todos estamos igual

sábado, 24 de enero de 2009

El sustituto

Por Oscar A. Cuervo

El clasicismo en el cine está en apuros si uno de sus mayores emblemas, Clint Eastwood, es capaz de dar a luz un bodrio tan inexplicable como El sustituto (Changeling).

Digo: la película inmediatamente anterior es la excelente Cartas desde Iwojima. Pero Eastwood había cimentado su reputación como "el último de los clásicos" por el tratamiento pudoroso de los materiales dramáticos y una cierta concisión narrativa. Ahora bien, esta película truculenta y rebuscada no nos ahorra ninguna bajeza: niños secuestrados y asesinados cuyos restos óseos son desenterrados por otro niño, un ahorcamiento filmado en todos sus más repelentes detalles, sesiones de electroshock, patéticas escenas "de manicomio", secuencias gastadas del más remanido género de films judiciales. ¿Se lo puede disculpar atribuyendo estas bajezas al guión chapucero de J. Michael Straczynski? Pero ¿qué necesidad tenía el adusto Clint para someterse a semejante baratura? Y además, no es el guión literario el que puede obligarlo a filmar la agonía del ahorcado con abundantes detalles del moribundo en estado de convulsión.

Es cierto que, antes del díptico de Iwo Jima, Eastwood ya había evidenciado síntomas preocupantes en la sensacionalista Río místico (¡otra vez niños secuestrados, maltratados y asesinados!), con la sobreactuación empalagosa de Sean Penn y una línea sinuosa, tanto narrativa como política. Quizá sea que Eastwood no termina de posicionarse en su lugar de "libertarian" de derecha, quizá cierta incomodidad lo lleve a estar dirigiendo films que son como síntomas de su propio desencuentro. No quiero ponerme a psicoanalizarlo, pero es inevitable preguntarme cómo el autor de Unforgiven y Los puentes de Madison, el hombre en quien se cifraban las esperanzas del viejo clasicismo, puede caer tan bajo.

Me queda la esperanza de que Gran Torino, la siguente película suya que se estrena en pocas semanas, me saque este asqueroso sabor a decadencia.

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Oscar, también me pareció sobrevaluada "El sustituto". Creo que si bien no cayó tan a fondo como lo hubieran hecho directores mediocres, toda la secuencia final es, más allá de toda la película, la pérdida de ese pudor que, como decís, fue virtuosismo en "Cartas de Iwo Jima". La confesión, la filmación de esa voz en off, el encuentro en la cárcel y la ejecución, todo ello es innecesario. Salvo que no se anime a proponerse como el alma miral de la nación y pedir pena de muerte a diestra y siniestra, justo que los yanquis se pusieron "bienpensantes".
Angelina Jolie es una mentira.

Chau, me voy de viaje

Oscar Cuervo dijo...

Y qué me decís de las dos sesiones de electroshock, de los huesos de los pibes asesinados? Creo que eso no era el clasicismo, no?
Buen viaje!

Arqueck dijo...

Más allá de las justificaciones "técnicas" que pueda tener, las últimas películas de Clint Eastwood son el homenaje al golpe bajo. Está bien, eso lo recubre con precisiones narrativas y planos sarasa que son la comidilla del mundo cinematográfico (y que puede ser el cine), pero si una película empieza con tres nenitos y a los diez minutos a uno lo violaron, a otro le mataron a la hija y el tercero se separa en crisis, ya vas viendo que al tipo le gustan esas cosas. En Río Místico le saqué la ficha al bueno de Clint. Y me negaba a ver Million Dollard Baby y un amigo me dice: "no sabés el golpe bajo que tiene". Me resumió la película, haciendo caso omiso a las cuestiones que para el artista cinematográfico son el cine: "Una boxeadora se sacrifica para ganar, Clint Eastwood la entrena, va ganando, va a ganar, está todo bien... queda en coma y Clint Eastwood le practica la eutanasia". (La sinécdoque funciona porque no es el protagonista quien le hace la eutanasia: es Clint Eastwood.) Está bien, la tragedia tiene una trascendencia mayor, supone un juicio más profundo, que el final feliz (o su contracara como técnica fácil y obvia; o su contracara como lugar común). Pero flaco, tenés setenta años, ¿de verdad, amparado en un clasisismo, en una técnica, en precisiones narrativas y todas esas cosas, querés que todos la pasen como el orto y pensás que sin golpe bajo no vale?

Anónimo dijo...

este post está justo para MV jaja

Oscar Cuervo dijo...

