Una conversación no cinéfila en La otra.-radio, para escuchar cilckeando acá
por Oscar Cuervo
El domingo pasado en La otra.-radio estuvimos hablando con Carla Maglio y Alito Aep acerca de algunas películas argentinas recientes y no tanto, entre ellas El Silencio es un cuerpo que cae de Agustina Comedi y Rojo de Benjamín Naishtat (ambas nominadas al premio FIPRESCI Argentina del año pasado). Hablamos desde una perspectiva no cinéfila. No formamos parte de una secta fílica y no nos parece posible disociar la experiencia cinematográfica de la del mundo. El cine no es un aparte del mundo sino que es una parte del mundo. Al hablar del cine inevitablemente nos estamos posicionando al mismo tiempo en la totalidad de la que el cine forma parte.
Las consideraciones sobre El silencio es un cuerpo que cae las pueden escuchar descargando el audio del programa completo acá, como anticipo de la visita que el próximo domingo nos hará su directora Agustina Comedi. Al hablar de Rojo apareció el problema de la responsabilidad colectiva en los regímenes opresivos que vivimos y estamos viviendo.
Decía Carla Maglio el domingo pasado durante el programa:
-Al ver de nuevo Juan, como si nada hubiera sucedido, -que hace pocos días Fernando Martín Peña programó en un ciclo de homenaje a Osvaldo Bayer- una vuelve a preguntarse ahora cuál es la responsabilidad de la sociedad en los procesos de pérdidas de derechos o de retroceso popular, como estamos pasando ahora. Esta vez me afectó de un modo completamente distinto a como lo había hecho las veces anteriores que la vi. La pregunta se renueva de otro modo, porque es algo que está sucediendo ahora, no solo en Argentina: en Brasil y en el mundo hay un avance de la derecha. Entonces me pregunto bajo qué condiciones es posible que suceda esto. Y en la película de Echeverría aparece claramente esta pregunta. Por estos días en las redes se dio un debate al respecto. Y alguien relacionó una serie de películas con esta cuestión: Rojo (Benjamín Naishtat), El huevo de la serpiente (Ingmar Bergman), etcétera. Y yo me preguntaba por las diferencias, porque a mí Rojo no se me parece en nada a Juan, como si nada hubiera sucedido. Cada una en la época a la que se refiere, en ambas, Juan... en el presente en que fue filmada, año 1987 [la post-dictadura, con los represores impunes], y Rojo evocando hoy el año 1975 [el preludio de la dictadura] está lo que se ha dado en llamar la "gente común". ¿Qué hacía la "gente común" cuando avanza la derecha? Hay quienes hicieron una asociación entre ambas en función de esto. El mismo director de Rojo, Naishtat dice haberse basado en la lectura del libro Los años 70 de la gente común de Sebastián Carassai. Él puede haberse basado... no tiene por qué basarse estrictamente, pero creo que Carassai no dice lo mismo que Rojo. Lo que Naishtat pone en escena es a una "gente común" que queda reducida a cierta clase media de provincia. Y en esto sí uno podría cuestionar tanto a Naishtat como a Carassai. Porque Carassai también excluye de esa categoría a los militantes; si tenés una opinión política ya no sos gente común. Carassai excluye explícitamente a la clase obrera, que dice que seguía siendo peronista y por eso ya no sería gente común, por lo menos la gente común de la que él va a hablar. La gente común de la que él va a hablar es una clase media que no tiene compromiso militante, tampoco son intelectuales ni universitarios. De ese grupo que él recorta saca unas conclusiones. Carassai no dice que esta gente fue cómplice de la dictadura, dice que no fueron ni pacifistas ni violentistas, que en última instancia aceptaron resignados, visto que el peronismo no había desaparecido como ellos creían que iba a suceder y dado el clima de desorden que se vivía de un modo muy angustiante, aceptaron el golpe como una vuelta del estado. Ahí Naishtat, a pesar de sus declaraciones, da un salto. Porque lo que muestra es, en el año 75, a una clase media absolutamente perversa y deja fuera de campo cualquier tipo de rechazo u oposición. Pero el 75 era un año de enorme efervescencia militante, de enorme radicalización y nada de esto está en su película.
