El massismo y el peligro de la negociación infinita
La política es uno de los rasgos distintivos, tal vez el rasgo distintivo, de la humanidad. Una articulación entre acción y pasión, entre razón y sentimientos, entre nuestros intereses y los de otros, entre nuestros principios y deseos de modificar la realidad y la necesidad de dar los pasos necesarios para lograrlo. La polis nunca termina de coincidir con nuestros principios ni deseos. En esa diferencia, en esa tensión, se abre el campo de la negociación. Los que pretenden desconocer la distancia entre intereses, principios y deseos y la realidad efectiva, los que no tienen en cuenta el peso del obstáculo como la fuerza decisiva a vencer, se recluyen en el mundo imaginario que renuncia al poder y se desliza por la política como espectador pseudo-inflexible. Puesto que no quiere reconocer el peso de la fuerza que se le opone, se dio por vencido en los actos aunque se muestre intransigente en el discurso. Simétricamente opuestos a esta renuncia a llegar al poder en nombre de principios irrenunciables, se ubican los muy flexibles que olvidan los principios o carecen de ellos y reducen el arte de la política a una negociación infinita. tAmpoco se hacen cargo de la tensión de lo real: para ellos, todo es negociable y da lo mismo estar acá o allá, o simular que no se está en ninguna parte y que finalmente está en cualquiera.
Este planteo intenta volver a pensar el viejísimo dilema acerca del componente negociador de la política, sin el cual no es posible rasgar el statu quo, dado que la polis no se adecua nunca del todo a ninguna voluntad de poder: ¿hay un límite para esa negociación, el punto innegociable? ¿O la negociación es medio y fin último de toda política? Es una pregunta para nosotros y para estos días.
Si uno observa la trayectoria de massa, parecería que concibe la política como una negociación infinita, sin puntos innegociables. Quienes se postulan como realistas partidarios de esta flexibilidad indican que es una virtud oír "las demandas de la sociedad" -como si estas constituyeran una masa homogénea que emite mensajes fácilmente descifrables. Entre estos estetas absolutos del discurso político, la virtud del massismo fue incorporar en 2013 la "demanda social por más seguridad". Ni siquiera se plantean los límites y las contradicciones insalvables a que conduce esta razón voluble como el gran desafío de toda praxis política. No están para cambiar las relaciones de poder, sino solo para llegar al poder.
Si hay algo seguro sobre la seguridad, es que el capitalismo es esencialmente inseguro. Este sistema no solo produce sino que además necesita de la inseguridad para acrecentar su poder. Esto lo vuelve necesariamente violento. No se trata entonces de "incorporar las demandas de la sociedad acerca de la inseguridad" sino de detectar el punto en el que esa inseguridad esencial es el límite que nos impide la negociación infinita. La criminalización de la pobreza no es negociable. La violencia de género no lo es. El gatillo fácil no lo es. El permiso para que las fuerzas de seguridad del estado defiendan la propiedad de algunos por sobre la vida de los desposeídos no puede ser negociable, más allá de cualquier sofisma acerca de "incorporar las demandas de la sociedad".
Postular que esos límites son negociables coloca a partir de ese momento a quien lo hace del lado de un estado que mata chicos pobres sin tener que dar explicaciones, que concede el permiso a que un cana con un fierro pueda matar a un pibe "sospechoso" sin ser molestado por los que defienden los derechos humanos. No estamos hablando de abstracciones: estamos hablando de las vidas segadas de Luciano Arruga, Rafael Nahuel, Ezequiel Demonty, Facundo Burgos y muchos otros menos notorios de los que el periodismo no tiene ni registro. macri y patricia bullrich expresan con descaro su desprecio por esas vidas sacrificables, porque está en la lógica funcional de la clase a la que pertenecen que los pobres mueran si esto es necesario para el acrecentamiento de su poder. massa pertenece a esa especie de políticos para los cuales el valor de esas vidas sacrificables es un bien difuso, al que se puede renunciar si "la sociedad" reclama una policía dura.
Esto explica que el sector que massa encabeza intente acrecentar su volumen incorporando las demandas de ciertos sectores por una policía dura. Populismo punitivista, enteramente funcional a la fase más violenta del capitalismo tardío: violencia contra los más débiles. Su complacencia con esa agenda lo pone como corresponsable del genocidio por goteo que la policía viene practicando en forma a veces velada y otras descaradamente en esta etapa.
