A usted no le gusta la verdad
por Oscar Cuervo
La cárcel de Guantánamo es una frontera del mundo, en el sentido más peligroso de la palabra. EEUU creó esa cárcel en un territorio usurpado a Cuba. Guantánamo es un agujero negro de la historia humana, una tierra de nadie, en una zona donde la propia ley norteamericana y el derecho internacional no rigen. Es la avanzada de un estado terrorista (el estado más poderoso de la tierra) a resguardo de cualquier objeción. Por lo tanto, es en esa tierra de nadie donde el poder contemporáneo se muestra con mayor desnudez. Se instauró una sistema judicial militar, no atenido a ninguna legislación, con normas propias que ningún otro poder del mundo puede someter a control. Los detenidos allí son acusados de formar parte del "terrorismo internacional" y no se les reconoce ningún derecho. Como concesión graciosa, este sistema ad hoc admite que algunos abogados civiles puedan asistir como consejeros de los abogados militares de defensa designados de oficio por el Pentágono.
Omar Khadr es uno de esos detenidos. Su particularidad es que Omar, un canadiense de familia árabe, fue apresado en 2002, cuando era un chico de 15 años y aún hoy, 9 años después, sigue allí. Según el gobierno norteamericano, Khadr mató a un soldado de las Fuerzas Especiales estadounidenses, en un enfrentamiento ocurrido en Julio de 2002 en Afganistán. Pero la acusación no cuenta con ninguna prueba concreta.
Dennis Edney es un abogado canadiense que se comprometió personalmente en una lucha para defender a Omar. Durante estos años, Edney frecuentó Guantánamo, venciendo constantes obstáculos para hacer su trabajo de defensa. Edney pagó hasta el último centavo de todos los gastos del proceso, incluidos sus desplazamientos a Guantánamo. El gobierno canadiense no hizo nada para asistir a este muchacho de esa nacionalidad, acusado por la principal potencia imperial del planeta.
El abogado peleó durante meses hasta lograr que la Corte Suprema canadiense ordenara al gobierno que entregue miles de páginas de documentos relacionados con los interrogatorios a los que el chico había sido sometido. Así fue como Edney recibió, además, siete horas de grabación en video de los interrogatorios a que los agentes del Servicio canadiense de inteligencia y seguridad (CSIS) sometieron a Kadr. El interrogatorio filmado corresponde a cuatro días, entre el 13 y el 16 de febrero de 2003, cuando Kadr era aún menor de edad. Antes de entregarlo, el servicio de información candiense borró tramos enteros de la banda de sonido argumentando «motivos de seguridad nacional». Lo que queda es, de todas formas, terrorífico.
Partes seleccionadas de los interrogatorios constituyen la base de A usted no le gusta la verdad, 4 días en Guantámo el documental de Patricio Henriquez y Luc Côtée que ayer abrió la nueva edición de la Muestra Internacional de Cine Documental DocBuenosAires, en la sala Lugones (se vuelve a proyectar este sábado a las 19:30).
Dije que lo que queda es terrorífico y debo aclarar que no hay en la película escenas de violencia física (aunque Kadr también fue torturado físicamente, no es eso lo que quedó grabado en estos videos). El escalofrío que el film produce proviene de una violencia de otro orden. Los agentes del CSIS someten al chico, a la vista del ojo idiota de la cámara de la cárcel, a una manipulación emocional que va desde mostrarse amigables hasta hacerlo sentir absolutamente solo, en manos del poder y sin gozar del mínimo derecho. Inmediatamente la visión de la película lleva a pensar en el tipo de ejercicio del poder que a Pasolini le interesaba denunciar en Saló, los 120 días de Sodoma: "aquellos que entren aquí, abandonen toda esperanza". El poder autosuficiente, inmune, que tiene materialmente apresado e incomunicado el cuerpo de un joven con el que se permite hacer lo que fuera que le convenga, sin apelación posible. Sin escenas de castigo físico, el horror que Guantánamo filma es ascéptico, conciso, inexpugnable. Lo tremendo es que no se trata, como en la película de Pasolini, de la imaginación furiosa de un poeta desesperado, sino de un hecho real. En el momento de leer estas líneas Omar Kadr sigue aún encerrado, a merced de sus carceleros.
El presidente Obama llegó al gobierno prometiendo el desmantelamiento de Guantánamo, cosa que hasta el día de hoy no cumplió.
Una película como A usted no le gusta la verdad, 4 días en Guantámo subordina cualquier ambición estética al más urgente objetivo de denunciar un estado de cosas vigente: el avasallamiento de un joven indefenso por el poder político militar más grande que haya existido en la historia de la humanidad. Si Omar Kadr está en manos de ellos, el mundo no puede ser un lugar seguro. Todos los siglos de civilización y las conquistas humanas se vuelven nada si en la Tierra es posible que esto suceda. Además de lesionar el cuerpo concreto de Omar Kadr, el bien lesionado es la humanidad misma.
(Más información sobre el caso y la película acá)
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