Arqueck:
tu amigo tiene todo el derecho de contarte así Million Dollar Baby, en principio porque es una descripción bastante ajustada a la línea narrativa de la película.
Y en segundo lugar porque no hay clasicismo que funde semejantes groserías. Estas vueltas de tuerca y este tremendismo no tienen nada que ver con el clasicismo.

Además, no hay sarasa técnica que pueda validar planteos dramáticamente burdos. Vos decís que esa sarasa es la comidilla del mundo cinemtaográfico: algo habrá hecho la corporación de los críticos y adyacencias para que se los identifique con esa sarasa. Pero estrictamente hablando esa sarasa no se valida mediante cuestiones cinematográficas. La cinematografía no son tomas "sarasa", sino un vínculo que se entabla entre lo que la pantalla propone y la experiencia del espectador.

Río místico y Million dollar baby son tan burdas y sensacionalistas como se desprende de tus relatos, El sustituto anda por la misma línea.

El problema es que Eastwood ha hecho algunas películas que apelan a otrs recursos muchísimo más nobles. Es uno de los casos más extraños del cine contemporáneo.

Anónimo dijo...

Hola Oscar,

Me gustaría que desarrolles un poco más por qué te parece que "Million Dollar Baby" es burda y sensacionalista.

Por supuesto, me gustaría una explicación en términos estrictamente estéticos; es decir, creo que el mero hecho de repetir la línea argumental no puede condenar a la película. Si esto fuese así, la historia de una boxeadora con este destino no podría ser contada de ninguna manera, argumento que no considero válido.

Me gustaría saber tu opinión porque disfruté "Million..." pero aún no vi "Changeling".

Saludos!

Anónimo dijo...

será?

Oscar Cuervo dijo...

Anónimo:

ahora no tengo ganas de desarrollar esa explicación, hace calor y tengo en mi cabeza películas más interesantes, te pido que me disculpes.

Pero te anticipo una sola idea: ningún autor está obligado a contar historia alguna. La historia de la boxeadora descerebrada bien podría no ser contada. O sea: Eastwood es responsable de elegir esa historia. Entonces no es que él no tenía más remedio que contarla, sino que eligió contarla. En ella él vuelve a hacer el papel de viejo íntegro indignado por la abyección del mundo, que hace su rol justiciero y desaparece. Es Eastwood marca registrada, marketing, gana Oscars y cultiva una imagen de viejo íntegro que su obra fílmica no termina de respaldar. Un viejo íntegro indignado ante la abyección del mundo es una idea burda y si para recrearla se emplea a una boxeadora descerebrada, también es sensacionalista.

Pero para más datos te recomiendo la muy buena reseña que escribió Hugo Cal en La Otra 8, tapa Quintín.

En cuanto a El sustituto, si disfrutaste Million, bien podés disfrutar esta.
saludos!

Oscar Cuervo dijo...

Ah, me olvidaba: no creo que existan "términos estrictamente estéticos".
saludos!

Anónimo dijo...

A mí me tocó ver la primera parte de la de Soderbergh, la del Ché. Salí convencida de que la Revolución Cubana la hizo un argentino, acompañado de un señor un tanto conservador llamado Fidel.
( ver escena en la que le ordena dejar de bajar línea en la Naciones Unidas: "Es una orden"- aclara) Por cierto que el otro hace todo lo contrario.
martha

Hernán dijo...

Lo peor de El sustituto es la caricatura del policía malvado que le hace imposible la vida a Angelina Jolie (¿de dónde sacaron a ese pésimo actor?), más la escena de la ejecución que pareciera filmada a cuatro cámaras y ponchadas por un director en el piso, más la de los huesos que desentierra ese pibe que nunca resulta creíble, más la integración de las tramas argumentales que en el montaje no funciona ni a medias, más el clímax de la película, que está en muchos lados y en ninguno.
Una película berreta pero con prestigio.
Saludos.

Oscar Cuervo dijo...

Hernán:
o sea que lo peor es casi todo.
Yo creo que no es que el actor sea muy malo, sino que nada funciona bien (y el funcionamiento es crucial en este tipo de narraciones rutinarias: son mecanismos probados y recontraprobados) desde la concepción misma del film.

La película deja de fluir a partir del momento en que la madre acepta que le dén un chico que no es su hijo. Es absolutamente imposible seguir creyendo en el asunto cuando la madre cede a las inconvincentes presiones de la policía y se va a su casa con un pibe que ella sabe que no es su hijo.
La coartada que se usa, diciendo que se trata de un caso real y que po lo tanto lo debemos creer, es absolutamente inválida. Si es un caso real, el tratamiento cinematográfico que recibió es de todos modos falso. No se trata de una verdad de referente, sino de verdad artística: tiene que ser verdadero en la pantalla y no fuera de ella. Y la decisión de la madre de irse a su casa con el chico sustituto no se deja comprender en el contexto de la película.
Estamos contando toda la película. Es nuestra pequeña contribución a la carrera comercial de este bodrio.

