Bluesky

Al actuar como jefa de La Cámpora en detrimento de los intereses populares @cristinafkirchner.bsky.social se arriesga a devaluar su legado. En Rosario se la vio aislada, simulando liderar a una totalidad que no está, ansiosa por revalidar una relevancia que ni siquera debería estar en discusión.

[image or embed]

— Oscar Cuervo (@oscaracuervo.bsky.social) 24 de noviembre de 2024, 3:45

martes, 21 de julio de 2009

Día mundial del enemigo




por oac

Evidentemente Nietzsche tiene un problema con Cristo que no termina de reducirse a su muy proclamado anticristianismo. Es interesante notar el esfuerzo de pensamiento que el querido Federico dedica a tratar de resolver el asunto. Su Zaratustra es un remedo neo-religioso construído en gran parte en base a inversiones de frases evangélicas. Incluso Ecce Homo cita, desde su título, un pasaje del Nuevo Testamento (Juan 18-29):

“Salió entonces Pilatos fuera donde ellos y dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? (en la versión latina: “ecce homo”).

Cuando pocos meses antes de su colapso Nietzsche cree que ha llegado el momento de presentarse ante el mundo, decir quién es y cuál es su misión, dice "Ecce Homo" para hablar de sí mismo, asumiendo simultáneamente las identidades de Pilatos y de Cristo. ¿Una broma?

Unos años antes había escrito Así habló Zaratustra, donde opone el amor al lejano al amor al prójimo predicado por Cristo. Dice Zaratustra en “Del amor al prójimo”:

“Vosotros os apretujáis alrededor del prójimo y tenéis hermosas palabras para expresar ese vuestro apretujaros. Pero yo os digo: vuestro amor al prójimo es vuestro mal amor a vosotros mismos.

"Huís hacia el prójimo huyendo de vosotros mismos, y quisierais hacer de eso una virtud: pero yo penetro vuestro «desinterés».

"¿Os aconsejo yo amor al prójimo? ¡Prefiero aconsejaros la huida del prójimo y el amor al lejano!”.

¿Se trata de una verdadera inversión del mandato cristiano? ¿Contradice Zaratustra a Cristo? En apariencia. Nietzsche hace un juego de opuestos entre el próximo y el lejano en un sentido espacial -el que está cerca y el que está lejos-, y parece que con esto da por abolido el mandato mediante una sencilla inversión. ¿Se sale de la órbita cristiana al hacer este juego ingenioso entre lo lejano y lo cercano? ¿o agota todo su ingenio en una interpretación simplificada de las palabras de Cristo? ¿Está el prójimo opuesto al lejano?

Cuando Cristo manda amar al prójimo como a ti mismo está citando un pasaje del Antiguo Testamento; en Levítico 19, 16-18 se puede leer:

No andéis difamando entre los tuyos; no demandés contra la vida de tu prójimo. Yo Yaveh. No odiés en tu corazón a tu hermano, pero corrige a tu prójimo, para que no te cargues por pecado por su causa. No te vengarás ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

En ese pasaje, el AT parece referirse a una relación de proximidad: “los tuyos”, “tu hermano”, “los hijos de tu pueblo”. Amar al semejante, al amigo, al hermano, al que es como yo, en suma. ¿Esto implica que la necesidad de amor se agota en los “míos”, los cercanos, los próximos? Se trataría entonces de un amor de preferencia, prefiero a mi hermano antes que a un desconocido, prefiero al hijo de mi pueblo antes que al extraño, a mi amigo antes que a mi enemigo. Así el prójimo sería alguien a quien tengo que amar por su cercanía y por su semejanza conmigo.

Pero unos renglones más abajo (19, 33-34) en el mismo texto del AT, la cosa se complica:

Cuando un forastero resida junto a ti, en vuestra tierra, no lo molestéis. Al forastero que reside junto a vosotros, le miraréis como a uno de vuestro pueblo y lo amarás como a ti mismo, pues forasteros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto”.

Ahora se trata de amar al forastero como a uno de los tuyos. Uno podría entender que esa obligación radica en que el forastero ahora “reside junto a vosotros”, es decir, que se ha vuelto un vecino y que, en razón de esa vecindad, ahora está cerca y por eso se lo debe amar. Sin embargo, el motivo que alega Yaveh es que “forasteros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto”. Es decir: que la razón para amarlo no sería exactamente la cercanía en que se encuentra el forastero, sino el hecho de que forasteros somos, o al menos podríamos ser, todos.

Pero en el Nuevo Testamento estas relaciones de proximidad y lejanía se complican de una manera inaudita. Hasta podríamos decir: se alteran. Jesús vuelve sobre esas antiguas palabras pero trastorna los significados lineales de proximidad y lejanía, introduce la ajenidad entre los que se encuentran cerca, la extrañeza entre los conocidos, la discordia entre los parientes y el amor entre los enemigos. ¿Niega de esta manera lo que decían las escrituras antiguas? Más bien diría que hace estallar, mediante el uso de paradojas, el sentido habitual de estas palabras:

Mateo 10, 34-36: “No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar el hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los que conviven con él”.

El cercano, el hermano, el próximo se han vuelto de pronto enemigos.

Y en Mateo 5, 43-47 está el pasaje que más cuestiona la interpretación espacial que hace Nietzsche de la projimidad como proximidad:

“Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan para que seais hijos de vuestro Padre celestial. Que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo los gentiles?”.



No le alcanza con mandar a amar al enemigo, también necesita abolir los parentezcos familiares:

Mt 12, 46-50: “Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él. Alguien le dijo: «oye, ahí afuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte». Pero él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo aquel que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre»”.

Así que la cosa es un poco más compleja que la mera necesidad de amar al próximo, al vecino, a ese contra el cual estamos diariamente apretujados. Nietzsche denuncia la hipocresía y la cobardía que usualmente encierra esta bondad para con los tuyos: “Huís hacia el prójimo huyendo de vosotros mismos, y quisierais hacer de eso una virtud: pero yo penetro vuestro «desinterés».” Hace bien Nietzsche en sospechar de ese presunto desinterés que es huida de sí mismo. Pero está lejos con esas palabras de haber cuestionado lo que dice Cristo.

El gran Friedrich Nietzsche le da vueltas y vueltas al asunto y se siente atraído por una salvaje y azul lejanía que termina por desquiciarlo.

En diciembre de 1888 empieza a mandar cartas extrañas a sus amigos: se propone organizar una liga de las naciones contra Alemania y derrocar al rey. Quiere poner fin a tantos siglos de locura criminal. El 3 de enero del 89 le escribe a una amiga:

“El mundo entero está transfigurado, dado que Dios está en la tierra. ¿No ven que todos los cielos se alegran? Acabo de tomar posesión de mi reino, arrojo al Papa en la cárcel y hago fusilar a Bismark.”

Y al día siguiente, le escribe una carta a su amigo danés Georg Brandes, el mismo que le había recomendado que leyera los libros de Kierkegaard. En esa carta Federico escribe:

“Después de haberme descubierto, no es gran cosa el encontrarme, ahora lo difícil será perderme”.

Y firma: El Crucificado.

43 comentarios:

Anónimo dijo...

La relación con los enemigos es no tanto amarlos en el sentido de la palabra, mas bien jesus pide la renuncia a cualquier tipo de venganza . Tampoco se debe esclavizar con las actitudes del enemigo que te hace daño, en otra parte de los evangelios, Jesus dice: si no los reciben salgan de estas casas y sacudan el polvo de sus sandalias y no vuelvan mas.En resumen no te quedes pegado a tus enemigos, no trates de cambiarlos pero tampoco no uses la violencia contra ellos, renuncia a las reivindicación propia, es como que hay que dejarlos ir, el trigo y la cizaña crecen juntos.
Con respecto a la relación de parentesco Jesus rompió con este tipo de relación basada en la sangre, mas bien importa el amor y respeto ,no la ley del parentesco
En otro episodio jesus prohibió a un hijo hacerse cargo del funeral del padre; " que los muertos entierren a sus muertos"
Bueno es apasionante y muy actual el mensaje de Jesus, muy revolucionario que abarca todos los aspectos humanos que pueda involucrar relaciones de poder.
La mala relación que jesus denuncia entre padres e hijos es justamente que al ser relaciones basadas en uso del poder de uno sobre el otro, uno deba separarse o alejarse de ese tipo de sumisión y de ahí los problemas familiares pues no quieren renunciar al uso del control.
Susana

Oscar Cuervo dijo...

