los partidarios de que siga macri, que lo remplace Vidal o que insista Lavagna pueden seguir cada uno con lo suyo. Después de su anterior semana gloriosa, el resultado de Córdoba es para Cristina neutro.
Todo lo anterior son conjeturas y no certezas. El panorama político es tan fluido y cambió tanto en los últimos meses que no es momentos de estar seguros de nada.
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