El massismo fue en estos años cómplice de las violaciones de los derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad en defensa de los intereses de las clases dominantes y también emisor de una agenda promovida por los medios oficiales. La histeria mediática en torno a la seguridad y los sofismas construidos alrededor de "los derechos humanos de la gente y no los de los delincuentes" son parte de un mecanismo que facilita la consumación del genocidio por goteo e insensibiliza acerca de sus efectos. Esto también está en juego en las próximas elecciones y es tan decisivo como la protección del trabajo o una agenda de desarrollo. No hay trabajo protegido sin protección de las vidas y los derechos de los trabajadores, los subocupados y desocupados.
En esta semana se estuvo hablando mucho acerca de la necesidad de incorporar al massismo a un frente patriótico que impida el triunfo macrista en las elecciones de este año. Varias veces se dijo que massa tiene los votos para "que podamos ganar en primera vuelta". Se omite que parte de esos votos son los que se identifican con su promoción de políticas estatales violentas, en nombre la "inseguridad". El mismo massa se mostró en estos días ambivalente a más no poder acerca de en qué lado de la disyuntiva política se coloca: está con Alternativa Federal y dice que quiere ser presidente. Se dice -tardíamente -opositor a macri, a pesar de haber co-gobernado la provincia de Buenos Aires con vidal en estos años. Esta semana arreciaron dos tipos de versiones: 1) massa se avendría a plegarse al frente contra macri, si Cristina se baja de la vicepresidencia; o 2) massa podría ser candidato a presidente por Alternativa Federal llevando en su boleta a maría eugenia vidal como candidata a gobernadora. Algunos creen reconocer en esa versatilidad extrema un rasgo de talento pragmático. Otros dicen que eso es el peronismo. Pero massa es un tipo que practica la negociación sin límites y eso hace posible que pueda terminar en cualquiera. Él juega su indeterminación con una crueldad que preanuncia lo que podría ser como presidente si llega: un tipo capaz de cualquiera. Hay quienes en nombre de un pragmatismo desesperado esperan que olvidemos esta ambivalencia: "la unidad hasta que duela". ¿Que duela qué?
Quiso la fatalidad, que siempre tiene poder revelador, que en la misma semana de los coqueteos de massa con todas las variantes de los armados políticos, en San Miguel del Monte una patrulla desorbitada de la maldita policía bonaerense asesinara a Camila López (13 años), Danilo Sansone (13), Carlos Aníbal Suárez (22) y Gonzalo Domínguez (14) y dejara en estado de máximo peligro la vida de Rocío Guagliarello (13 años). La brutalidad policial produjo una conmoción que atraviesa a toda la sociedad. No hace falta explicar lo que hasta los medios del propio régimen informan. Quizá vendría bien recordar que esta misma policía mata pibes todos los días en las villas sin que se produzca una conmoción semejante. La muerte de los jóvenes pobres es hoy política de estado y desde la oposición se encargan de señalar, con justicia, a patricia bullrich como la principal responsable de esto, un genocidio por goteo.
Sin embargo, hay una conexión que pasó inadvertida a la mayoría de los consternados. La intendenta de San Miguel del Monte se llama Sandra Mayol y llegó a ese lugar por el frente UNA, liderado en 2015 por massa. San Miguel del Monte es una ciudad que permite ser pensada en los más clásicos términos de una polis. El trayecto político de Sandra Mayol puede resumirse así:
• En el 2005 accedió al Honorable Concejo Deliberante con la boleta del Frente Para la Victoria.
• En el 2007 se pasó a Unión PRO.
• En el 2011 fue candidata a Jefa Comunal por Unión PRO.
• En el 2013 fue electa Concejal por el Frente Renovador.
• Ganó las elecciones de 2015 por Unidos por Una Nueva Alternativa (massa y stolbizer).