Hernán dijo...

Es verdad lo que decís. Creo que tiene que ver con la construcción del verosímil, con que más allá de que una película intente adjudicarse cierta autoridad referencial protegiendo su línea argumental detrás de la típica "basada en un hecho real", el espectador la puede recibir falsa, incoherente, estúpida. Esta falsa autoridad ignora que la vida no está segmentada en un découpage de primeros planos ni acompañada con acordes de trompeta diseñados por Clint Eastwood. La exclamación "¡pero es verdad lo que cuenta la película, ocurrió en los hechos!" está a la misma altura que "¡eso es fantasioso, no podria ocurrir en la realidad!". Quiero decir, el que afirma lo primero comete el mismo error en su lógica que el que se queja de lo segundo.
Me causa gracia acordarme que algunos criticaban en Titanic (ese gran homenaje de Cameron al cine clásico) que el lápiz labial de Winslet permanecía intacto hasta el final de la película. Vamos...

Anónimo dijo...

La escena bochornoaltope de la película es la de la horca.
Y no porque pueda invalidarse por eso mismo. Craso error.
Sino porque la escena está planeada para que suene noche de paz cantada por un hombre encapuchado. Para lograr un efecto poético de instalación. Sin un pito que ver mas que con un personaje que factura como el de cabo de miedo o el de perros de paja y por momentos hasta Jason, el de Carpenter. Traído de los pelos, enchufado en la trama. Como si en el transcurso se fuera animando un poco más con la caracterización del personaje y decide agregarle cada vez un tics nuevo. En cine el resultado termina siendo por lo menos, desprolijo; siempre con animo muy constructivo.
En un momento dado rogué por que apareciera el indio de alguien voló sobre el nido del cucu y pusiera orden en el loquero. ¿Porqué privarnos de ese placer?
Después, hay una escena en la que Clint demuestra su total falta de inspiración en esta película:
En uno de los poco momentos logrados, un policía acepta el encargo rutinario de traer un pibe que se lo busca en Canadá; unas escenas después, para desconcierto de la platea que venía acostumbrada a coser la historia solo con una sola aguja hilvanada, aparece el policía de comisión encontrándose con un individuo luchando por poner en funcionamiento su camioneta en un camino desértico. Por las dudas y para que no nos hagamos ilusiones descubre detalles innecesarios malogrando las escenas posteriores. No quiero redundar por quienes no la vieron.
Horrible por donde se la mire.

Es interesante pensar que hubiéramos hablado de una buena actuación de Angelina si el asunto de la identidad hubiera sido un tema misterioso. Sus actitudes, sus miradas, parecen de otra película. En esta no encaja. Yo, como no leo ninguna reseña previamente, pensé que vería una película apoyada en la incógnita de una mujer que niega al hijo cuando no existen razones para ello. Por eso fui.

No se puede negar que el personaje es interesante si de entrada no tiene siquiera un vecino que certifique sus dichos.
¡Ni siquiera la señora que le prepara algo de comer al chico!, según comentario de ella apenas empieza.

En fin.
Y me entero ahora que la nominan para el Oscar. Entonces me pregunto: ¿Qué es el Oscar?. ¿Un premio al mejor del año?. ¿La música en vivo de las partituras seleccionadas?. ¿El juego actoral de los presentadores y sus chistes?. ¿El homenaje a los muertos?. ¿El sobre con el elegido? ¿La pasarela de los famosos en la antesala de la ceremonia?. ¿El conductor de la limousine? .¡Contestáme Heidegger! ¡No te hagas el sota!
Elcritic.

Oscar Cuervo dijo...

El Oscar: ¿no viste la asunción de Obama, el show que hizo para los milicos, con conexiones con las distintas bases militares que tienen los yanquis en el mundo, el baile con su esposa, el beso apasionado?
ESo es el Oscar.
¡Obama tiene que conducir la próxima entrega!

Oscar Cuervo dijo...

