por Liliana Piñeiro
En la plaza de una ciudad extraña encontré la quietud. Posiblemente fue el corazón el que empezó a endurecerse, ya que en pocos minutos sentí que el pecho iba adquiriendo la rigidez de la madera, y la sensación descendía por la cintura y la cadera hasta llegar a las piernas. A la altura de los tobillos me hundí un poco en la tierra. Ya no tenía pies, sino raíces.
Fue entonces cuando los brazos comenzaron a multiplicarse, en un movimiento de expansión. Tres, cuatro, seis, terminaban en pequeños dedos o ramitas de los cuales brotaban hojas, las que, en número creciente, comenzaron a enredarse con mi pelo hasta formar una frondosa copa. Quedé erguida para siempre como una pregunta, y mi voz sería, de aquí en más, apenas el susurro de las hojas movidas por el viento.
Huyendo como Dafne, aunque ya no sé de qué dios.
5 comentarios:
"fue el corazón el que empezó a endurecerse"
muy bueno lili, como siempre.
muy bueno, me gusta mucho
vi en internet otras fotos de la misma escultura en otros ángulos. es muy impresionante... vos la viste en vivo lili?
No, Julieta. La escultura de Bernini está en la Villa Borghese, en Roma, y yo no anduve por allí. Espero poder ir algún día...
ah ok, pensé que por ahí la habías visto en tu viaje anterior. besos! :)
Publicar un comentario