Apenas cinco días antes de la masacre, el miércoles 15 de mayo, la intendenta se reunía y apoyaba con entusiasmo los modos de operar de la bonaerense. No es un trascendido. Puede leerse todavía en la cuenta oficial de Facebook del Municipio. Se accede desde acá:
En su viaje tránsfuga por diversas fuerzas políticas, hasta acceder a la intendencia por el massismo, Mayol representa esa concepción de la política de la negociación infinita. Ahora conviene despegarse de la masacre porque su efecto mortífero sacude al país. Pero la primera reacción que tuvo fue recibir a los familiares de las víctimas acompañada nada menos que por el subcomisario Julio Franco Micucci, a cargo de la seccional, ahora desplazado y desde hace dos días detenido junto a otros siete integrantes de la fuerza. Cinco policías más fueron separados de sus cargos. Pero la primera reacción de Mayol fue declarar tres días de duelo en San Miguel del Monte y dar por buena, sin ordenar ninguna investigación, la versión del accidente que le sopló Micucci, hoy uno de los principales sospechosos del crimen. Solo cuando algunos vecinos cercanos al sitio donde se produjo la masacre atestiguaron haber escuchado los disparos y conservaron los cartuchos de las balas de 9 mm disparadas por la bonaerense empezó a saberse en todo el país que no había sido un accidente. Recién ahí Mayol elaboró una estrategia mediática para despegarse de la matanza y blanquearse ante la opinión pública. Su maniobra publicitaria puede convencer a todos los que no conozcan que horas antes Mayol felicitaba a la bonaerense por su modo de operar.
Mayol es también un claro ejemplo de cómo el massismo viene co-gobernando la provincia y su policía con vidal y ritondo, algo a lo que la prensa se le suele escapar cuando concentran toda la responsabilidad política en bullrich. Mayol estuvo tan próxima como pudo al gobierno bonaerense de cambiemos, no a pesar de sino facilitada por su adhesión al massismo. En junio pasado el portal INFOMONTE exponía sin recato esta co-habitación del poder entre macrismo y massismo.
En esa nota, de un diseño muy expresivo del afecto mutuo y complicidad política, puede leerse:
Esta relación excelente de mayo pasado anticipa la proximidad de Mayol con la bonaerense apenas cinco días antes de la masacre de la que ahora quiere despegarse. Lo que todavía no puede adivinarse es su próxima voltereta política, ahora que su jefe vacila entre llevar en su boleta a vidal para evitar la derrota del pro o exigir que Cristina baje su candidatura a la vicepresidencia para saltar al frente opositor. La política como negociación infinita.
6 comentarios:
Suscribo cada palabra
Este comentario no tiene que ver con Mayol (personaje muy menor) sino con quien calificás (acertadamente) de su jefe.
Jefe que tan sólo en el tema seguridad en campañas previas inventaba y promovía eslóganes como la "ley de derribo" o la "entrada de las FFAA a las villas "(tal cual). Del cogobierno sobran pruebas.
Pero ahora la cuestión pasa por, no la negociación infinita, sino la concreta y finita de los que privilegiamos a Cristina. Massa ¿suma o resta?, y no me refiero sólo al resultado electoral sino al gobierno.
Vale la pena recordar que AF se fue de movida con el FR, después se acercó con Randazzo (justo el que pretendíamos ungir candidato en 2015) y ahora tranquilamente podría ser un caballo de Troya.
¿O es porque lo coronó Cristina que estamos todos felices?.
Prevenir es mejor que curar, pero de sostenerse esta fórmula yo la voto a dos manos, y si viene Massa mejor.
¡Ah! me olvidaba de los vínculos de massita con Mr. Giuliani.
Al margen,Siempre he notado en vos (de onda) una postura intransigente. Pero también veo que estos son mis límites aunque si no le gustan...
Yo apruebo las negociaciones políticas para ganar. Lo que no es negociable es la política de estado que le da permiso a la cana a matar y exacerba la paranoia de la población. El punto es que hay que saber dónde se dice: "Esto no es negociable".
¡Hay tantas formas de matar (y no necesariamente literales) de las que tiene que prevenirse un gobierno popular!
Hay muchas formas de matar desde un gobierno neoliberal. El problema es que Camila , Danilo, Carlos, Gonzalo, Luciano, Rafael, Ezequiel, Santiago, Facundo y muchos otros cuyos nombres desconocemos están muertos, tenían la vida por delante, sus familias están destrozadas y eso no hay manera de repararlo ni menos de negociarlo.
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