Hola, Susana:

bueno, de todos modos, más allá de lo que implique este amor (efectivamente en ningún momento dice que el amor te esclavice al amado) lo que está bien claro en la frase es que dice "Ama al enemigo" y no simplemente "renuncia a vengarte de él", lo que se podría arreglar con una simple indiferencia sin que hiciera falta además amarlo.

En cuanto a otras derivaciones, como "no te quedes pegado a él", "no trates de cambiarlo", "no uses violencia contra él" "renuncia a la reivindicación propia", "dejalo ir" no sé si son tan importantes.

Más bien me parece que es "trata de cambiarlo o no trates de cambiarlo, pero ámalo". o "quizá te equivoques al darle la razón o al esclavizarte a él, pero seguro que no te equivocarás si lo amas".

Fijate cuando le preguntan cuál es el mandamiento principal, para no irse por las ramas acerca de los mil detalles derivativos, responde: Ama. Amalo a él, aunque sea tu enemigo, aunque no puedas cambiarlo, aunque no te reciba: amalo.

Male dijo...

Creo que el amor al lejano que propone Nietzsche podría leerse en otros términos, y no como una mera inversión del mandato cristiano. De hecho, aquí quedan expuestas las fisuras de las Escrituras, que permiten, como bien se muestra, interpretaciones menos radicales que las de N del "amor al prójimo" cristiano.
En todo caso, si bien la inversión es una posible estrategia para la de(con)strucción, no es suficiente; y si N se hubiera quedado meramente con una inversión de los términos, habría vuelto a afirmar la interpretación de la vida en términos bi-polares.
Creo que la estrategia de N es justamente salirse de esas categorías. Romper con la noción de que algunos son amigos y otros enemigos (en los términos tradicionales, como opuestos excluyentes), e instaurar un nuevo modo de pensar el "ser-con": el otro es un amigo-enemigo. Está en el "entre". No se lo puede clasificar como "prójimo" o como "lejano" en términos estrictos. El otro está siempre entre la cercanía y la lejanía.
Por eso veo complicado leer esta lejanía en términos espaciales.
Yo creo que al hablar del "prójimo" se está refiriendo más bien a los iguales a uno mismo: esas relaciones en las cuales uno busca en el amigo un espejo de sí mismo que nos devuelva una mirada de aprobación frente a todo lo que hacemos.
Por eso me parece que el ejemplo de los forasteros tampoco sirve para la filosofía nietzscheana: yo no amo al otro porque yo podría ser el otro. A lo que nos invita N es a buscar amigos (en este nuevo sentido de amistad) en la diferencia: alguien que sea nuestro enemigo porque nos hace la guerra, nos pone en cuestión; y que a su vez sea un amigo que nos ofrece una morada provisoria.

De todos modos, más que una crítica a la lectura que se hace del cristianismo (que me parece copada, ya que siempre está bueno hacer re lecturas que vuelvan a interpretar los textos), me parece interesante destacar que de ningún modo N propone un amor al lejano como simple oposición al cercano y que esa lejanía no es en términos epaciales.
De hecho en un fragmento póstumo N critica la hospitalidad incondicionada que le abre la puerta a cualquiera. Yo creo que es más bien una invitación a amar la diferencia y no solamente al que es igual a uno mismo.

Bueno, quizás me extendí demasiado, pero este tema me apasiona.

Saludos y celebro la iniciativa de poner estas cuestiones en cuestión.

Male.

Anónimo dijo...

Las frases " hechas" no me gustan, y el amor, el amar, es una de esas palabras que no se entiende muy bien que significa.
Jesus trató de " generación de víboras o sepulcros blanqueados a los religiosos ,de su época, y uno pensaría ¡OH, pero ¡¡Jesus como insultas tanto¡¡¡¡
El amor debe empezar por UNO MISMO eso es la primer cosa que está clara con respecto al AMOR, y si tu enemigo te hace daño, y se lo permitís por amor, eso está mal y como no podes cambiar la situación lo único que te queda es que siga su camino y vos el tuyo y no pretender ser el Mesias de tu enemigo.( Jesus se tuvo que ir de Nazaret por que se reian de él)
Jesus no estimula la impunidad, si el arrepentimiento, y uno debería esperar eso del enemigo, no la impunidad.
" EL que no aborrece a padre, madre, hijo etc , no es digno de mi" Fuertes palabras de Jesus que estan en relación al amor y respeto por uno mismo.
Tambien recuerdo cuando usó el látigo: ¡¿eran expresiones de amor?
Si, te contesta un religioso, amor a Dios. ( No quiero entrar en la espiritualidad del mensaje de Jesus)
Con esto quiero decir que suena lindo decir que debemos amar a mi enemigo, pero que significa esto realmente?, es la pregunta del millón.
Para mi, amarlo es renunciar a la revancha, a quedar enganchada en su patología, a poner distancia , como hizo Jesus con sus enemigos, y esperar que el mayor milagro ocurra, " el arrepentimiento"" el volverse de su camino" y ¡allí debo estar¡( parábola del hijo prodigo)
El ejemplo de las Madres de Plaza de mayo, es muy significativo, no a la venganza , pero tampoco a la impunidad, sino " un darse cuenta" sobre la situación, esto es amor hacia uno mismo y hacia la humanidad.
Susana

Cordelia dijo...

Muy bueno tu comentario, Male. Me gusta la idea de que el amigo es aquél que puede ser también enemigo, el que se anima a decirnos lo que no nos animaríamos a decirnos a nosotros mismos. En relación al prójimo, comparto la idea de que no es cuestión espacial, porque, como decía Rimbaud, Yo es otro. ¿Puedo soportar, incluso amar, el goce de mi prójimo, su goce maligno? Según Jacques Lacan, ese es el verdadero problema del amor. La maldad habita en el prójimo, pero, por consiguiente, habita también en mi mismo: y qué me es más próximo que ese núcleo de mi mismo, que es mi propia maldad, mi propio goce, al que no oso aproximarme?

Male dijo...

Susana,
"Renunciar a la revancha", no sería para nada amar al enemigo. Se pasa de largo allí donde ya no queda nada por cambiar, nada por amar.
El arrepentimiento no es "el mejor milagro", es el mayor síntoma de decadencia. Frente al arrepentimiento, mucho mejor el amor fati: amar el acontecimiento, amar la vida, en lo que tiene de felicidad y en lo que tiene de sufrimiento.

Con respecto a qué es amar al enemigo... Creo que ya dije lo de cancelar la interpretación en términos bi-polares y empezar a considerar al otro como un "entre". A raíz de eso, quizás amar al enemigo que hay en el otro sea amar su diferencia, su "no ser igual a uno mismo", y amar que nos haga la guerra y que nos oponga resistencia.

Saludos,
Male.

Anónimo dijo...

Evidentemente da mucho para hablar esto de amor y odio o amigos y enemigos. Alguien dijo que hay que tenerlos cerca a los dos. A veces los amamos a ambos. Qué tema difícil!!!A veces nuestros amigos se convierten en enemigos y viceversa. Me confunde este tema porque no siempre se sabe quien es uno y quien el otro. María Inés Grimoldi

julieta eme dijo...

Una vez, cuando todavía era una estudiante, leí un texto (no recuerdo de quién) en el cual se mencionaba el "ama al prójimo como a ti mismo" como un antecedente del imperativo kantiano: "obra siempre de tal modo que puedas querer que la máxima de tu acción se convierta en ley universal". Según ese texto, ambos eran dos formulaciones distintas de lo que se conoce como "regla de oro" en ética: trata a los demás como te gustaría que los demás te trataran a vos (o, en la formulación negativa, "no trates a los demás como no te gustaría que te trataran a vos"). Por supuesto, esta regla no vale para los/las masoquistas...

Como desconozco el Evangelio, no sé si lo que dice Locke es verdad, pero él dice que la "ley del Evangelio" es "Lo que pretendáis que los demás os hagan a vosotros, hacedlo vosotros a ellos". Esta ley del Evangelio parece resonar en tu frase: "la razón para amarlo [al forastero] no sería exactamente la cercanía en que se encuentra el forastero, sino el hecho de que forasteros somos, o al menos podríamos ser, todos". Trata al forastero como te gustaría que te trataran a vos si fueras forastero...

Muchas veces pienso que si esa regla de oro, en apariencia tan simple, se respetara, si todas y todos nos tratáramos mutuamente como pretendemos ser tratados, las cosas serían muy diferentes... Ni siquiera se puede maltratar a los enemigos, porque si vos fueras enemigo de alguien, no te gustaría que te maltrataran. Y aunque tu enemigo te maltrate, vos no lo podés maltratar. Tenés que atenerte a la regla de oro siempre. Es exactamente lo contrario al "ojo por ojo"...

