todos estamos igual

martes, 3 de mayo de 2016

Paradojas de la política de cabotaje



por Esther Díaz

Para resolver el problema del desempleo, Macri propone que hay que apelar a la creatividad (de los que necesitan empleo, de los empresarios, de cualquiera menos del Estado que es quien debería proteger a los trabajadores), pero para que los supermillonarios dejen de pagar retenciones se creó un decreto a horas de asumir. Para encontrar las supuestas evasiones de la gestión anterior, se movilizan fuerzas dignas de un combate bélico, pero frente a la evidencia innegable de la participación de Macri y gente de su entorno en la evasión de dinero de los argentinos hacia paraísos fiscales, se inventan excusas pueriles y se mira para otro lado. 

Para justificar lo injustificable -la circulación de drogas mortales en locales fiscalizados por fuerzas de seguridad estatales- se dice que las pastillas son tan chiquitas que es imposible detectarlas en los bolsillitos de los pantalones, pero nada se dice sobre las canillas sin agua ni sobre la oferta de droga en la barra del boliche regenteado por amigos de la clase gobernante. 

Ante los escraches a figuras del gobierno actual (Lopérfido, por ejemplo), se acusa de fascistas a los indignados, pero ante el escrache a figuras del gobierno anterior (Zaninni, por ejemplo), no se emite comunicado alguno. Para encontrarle otro nombre al Centro Kirchner se movilizan las neuronas de algunos intelectuales: hacen propuestas; pero ante el vaciamiento de actividades de ese mismo Centro, no se les moviliza ni una neurona: carecen de propuestas. 

Es sorprendente, además, que no opinen sobre nuestro actual embajador en Panamá (sugestivo que haya un cómico como embajador justamente en ese país); y eso que hace unos días que están circulando videos en los que se transmiten sus méritos diplomáticos: fue a ver cuatro partidos de fútbol, se hizo hincha de un equipo panameño y recuerda con orgullo que, hace mucho tiempo, Rubén Blades lo invitó una vez a subir al escenario. Pero, bueno, estos señores están haciendo “un país en serio” como, por ejemplo, destruir las Universidades nacionales.

2 comentarios:

Tilo dijo...

Si te considerás democrático, al menos como por estos lares creen que debería ser un opositor, no tenés que "poner palos en la rueda". No, señor. Tenés que "dejar gobernar".

Entonces, sucede la hilarante aunque trágica saga de vergonzosos acontecimientos que incluyen abandono, destrucción, persecución, traiciones a la soberanía, cinismo y mentiras.

Cuando, dentro de algunos meses nomás, nos detengamos a efectuar un simple control de daños, nos costará aceptar que en tan poco tiempo se haya podido demoler tanto y a tantos. Todo en nombre de un CAMBIO. El CAMBIO de FUTURO por PASADO.

Y así es casi todo. Algunos ministros que son ceos (bah, gerentes) de poderosas empresas a las que les interesa QUEDARSE con el país, cómplices o traficantes de drogas a cargo de lugares nocturnos VIP tolerados por un gobierno uno de cuyos postulados era LA LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO, algún cocinero devenido en intendente de un municipio de medio millón de habitantes que no sabe qué es un centro de torturas y detención, un ministro de medio ambiente evanescente, inodoro e insípido, una ministra de seguridad alcohólica y sólo capáz de hacer daño, un embajador que personifica mujeres y vilipendia a negritos y negritas, una vicepresidenta con rueditas sumamente locuaz y absolutamente incoherente, un experto en felicidad y varios otros ejemplos pintorescos, extravagantes, absurdos y sin relación alguna con los problemas reales de las personas de carne y hueso.
Como si ésto fuera poco, al variopinto aquelarre se le agregan algunos personajes siniestros, enemigos de nuestro país y de nuestro pueblo en áreas tan neurálgicas como la económica, la laboral, la "modernización" o la energía.

Chau. Me deprimí.

Norberto dijo...

Me gustaría que alguien pregunte, y por cierto que le respondan, que entienden como trabajo de calidad, o lo que es tal vez más acorde que entienden por calidad en el trabajo.
Nunca menos y abrazos