Un vallado y un grupo de agentes mujeres de la Policía Federal Argentina que se movían por la Plaza sin identificación -la falta de identificación de la cana ya se hizo costumbre en estos meses infernales del régimen macrista- impedían el paso de la camioneta que intentaba meter la carpita en la que las viejas se alivian esporádicamente del durísimo sol de esta tarde sofocante.
Ni en los años más oscuros de Videla la policía de la dictadura osó impedir la ronda de las Madres, universalmente celebrada como ejemplo de resistencia pacífica.
El hostigamiento a las Madres y el modo irregular de operar de las fuerzas de seguridad, avasallando los derechos civiles, son dos rasgos constantes del régimen macrista. Solo que la violencia represiva viene escalando cada semana.
Las Madres lograron vencer el intento del macrismo de impedirles rondar. Un grupo de diputdos del FPV asistieron a apoyarlas, señalando la irregularidad de la acción de las canas no identificadas. Finalmente la ronda se está realizando.
Pero el intento de impedirlo no es un hecho puntual.
La instauración del protocolo Bullrich para que las fuerzas represivas actúen en las protestas sociales y el discurso negacionista del ministro de cultura de la ciudad darío lopérfido constituyen el marco en el que en esta restauración del videlismo angosta el margen de la libertad civil.
Siempre recuerdo a los muchachos sagaces que el año pasado anunciaban que después de Cristina el país giraba hacia la moderación.
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