- Quizá -acoto- si Naishtat no hubiera enfatizado tan visiblemente que se trataba del año 75 y uno pudiera abrir su imaginación a algo que pasaba en algún tiempo indeterminado, no le plantearía esta exigencia de respeto por la complejidad del momento histórico a su película. Pero alguien que vivió en el 75 sabe que no fue como lo muestra Rojo. La película muestra a una sociedad que está pidiendo el fascismo, el terrorismo de estado, está anticipándolo.
- Rojo pasa sin solución de continuidad de una cosa a la otra -sigue Carla- , porque la clase media que él muestra termina siendo toda la sociedad, es lo único que se ve en la película, ya una anticipación de lo que iba a venir. Diluye así el corte radical que hay entre la situación previa y lo que iba a venir después. La efervescencia social, la militancia no está: el único militante que aparece en Rojo aparece como una especie de loquito.
- Nos podemos permitir un spoileo y decir -me meto yo- que el militante que aparece es un loquito suicida (me permito spoilearlo porque aparece casi al principio de la película). Se suicida y lo hace por una alteración mental.
- Es un tipo que está desequilibrado, un loco -concuerda Carla. Naishtat ya decidió que lo que hay es una clase media perversa, que termina siendo toda la sociedad. Esta generalización no está de ninguna manera en Juan, como si nada hubiera sucedido. No es que la película muestre que a ningún barilochense le importara Juan. Echeverría muestra el enorme trauma que dejó la dictadura, el impacto en esa gente que no sabía si podía hablar, con quién, a dónde hablar, que tenía miedo... Algunos se animan a hablar después y por supuesto algunos que eran cómplices. Pero distingue niveles de responsabilidad. Cuando hablamos de dictadura cívico-militar decimos que hubo civiles tan responsables como los militares en el golpe, en el programa económico, en el programa político.
- O más responsables -interviene Alito Aep-.
- Exacto -dice Carla-. Martínez de Hoz no era menos responsable ni menos asesino que Videla. Sectores que promovieron y se beneficiaron de las políticas del golpe. Ahora bien, suponer que hubo una responsabilidad de la "gente común", que todos tenemos un poco la culpa porque todos nos callamos la boca, es una idea problemática, no es lo mismo.
[A mí se me ocurre pensar en una escena emblemática de Rojo: el comienzo que muestra el saqueo en el que interviene una masa anónima de "gente común" de una casa cuya familia ha sido secuestrada. Con el indicador temporal de 1975, da la impresión de que todos habituaban apropiarse de los bienes de los que ya estaban desapareciendo, que esa práctica ya estaba instaurada y generalizada en la sociedad antes de la dictadura].
- Para decirlo de manera formulista -vuelve a hablar Carla-, la diferencia fundamental que hay entre una película y la otra es que en la película Juan, como si nada hubiera sucedido hay pueblo. Hay un pueblo filmado de un modo maravilloso, casi de registro directo, ni miserabilista ni está romantizado. Hay gente viviendo en esos barrios pobres que uno nunca ve de Bariloche, también se los ve divirtiéndose en un baile, se ve como entra la policía simplemente porque es un baile de pobres, los levantan y se los llevan. En la película de Naishtat no hay pueblo. Lo que Rojo dice es que toda la gente común es perversa. La gran diferencia con Juan... es que lo que llamamos perverso y monstruoso está entre nosotros, está entre "la gente común" también. Está acá, puede ser tu vecino, puede ser este señor que te parece tan amable y encantador, ese puede ser el que colaboró para que se llevaran a tu hijo. Mientras lo que hace Naishtat es invertir estos términos. No es que lo perverso y lo monstruoso se produce bajo ciertas condiciones, que bajo ciertas circunstancias alguien normal se puede transformar en un agente del mal. En Rojo se hace lo contrario, parece que hubiera un mal metafísico, por lo que se pierde toda conciencia histórica y política y resulta que la clase media -que termina siendo toda la gente común- es perversa y conduce inevitablemente al terrorismo de estado, si no es hoy, será mañana y estamos condenados en recaer siempre en estos procesos. Me parece que en estos momentos es importante volver a ver Juan como si nada hubiera sucedido, volver a ver Rojo, y pensar cómo vamos a salir de esta situación en la que estamos ahora, ¿no?
En el programa también hablamos de otras películas y de luchas que están dándose ahora entre nosotros, como la de la comunidad educativa del Cera, atacada por el régimen macrista, del que dimos cuenta en un post anterior.
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