No termino de entender la calidad de analista político que se le adjudica a Carlos Pagni. Incluso gente que se piensa de izquierda cree que Pagni es un gran periodista.
Creo que la columna de opinión de ayer en La Nación alcanza para derribar ese mito: "Más y más obstinación".
Las columnas de Pagni repiten los lugares comunes de la burguesía resentida por diez años de gobierno popular. Cierto: es más psicopático que los risibles Leuco o Nelson Castro, más coherente que Ezequiel Meler o Ernesto Tenembaum y más adusto que Lanata. Pero esas comparaciónes no bastan para que califique como analista político. Pagni en sus textos brinda escasa información y mucha acción psicológica: no intenta acercarles a sus lectores una comprensión más amplia del panorama, no agrega datos significantes a lo que ya se conoce. Su mirada de la política nacional no es más inteligente, sino solamente más aviesa.
Fíjense lo que escribió ayer:
"El revés de Cristina Kirchner ante la Corte ayuda a resolver un interrogante frecuente en estos días: ¿cómo reacciona el kirchnerismo frente a la derrota en una guerra que planteó, como siempre, a todo o nada? La respuesta la dio ayer la Presidenta en Córdoba. Sin apartarse del protocolo oficial frente a las grandes desventuras, disimuló la dimensión de la derrota y, de inmediato, convocó a otra batalla.
"El campo, el momento y el enemigo se mantienen imprecisos. Pero la estrategia sigue siendo la única disponible: más y más obstinación..."
Primer error: pensar que el voto contrario de seis jueces de la Corte es un "revés" para Cristina. Los jerarcas judiciales lo hicieron en defensa de sus intereses corporativos con argumentos que no demuestran precisamente la inconstitucionalidad que dictaminaron. Ese dictamen desnuda un ejercicio del poder puro, de ese poder aristocrático que está precisamente cuestionado. Nunca hasta ahora la clase política argentina había puesto en la mira la carencia de democracia del poder judicial. Ahora los depositarios de ese privilegio lo hacen a la vista de todo. No votaron para moderar sus privilegios sino para afirmarlos. Eso queda a la vista. El poder judicial ya está incorporado a la lista de los poderes visibles. ¿Dónde está el revés para Cristina?
Partiendo de la premisa errónea de que hubo un revés, la consecuencia es igualmente fallida: Cristina "disimuló la dimensión de la derrota y, de inmediato, convocó a otra batalla". Lo llamativo es que un analista político reputado como sagaz todavía, después de 10 años de kirchenrismo, simule no saber cómo reacciona el kirchnerismo. ¿Un analista agudo podía creer que Cristina iba a dar por cerrado un conflicto con el voto de seis cortesanos? ¿Alguna vez el kirchnerismo dio por cerrado los conflictos que planteó por obstáculos tan previsibles como los del martes? ¿Dio por cerrado el conflicto Cristina cuando Cobos votó "no positivo"? ¿Lo había dado por cerrado antes, cuando Escribano le planteó un pliego de condiciones, antes aún de asumir? ¿Dieron por cerrados los conflictos Néstor y Cristina después de la derrota de las elecciones de 2009? La ley de medios, el Fútbol para todos, la AUH vinieron después de esa derrota. ¿Por qué Cristina iba a considerar esta defensa corporativa de esta semana como un revés que la llevara a renunciar a sus objetivos? Alguien que viene analizando el kirchnerismo desde hace diez años ya lo debería haber aprendido.
Es lógico que los arrepentidos K del último semestre y los del último bimestre empiecen a sorprenderse, porque al converso le lleva un poco más de tiempo darse cuenta. Los arrepentidos K se van del kirchnerismo pataleando por la izquierda y después se CarlosPagnizan. ¿Para eso se afeitaron y perfumaron? ¿Para sentarse a esperar que el kirchnerismo caiga?
Todo cae. Todo va a caer si le damos el tiempo suficiente. Pero el restregarse las manos a un costado del camino a ver pasar el cadáver del enemigo (o del ex amigo) es cualquier cosa menos política. Los chicos arrepentidos deberían aprender de cómo la flor de Lilita se fue marchitando de esperar la caída K. Es raro que tantos años no les hayan enseñado nada.
Fíjense en la psicopateada final del fino analista político (y espía telefónico) Carlos Pagni:
"Ganar las elecciones siempre es para el político el objetivo más urgente. Pero la Presidenta debería estar más inquieta todavía. Al argüir que los jueces no deben oponerse a la voluntad popular le dio un poder absoluto a la mayoría del Congreso. ¿Qué consecuencias tendría ese axioma si en los comicios de este año esa mayoría volviera a cambiar de titular? Instalada en su presente eterno, a Cristina Kirchner le cuesta imaginar ese futuro. Con tal de dominar a la prensa, no calcula siquiera lo que puede suceder en la próxima semana".
No es del estilo de Pagni anunciar su esperanza de un golpe de estado con todas las letras (en realidad no es del estilo de ningún golpista anunciar su intención golpista: también Onganía y Videla se manifestaron legalistas y respetuosos de la democracia, no solo un minuto antes del golpe, sino durante sus dictaduras). Pero la ilusión de Pagni es un resultado muy adverso para Cristina que posiblite su destitución por medio de un golpe parlamentario.
Chicos arrepentidos, aprendan de Pagni, ya que no pudieron aprender de Néstor y Cristina.
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