Muy buen texto. Un beso.

Persio dijo...

Julieta,
Male, que hizo los deberes que le mandó Cragnolini, te va a contestar -con razón, creo yo- que en la regla de oro que mencionás el centro sigue ocupándolo el yo. Y que la justicia no puede nunca fundarse en ese criterio (a lo sumo podrá hacerlo el derecho) sino que debe dar cuenta del llamado del Otro (o de La Otra, ya que estamos) que está justamente por fuera del círculo totalizante. "No hagas a los demás lo que no quisieras que te hagan a vos" es seguir postulándose a uno mismo como la medida de todas las cosas; es seguir utilizando el yo para calcular las dimensiones del otro, lo posible para limitar lo imposible, el adentro para iluminar el afuera, etc.

Pero yendo un poco a lo concreto, yo creo que estas interpretaciones derrideanas-levinasianas y, en general, toda la cuestión del Otro, es bastante más problemática de lo que pretende ser cuando se la lee en relación al materialismo histórico. La cuestión de la alteridad y de la inefabilidad del prójimo y el exceso del infinito y etc etc ya fueron tratadas y desbordadas hasta el hartazgo. ¿Pero qué dicen esos planteos de lo más concreto de nuestra sociedad, de la base del sistema? No quedan dudas de la crítica a la política, a la ideología y a las formas jurídicas: demasiado ego. Pero uno de los más grandes descubrimientos de la filosofía de Marx creo que fue el haber hecho de la economía una economía política, o dicho en otros términos, el haber hecho de las relaciones sociales el suelo concreto del que emergen las formas abstractas. Y el problema de la mismidad y la alteridad también está presente en esa base concreta, sólo que creo que no es tan fácil discutirlo allí, desde que las respuestas de siempre ya no valen para analizarlo a ese nivel. ¿Qué significa amar al prójimo (y recontraprójimo) en el contexto de la tensión irresoluble entre capital y trabajo? ¿Quién es el prójimo y dónde me ubico a mí mismo? ¿Cómo puedo amar a ese otro? Y si me propongo amarlo, ¿qué responsabilidades concretas estoy asumiendo?

Anónimo dijo...

Realmente, para opinar sobre el tema, universal como lo es, primero debería situarme tan lejos del yo y su condición de amigo y/o enemigo. Tanto que además, ya no cabería lugar para uno u otro de esos míos, sino, sería una misma imagen, un mismo lugar de ambos. Entonces desde ahí trataría de encontrar los motivos de la amistad y enemistad, cosa que me sería imposible por razones obvias, el panorama sería absoluto, estaría sumiso en la degradación del orden y el caos, daría igual ser parte del prójimo como de mí mismo. Con esto quiero ofrecer un croquis de un punto de vista ajeno al propio. Por supuesto que partiendo del yo, amigos y enemigos están siendo prejuiciados de pies a cabeza, quedando sobre mi nuca y/o la de ellos la vulnerabilidad en cuanto a clasificativos. Una opinión más personal: Si moldearamos a todos los seres HUMANOS (dejo de lado el ser animal para no apartarme del AMOR que se nos ha sido impuesto) en uno sólo, a mi parecer no habría mucha diferenecia, a más no ser con la estética. Puede que el resultado sea un medio albino, medio negro, medio colorado, con mechones multicolores fluyendo de su cuero cabelludo. Pero en cuanto a su yo absoluto, tendría en sí las mismas opciones de antes, cuando multitud, hasta creería que las mismas complicaciones y facilidades, estaría en él vivir hasta la muerte o suicidarse, según que tan amigo o enemigo se sintiera de su ser. Somos tantos, no sería justo ni preciso establecer el orden mundial escarvando el Amor para dar con su Prístina alma. Creo que todos portamos con el Amor, habríamos de sernos necesarios al yo para reconocerlo y luego levantar la mirada. Creo que así dió con él Nietzsche. No quiero alborotar la cuestión, hermosísimo tema y fasinantes interptretaciones de todos. Salud. Prisma

La herida de Paris dijo...

Quizás la formulación pedagógica de esta problemática sea la parábola del Buen Samaritano. "Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó...". respuesta concreta a la pregunta del fariseo ¿quien es mi prójimo?".
Excelente lectura la tuya.
Abrazo.

Cinthia dijo...

Hola, esta es una visión que escribió Faustina Kowalska en su diario, la transcribo porque tiene mucho que ver con esto que estan hablando.

"Una vez vi una multitud de gente en nuestra capilla y delante de ella y en la calle por no poder caber dentro. La capilla estaba adornada para una solemnidad. Cerca del altar había muchos eclesiásticos, además de nuestras hermanas y las de muchas otras Congregaciones. Todos estaban esperando a la persona que debía ocuapar el lugar en el altar. De repente oí un voz de que era yo quien iba a ocupar lugar en el altar. Pero en cuanto sali de la habitación, es decir del pasillo, para cruzar el patio e ir a la capilla siguiendo la voz que me llamaba, todas las personas empezaron a tirar contra mí lo que podían: lodo, piedras, arena, escobas. Al primer momento vacilé si vanzar o no, pero la voz me llamaba aún con más fuerza y a pesar de todo comencé abanzar con valor. Cuando crucé el umbral de la capilla, las Superioras, las hermanas y las alumnas e incluso los Padres empezaron a golpearme con lo que podían, así que queriendo o no, tuve que subir rápido al lugar destinado en el altar.

En cuanto ocupé el lugar destinado, la misma gente y las alumnas, y las hermanas,y las Superioras, y los Padres, todos empezaron a alargar las manos y a pedir gracias. Yo no les guardaba resentimiento por haber arrojado contra mí todas esas cosas, y al contrario tenía un amor especial a las persoas que me obigaron a subir con más prisa al luga del destino. En aquel momento una felicidad inconcbilbe inundo mi alma y oí estas palabras: Haz lo que quieras, distribuye gracias como quieras, a quien quieras y cuando quieras. La visión desapreció en seguida."

Anónimo dijo...

Como estamos basándonos en el mensaje de Jesús, esta claro en muchas partes del evangelio que Jesús no se calló la boca ante sus enemigos, hubo denuncias sociales (al igual que los profetas), y se apartó de ellos por que la relacion entre dos es entre dos, no puede haber una relación solo unilateral con mi enemigo.
Una vez echó a la multitud que lo seguía acusándolos que lo seguían solo por interés.
El arrepentimiento es darse cuenta ,es ser consciente de mis actos es el mejor deseo que puedo tener para mi y para mi prójimo.reveer mis actitudes, mis ideas, mis sentimientos, descubrir que tengo prejuicios y ver de donde vienen, arrepentirse es restaurar lo que se rompió.Este es el mensaje central del evangelio, las llamadas buenas nuevas; estamos llamados a arrepentirnos, a comenzar una y otra vez, sin culpa , ni cargas, solo debemos responder, ser responsables de nuestra vida toda.
En la parábola del hijo prodigo, el padre deja partir a su hijo, lo deja solo, espera que vuelva, solo espera que su enemigo pueda arrepentirse y restablecer la relación, y es una espera sin resentimiento.
Pero hay un distanciamiento necesario, quizas el milagro ocurra.
Susana

Anónimo dijo...

Yo interpreto ese "¡Prefiero aconsejaros la huida del prójimo y el amor al lejano!" de Nietzche de una forma más indirecta. Me parece que N quisiera decir con eso que es mejor amar al hombre por venir. El ajeno es quizás el super hombre; el lejano.
Amar al prójimo, es amar lo que ya somos. Amar al lejano, es amar nuestra potencia.
Y creo que le da la forma de oposición a las palabras de Cristo, más para distanciarse de la ética aceptada por la época, por dar el golpe de efecto, que por un enfrentamiento concreto a esas palabras en su contexto.
Pero yo leí el Zarathustra (no entero) como una novela, y realmete no se nada de filosofía ni de cristianismo, así que hago mi comentario desde mi lugar amateur.
Saludos.
Berna

Oscar Cuervo dijo...

Julieta:
las lecturas modernas, por ej. Kant, reducen el problema del amor a cálculo racional "no hagas al otro lo que...". Le quitan densidad paradójica al relato evangélico. Hay un pasaje donde Pedro reacciona como cualquier amigo que no quiere verte sufrir y le dice a Cristo "no vamos a permitir que te hagan eso, te vamos a defender". La respuesta de JC es algo totalmente ajeno al cálculo kantiano: "apártate de mí, Satanás", le dice a su amigo. Esa respuesta sorprendente repugna al cálculo moderno y a toda especulación en torno a la preservación del yo. Ni el Nietzsche más sacado pudo poner en Zaratustra una frase tan poco preservativa. Por último: Jesús no dice "no maltrtatar al enemigo". Dice: amarlo. Creo que no es lo mismo.

