Bluesky

Al actuar como jefa de La Cámpora en detrimento de los intereses populares @cristinafkirchner.bsky.social se arriesga a devaluar su legado. En Rosario se la vio aislada, simulando liderar a una totalidad que no está, ansiosa por revalidar una relevancia que ni siquera debería estar en discusión.

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— Oscar Cuervo (@oscaracuervo.bsky.social) 24 de noviembre de 2024, 3:45

martes, 31 de mayo de 2011

Derrota cultural

El paso de @EstebanSchmidt y @carrascolucas x La otra



(En respuesta a los comentarios que por acá dejaron Alfre, Leandro Hanc y Angel sobre el paso de Lucas y Schmidt en el programa de radio del domingo):


Gracias por escucharnos. Sinceramente, yo no tengo un método para encarar estas situaciones, salvo discutir desde la franqueza. No tengo problema en decirles a Esteban o a Lucas lo que pienso, no tengo tampoco necesidad de ser aprobado por mis modales ni en el círculo antiK ni en el círculo K. Hay algo de morbosa fascinación que me despiertan los desesperados como Schmidt, un tipo que odia el solo escenario de una radio como La Tribu, a la que considera un signo de la "derrota cultural". No sé que significa "derrota" en su boca, porque no sé quién sería en ese caso el derrotado y quién el triunfador. Pero sí sé que ayer el tipo estaba al lado mío y sufría de verdad, detesta visceralmente esto en lo que nosotros estamos, estaba sacado porque me escuchó decir que nuestra presidenta es muy bonita, y se quedó atónito cuando le dije que estoy en la UBA y que lo que pasa en las aulas es muy bueno y me considero bien pagado. Después dijo que se iba a tomar un trago a Palermo y le dije que a mí no me gusta ese barrio. Quiso burlarse de una cosa que dije acerca de las declaraciones de amor, pero no pudo ir más allá porque vio que su sorna no me hacía mella. Creo que gente como Schmidt anhela que su desprecio haga mella en todo aquel al que se acerca. Y se fue calentito porque a mí nada de su desprecio me hace mella. 

Pocas veces conocí a un tipo tan amargo. 

Lucas merece toda mi simpatía, tiene una forma de discutir arrebatada y a veces lleva la conversación para cualquier lado, pero por pequeños gestos me da la impresión de ser un buen tipo. Creo que él se sintió un poco incómodo porque Schmidt es su amigo y trató de diversificar el conflicto. En fin, yo la pasé bien en ese programa.


El problema de Schmidt con el presunto "mito en construcción" de Néstor es suyo, de Schmidt, también es el problema de Tomás Abraham y de Sarlo. Me da la impresión de que son tipos reventados y que se salen de quicio al ver que, en alguna parte, en el ámbito público, aparece la confianza. Para mí es esa la palabra clave: la confianza, no el mito. Para hacer una experiencia colectiva, en la que son necesarias muchas manos y muchas cabezas, hay que poner en juego una cierta dosis de confianza. Nada de mito. La confianza tiene escala humana, no divina; por eso es falible y dura mientras dura. Como cualquier cosa humana es algo precario y frágil, un gesto brutal la puede dañar. 

Ahora hay una oleada de confianza entre muchísimas personas, jóvenes y viejos, que sienten que están compartiendo algo, un viaje pongamoslé. Entonces aparecen estos tipos que están reventados, que en algún punto de las décadas pasadas se recluyeron en la experiencia privada, se replegaron hacia el pequeño centro autófago de su living y dieron por muerta la confianza. No confían ni en su sombra y se vuelven locos: están anhelando que se produzca una catástrofe para regodearse después. Schmidt vaticinaba ayer un baño de sangre o algo por el estilo. Está claro que ahí está puesta su esperanza. Están deseando que llegue el momento para salir a jactarse: "yo te lo dije".

Yo no les daría la razón ni aun cuando sus peores vaticinios se cumplieran. 

11 comentarios:

Unknown dijo...

