Cine familiar, político y personal: Agustina Comedi (El silencio es un cuerpo que cae) y Martín Farina (El lugar de la desaparición) en La otra.-radio. Hoy 12 de la noche en FM 89,3. Radio Gráfica, online acá.
"Algo de Jaime murió cuando vos naciste" cuenta Agustina Comedi que un amigo de su padre le dijo hace ya varios años. Jaime es el padre de Agustina.
"Algo de Jaime murió cuando vos naciste" cuenta Agustina Comedi que un amigo de su padre le dijo hace ya varios años. Jaime es el padre de Agustina.
En El silencio es un cuerpo que cae, Agustina Comedi habla de su padre. De la muerte de Jaime, que empezó, si tiene razón ese amigo, cuando ella nació. Muerte que termina de consumarse cuando Jaime cae de un caballo en 1999, en uno de esos accidentes estúpidos que cambian el curso de las cosas de manera irreversible. La caída de Jaime en medio de una reunión familiar que él mismo estaba filmando con una vhs permanece como signo a descifrar. A la manera de Citizen Kane, Comedi se ve impulsada a iniciar una indagación en la que la frase del amigo de Jaime y su caída del caballo funcionan como el Rosebud de El silencio es un cuerpo que cae.
¿Qué es lo que esa caída silencia? O mejor sería decir: ¿qué posibilidad clausura que ese silencio alguna vez se abriera?
Agustina Comedi tiene una gran cantidad de horas de filmaciones hogareñas que su padre realizó a lo largo de décadas y ella se propone buscar en esas imágenes, en las conversaciones triviales o pozoñozas que registran, en los zooms que remarcan un detalle que revela una intencionalidad en la mirada deseosa y muda del padre, algo de un enigma íntimo, que envía su vida en una dirección que la precede. Agustina quiere saber quién era su padre y qué es lo que murió de él cuando ella nació. Es decir, en la más pura tradición edípica: saber quién es ella.
Martín Farina es un cineasta que también ha filmado su saga familiar, algo de lo que pocos directores de su generación puede sustraerse. Signo de los tiempos: las cámaras digitales permiten que los hijos trasmuten sus homemovies en cine. Hay una trilogía en curso, dos de cuyas películas ya se dieron a conocer en distintos festivales: Cuentos de chacales y El lugar de la desaparición. La tercera parte, en pleno rodaje (¿se puede seguir hablando de "rodaje" en las películas familiares?) si tiene título, yo no lo sé. Esta zona familiar es la menos conocida de su filmografía, que saltó a la consideración de crítica y pública por algunos retratos de personajes que no forman parte de su familia: Raúl Perrone (en El PROF3SIONAL) y Esther Díaz (en Mujer Nómade). Farina, como Comedi, atrayeron la atención de la crítica y los festivales el año pasado. Con una diferencia: la de Agustina es su ópera prima; Martín ya tiene una filmografía que permite retrospectivas.
Hay quizás una película de Farina, su debut, creo, que podría ubicarse en una zona intermedia entre las películas familiares y los retratos de otros: Fulboy, en la que accedió a la intimidad de la concentración y los vestuarios del equipo de Platense porque su hermano era jugador del plantel. Sin ese lazo familiar (Familienbande), la cámara no habría poder entrado ahí. Por lo cual, en Fulboy, Farina juega el rol de (semi)intruso consentido.
El consentimiento es uno de los problemas con el que toda película familiar se topa. ¿Por qué un clan familiar consiente ser filmado para el cine -no para las tertulias íntimas-? ¿Saben acaso que se exponen a ser vistos por extraños que inevitablemente se formarán juicios seguramente adversos sobre los pactos que encubre toda familia? ¿Son conscientes de que lo más propio de toda familia, si le hacemos caso a Ronal Laing, es una triple interdicción?
Regla 1) dice: “No”
Regla 1.a) dice: “La regla 1) no existe”.
Regla 1.b) dice: “Está prohibido discutir acerca de la existencia o inexistencia de las reglas 1), 1.a) y 1.b)".
Esta regulación familiar está explícitamente enunciada por Andrés Di Tella en Fotografías, otra película familiar. Su madre, a cuya figura la película está dedicada, conoció personalmente a Laing.
Evidentemente las familias, si tiene razón Laing, conocen y no conocen estas reglas. Pero hay una seducción generada por los avances tecnológicos y cierto borramiento de los límites de la vida privada de las últimas décadas a la que casi todo familar gang sucumbe. Son muchos los que quieren ser vistos en pantallas públicas, aunque no controlen qué cara es la que muestran.
Farina está en pleno proceso de lidiar con el problema, un obstáculo productivo. Si una película logra desvelar algo de la razón por la cual una familia se muestra, con los riesgos que esto comporta, algo habrá aportado a la historia del cine y de la antropología.
Los acontecimientos que refiere la película de Comedi, en cambio, quizás, respondan a otro paradigma. Aquella época en la que era preferible silenciar, tapar, borrar y guardar las filmaciones para lo suyos. La época de una doble o triple clandestinidad que hoy parece imposible.
De todo esto vamos a estar hablando esta noche en La otra.-radio con Agustina Comedi y Martín Farina. Radio Gráfica, FM 89,3, online en www.radiografica.org.ar
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