Persio:
« ¿Qué significa amar al prójimo (y recontraprójimo) en el contexto de la tensión irresoluble entre capital y trabajo?». Por lo que puede apreciarse en el relato evangélico, no era más fácil amar al prójimo en una economía rural que en la sociedad capitalista. No era más fácil. A Jesús lo clavaron en una cruz y lo dejaron desangrarse o lo que sea que le pasó. Y Jesús (hablo de ese relato escrito hace 2000 años, del acto del que prodede ese relato) sabe con qué bueyes ara. Es verdad que la economía política introduce nuevas complejidades, pero creo que aún en el tardo capitalismo (que tampoco ya es lo que era cuando vivió Marx) algo nos dice esa frase de amar al prójimo. No sé si con una pura descripción de los mecanismos de la economía política se puede llegar muy lejos, si no hay amor. Se puede llegar hasta Lenin, hasta Stalin...

Prisma:
creo que Nietzsche se dio... contra una pared, una cosa es la jubilosa scienza de que se jactaba y otra la tortuosa inquietud de que fue presa. Nietzsche no pudo dar consistencia a su perspectiva, ni con el Yo Quiero, ni con el übermensch, ni con el Ello Piensa (aunque ahí se acercó un poco más). Nietzsche lo escribió, pero fue Ello quien lo pensó: "“Después de haberme descubierto, no es gran cosa el encontrarme, ahora lo difícil será perderme”". No es Nietzsche el que habla en esa frase, es aquel del que Nietzsche ya no pudo perderse.

Herida de París: sí, de acuerdo, no se trata de que el otro me ame, ni de que el otro se arrepienta, ni de que el otro deje de hacerme daño. Se trata de amar al otro.

Cinthia:
qué mina esta Faustina Kowalska...

Berna:
sí creo que una buena escapatoria es amar al hombre por venir, porque lo podemos imaginar como nos conviene, porque cuando el hombre por venir viene, ya no nos conviene.

Gracias a todos por el debate, muy interesante.

Oscar Cuervo dijo...

Malena:
- «"el otro es un amigo-enemigo. Está en el "entre". No se lo puede clasificar como "prójimo" o como "lejano" en términos estrictos. El otro está siempre entre la cercanía y la lejanía»:
Eso que vos atribuís al otro nietzscheano ya está previsto, como creo que queda dicho en mi post, en el prójimo del NT. Entonces no hay novedad, sino a partir de un malentendido: Nietzsche reduce al prójimo del NT a una relación de mera cercanía espacial. Para atribuirse él esa paternidad del Otro, necesita simplificar el carácter paradojico del prójimo cristiano, volverlo unidimensional. Unas décadas antes del Zaratustra y del Anticristo, un danés llamado Soren en LAS OBRAS DEL AMOR y en MIGAJAS FILOSOFICAS había detectado ese Otro en un texto de 1900 años atrás. ¿Por qué el perspicaz Nietzsche lee tan linealmente el NT?

- Decís: «Yo creo que al hablar del "prójimo" se está refiriendo más bien a los iguales a uno mismo: esas relaciones en las cuales uno busca en el amigo un espejo de sí mismo que nos devuelva una mirada de aprobación frente a todo lo que hacemos». Claro, de eso está hablando Nietzsche, pero no es de eso que habla Cristo, no es el amigo, no es el espejo que te devuelve una mirada de aprobación, etc. Yo cité 3 pasajes evangélicos, pero se podrían citar decenas más que desmienten que en el NT el prójimo sea el semejante. Curiosamente, creo que el lenguaje del NT se vuelve productivo en la paradoja y que Nietzsche, al menos en esta crítica al cristianismo, queda atrapado en una lógica dicotómica.

- «A lo que nos invita N es a buscar amigos (en este nuevo sentido de amistad) en la diferencia: alguien que sea nuestro enemigo porque nos hace la guerra, nos pone en cuestión; y que a su vez sea un amigo que nos ofrece una morada provisoria»: Este nuevo sentido de la amistad no es nuevo, tiene 1900 años cuando Nietzsche cree que ha dicho algo nuevo. Lo que Nietzsche le agrega es algo que tampoco es suyo, sino estrictamente moderno: la afirmación del yo. El "Yo Quiero", que en algunos momentos Nietzsche se atribuye como una gran novedad, es lo que lo hace a Nietzsche moderno, es decir, un hijo de Descartes.

Oscar Cuervo dijo...

Susana:
¿amar es una frase hecha? Bueno, en la medida en que todas las frases son frases hechas. Por otro lado amar no es ninguna frase, amar es hacer el amor, ser amante, ser amado, no hallar reposo, hallar esposo, hastiarse, tratar de leer signos donde los hay y también donde no los hay, amar es esperar y desesperar, esperar el bondi donde ya no pasa porque cambió el recorrido y ser impactado por un asteoride. ¿Amar frase hecha? "No se entiende muy bien lo que significa": precisamente, no se entiende muy bien, no tiene lógica, pero pobre de la que sólo hace cosas que se entienden muy bien.

- «El amor debe empezar por UNO MISMO eso es la primer cosa que está clara con respecto al AMOR, y si tu enemigo te hace daño, y se lo permitís por amor, eso está mal». Bueno, ahí de pronto parece que tenés una cosa clara respecto del amor, lástima que sea ese UNO MISMO, signo de los tiempos. Y después veo que hay algo que se te escapa en eso de amar al enemigo: ¡claro que el látigo se empuña por amor! ¿quién te dijo que el amor es complacencia y sumisión? ¿Quién te dijo que el amor dice siempre "Sí"? Hay una cosa que es básica: para amar al enemigo hay que tener enemigos. Jesús no enseña a ser amigo de todos, el enemigo ocupa un lugar central en su praxis. Lo raro es que es necesario el enemigo para que haya verdadero amor y no simple narcisismo.

Cordelia:
« Yo es otro. ¿Puedo soportar, incluso amar, el goce de mi prójimo, su goce maligno? Según Jacques Lacan, ese es el verdadero problema del amor.» Te cuento algo: Lacan lee mucho a Kierkegaard y lo cita poco. Todas estas ideas que atribuís a Lacan están en LAS OBRAS DEL AMOR, pero Kierkegaard no las inventa. Las leyó de otro libro.

ana fioravanti dijo...

Este es el post que yo había estado esperando y que superó con creces todas mis expectativas.
Nada puedo agregar a lo que ya dice Oscar y también algunos comentarios.
Sólo una aclaración más respecto de la medida del amor, que puede ser cualquier otra cosa, algo inédito, desdeñado o combatido quizá, menos una frase hecha. Son palabras muy conocidas, están en el Evangelio y siempre se citan quitándole la parte final:
"Amaos los unos a los otros
como yo os he amado".
Coincido plenamente con La herida de París. Esta es "La Otra" lectura. Gracias.

ana fioravanti dijo...

Olvidé agregar que la película de los Dardenne, "El hijo", es otra parábola contemporánea de la del Buen Samaritano.

Male dijo...

No creo que N esté reduciendo el problema del amor al prójimo a una cuestión espacial. Al contraponer el prójimo al lejano no está diciendo "amá a aquel que se encuentre a más de tantos kilómetros". De verdad no entiendo por qué decís que hace esa reducción. Puedo concederte que la propuesta nietzscheana se encuentre en germen en el NT, pero de ahí a decir que N hace tal reducción me parece que hay una distancia (y no en términos espaciales) bastante grande.

Tampoco creo que él quede atrapado en una lógica dicotómica, sino que él lee esa lógica en el cristianismo. Pero justamente toda su propuesta es salirse de esas categorías bi-polares.

Por último: lo último que hace N es afirmar al yo!! Justamente rompe con el ego cogito como hypokheimenon al proponer al existente humano como un Selbst, como un entrecruzamiento de fuerzas, cuyo Ich no es más que una cristalización provisoria. N rompe con las categorías modernas del sujeto al proponer una subjetividad desfundamentada.

Male.

Persio dijo...