Camaradas, muy sensibles sus apreciaciones. Y yo banco -sobre todo ahora, que estoy acobardado- la sensibilidad. Son las 6 de la mañana. Sólo quiero decir algo, que quizás no se entendió: banco muchísimo a Esteban, aún antes de conocerlo, y nunca coincidir. Me parece un tipo sensible, sí, triste, porque está herido. Y lo banco porque está herido. Yo estoy herido. No rehúsa debate. Yo soy un tipo herido y sé de la valentía de Esteban.
Es para mí, en serio, un inmenso orgullo haber estado con uds y con él. Me cuesta discutir con Esteban porque no coincido pero lo admiro. No me cuesta no coincidir, me cuesta esa parte donde el farol de la esquina alumbra un callejón y hay un café donde está lleno de prostitutas y ángeles de la noche.
Y a la vez, sé -y por si hace falta, se lo dije a Esteban, lo que pienso de uds- que son, uds, tipos sensibles, jugados, que creen en un montón de cosas que saben que yo no creo, y que saben que yo creo en un montón de cosas en las que uds no creen. Pero uds tienen huevos para abrirse al disenso. Y Esteban, groso, también. ¿Leerá Sol, la genial poeta, ésto? No creo. Pero una cosa: soy cuidadoso de quienes creo que son talentosos. No siempre ellos lo son conmigo, quizás tienen razón: de esta generación, yo no soy talentoso.
Pero.
Quiero evitar, en serio, la cosa de tribuna. Porque respeto a todos los participantes, aunque la palabra respeto esté devaluada. Aunque pasamos pasado de moda, nosotros, los sacados que discutimos con vehemencia, con violencia poética. Aunque ni quede espacio para el amor

Oscar Cuervo dijo...

Lucas:
me siento honrado de haberte conocido y de compartir momentos en nuestro ámbito de derrota cultural, esa cueva oscura en la que nos juntamos los domingos a la medianoche.
Aguante la amistad

Unknown dijo...

Pero yo no considero eso una derrota cultural, sino el fermento, lo alternativo y lo perdurable! Sólo lo quiero defender a Esteban de interpretaciones literales.
Pero no, Cuervo, me extraña: si lo considerase así, no habría accedido a tus tres pedidos de entrevistas sin el menor reparo ni dilación ni nada, aún cuando, como el domingo, se me complicaron los horarios.
En serio, Cuervo.
Un abrazo

Oscar Cuervo dijo...

Lucas:
yo sé que vos no pensás así, no son palabras tuyas lo de "derrota cultural". De todas maneras ya sabemos de derrotas que se transfiguran en triunfos y viceversa.Y no soy cultor del éxito, pero esa es la frase más interesante que dijo Schmidt la otra noche, comparable a cuando la Sarlo dijo que el 70% de la gente no habla de política. Es interesante pensar desde qué lugar se dicen esas frases, la cosmovisión del triunfo que a schmidt lo obesiona.

Sé que las tres veces estuviste muy amable y cada una (incluso la primera telefónica) dio lugar a grandes momentos, intensos, divertidos, problemáticos.

En cuanto a la idea de no tomar a Esteban literalmente, no sé, cuando yo hablo con la gente tiendo a tomar en serio las palabras que usan. Si lo de él era sólo una perfomance, lo disimulaba muy bien, porque su actitud trasmitía un fuerte rechazo al lugar en el que estábamos, y su retórica parecía agotarse en el ensayo de la ofensa.

Si es preciso aplicar herramientas de la crítica literaria para sostener una conversación sobre política, donde Schmidt trata de cabeza de lata a sus adversarios, injuria irrespetuosamente a Hebe, o tilda de violentos a los partidarios del kirchnerismo, pero después no se banca una respuesta en el mismo tono, entonces no sé por qué darle un trato privilegiado. Si sus ofensas son obras de arte, las mías también. Supongo que diciendo estas ternuras que nos dijo el domingo en otros ámbitos más victoriosos recibirá los aplausos que nosotros le escatimamos.

