todos estamos igual

viernes, 18 de febrero de 2011

Llorar como hombre lo que se perdió como mujer

(Morir como un hombre)

por oac

Dos películas en los últimos meses me dejaron arrobado, sin palabras durante un largo rato, como para testimoniar la soberanía propia de la experiencia cinematográfica, es decir: su resistencia a ser rápidamente hablada. Películas muy diferentes pero similares en su capacidad de fascinación y en su reto a esa manía que consiste en reducir prontamente toda experiencia a palabras. Me refiero a Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives (Apichatpong Weerasethakull) y Morrer como um homem (João Pedro Rodrigues). Y la paradoja con la que ahora me topo es la de escribir sobre una de ellas, Morrer..., justamente ensalzando su tenaz resistencia a ser hablada.

Sobre la otra, Uncle Boonmee..., escribía ayer en respuesta al comentario de un lector: Para mí es el tipo de películas que signan el segundo siglo del cine, junto con Autohystoria o Morrer como um homem. Películas que dan la sensación de que no sabemos qué es el cine, ni nunca lo sabremos. Que impiden ir a refugiarse en certezas o en códigos genéricos. Si uno quiere olvidarse un rato de lo que sabe y dedicarse a ver y a oir, ahí está Apichatpong esperando. Y ahora voy a intentar incluir en esta caracterización a Morrer... (Atención: de ahora en más revelo algunos detalles importantes de la narración, para los que prefieran no saberlos de antemano recomiendo dejar de leer acá y tratar de ver esta, una de las grandes películas de los últimos años)


Digo: películas que impiden refugiarse en certezas o en códigos genéricos. Y esto no significa que ellas prescindan sin más de los géneros, porque en verdad se insertan en una corriente previa de mitos y géneros narrativos, incluso arcaicos. Lo que afirmo es que lo hacen de un modo que deja en suspenso las certezas. Y que le reintegran a la experiencia artística su distancia del saber. El cine, el arte, no son formas del saber: quien va en ellos a encontrar lo que sabe o a enterarse de lo que no sabe queda indefectiblemente descolocado. Y esto se opone a una actitud hoy en día común, la de los inspectores de género, espectadores y críticos que acuden a ver películas que reafirmen lo que ellos esperan. Ni siquiera esta actitud es exclusiva del cine: "me gusta la comedia", "soy John Ford y hago westerns", "eso no es tango", "una película tiene que contar una historia", "el cine tiene ante todo el deber de divertir", "el punk-rock dura dos minutos y medio"... dichos que parecen postular la pre-existencia de una Idea que de tanto en tanto se encarna en ejemplos particulares del Universal. Un saber relativamente sencillo, y el reconocimiento habitual de que todo está en orden, lo cual nos deja tranquilos.

Morrer como um homem descoloca en virtud de la dificultad de reconocer rápidamente su tonalidad (¿es un film triste? ¿es cómico? ¿es irónico? ¿debo llorar? ¿debo reir?) y desde la discrepancia que entabla con cualquier encuadre genérico. Porque lo primero que a uno se le ocurre es la palabra melodrama, ante la historia de este hombre que vive como mujer y muere como nació. Porque el (la) protagonista, Tonia, sufre por amor y padece el dolor de su condición, porque espera un reconocimiento que su entorno le niega, es maltratado(a), seducido(a), despreciado(a), y en todo momento sostiene su integridad: todo lo cual lo(a) hace pasto de melodrama. Y, además, es lo suficientemente melo como para construir sus núcleos dramáticos alrededor de un puñado de bellísimas canciones.


Pero esta vacilación para hablar del(a) protagonista en masculino y/o femenino replica de manera precisa su problemática condición de cine de género. La película comienza con un primerísimo plano de un carapintada, es decir, un soldado que está pintándose la cara con camouflage, y lo hace con fruición femenina. Acto seguido parece que asistimos a un film de guerra, un pelotón de soldados se desplaza en silencio en medio de las sombras de una noche cerrada (¿o acaso estamos ante una secuela del surrealismo tardío de Buñuel?). Pero, de pronto, dos de ellos se apartan del resto y se ponen... a garchar. Luego ellos mismos atraviesan un jardín y se acercan a espiar la ventana de una casa en la que dos hombres trasvestidos están cantando una canción. Uno de los soldados (que acaban de garchar, les recuerdo) le dice al otro: "estos son dos maricas, como tu padre"; a lo que el otro soldado responde: "mi padre murió". Y mata de un disparo a su camarada de armas y ocasional amante. Este es sólo el prólogo de la película. Después viene el título: "Morrer como um homem" e inmediatamente asistimos a una didáctica exposición acerca de una operación de cambio de sexo, en el que los sucesivos pasos de la transformación de un pene en vagina son ilustrados mediante los pliegues de una servilleta de papel (menos mal, por suerte Rodrigues no profesa la brutalidad sádica de Gaspar Noé o Lars von Trier).


