miércoles, 18 de enero de 2017

Los archivos de la Media Luna

Los cines posibles III - Este sábado 19:30 en Alvarez Thomas 1093


Es sabido que, desde que el cine existe, documenta: siempre se cita el ejemplo de las filmaciones de los hermanos Lumiere con los obreros saliendo de la fábrica o el tren llegando a la estación. Desde entonces se han acumulado durante más de un siglo innumerables documentos fílmicos. Puede decirse que la tecnología de los últimos siglos le dio a la ciencia histórica instrumentos documentales de una potencia inédita, como las grabaciones fonográficas, el cine, el video, los registros digitales, capaces de producir y guardar documentos en una cantidad y variedad hasta entonces insospechados. Como en el Mapa del Imperio imaginado por Borges, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él, es posible que no esté muy lejano el momento en que los registros de la vida humana reproduzcan cada detalle de las existencias particulares de todas las personas.

La función documental constituye una de las vertientes posibles del uso de este invento del siglo xix, el cinematógrafo, que usualmente se liga a la práctica científica. La otra vertiente estaría constituida por las películas de ficción, a las que se atribuye una función estética o de mero entretenimiento. Documental o ficción, realidad o fantasía, ciencia o arte, conocimiento objetivo o goce estético: es tentador encadenar el primer elemento de cada uno de esos pares para formar dos series. Pero también puede ser productivo desencadenarlos. Podemos problematizar la idea de que existen dos conjuntos de objetos: las "películas de ficción" y los "documentales". Son dos etiquetas bajo las cuales se intentan agrupar las películas, pero esta clasificación fracasa cada vez que aparece un film de categoría indecidible (lo que es cada vez más frecuente).

En las últimas décadas se empezaron a producir algunos movimientos en estos bloques: por un lado, cierto agotamiento del modelo narrativo industrial proveniente de Hollywood (la "fábrica de sueños") que llevó al mainstream a recurrir a sagas, trasposiciones de historietas, series televisivas y bests sellers, remakes, secuelas, precuelas, reboots: un aprovechamiento comercial extenuante de un conjunto mezquino de ideas. Por el otro, una proliferación del registro documental, facilitado por los avances tecnológicos (cámaras de video y luego digitales) que hacen que almacenar registros audiovisuales sea cada vez más accesible. Esto puede explicar que en la producción independiente -aquella que no está necesariamente atada a los circuitos de distribución comercial- la vertiente documental tenga una presencia cada vez más descollante. Así, se produce una mutación del modelo que se distancia de la función científica y se permite explorar las formas poéticas. The Halfmoon files (Los archivos de la Media Luna, 2007, Alemania) es un exponente de esta tendencia. Lo que aparece en una película como esta es una interrogación dirigida hacia la materia misma con que se construyen los "documentales". The Halfmoon files vuelve a preguntar: ¿qué es un documento?

La película de Philip Scheffner parte de un archivo de registros lingüísticos y etnográficos depositados en un museo alemán para terminar desvelando en qué condiciones fueron realizados estos registros.


“Había una vez un hombre.
El hombre fue a parar a la guerra europea.
Los alemanes capturaron a este hombre.
Él quiere volver a la India.
Si Dios tiene piedad, hará pronto la paz.
Este hombre se irá de aquí.”

La voz de este hombre sale de un disco de pasta y es escuchada en el año 2006 en una sala de la Universidad Humboldt de Berlín. Pero proviene de 90 años atrás. Fue grabada el 11 de diciembre de 1916 en la ciudad de Wünsdorf.

La película está narrada en primera persona y su narrador la presenta como una historia de fantasmas. Con este gesto logra ponerse en contacto, a la distancia, con esas personas reales cuyas huellas quedaron impresas en los documentos. Mientras la ciencia que produjo, clasificó y archivó estos registros pretendía capturar en ellos ejemplares de objetos de estudio, The Halfmoon files quiere hacer emerger a ese prisionero desconocido que una tarde de 1916 fue obligado a dejar la huella de su voz sobre un disco de pasta. Ese fantasma ha esperado un siglo para decirnos otra cosa que lo que le quisieron hacer decir.


NOTA: El texto que antecede es un fragmento de "Historias de fantasmas. Los archivos de la Medialuna y los cines posibles", que se puede leer completo en el blog Un Largo, clickeando acá.

- The Halfmoon files se proyectará y analizará este sábado a las 19:30 (PUNTUAL) en Red Colegiales, Alvarez Thomas 1093, dentro del ciclo Los cines posibles. Informes: escribiendo a tallerlaotra@gmail.com o a Facebook, acá.

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