Yo con vos todo bien Lucas, te invitaría 1000 veces más y sé que siempre va a salir algo bueno.

un abrazo

Liliana y Carlos dijo...

Yo no escuché el programa, ni conozco a Esteban Schmidt, pero hay algo del post que me hace sonar una campanita en la cabeza.
Me parece muy cierto que hay personas que hace mucho han perdido la confianza y la esperanza, y que los asusta pensar que se quedan afuera de algo que se supone que ya no podía (no debía) ocurrir.
Yo soy un tipo grande con tantas razones como cualquier argentino para el excepticismo, pero, inesperadamente aún para mí mismo, es desde 2003 un tiempo de esperanza.
Había al final de cuentas una pequeña llamita que nunca terminó de extinguirse.
Y no sé si me equivoco, o si todos los que creemos nos engañamos; lo que pienso es que aunque lo que creamos no sea cierto, paradójicamente podría convertirse en verdadero por la participación de muchísima gente que pone toda su energía a favor de ésto.
Y si no fuera ésta la oportunidad, entonces será la próxima.
En estos casos el "yo te lo dije" es una afirmación miserable y tampoco les daré la razón a los que la esgrimen sencillamente porque no será cierta.
Porque esta confianza y esta esperanza de hoy son de verdad.

guillermo dijo...

Recuerdo que la primera vez que entrevistamos a Esteban sus argumentos me provocaban mucha bronca, tenia ganas de cagarlo a trompadas. Creo que es tan triste y sincera su mirada de la vida que me resulta intolerable. No me acuerdo exactamente la fecha en que nos vimos pero seguro que no era un momento tan esperanzador como este.
El domingo fue diferente, Esteban no podía sostenerse en pie y al verlo me pasaba lo mismo que a Andy con el gordo Lanata. Uno no entiende como se pierden la época, uno no entiende que tengan tanto miedo a recuperar la confianza, como bien dice Oscar. A Lucas lo conocí en el programa pero lo tengo visto. Es muy parecido a viejos amigos atorrantes. De todas maneras Lucas no entiende que la hospitalidad es un vicio de los progres por lo tanto si interrumpe y no deja hablar hay que cerrarle el pico.
Todos fuimos muy golpeados a lo largo de estos años pero eso no nos da derecho a no seguir peleando por lo imposible. Saludos

César dijo...

Me gusta lo de "Confianza".

Oscar Cuervo dijo...

Yo, a diferencia de Willy creo que la hospitalidad es una regla de oro al hacer un programa de radio y que el invitado siempre tiene la prioridad en el uso de la palabra. El invitado está una vez y nosotros estamos siempre, por lo tanto yo siempre prefiero escucharlos. Eso no quiere decir que siempre lo logre, pero no me parece de ningún modo un vicio, sino un deber.

jh dijo...

tu analisis de la caida de schmidt es muy completo. era un pibe inteligente, su decadencia me pone de muy mal humor.

Anónimo dijo...

