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— Oscar Cuervo (@oscaracuervo.bsky.social) 24 de noviembre de 2024, 3:45

miércoles, 9 de julio de 2008

Sed de mal II

Por Oscar A. Cuervo

Sed de mal guarda la apariencia de un policial negro y puede ser el más negro de los policiales. Es también una comedia negra, según la define el propio Orson Welles. En realidad creo que Orson tomó una novelita barata (no lo digo por haberla leído, alguien quizá me lo pueda desmentir, pero es lo que intuyo) y con eso hizo una gran tragedia. Su Hank Quinlan tal vez sea el personaje trágico más logrado que OW haya encarnado en el cine. Si la película es tan emocionante es porque "el villano", además de ser mucho más interesante personaje que el ¿héroe? que encarna Heston (Vargas), es un trágico con todas las letras. Y alguien ya dijo que las mejores películas de género son aquellas en las que el malo es más interesante que el bueno.

¿Género dije? Ese aspecto ha confundido a mucho espectador: hay un crítico uruguayo ya fallecido, cuyo nombre prefiero guardar en un piadoso olvido, estoy hablando de un crítico muy prestigioso, un paradigma de la crítica cinematográfica de los años 60, aquellos para quienes Bergman y Antonioni eran los más grandes cineastas concebicles. Para este crítico, Hitchcock y Welles eran dos cineastas de género inflados por la crítica francesa. ¿Qué dijo este compatriota de Tabaré Vazquez y Jaime Ross?: "...cuando [Welles] filmó Jornada de terror, El extraño, La dama de Shanghai, Raices en el fango y Sombras del mal [acá se refiere a Sed de mal] estaba acudiendo a una temática de intriga policial, espionaje y melodrama que puede ser eficaz e interesante como narración cinematográfica pero que aun en el grado máximo no podría comprometer al espectador por mucho tiempo ni a la grandeza por un solo minuto" (lo dijo en el diario El País de Montevideo en noviembre de 1960). Y bueno, son paradigmas estéticos que dependen mucho del contexto histórico. Pero, qué necio, ¿no? "...no podría comprometer al espectador por mucho tiempo ni a la grandeza por un solo minuto". Me da vergüenza tipearlo.

¿Cómo sería posible no ver la cualidad trágica de Quinlan? ¿Porque es un policía? ¿Porque el film es una "intriga" policial? ¿Un film de buenos y malos?

Algo no cierra en la vida del "bueno" de Vargas. Su celo por la ley no puede disimular su oscura impotencia. Ya se sabe: la ley prohibe pero no da vida. Vargas se esfuerza y no puede: recién casado deja a su mujer ante el llamado del deber. Y ella empieza a deambular de motel en sucucho y de mal en peor. El cada tanto la llama y renueva la promesa. Vargas es una joven promesa y no es tan fácil descubrir que se está alejando, reculando con todo cuidado, sin dejar de saludar, dando mil seguridades de que volverá en seguida, sin que sus labios cesen de decir "aquí estoy yo", por más que se esté alejando aunque, entendámoslo bien, a reculones. Con buenas intenciones y con promesas está vuelto hacia el bien pero, con esa dirección, va reculando más y más lejos del mismo; ni siquiera está parado, sino que está dando pasos hacia atrás.

(Gracias SK, me has dado una mano para comprender la posición ética que Vargas encarna; si supiera el crítico uruguayo que hay más SK en una escena de Sed de mal que en toda la filmografía de Bergman...).