En un debate sobre la película en otroscines.com, alguien me objetaba que en NO MATARÁS de Kieslowski también hay un ahorcado y nadie hizo tanto escombro por ello. También me decía que hay personajes deliberadamente estereotipados por tratarse de un rasgo del género melodramático. Por otro lado me acotaban que Eastwood filma con elegancia.
Traté de responder de esta manera:

"No matarás es un film durísimo, sobre todo por la distancia con que están filmadas las escenas del asesinato y de la horca. Tiene una dureza inexorable, pero justamente es lo contrario de este film de Eastwood: no hay planos detalles, no hay subrayados melosos (en El sustituto el tipo poniéndose a cantar Noche de paz, después pegando alaridos cuando lo encapuchan, después los detalles de las convulsiones, no están al borde del ridículo, sino que PASAN decididamente esa línea y se despeñan irremediablemente en el ridículo).

De modo que no es objetable mostrar un ahorcamiento, el tema es cómo. En la de Kieslowski precisamente se trata de la sensación de lo vano y supérfluo de esa cadena de muertes y de la inadmisibilidad de que el estado se arrogue el derecho de matar. Es un film político y severo.

En El sustituto se trata del sadismo para con los personajes y el espectador: al secuestro de niños (obsesión de Eastwood desde Río místico) le siguen varias escenas de falsas apariciones del chico, que no tienen ninguna razón de ser como no sea que el director tortura a sus personajes y hace sufrir gratuitamente al espectador. La politica del film es de un sentido contrario al de Kieslowski: aquí se trata del asesinato de niños y de la ineficiencia de la burocracia policial, un discurso caro a Eastwood, que lo lleva a tener esa obsesión paranoica con la "inseguridad".

La aceptación sumisa del personaje de Jollie de un chico que no es un hijo no tiene la menor credibilidad en el contexto de la propia historia (no estoy hablando de "verosimilitud"), como no sea la de la arbitrariedad del autor. Su vía crucis por el manicomio, los electroshocks, el chico desenterrando los huesos de los otros niños asesinados sólo agregan truculencia a una historia amarillista.

Si Eastwood marcó deliberadamente el estereotipo de los personajes, tanto peor para él: que un recurso burdo sea deliberado no lo hace menos burdo; la coartada del género tampoco mejora el asunto. Hay melodramas muy buenos y otros detestables. Ser melodramático no obliga a ser chapucero.

La elegancia del vestuario y la ambientación tienen que ver con un criterio académico (de la Academia de Hollywood). Precisamente de las grandes películas de Eastwood (Unforgiven, Madison, Iwojima) no era necesario desglosar en rubros para elogiar la dirección de arte o el maquillaje: eso sucede cuando las películas hacen agua.

Que yo sepa la gran tradición del melodrama clásico no necesitaba de este sensacionalismo. ¿Melodrama elegante? ¿Douglas Sirk? ¿Visconti? No

¡El sustituto!
Puajjj!!!"

Anónimo dijo...

Ayer mandé un comentario que se perdió. Quería agregar una ridiculez más en la larga cadena de ridiculeces de esta película: que la tipa, cuando se lleva al pibe a su casa y lo va a bañar, ¡se sorprende al verlo circuncidado! De pronto la película pretende hacernos creer que la mina no estaba del todo segura de si era su hijo o no. Acto seguido va y mide su estatura para confirmarlo. Es un disparate, una cosa inexplicable. Porque en la escena de la estación de tren la mujer en ningún momento dudó, sólo cedió a una presión (de manera ciertamente irrisoria). La película patina una vez, y después otra y otra más, y al tremendismo pedorro del tono general hay que sumar esa insólita catarata de incongruencias.

Oscar Cuervo dijo...

Se trata del consenso más grande jamás logrado en el blog La otra: ¡Esta película es bochornosa!

Koba dijo...

¡Qué buena película El sustituto!
En realidad no la vi, es solo para romper tan bonito consenso. Comencé a verla pero a los diez minutos me fui a dormir.

La que si vi fue Gran Torino y no esperen demasiado, Clint más que un personaje interpreta a una caricatura, aunque igual no creo que los vaya a molestar tanto como esta de Jolie.
Se extraña al Clint de Cartas de Iwo Jima, pero no se olviden que esa vez había hecho casi simultáneamente la versión con yanquis, la de la bandera, y era bastante mala, chata, lineal, sin poesía, nada que ver con la japonesa.

Estrella dijo...

Cuervo, ¿viste la Kate Winslet? No es "Todo por un sueño" pero más o menos. Me encantaría tener tu mirada. A mí me gustó mucho, salvo algunos detalles que me molestaron...

Oscar Cuervo dijo...

Estrella:
sí, vi... ugh... la de Kate Winslet. Voy a escribir mañana sobre ella.
saludos