Lucas: Los heridos nos olemos como perros, a veces de diferente manada, es cierto - yo no estoy en la manada de SCHMIDT, por ejemplo. Una vez coincidimos en un programa áspero en La otra radio, cuando yo todavía era staff permanente en el programa, y veces era hospitalario con lo invitados y otras veces no con lo integrantes y viceversa - lean lo que quieran en esta frase, pero es solo información y sentra una posición-.
Me acuerdo del programa áspero que comenta Willy, y me acuerdo que no me sentí cómodo, porque vi que en el fondo Estaban estaba herido,auqnue no me gustaba un carajo loo que decia,pero el también termno el progama como apagado - aún no habia salido su lobro, se estaba "yendo" del periodismo o algo asi decia-, y a veces se cortaba con su propio filo. Y salpicaba. Intenté más tarde con el Palermo Manifesto después y dejéantes de la mitad. Y lo mismo me pasá con un reportaje que lo muestra creo en su faz mas amarga. A esa herida no podía como acercarme, no sabía como había nacido esa herida, ni mi interesó o no quise, o no pude saberlo. No me sentí afín, digamos, a su rabia y amargura. O Seria a la vez tan proxima y de distinto signo que en ese cruce no podía, - no puedo aún- no podía leerla. Supongo que un tanto le habrá pasado a él conmigo, en ese programa del que solo recuerdo un final triste - y de muy noche- pero no se como, al final de ese programa senti ganas de consolarlo,de que no stuviera tna soo y espinos, aunque después leyéndolo sintiera profunda ganas de putearlo-O en palabra de Willy - mirá por donde voy a coincidir con Willy!- de cagarlo a trompadas-
Algunos heridos me gustan másque otros, que se la va a hacer. Es así ; bah, "me gustan" es un decir, los siento, más cercanos, no se, más fraternos, más en mi idioma más intimo. Como cuando leo tus heridas,Lucas, por ejemplo. cuando las leo en tu blog, donde más de un vez postié algún comentario, lleno de sincera y profunda admiración.Porque tus palabras aun las derabi era compañia verdadera profunda. Incluso te sentia más cerca y no me importa la confesión que mis compañeros de radio. Y te pueden decir, querido Lucas, que no destilo admiración indiscrimianada.
( sigo..)

Anónimo dijo...

Me pasaba leyéndote lo que me pasa con Pablo Ramos, por ejemplo. Con muy pocos narradores, cronistas, poetas de la prosa, contemporáneos ( y ahora me salen nombres amigos como Incardona, Emiliano Bustos, Rodolfo Edwards, Eduardo Ainbinder. Todos esplendidamente heridos,pero de alli sale luz y brillo.
Todo esto para decirte que tal vez, Lucas, espero, alguna vez coincidamos por ahi, y andaremos compartiendo seguramente algún hueso como perro solidarios y de distinta pelambre, o compartiremos algun o vaso o cielo o estrella o abrazo beodo.
Y tal vez puedas explicarme con tu voz aguardentosa, como haces para comprender discursos como lo de Esteban, donde tanto filo propio salpica y quiere herir a destajo-
Escuché solo la primera parte del programa, el espadeo entre Esteban y Oscar. Se sabe; La otra radio, es un programa de amor y de odio. Y está bien. Pero yo no estaba esa noche para ambas fuerzas ni para derrotas culturales- la frese fue de esteban y ya no recuerdo si la llegue a escuhar o la leí aca o me la comentaron porque solo escuhe la primera mitad del programa- no estaba como oyente para espadeos sobre a quién le hace mella qué cosa. Oxidadas – melladas- las espadas, de Esteban y de Oscar solo hacían- para mi- un ruido seco. Quebrado. Escuche uno o dos intervenciones tuyas, y otras de Willy, pero sobre todo al principio un par tuyas que me sorprendieron por lo atinadas y poco belicosas y sinceras. O será que era eso lo que más esperaba oir esa noche. Aunque sea un poco. Pero hacia frío en el cyber y además la hora estaba 5 mangos, y por 5 mas había una copa de vino y un libro de poemas. Pero tu voz me siguió- me sigue- resonando. Un pulso, una palabra.-ya no recuerdo cual,ni acaso importe- pero era un acorde, un latido hermano.
Me hubiera gustado estar ahí en la radio,me pedio tus anteriores intervenciones aunque una vez lei una al aire de tu blog- me hubiera gustado estar ahi, pero del otro lado de la pecera, aclaro, escuchando, y viendo sobre todo. Los gestos. Las¿ inútiles? Batallas.Los silencios las miradas. Pero estiy seguro hubiera salido rabioso y triste. La otra - radio es, se sabe, un programa de amor y de odio. Y está bien.
Lo que pasa es que últimamente se me da por eligir más el amor; y que difícil es, puta madre!
Un abrazo para todos
pero especialmente para vos,
hermano Lucas. (
Casi parece un nombre de un santo (bebedor )
Que nadie gane.
( excepto Cristina, es decir todos! )
Besos
Alejandro Ricagno