Oscar, dos cosas:
Por un lado, a lo que iba rescatando el planteo de Marx era a que si uno se refiere principalmente a las bases económicas de la sociedad, es decir, a su fundamento concreto, no es tan claro que haya que "amar" al otro. Precisamente porque hasta ahora no se hizo más que eso y porque mientras se siga haciéndolo vamos a seguir pedaleando en contra. Identificar al otro no es tan difícil en ese nivel como sí lo es en otros, pero el planteo del amor (y del cálculo moderno, del exceso de sentido y de todas sus variantes) no tiene nada que decir cuando el problema es el de la explotación histórica del capitalismo. Lo difícil, si no hay que amarlo, es saber entonces qué hacer.
Por otro lado y no te lo tomes a mal, me parece que no hace falta que reduzcas todos los comentarios a cero ni que los retraigas a las intenciones de tu post original. No cortes el rizoma grandioso que vos mismo abriste.

Oscar Cuervo dijo...

Persio (primera parte de mi respuesta):
hay algunos supuestos en tu comentario que merecerían ponerse en cuestión: que las bases económicas de la sociedad son sus fundamento concreto. No pretendo negar esa tesis, pero creo que no se la puede aceptar sin más como algo evidente: ninguna tesis se puede aceptar sin más como algo evidente y esta no es la excepción. La filosofía siempre quiso moverse en el terreno del "fundamento concreto" y siempre recortó una perspectiva y construyó discursivamente un objeto afirmando que ahí estaba "la papa". ¿Qué es lo que verdaeramente es? Marx introdujo la cuestión de la estrucutra económica de la realidad en un contexto histórico muy preciso: como reacción a la tesis hegeliana de que todo lo real es racional y todo lo racional es real: esto Hegel lo dice en su intento de construir un sistema del saber absoluto, de un saber que se sabe a sí mismo. Ahí es donde Marx señala un aspecto no pensado, un residuo de irracionalidad en la filosofía hegeliana, que da como naturales las relaciones económicas, el trabajo alienado, la división de la sociedad en clases y la "naturalización" de la propiedad privada. Es ahí donde Marx señala la concretitud de la base económica. Se puede entender esta tesis marxista en ese contexto de crisis de la filosofía sistemática. Si la independizamos de ese caracter polémico (contra el sistema del idealismo absoluto) y la transformamos en una tesis de la realidad a la que tratamos como evidente por sí misma, la afirmación de la concretitud de las bases económicas como el fundamento de todo, estamos ante un dogma que sólo interpela al que quiera creer en él. Yo creo en la productividad de la perspectiva marxista en tanto se la tome como una perspectiva; y me resulta anacrónica cuando se la quiere postular acríticamente como la única ontología posible. En la misma frase "las bases económicas de la sociedad son el único fundamento concreto" hay mucha oscuridad; valdría la pena problematizar qué se entiende por económico, más allá de lo que el sentido común entiende por ello. Y si nos movemos en el terreno de la Economía como ciencia, no se pude olvidar que cualquier ciencia se da un objeto al que construye a priori (el objeto de la ciencia no es algo dado empíricamente, como supone el positivismo). Como ciencia, a la economía política le caben las generales de la ley y sus axiomas y sus hipótesis no están a salvo de la misma cuestionabilidad que tiene la física o el psicoanálisis. El mismo problema se plantea acerca de la idea del concepto de lo concreto. Qué es lo concreto y que se piensa con esta palabra no es algo transparente y accesible empíricamente. Lo que esta palabra parece postular es una capacidad del discurso para hablar de la realidad sin velos, para tratar discursivamente con "las cosas mismas" y no con una abstracción. Esto de estar en contacto con "lo que es" es lo que la filosofía ha querido hacer desde siempre. Yo no creo que esa búsqueda pueda darse directamente por acabada bajo la suposición de que ante la "base económica" hemos dado con la cosa misma, con lo que es. La base económica es un aspecto de lo que es, que no puede tratarse como el fundamento sin desconocer otras maneras de ver el asunto, por ejemplo: la base física o la base cultural. No hay economía sin física ni tampoco la hay sin cultura, así como podría decirse lo mismo de la física como discurso: que no autosubsiste sin economía o sin cultura; lo mismo podría decirse del enfoque cultural (el reduccionismo que postula que todo es un producto cultural). Creo que son diversas formas de redccionismo, que tienden a simplicar lo complejo y a esquivar los problemas. La concretitud a esta altura parece más que nada una idea regulativa a la que no se puede renunciar pero de la que nunca se puede dar cuenta de un modo completo ni sin apelar a un momento dogmático.

Oscar Cuervo dijo...

Persio (segunda parte):

Dicho esto quiero agregar que en el párrafo anterior hablamos de ontología, acerca de una pregunta por lo que es y de cómo podemos decir algo de lo que es, cuál es nuestra forma de acceso a las cosas. Lo subrayo porque el mandato cristiano de amar al prójimo no pretende colocarse en ese terreno. "Ama al prójimo como a tí mismo", no pretenden ser discursos sobre la realidad, no decriben nada, no postulan una tesis ontológica, no son una forma primitiva de la sociología espontánea. Son palabras dichas en forma personal que se dirigen a vos o no se dirigen a vos, pero no afirman ningún estado de cosas. No todo hablar es la descripción de un estado de cosas. Hay otras formas de hablar más allá de las ciencias y de la filosofía.

En tercer lugar, me llama la atención la frase "hasta ahora no se hizo más que eso". ¿Te referís a amar? ¿Vos decís que hasta ahora lo único que se hizo es amar al prójimo? No estaba enterado, más bien, a juzgar por las apariencias del mundo, diría que hasta ahora no "se" ha amado mucho a l prójimo. Pero de todas formas, aún cuando alguien pudiera afirmar que hasta ahora "se" amó mucho al prójimo, estaría haciendo una especie de afirmación histórica sociológica y el mandato de amar al prójimo no depende de cuánto "se" haya amado hasta ahora al prójino, si poco o mucho. Porque ese llamado (que se puede escuchar o no) no deriva de lo que se haya hecho o dejado de hacer. Para escuchar esa vocación (la del amor) hay que quedarse solo por un momento y no meter ruido con lo que hasta ahora "se" hizo, sino con lo que vos has de hacer, o no has de hacer, si en tu vida necesitás amar o no, más allá de lo que otros, incluso todos los otros hayan hecho.

Oscar Cuervo dijo...

Persio (tercera parte):
yo creo que, más allá de las distintas configuraciones sociales, ya en la época en la que el mandato de amor fue formulado (y difícilmente cumplido, si es que alguna vez se cumplió) había motivos para no amar al prójimo. Yo entiendo perfectamente el odio de los explotados hacia los explotadores y la necesidad de los explotados de dejar de serlo. No creo que el "ama a tu prójimo como a ti mismo" impida ninguna liberación. Tampoco creo que ninguna liberación de orden económico o político instaure el amor. El amor es una cosa personal y vos podrías amar o no amar en una economía de base agraria, en el sistema feudal, en la revolución industrial o en la crisis tardo-capitalista. Las palabras "ama al prójimo como a ti mismo" tienen significado, no veo que lo hayan perdido. No creo que la problemática de la economía política haya abolido la cuestión del amor, ni que la pueda abolir, del mismo modo que una apelación al amor no puede esfumar en la nada las situaciones de explotación, de dominación, de sometimiento no sólo económico, tampoco los problemas de género, de enfrentamientos nacionales, étnicos, etc. Nada de eso desaparece cuando se trata de amar al prójimo. Para amar no hace falta dejar de hacer ninguna otra cosa por hacer.

Por último, yo no pretendo reducir todos los comentarios a cero ni cortar ningún rizoma. Sólo que vos decís lo tuyo y yo digo lo mío. No veo otra manera de seguir hablando.
saludos

Persio dijo...