Y no sigo: sólo han pasado unos ocho minutos de película, pero la marcha ya ha sido lo suficientemente abrupta como para obligarnos a replantear varias veces el carácter de lo que estamos viendo. ¿Película hombre? ¿Película mujer? ¿soldados? ¿maricas? ¿melodrama? ¿parodia? Morrer como um homem guarda una homofonía con su protagonista, un(a) travesti mofletudo(a), ya un poco entrado(a) en años y entrado(a) en carnes, que evoca la imposibilidad de la reposición de una belleza perdida. Tonia forma una pareja despareja con un muchachito que podría ser su hijo; y también está el hijo de Tonia (el soldado que dice que su padre ha muerto). Y son estos dos muchachos (que funcionan como sendas facetas de una única persona dramática) los que portan la belleza que el melodrama tradicional reclama.

Lo que caracteriza a este cine incierto son los escollos permanentes que nos presenta para impedir fijarles un sentido (es decir: un significado, pero también una dirección). Y el asombro es que esta falta de fluidez, este devenir abrupto y sinuoso no impiden la emoción más genuina, la menos irónica que se pueda esperar, sino que por el contrario la propician. Hasta se podría arriesgar una hipótesis: un melodrama hecho y derecho ya no podría emocionarnos, sino tan solo evocar el recuerdo irónico de una emoción pretérita, mientras que un film renuente a entregar sus claves (como una partitura sembrada de notas alteradas) nos invita a abandonar nuestro saber y a entregarnos a esa especie de extrañeza que deben haber sentido los que vieron aquellos primeros melodramas en los que el género no estaba lo suficientemente codificado.


Extraña y hermosa: estoy diciendo que Morrer como um homem es una de las mejores películas posibles, la que no habría que perderse por nada del mundo. (Y va a durar poco tiempo más en cartel).

14 comentarios:

Liliana dijo...

Espero mañana verla de nuevo. Para mí, la mejor película del último Bafici.

Y es muy cierto: a partir de lo incierto, de lo inesperado, logra inaugurar la emoción

Martha dijo...

Por qué decís que va a durar poco en cartel?

Oscar Cuervo dijo...

Porque es lo que suele suceder con este tipo de películas. Todo el mundo confía en que va a seguir y se deja estar, algún día decide ir a verla y se encuentra con que ya no está. Pasó con Criada, la mejor película argentina de los últimos años. Muchos confiaron en que sería "reprogramada" en febrero en el Malba. Pero hay u n pequeño detalle: para las películas duren en cartel, tienen que ir a verlas. Si todos creen que van a seguir y no van a verlas rápido, las películas caen y después se lamentan. Predicción suicida se llama este mecanismo. Yo lo uso en sentido inverso: apúrense a verla porque cuando los lentos se decidan, ya no estará. Es una forma también de militar por el cine independiente. Muchos se matan por verlo en el Bafici y lo dejan agonizar en las salas de estreno. Es cierto también que muchas de estas películas se estrenan en dvd, lo cual les resta puntos a su experiencia estética, su imagen y sonido desmejora notablemente.
De todos modos creo que cuando se estrena una de estas (y Morrer como um homem puede ser tranquilamente la mejor película que se estrene aquí este año) hay que apoyarlas moviendo el culo del sillón del living y yendo a las salas. Así es posible que se estrenen más películas como esta y en mejores condiciones.
saludos
Pd: en el caso de Criada, todo es más grave porque al ser una película nacional de producción pequeña, probablemente no vaya a estar en internet ni a ser vendida en la calle, por lo que la mejor película argentina de los últimos años se volverá invisible.

Martha dijo...

Ah! Si, si es por eso, es una pr´´edica que vengo sosteniendo desde que escribí mi primera crítica en un medio de barrioen junio de 1997y de vez en cuando explico el porqué. Además hace unos años nos mandamos una investigación con un amigo y descubrimos que saboteaban desde los mismos cines a este tipo de películas. La primera función nunca se daba. Martha

Anónimo dijo...