El equívoco de que Vargas está del lado del bien parece apoyarse en el contraste con su oponente. Quinlan es, como dice Marlene, una ruina. Desde un punto de vista periodístico diríamos que es un mal funcionario público, que "planta" pruebas falsas para condenar a los sospechosos, que mandó a varios tipos a la horca con ese método tan reprobable. Un réprobo, para la buenas gentes. Un violador de los derechos humanos. El propio Welles en su charla con Bogdanovich adhiere a este juicio: dice que el personaje que él encarna es un fascista y que el de Heston representa la posición correcta. ¿Quién podría no adherir a esa condena? Lo que pasa es que el arte trágico no es un juicio y el mismo Welles es mucho más grande como artista que como opinador. La manera como él lo actúa a Quinlan contradice a lo que él opina sobre Quinlan. Ahí radica la diferencia: este Quinlan actuado por Clint Eastwood sería otra cosa y yo me iría con el convencimiento de que Sed de mal era un film fascista. No creo que Eastwood sea fascista. Pero él sabe representar como nadie al justiciero indignado que trasgrede la ley para castigar a los malvados que la policía garantista deja escapar. Vargas es un policía garantista y Quinlan es lo que ya dijimos. Pero Welles hace de Quinlan no un "indignado" (una de las posiciones más cretinas que alguien puede encarnar), sino un caído. ¿Cómo no amarlo, como lo ama Marlene cuando ve toda su ruinosa humanidad flotando en el río sucio?

Frente a las esforzadas proezas de Vargas, que sube por las escaleras y llegan antes que el ascensor, la renguera de Quinlan es una huella de su fidelidad como amigo, su gracia y su desgracia.

Sed de mal es una película de encargo. A fines de 1956 Welles había caido en desgracia y se trataba de rehabilitar actuando en decenas de películas indignas de su genio. La Universal le manda un guión para que él encarne al villano. Orson dice que el guión era muy malo. "Yo todavía estaba pensando si podía permitirme el lujo de no hacerla cuando los productores llamaron a Charlton Heston y le dijeron: «tenemos un guión para vos, contamos con Orson Welles». Heston entendió mal y dijo que estaba dispuesto a hacer cualquier película dirigida por mí". Así que este malentendido de Heston (por entonces mucho más prestigioso que Welles para Hollywood) hace que Orson tome en sus manos esta "intriga policial" y haga... lo que hizo. Welles reescribió el guión y sólo cobró su trabajo de actor, no así el de guionista ni el de director. "Venía de una época muy desgraciada. Entonces llegó Touch of Evil, que me hizo sentir por las nubes. Pensé que cuando la hubiera hecho me quedaría en Hollywood y seguiría haciendo por años películas para la Universal".

Pero cuando la Universal la vio, "la película los agitó de un modo extraño: era demasiado oscura, negra y rara para ellos". Orson es despedido y nombran a un empleado del estudio para que trate de hacer con ese material algo presentable. "Para mí -dice Welles- esta no es sólo una historia horrible, también es un misterio. En todo esto falta algo que nunca supe, que nunca llegué a comprender". Sólo después de la muerte de Welles y basándose en un memorandum que él había escrito a los productores, se pudo rehacer la película que él quería.




Ayer vimos Sed de mal en un aula de la escuela sita en San Juan y Defensa. Una de las más grandes películas de todos los tiempos.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenísimo!
No pude ir. No me sentía bien.A mí ese lugar me queda muy lejos pero de todoas maneras hubiera hecho un esfuerzo.
martha

Anónimo dijo...

homero alsina thevenet?
angel rama?

Anónimo dijo...

Esa falta de sutileza de cierta izquierda tradicional cuando mezcla criterios estéticos. Además, claro , era otra visión del mundo bastante obsoleta, ya a esta altura. Para mí era Alsina Thevenet. Hay libros de críticos apreciados que hoy no se pueden leer.Una vez me extraviaron los famosos tres tomos de Georges Sadoul y un profesor que tuve mucho después me dijo: " No sabés de qué te salvaste"
martha

Oscar Cuervo dijo...

Efectivamente, era HAT.

Anónimo dijo...

vieron la version reeditada por W. Murch?

Oscar Cuervo dijo...

Sí, Matías, esa es justamente la que pasamos ayer
saludos

Anónimo dijo...