El amor (primera parte)

Aclaro, antes que nada, que no soy un fanático marxista ni un comunista "ortodoxo" que vaya a tratar de meter a la tercera internacional donde nadie la llamó. Pero en este caso salí con esto del materialismo histórico porque me parece, sí, una de las filosofías que definen mejor "lo conreto".
"Valdría la pena problematizar qué se entiende por económico, [...] qué es lo concreto"
Lo económico, lo concreto, la base, la estructura, etc., son las relaciones sociales (un concepto que me parece bastante claro, pero que si querés también podemos preguntarnos qué se entiende por ellas). Usar a Marx contra Kierkegaard acusándolo de idealista sería algo bastante absurdo, así que evidentemente no es el punto. Más bien pretendía llamar la atención sobre algo tan cotidiano y sencillo como el vínculo que uno establece con el colectivero cada vez que se sube al bondi o con Donald Rumsfeld cada vez que compramos un tamiflu. Evidentemente, en filosofía nada es tan cotidiano y sencillo como para darlo por supuesto, así que cabría preguntarnos qué tienen en común el colectivero y Rumsfeld, a lo cual habría que contestar que poco. Pero es relevante pensar en ellos si uno pretende hacer del amor al prójimo algo que vaya más allá de una mera especulación teórica, y del problema de la alteridad algo que tenga un poquito más de encarnación que los libros que apilo en mi biblioteca. Digo, se trata de preguntarme qué hago con la gente con la que directa o indirectamente me relaciono. Y, como es obvio, ahí tenemos una infinidad de relaciones, desde las más íntimas hasta las más ajenas y extrañas, que uno puede decidir o no incluir con o sin distinción bajo el rótulo "relaciones con el prójimo".
Entonces Marx vino a colación de todo esto: vos empezaste a hablar de cómo relacionarse con el prójimo/próximo/lejano/amigo/enemigo/Otro, y yo pretendí destacar en ese planteo que también hay una dimensión de alteridad en nuestras relaciones sociales -ahora sí- de producción, i.e., en los vínculos económicos sobre los que funciona nuestra sociedad (lo cual no excluye que haya también otras variables, eso sería otro tema). Podemos discutir si lo concreto se limita a las relaciones sociales o si realmente existe algo concreto, pero me parece que no es el punto.

Persio dijo...

Hay, a la base de nuestra sociedad, un conflicto de subjetividades. No hay "subjetividad capitalista" sino que el capital y el trabajo representan las dos subjetividades antagónicas que dividen transversalmente el todo. Sí, ahora el problema es que dije todo y que dije que había algo que dividía en dos; después del posestructuralismo francés hacer esas afirmaciones es simplificar un poco las cosas, pero hoy, acá y en este momento me parece que se justifica (caso contrario tendríamos que seguir esta discusión por otro medio).
Para no dar más vueltas y arriesgando -por descuidado y precipitado- mi propio planteo: ¿qué piensan todos los defensores del "amar al cualquier/radicalmente Otro" del asesinato de los zares en la revolución rusa? Digo, no de los zares, sino de los hijos: los pusieron de rodillas a los pibes que tenían 4 o 5 años y cuyo único pecado había sido tener la suerte de nacer donde nacieron, y les pegaron a todos un tiro en la cabeza después de haber hecho lo mismo con papá y mamá adelante de ellos. ¿Se justifica o no se justifica? ¿Es mi prójimo o no es mi prójimo? ¿lo amo o no lo amo? ¿Qué es amar al zar? ¿por qué tendría que amar al zar? ¿y si dejo vivir al hijo? ¿y si el hijo después me mata a mí? ¿y si yo me convierto en un garca más garca que el zar? ¿y si en serio yo creo que puedo cambiar algo pero termino matando a todos y después vienen a buscarme a mí y a mis hijos?
Supongo que no hace falta que aclare que no pretendo que vos, Oscar, contestes esto. Sólo estoy tratando de que se entienda lo que quise preguntar/me desde un comienzo y no pude hacerlo con la suficiente claridad.
Entiendo también que estas sandeces son cuestiones "ónticas" que no presentan ningún problema para ua problemática ontológica anterior. El llamado del Dasein a sí mismo se da en el más absoluto silencio y sólo cuando él está listo para escucharlo y etc. Tu post original no tenía nada nada que ver con la economía, yo la metí de por medio.¿Pero con el zar que hacemos? Frente a una realidad tan urgente como la miseria que produce día a día esta organización sociopolítica, ¿son realmente cuestiones de segundo orden? ¿Y el "ama al prójimo" no tiene nada que decir en los casos particulares de las relaciones sociales que vivimos todos los días?
Sé que son planteos ajenos, pero los estoy uniendo porque me parece que la problemática de la alteridad se vuelve más problemática que nunca cuando uno la trae a algo tan "concreto" (y bueno, tenía que decirlo) como lo que nos une a vos y a mí, a mí con el colectivero, al colectivero con el zar, al zar con Rumsfeld y a Rumsfeld con Alfredo Zaiat y Dalma Maradona.

Persio dijo...

(uh, borrame uno, me salió repetido)

Algunos dirían que por suerte Lenin no era Jesús pero que desgraciadamente Stalin tampoco. El problema es: si le cortás la cabeza a un par, sos un nazi; si no le cortás la cabeza a nadie, sos un "ideólogoburguéscómplicedelaexplotación". Amar o no al prójimo no es una salida siempre tan sencilla de identificar, no sé de qué lado ubicarla en cuestiones económicas. Eso es todo.

Oscar Cuervo dijo...

Persio:
creo que si leés el texto de marras (el NT), ahí está planteado de un modo sumamente práctico, nada teórico. No se trata de llegar a una definición conceptual del prójimo, sino de amarlo. Los ejemplos que aparecen en el relato son precisos: un tipo que tiene sed pero al que la Ley manda a no tocar el día sábado porque es impuro, una mujer a la que están por apedrear, los publicanos y pecadores con los que JC se junta a comer. Ninguna abstracción. Cambiá lo que hay que cambiar y te encontrarás con tu prójimo, el colectivero, tu jefe en el trabajo, el zar de Rusia o el presidente del partido comunista soviético. En el mandato de JC no te explica quién es tu enemigo ni quién es tu amigo, eso hay otros textos donde podés encontrarlo. Creo que uno puede pensar quién es su amigo y quién es su enemigo; también podemos equivocarnos en eso. Las relaciones de explotación no creo que introduzcan una novedad que pueda borrar el sentido de "ama a tu prójimo, aún a tu enemigo". El zar o el dueño de techint (si tiene un dueño). Lo que dice Jesús es preciso: amalo. No te dice que deje de ser tu enemigo ni que te sometas conformistamente a él. Podemos pensar si había que matar al zar o a la princesa Anastasia. Yo creo que no, bajo ninguna consideración ni ningún pretexto. Ya dije hace poco que motivos para matar nunca han faltado en la historia y que se sigue matando. Podés matar a piedrazos a una adúltera, podés matar a la hija del Zar o a los herejes que cuestionan la verdad de las Sagradas Escrituras, o podés matar si te roban el estéreo del auto, o matar si un tipo mira a tu novia o podés matar a tu mujer porque desde hace años te humilla. Y podríamos seguir agregando motivos, altos o bajos, progresistas o regresivos, revolucionarios o represivos, para matar. Ninguna novedad, se ha hecho mil veces y es posible que se siga haciendo.
Ahora si vos confrontás estos datos históricos con las palabras de Jesús, si le preguntás por el asesinato de la familia del zar, me parece que te va a responder: no. Y si le preguntás por el asesinato del delincuente que mató a tu hijo (cfr. El Hijo), te va a decir: no.
Y creo que te va a decir algo más: te va a decir que ese al que te gustaría matar es digno de ser amado, te va a pedir que lo ames.

Por supuesto que eso es nada más que una palabra dicha por alguien, para colmo hace muchos años. Y pasa como con todas las palabras que dice alguien: se las puede escuchar y tener en cuenta o se las puede dejar de lado.

Por eso no creo que la economía capitalista haya introducido ninguna novedad respecto del problema de amar. A nosotros nos tocó vivir en este siglo XXI, con estas estructuras económicas y con estas personas con las que vivimos. El problema nuestro es si las amamos o no. Digo: no yo y vos debatiendo si las amamos; digo: que vos decidas si amás y a quién amás y que yo decida si amo y a quién. Si al amor nos dice todavía algo.

Persio dijo...

Oscar, me frustra un poco que no nos entendamos. Estoy absolutamente de acuerdo con todo lo que decís menos con una cosa. Conozco la temática de la alteridad, la estudié varias veces, sólo que yo no lo hice vía Kierkegaard sino a través de Derrida y otros franceses. Pero es más o menos lo mismo, así que te entiendo y estoy de acuerdo con lo que señalás. Lo único con lo que no coincido es con que el capitalismo no haya introducido ninguna novedad en el problema. O al menos (y principalmente) el capitalismo tal como lo concibe el materialismo histórico (porque el capitalismo smithiano difícilmente podría presentar algún problema irresoluble). Vos mismo decís lo que uno podría suponer: JC diría que no, que bajo ningún pretexto, que ya se mató demasiada gente a lo largo de la historia. Pero un marxista recalcitrante te contestaría que la burguesía nunca va a ceder su lugar de privilegio por las buenas, porque justamente, al ser una clase parasitaria, si lo cediera se eliminaría a sí misma. Y por eso hay que ir y matarlos a todos. Porque si no lo hacés, entonces estás condenando al 90% de la humanidad a seguir siendo explotada y a seguir muriendo en la peor de las miserias. Entonces uno, supuestamente, tendría que ponerse en utilitarista y hacer el cálculo: ¿es prefrible que mueran hoy uno, diez, cien o mil tipos que viven de los demás, o que sigan muriendo por el resto de la eternidad millones que son explotados? Ninguna de las dos, si tu prójimo te hace la guerra, ámalo, pero entonces estás siendo un cómplice de ellos, es decir, estás atentando contra el resto de la humanidad. Y, a la inversa, amar al resto de la humanidad sería atentar contra esos tipos. Pero sería imposible amar a los dos porque el amor a unos mata a los otros.