Morrer como un homem pone ne cuestión más de una vez la palabra "gánero" y sus sucecivas mutaciones. Es una pelícua mutante, anfibia, que nada y tambien se arrastra, camina y hasta vuela. Y cuestiona a cada paso las caracteristicas del
" debe ser" del género
(cineamtográfico) y del debe ser del "transgenro (de identidad sexual). Y por sobre todas las cosas es una pelicula que sorprende a cada plano. Y sí, emociona legitimamente. Y también hace reir..
Me toco ir a verla con Luis Ortega, al que las películas de "género" o incluoso "de guión", , parecen interesarle cada vez menos. Y al salir me decía:" a veces me salía de la historia, qe para serte sincero no me interesaba mayormente como cuento, pero en el trayecto encontraba momentos, planos, busquedas, que me daban ganas de aplaudir, literalmente, de levantarme de la butaca y aplaudir, como esa secuancia de la caminata en el cemanterio, o el plano de Tonia sobre la ventanilla del auto, o el pico del amante de Tonia frente al mar y de espaldas a nosotros, los espectadores. Momentos de cine de verdad."
Algo asi me decía Luis, contento de haber visto Morrer, como yo, un sábado a la tarde, con un cine que por suerte, estaba rebosante de gente.

Anónimo dijo...

La palabra es "género", no "gánero".
Pero también la pone en cuestión. Ja.

Lukas dijo...

La pelìcula, desde su estilo y desde lo que narra nos aleja de las ideas cristalizadas de este mundo. Redescubre a partir de la deconstrucción de Tonia, la imposibilidad de fijarse en un punto. Las certezas se acabaron y somos todos "Plural" como dice la impresionante canción final. De lo que no se puede hablar, mejor callar y disfrutar...eso nos propone Pedro Rodriguez. Que genial cuando uno encuentra un film que te empapa con su primera visión. Es redescubrir al cine que te inició. Volver a ese asombro inicial!!
Feliz de haberla visto

Pía dijo...

me la perdí en el BAFICI. No había una puta entrada. ESta semana voy. Me acuerdo de que la habían recomendado con Ale en la radio

Omar dijo...

hola , por si alguien quiere verla y no puede ir al cine , acá les dejo un link http://www.taringa.net/posts/downloads/9329778/morir-como-un-hombre-_-pelicula.html
saludos !

Oscar Cuervo dijo...

Hay que hacer notar dos importantes deficiencias en la proyección del Cosmos:
- la proyección es oscura, lo que hace perder muchos detalles en las escenas nocturnas, que en el original en celuloide se aprecian con mucha belleza. No solo que el dvd no reproduce bien la noche fílmica, sino que el proyector del Cosmos le resta aún más. Esos detalles, en cambio, se ven bien en una buena tele o un monitor de computadora.
- se está proyectando la película en un formato incorrecto: El director eligió un formato de pantalla casi cuadrado, que se usaba más en el cine de los años 40. Los del Cosmos parece que no advirtieron esa opción y la proyectan en formato panorámico, lo cual hace aparecer la imagen estirada como si la estuviéramos viendo en un plasma mal configurado.

No obstante eso, quiero aclarar que la película es tan buena que prevalece aun contra las torpezas de la gente del Cosmos-UBA (quién es el responsable artístico de esa sala? hay alguno?). La película emociona en una sala de cine y en pantalla grande, aun cuando esté mal proyectada. Por lo cual creo que sigue siendo imprescinidble ir a verla ahí, con todos estos reparos.
Algún día veremos el buen cine bien proyectado.

julieta eme dijo...

hermosa y tristísima película. como decías, es triste pero no es depresiva. es inmensamente tierna y preciosa y dulce. cuando escuché este tema durante la película, sabía que lo había escuchado en otro lado e inmediatamente recordé que lo había escuchado en tu blog, hace tiempo, cuando lo subiste por primera vez. casi nunca escucho completos los temas que subís. pero la voz que canta, la música y la letra hicieron que no pudiera dejar de escuchar el tema hasta el final. me encantó la película.

Oscar Cuervo dijo...

fue primicia de La otra. Lo mismo que Marco Berger.
Si yo te digo que es carnaval apretá el pomo.

Lilián dijo...

Ahora entiendo por qué fue la mejor película del Bafici, lejos, lejos de todas . Como dice Lukas, nos deja en medio de esa pluralidad, para alejarnos de toda certeza. El género, como la vida, como el amor, son demasiados complejos como para creer que las etiquetas lo explican todo.

Emoción que cuestiona

Oscar Cuervo dijo...

Me comenta Alejandro Ricagno que la película la dan hoy en el Elevage de Maipú al 900 y ahí parece que se proyecta en forma correcta.
http://cineclubmonamour.com/