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martes, 5 de mayo de 2015

¿Cómo seguir haciendo películas de vampiros?

Casa Vampiro (What we do in the shadows, 2014, Jemaine Clement y Taika Waititi)


por Julieta Eme

Los dos directores son también escritores y protagonistas de la película. Se dio en el último BAFICI y recientemente se estrenó en las salas. Y tal como titula el diario Página 12, es la película definitiva de vampiros. La acción transcurre en los alrededores de Wellington, capital de Nueva Zelanda, en una casa donde convive un grupo de vampiros: Vladislav (Jemaine Clement), un vampiro cruel y medieval de 800 años, que enseguida nos hace pensar en Vlad Tepes; Viago (Taika Waititi), un vampiro considerado y atento de 400 años; y Deacon (Jonathan Brugh), el más joven y rebelde. A este último lo convirtió Petyr, el cuarto vampiro de la casa, absolutamente feo y deforme, de 8.000 años de edad, que nos recuerda a Nosferatu. El grupo se completa con Nick, quien es convertido durante la filmación, y con su amigo humano Stu, al que los cuatro vampiros se comprometen a no comer.

La película es un falso documental y se desarrolla durante los meses previos al Gran Baile Anual de Máscaras, al que asisten todos los vampiros, brujos y zombies de distintas partes de Nueva Zelanda. Según nos cuentan los protagonistas, en Wellington, viven unos 60 o 70 vampiros, que hacen lo que pueden para conseguir sangre humana. Al Gran Baile no son invitados los hombres lobos, con quienes los vampiros están mortalmente enfrentados. Cada vez que vampiros y licántropos se cruzan en la calle es para quilombo. Y uno de estos encuentros terminará muy mal.

Los tres personajes principales (Vladislav, Viago y Deacon) inspiran inmediata simpatía y cariño. Todos son un poco sanguinarios, un poco torpes y un poco graciosos. El personaje que, a mi juicio, agrega algunos toques de dramatismo es Nick, ya que, salvo por el hecho de volar, no disfruta de ser un vampiro, sino que más bien lo padece.

La película es ciertamente muy graciosa. Durante la hora y media que dura, mantiene un impecable tono de comedia que fluye maravillosamente. Desde el Drácula de F. F. Coppola, el mito del vampiro ha sido tan explotado en el cine que estas criaturas ya no provocan espanto ni miedo sino risa. Casi todos los aspectos de las vidas de estos vampiros son risibles. Al contrario de los vampiros de Twilight, sus vidas no son para nada glamorosas, sino más bien bastante mundanas (viajan en colectivo, lavan los platos, pasan la aspiradora) y un poco patéticas (una noche terminan bailando solos en un bar para vampiros, al no conseguir que ninguno de los porteros de los otros boliches los inviten a entrar).

Seguramente, se seguirán haciendo y filmando películas de vampiros, pero después de esta película ya no imagino cómo.

Acá dejo el trailer. Es muy gracioso:


2 comentarios:

Luis Enrique Arias dijo...

Soy de los que creen que los famosos "géneros" cinematográficos impiden a menudo pensar adecuadamente sobre las películas que vemos, es como si la mente por aceptar la comodidad de "etiquetar" las películas renunciase a ciertos procesos del pensamiento y la reflexión, o, incluso peor, que por etiquetar, luego de dicha etiqueta comienza a pensar el film basado en lo que la cultura le ha enseñado al sujeto que "se debe esperar" de tal género ...

Si uno es "clásico" digamos que esta película es una comedia, pero, cuán lejos estaríamos de saber "de qué va" y "cómo funciona" si nos quedásemos en eso ...

Estos vampiros inadecuados son queribles, luchan por estar en un mundo que los complica, parece que ni con sus "poderes" logran encajar, y sufren, en el fondo, o no tanto, sufren ...

Incluso "chupasangres" hay más humanidad en ellos que en muchos humanos, nos muestran que la inmortalidad es un carga, que pesa, que no hay glamour, porque el dolor queda, no se va, el dolor es también inmortal ...

Y como en el mundo salvo ellos no hay demasiadas cosas que pueran aspirar a la inmortalidad (o casi) la pérdida y el dolor es algo habitual en sus largas vidas.

Y sí, todo en tono de "comedia", si uno cree en los géneros al menos, porque realmente nos reiremos, ellos son muy graciosos, incluso los personajes "no vampiros" lo son a su modo ...

La película habla a su modo -creo yo- de la in-adecuación, de los que "no pertenecen" de los que no encajan ...

Y cómo no quererlos, cómo no sentirnos "un poquito vampiros" cada uno a nuestro modo, y en diferentes medidas ... pero cómo no sentir un poco ese dolor que sienten como algo nuestro, como algo cercano ...

Quien gusta de las películas "de vampiros" (al igual que el que gusta de "las de zombies") tiene que sufrir el saber que 9 de 10 (siendo optimista) son infumables, cada tanto aparece una película como esta, y es como una brisa de aire fresco ...

Cómo hacer una película de vampiros luego de esta? no lo sé, sé que luego de verla las películas que ya me parecían abominables me parecen incluso peor !!!

julieta eme dijo...

sí, concuerdo con lo que decís. precisamente la escena que menciono al final, cuando no les queda otra que ir al bar de vampiros, es graciosa y triste al mismo tiempo. y, para mí, es la escena que hace pensar en los vampiros como metáfora de los marginados, de los que no pueden o no quieren vivir en esta sociedad...