Yo no creo que las cosas vayan a terminar muy bien por este último camino, no es mi postura personal. Pero creo ver la encrucijada y me parece infinitamente problemático. No me parece tan claro, como vos decís, que JC diga simplemente que no. Pero tampoco me parece claro que fuera a decir que sí. O, yendo a lo importante, que nosotros podamos decir hoy no o sí. Es un problema que por ahora no tengo ni la más mínima idea de cómo se puede solucionar (por lo cual, mientras, mi voto no es positivo), pero creo que son dos cuestiones pertinentes y que merecerían ser consideradas. No estoy de acuerdo con que el "ama al prójimo" sea lo mismo en una economía comunitaria que en una feudal o capitalista.

Oscar Cuervo dijo...

Persio:
es el punto de vista que adoptás, el de la historia universal, el que te lleva a considerar un cálculo de daños y de reducción de daños. Yo no sé si Marx diría que a los burgueses hay que matarlos, si es preferible matar hoy a unos cien mil tipos para que después la humanidad... Fijate: ese razonamiento pone a 100.000 muertos de carne y hueso hoy para que "el Lejano", el Hombre por venir (ya ves, Nietzsche no está tan lejos de esta forma de calcular daños) sea beneficiado por una sociedad sin explotación. Y lo más fácil en la historia ha sido siempre empezar por el cálculo de cuántos harían falta matar, para seguidamente matarlos. Esto es bastante viejo y conocido. Insisto, dudo de que Marx pensara esto, pero es una idea un poco extravagante la que apuesta a la muerte de los hombres que serían prescindibles en nombre del Hombre al que hay que salvar: ¿de dónde sale que la muerte haría desaparecer la explotación, el hambre, las injusticias? No veo la conexión lógica. Lo que sí veo es que se empieza por matar, correr un poco de sangre, sólo la necesaria. Es el punto de vista el asesino.
Porque vos no estarás el día que desfilen los muertos que han sido salvados, nene. Estás hoy acá, y el que tenés que elegir si matás sos vos y a quién matás sos vos, el que apretás el gatillo sos vos y el que muere el es que vos decís. Si lo pensás así, el cálculo utilitario se vuelve repugnante y el que puede detener esa cadena sos vos.
No es fácil, nadie dijo que lo fuera, creo que la cruz que tanto conocemos nos dice por si sola que fácil no es. Pero estoy seguro que nada de lo que agregás afecta las condiciones iniciales de la máxima de Jesús. En esa época estaba el imperio romano, había esclavismo, las tecnologías de la muerte eran sólo más primitivas y las de la alienación más brutales. ¿En el tardo capitalismo se hace más imperioso matar? Es la perspectiva de la historia universal la que te lleva a manejar con tanta displiscencia la muerte del otro.
saludos

Persio dijo...

No sé por qué historia universal, yo no lo veo tan así. Y es claro que no se trata de matar por matar, si quien no trabaja y vive de los demás está dispuesto a dejar ese lugar por las buenas y con sinceridad, buenísimo, no hay problema. Y tampoco importa si lo dijo Marx o no. Si querés lo dijeron Trotsky y Lenin, pero no cambia nada, podría no haberlo dicho ninguno de los bronces y sería lo mismo. El punto es que es dificil entender qué significa amar al prójimo, cuando el prójimo son tanto un filipino que hace zapatillas como el dueño de nike. Amar al otro tal como es, al zapatillero como zapatillero y, a la vez, al dueño de nike como dueño de nike, creo que daría al menos para un principio de esquizofrenia.
La discusión, entonces, se reduce a que estás "seguro que nada de lo que agregás afecta las condiciones iniciales de la máxima de Jesús", y yo creo que sí. La frase en abstracto y el prójimo en abstracto (lo siento, me parecen más concretos mis ejemplos que los tuyos) no presentan los mismos problemas que aplicados a un caso particular, por más que ese caso no haya sido la intención de quien formuló la frase en un primer momento. E insisto con que yo estoy de acuerdo con tu punto de vista particular sobre matar o no matar. Pero hay ejemplos que no me dejan responder con tanta seguridad como lo hacés vos.

Un amigo estaba enseñando la ética kantiana en un colegio de José C. Paz en una zona muy humilde. En una, una de las alumas que tenía 17 años dice "lo que vos decís está muy bien, pero si mis hijos pasan hambre yo voy a salir a robar y me chupa un huevo el bien y las máximas". ¿Y qué le vas a contestar? ¿Universalizá tu máxima? ¿Pensá en los seres racionales, en el reino de la libertad? ¿No te dejes guiar por tus impulsos patológicos? O sino ¿amá a tu prójimo, amá a quien te hace la guerra? No sé, yo al menos no le diría nada de eso. Si viene el zapatillero filipino y me dice que va a cortarle la cabeza a don Nike, me parecería hipócrita decirle "no che, así no se soluciona nada, amá a tu prójimo". Tampoco podría alentarlo. Pero no sé qué haría, me sentiría al menos desconcertado.

Oscar Cuervo dijo...

Persio:
yo no le diría ninguna máxima, no ando diciendo máximas por ahí. Si vos pensás que el problema es qué decir cuando te presentan un caso difícil, me parece que no sentís que esas palabras te hablan a vos y preferís tirar la pelota lo más lejos posible.

Siento que nos estamos repitiendo.

Male dijo...

Tengo una pregunta y es muy sincera, aclaro porque por escrito y sin entonaciones muchas veces se confunden los tonos y todo parece agresivo, aclaro entonces que va con la mejor de las ondas,y: Cuervo, ¿para vos todo lo importante ya está dicho en las Escrituras y el resto de la historia del pensamiento no es más que una repetición de cosas que ya se dijeron allí?
Saludos,
Male.

Male dijo...

Persio,

Yo estoy bastante de acuerdo con tu planteo de que la máxima del amor al prójimo presenta ciertos problemas en la "aplicación a casos concretos" (o como quieras decirle).
No obstante, hay algo de lo que planteás que me hace ruido: ¿por qué es más problemático amar al prójimo en el capitalismo que en el no-capitalismo? Digo, ¿para vos es más problemático que el filipino ame al sr. nike, que, no sé, por poner un caso cualquiera, que una chica odie a un tipo que la violó?

HAY violencia. HAY crueldad. Y no sólo en el capitalismo. Eso es reducir el problema de la violencia a una cuestión económico-social; y la violencia, si bien está en esos planos, ¡y cómo!, no se agota allí. Está en las relaciones singulares todas.

Me parece a mí que el problema que subyace a esta cuestión es: ¿qué significa amar? (así de cursi y tonto como suena, ja!). Si amar es entrega total, poner la otra mejilla cuando te dan una cachetada, bueno, claro, los problemas siguen en pie. Ahora, yo entiendo el amor en otros términos, más nietzscheanos si se quiere: el amor es una suerte de tensión entre amar y odiar. Y el amor sabe de la violencia que implica la otredad. Por eso no pongo siempre mi otra mejilla, a veces puedo responder también con un NO y ponerle al otro, p.e., una trompada.

Bueno, supongo que la cuestión del amor no se agota allí, pero tiro esta punta a ver qué opinás.
(Estos no son los deberes que me mandó Cragnolini, ¿valen igual?).
Saludos,
Male.

Oscar Cuervo dijo...

Male:
No.

Anónimo dijo...

"El reino de Dios está dentro de vosotros" dice el evangelio. El reino de Dios para mí es el tí mismo.
Antes, parece decir hay que conocerse a este sí mismo para amar como yo os he amado.
Hugo.(digo no sé,apenas terminé cuarto año).

Persio dijo...

Oscar,
"yo no le diría ninguna máxima, no ando diciendo máximas por ahí. Si vos pensás que el problema es qué decir cuando te presentan un caso difícil, me parece que no sentís que esas palabras te hablan a vos y preferís tirar la pelota lo más lejos posible"
Yo nunca pretendí que Jesús ni vos me dijeran qué hacer. Nos estamos repitiendo, sí: lo único que dije es que la frase "amá a tu prójimo" y "poné la otra mejilla" en algunos casos es más problemática que en otros, y a veces incluso es »infinitamente« problemática.