El problema que tenía Thevenet, más que con Wells, era su odio-rechazo-incomprensión a la crítica francesa, a la "politica de los autores" encarnada por Bazin, y seguida y ampliada por sus discípulos en Cahiers du cinemá. por eso nunca entendió y casi simpre atacó a Godard y cia. Truffaut le gustaba un poco más.Pero sobre todo detestaba la idea de "autor". No era capaz de ver esas huellas en la "forma" de un film de género. No era capaz _o lo era, pero hacia lo posible por no verlo- de entender que el cine es ante todo una forma. Podriamos consideralo solamnte un contenidista, sino fuera que en otros tiempos hizo un aportes formales interesantes sobre la obra de Bergman, al que si considraba autor. Pero quiza escudándose en la "importancia" de sus temas. Y contribuyendo así a un malentediod que se extiende hasta nuestros dias.
Alejndro ricagno.

Oscar Cuervo dijo...

La vieja cuestión, muy vieja ya pero aún operante, de los "temas". Precisamente hablando del desdén que le producían Sed de Mal y La dama de Shangai, HAT decía en esa misma nota: "Comparados con el tema de EL CIUDADANO, que aparte de otros rasgos tiene un alcance social en su plan, esos films sufren ante todo un déficit de sustancia".
Si aplicáramos ese mismo criterio a la pintura o a la música, Cezanne, Matisse, Miles Davis, no tendrían grandes temas ni alcance social y tendrían un "déficit" de sustancia.

Anónimo dijo...

Una pregunta:
¿Por què volviò el negro?
Medusa

Oscar Cuervo dijo...

Medusa:
el negro siempre vuelve. ¿Cómo no va a volver?

Analia dijo...

gracias oscar, ya entendiiiiiii.

Oscar Cuervo dijo...

Yo todavía noooo

Anónimo dijo...

Tenès razòn, el negro es un clàsico.
Saludos
Silvia

Anónimo dijo...

Que facil es pegarle al critico uruguayo desde las alturas del cielo... Por otra parte, si el "indignado" es un cretino, decime como tengo que leer tus notas sobre el campo. Pero claro, la politica es otra cosa,al menos para los Vargas...

Anónimo dijo...

Ahn no entendiste? cREO QUE NADIE ESTÁ "PEGANDO " A persona alguna, viva o muerta, sino señalando ideologías que han dejado de tener vigencia a esta altura. Creo que es un tema interesante que yo no me canso de comprobar: con qué celeridad se dá el cambio social ahora. Y como digo social digo cultural y científico. Lamentablemente la economía siempre va quedando atrás en estos países de latinoamérica.
Me acuerdo que los primeros sociólogos del país observaron éso y sigue siendo igual.
¿Por qué no te prendés con estos temas en lugar de enoajarte, ofuscarte de esta manera taaaaan poco madura?
Uno trata de entender el cambio. En el caso de Alsina, pobre, an algunas cosas lo respeto mucho- dicen que descubrió a Woody Allen por aca- pero en algunas otras cosas se quedó atrás. Y a nosotros quizá nos ocurra lo mismo. Que duele? Duele.
martha

Oscar Cuervo dijo...

DEnis Kaufman:
parece que vos no tenés capacidad de discusión y debate; eso es lo que encontrás acá: una crítica de lo que dijo un crítico, no cuando estaba en el ¿cielo? sino cuando estaba en la tierra. Eso del cielo es un chantaje infantil.
Discutimos con los vivos y con los muertos. Si eso no te gusta también hay otros blogs. Y si te gusta discutir, quedate discutiendo.
La indignación es otra cosa, pero claro, es posible que a vos, anónimo, se te mezcle todo.

Anónimo dijo...

No lean con tanta cola de paja (y sobre todo nose "indignen", che, que es de cretinos...), que no me referìa al cielo del crìtico muerto sino al cielo del crìtico vivo (o al vivillo que juega a critico desde su pedestal ultraterreno). La critica es mas que un juego de ironistas displicentes, y la filosofia es mas que la parodia de la prescindencia socratica... pero si queres apurar la cicuta por mi parte no hay problema: discipulos no te van a faltar.

Oscar Cuervo dijo...

Denis:
la verdad es que no entendí un pepino de lo que dijiste, el crítico vivo, la parodia de la prescindencia socrática, la cicuta, los discípulos... son demasiados elementos y en un momento me pierdo. Tendrías que ser un poco más claro, o si querés podés decir qué te parece Sed de mal.
Tampoco es imprescindible, eh?