N&P— Hablando de la actividad puntual que estás desempeñando en este concurso, ¿qué cosas buscás en un documental?
OC— Esto es muy raro para mí, porque es la primera vez que soy jurado. Una cosa es sentarse relajadamente a ver una película, o a enojarse con ella, sin tener obligación de emitir un dictamen, y otra -muy ingrata para mí- es tener que elegir entre las obras. Porque hay películas que podés disfrutar de diversa manera, porque responden a propuestas distintas. En cambio en un jurado, estás obligado a decir ésta es mejor que ésta, y eso te lleva a sufrir un poco.
N&P— Decimos que en Latinoamérica, el documental viene a hacer una inscripción que es más que complementaria de la Historia. Ahora que la Historia escrita aparece a veces como un elemento más del mercado, el documental hace otro corte más cercano y transversal, lo cual le da, además, una nueva responsabilidad. ¿Cómo lo ves?
OC— Estoy de acuerdo. Me parece que es una mirada alternativa a la de los medios de difusión masiva y sobre todo de la televisión, que por momentos es como sofocante. Ayer tuvimos un debate sobre este tema con realizadores, y en un momento Colás acotó una cosa que uno no llega a pensar cuando ve cine, que es la diferencia en el tiempo de elaboración de un documental y el que maneja la televisión. No es solamente el tiempo que él se tomó para hacer su documental “Parador Retiro”, sobre el galpón adonde van los indigentes a dormir todas las noches, en Retiro. Él pasó tres años haciendo esta película. La televisión, para hacer lo mismo iría una noche, buscaría una nota de color, la editaría rápidamente al otro día, y se quedaría con eso. Esa reflexión profunda sobre el hecho de compartir ese espacio con otras personas que no tienen dónde dormir, la televisión jamás podría llegar a tenerla. Y eso está dicho desde el planteo de producción de una película como ésta. Además está el planteo de pedirle otro tiempo al espectador, porque la televisión está tan presionada con el rating, el minuto a minuto comercial, que no se permite esos momentos de reflexión que el documental sí tiene. Es decir que esto no solamente es válido para el documental histórico, sino además para los que se refieren al presente.
N&P— Además, con el documental funcionando en esta estructura social que compartimos, tan fracturada por el descreimiento, es como que el género conserva la verosimilitud, la credibilidad del espectador…
OC— Y tiene una cosa que es la firma de autor, que lo hace honesto de otra manera. Cuando nosotros vemos las imágenes televisivas, interpretadas por un videograph que te dice el significado de lo que estás viendo, se supone objetivo, y lo comparás con la subjetividad propia del documental, te das cuenta de que es una aproximación más honesta, porque no pretende ser la verdad que la televisión plantea, sino un punto de vista particular. Esas cosas me parecen las más interesantes.
Proceso en curso
N&P— También me parece que se completa con lo que vos decías acerca del documental como resultado de un proceso de investigación.
OC— Implica un proceso de reflexión que trae una determinada confianza en el espectador que la televisión no tiene, porque cree que su espectador es un subnormal y entonces todo tiene que ser predigerido. El documentalista confía en que el espectador es una persona inteligente, que puede sacar sus propias conclusiones. Estamos hablando obviamente de una situación ideal, no de que todos los documentales sean igualmente valiosos.
N&P— Parece ser, siguiendo tu razonamiento, que quien escribe para la televisión está todo el tiempo mirando a un espectador hipotético; pero el cineasta documentalista está escribiendo su historia, está pendiente de mirar el mundo, su época y el recorte que tiene a su cargo en ese momento, independientemente del espectador que va a verlo.
OC— Claro, y en todo caso está dialogando con el espectador, mientras que la televisión está imponiendo un sentido único de las cosas.
N&P— ¿Cuáles serán tus proyectos de acá en adelante?
OC— Seguiré haciendo la revista “La otra”, que es justamente la que me vinculó a mí con el Marfici, porque Diego Menegazzi (programador) era lector de la revista. Un día me mandó un mail y me explicó lo que hacía en Mar del Plata. Por eso, hace tres años vine a cubrir como periodista para mi programa, luego como participante en una mesa redonda, y este año como jurado. Es un festival que me encanta, es una alternativa frente al otro festival grande, porque tiene criterios propios de selección. Entonces, hay acá películas que no estarían en el oficial, ni tampoco en el Bafici. Por eso es que he descubierto muchas cosas muy interesantes.
Otras más
N&P— ¿Con qué frecuencia sale La Otra?
OC— La revista sale por estación, cada tres meses. Habla de las artes en general, y va acompañada de un programa de radio en La Tribu. Y el blog, que también se llama La Otra, pero es más caliente, porque estamos todo el tiempo renovando las cosas. Esto de por sí me lleva bastante tiempo.
N&P— ¿Y qué hay más adelante?
OC— Mi próximo plan es que estos proyectos en marcha puedan crecer aun más, por ejemplo la frecuencia de la revista debe llegar a ser mensual. En algún momento yo hice películas también, en video, por razones económicas. Lo que pasa es que hacer cine te demanda dedicación exclusiva. Es decir que si quisiera hacer cine debería dejar todo lo demás. Yo doy clases en la UBA, de Metodología de la Ciencia, pero esto de reflexionar sobre el cine es una manera de combinar mis dos vocaciones: la filosofía y el cine. Me gusta mucho, es algo más que la crítica. Porque el cine es una forma de pensamiento, ya que no solamente se piensa a través de las palabras, sino también con la imagen. Y yo, con la escritura, trato de dialogar con esa idea.
N&P— Yo diría que eso no es algo más que la crítica, eso es la crítica como debe entenderse si es un género, una forma de escritura con status artístico y miradas diversas en el mundo contemporáneo.
OC— Claro, sí, pero no en el sentido más rutinario de la crítica.
N&P— Una que da herramientas para ver una película.
OC— No en un sentido pedagógico sino en uno que demuestra que se puede pensar en una experiencia del cine, que no quede sólo en lo social. Uno puede pensar horas en eso; escribir sobre una película hace que uno la vuelva a ver y descubra cosas que no hubiera descubierto antes.
MARFICI 09
El Otro
http://www.noticiasyprotagonistas.com/noticias/21323-el-otro/
por Adriana Derosa