Male
"¿por qué es más problemático amar al prójimo en el capitalismo que en el no-capitalismo? Digo, ¿para vos es más problemático que el filipino ame al sr. nike, que, no sé, por poner un caso cualquiera, que una chica odie a un tipo que la violó?"
Son dos cosas distintas. No digo que el amor del filipino sea más difícil que el de una chica que fue violada. Pero son cosas distintas porque en el primer caso el "amor" del filipino está decidiendo por toda la sociedad y en el segundo no. Obviamente que los dos reflejan problemas sociales, pero si la chica decide "perdonarlo" o no, "amarlo" o no, es en el fondo una cuestión de ella, indpendientemente de la resolución del asunto en términos jurídicos e institucionales. Salir a cortar cabezas de violadores no es lo mismo que salir a cortar cabezas de srs. nike.
Y nunca negué que hubiera violencia más allá del capitalismo, el punto es que si uno se pregunta por la violencia capitalista entonces hay un tipo particular de violencia que merece una consideración diferente, eso es todo. Y por ese motivo no se puede mezclar un violador con un zapatillero (o bueno, en realidad sí, pero no en tanto violador).

Insisto igual con que a esta altura ya estoy defendiendo una postura que no es la mía sólo para enfatizar un problema que me parece que no se quiere reconocer. (Ya me la veo venir: "no hay nada que yo no quiera reconocer"). Como decía en el post anterior, todo se reduce entonces a que X ve un problema mientras que Y cree que no hay nada nuevo. Podemos entonces acordar en no estar de acuerdo.

Oscar Cuervo dijo...

Persio:

amar al prójimo como a ti mismo (no la frase. sino ponerlo en práctica) es problemático: lo ha sido y pareciera que lo será. Esto fue dicho en el post y en el debate numerosas veces; pero vos te empeñás en cuestionar algo que nunca se dijo: que amar al prójimo es fácil, o en determinar si "antes" era más fácil que "ahora" o viceversa...

Pero como el amar o no amar le atañe a cada uno y no a una época o un sistema económico (las épocas y los sistemas económicos no aman, no es su competencia) la época más difícil para amar siempre será la que a cada uno le tocó.

Ahora si uno se quiere salir de su piel y ponerse en el punto de vista de la historia universal, se pone a sumar y a restar los muertos que harían falta para que haya más amor al prójimo.

Si leés el post de vuelta o vas a leer los textos citados, nunca llegarías a la conclusión de que en algún lado se dijo que amar al prójimo no es problemático.

El amor filipino no es más difícil ni más fácil que el florentino. No entiendo por qué un amor decide por toda la sociedad, cuando siempre es uno el que ama y otro, un projimo concreto, el amado.

Hugo:
¿conocerse a sí mismo? si esa fuera la condición para amar al prójimo, estamos fritos. La frase creo que dice "amalo como a ti mismo". Pero en ningún lado dice que PRIMERO hay que amarse a sí mismo, y mucho menos conocerse. No digo que tu fórmula no sea válida, si te parece. Digo que esta frase dice otra cosa que, por la cantidad de días que estamos dando vuetas en torno a ella, parece que se presta a muchos malentendidos, subterfugios, postergaciones, excusas y escapatorias.

Persio dijo...

Qué difícil que es entenderse.
"Si leés mis posts de vuelta", como decís, vas a ver que yo nunca dije que amar al prójimo fuera fácil en ningún contexto ni que el amor de pepito a pepita en una sociedad comunitaria sea distinto que el amor entre ellos en una sociedad capitalista. Tampoco entiendo por qué seguís hablando de la historia universal; si creés que eso hizo Marx yo no tengo la culpa, yo nunca adopté un punto de vista semejante. Lo único que estoy diciendo es que el problema de la alteridad puede llevarse a distintos ámbitos, a distintos "subplanteos" (ya no sé cómo llamarlo). Ya sabés que una cosa es un enfoque estético, otro ético y otro religioso. Bueno, por decirlo de algún modo, otro es el político. Y dentro del político uno puede analizar momentos y lugares particulares. Si insistí en que estoy de acuerdo con vos, es porque yo solo quiero señalar un aspecto "menor" que está incluido en tu post original, i.e., en la temática del otro en general. Nunca dije que amar fuera fácil ni que el amor de un filipino sea más difícil que el de un florentino, sino que la problemática política me resulta mucho más aportética que "la cuestión del otro" en general. No desprecio nada de lo que vos decís porque yo sólo estoy hablando de algo más particular. Vos, en cambio, sostenés que lo que yo considero problemático no aporta nada nuevo a lo que vos ya dijiste o que tal vez ni siquiera es un problema porque no tendría sentido distinguir enfoques, ámbitos, momentos, lugares dentro de "la relación con el otro" o el amor.

Oscar Cuervo dijo...

Para pasarlo en limpio en corto:
en el enfoque político (al que no desdeño para nada, como podrás observar en este blog) el amor al prójimo no aparece, ni puede aparecer, porque el amor al prójimo es personal, sos vos el que amás o no amás, no es la infraestrucutura econónica, ni las relaciones de parentezco ni la estrucutra molecular la que se plantea el dilema de amar o no amar.
La explotación en el capitalismo no es "más particular" que el amor al prójimo, es una cuestión universal, como todo discurso descriptivo teórico, para el que los casos particulares solo són ejemplos. El prójimo no es un ejemplo de un concepto, cada prójimo es de carne y hueso y es distinto absolutamente a los otros, en tanto prójimo (aunque se parezca desde el punto de vista sociológico). Vos podés decir algo del sindicato de porteros desde el punto de vista económico o sociopolítico, pero no podés amar al sindicato de porteros. Podés (o no podés) amar a un tipo que (además) sea portero, pero lo amás porque es él, no porque sea un ejemplo del lugar que los porteros ocupan en la sociedad. Si lo amaras por lo segundo, no sería amor al prójimo.
Yo digo que vos adoptás el punto de vista de la historia universal en el preciso momento en que proponés un cálculo utilitario de si no sería preferible que murieran tantos burgueses para que después la mayor cantidad de personas posibles disfruten de la mayor cantidad de bien posible. Es evidente que ahí no se considera a cada persona en particular, sino un cálculo que sólo se puede evaluar desde fuera de la historia (porque vos vas a calcular la conveniencia de matar 100.000, pero después, vas a organizar su matanza, pero no vas a responder porque efectivamente a la larga eso mejore la vida de los que se salvaron de tu genocidio. Así es como procedió el poder político en toda época: calculando a cuántos se podía dejar morir o simplemente matar. Ahí el prójimo no tiene ningún lugar.

Persio dijo...

UNO (como dice Fresán) En tu blog observo que no desdeñás a la política, sí. Eso no tiene nada que ver con un problema político particular que o no querés ver o simplemente no te parece problemático. Nunca dije que desdeñaras la política.

DOS Qué imaginación que tenés, Oscar. Nunca se me hubiera ocurrido que la infraestructura económica, las relaciones de parentezco [sic], la estructura molecular o el sindicato de los porteros podrían plantearse, como vos decís, el dilema de amar o no amar. Sería una buena reversión teórico-abstracta de Hamlet a la que quizá le faltaría un poco de sentido pero que tendría bastante éxito al menos en un grupo de bohemios surrealistas.

TRES No veo qué en el utilitarismo implica el punto de vista de la historia universal. Me parece, al contrario, que un cálculo utilitarista se realiza desde y para situaciones determinadas, es decir, concretas.

CUATRO Podemos entonces estar de acuerdo: para vos el problema no existe, la realidad es más sencilla de lo que yo propongo, lo mío es simplemente un malentendido. Se me ocurre, mientras escribo esto, que quizá vuelva a leer las últimas proposiciones del Tractatus porque no las tengo muy frescas. La discusión en filosofía siempre toca ese fondo en algún momento: uno dice que ahí hay algo que está mal y que hay un problema, y el otro que dice que el problema sólo surge de que lo que está mal es el planteo.

Persio dijo...

Justamente porque sé que no desdeñás la política y porque, como dije en algún comentario en un post después de las elecciones, hasta cambié mi voto por algo que lei en este blog, te invito, si querés, a que te des una vuelta por el mío, http://eneroavellana.com.ar

Oscar Cuervo dijo...

Persio:
uh, me da miedo que hayas cambiado el voto por algo que leiste en este blog.
Pero voy a visitar tu blog
saludos!