Palabras de Germán Maldonado el domingo pasado en Plaza de Mayo
Hoy se cumplen dos meses de la desaparición de Santiago, en manos de Gendarmería Nacional.
Quiero aprovechar este momento para dejar bien en claro tres temas que nos tienen preocupados y cansados.
A los medios de comunicación les gusta jugar con dar noticias falsas. Estamos hasta la coronilla con ese tipo de noticias, totalmente irrespetuosas hacia Santiago, su familia y sus amigos y todas las personas involucradas con el reclamo genuino. Señores periodistas y comunicadores sociales: sean un poco más profesionales, investiguen e indaguen en fuentes fehacientes. No se imaginan el daño que ocasionan al generar noticias inverosímiles. Luego, personas que consumen sus periódicos, diarios, noticieros y sitios de internet, repiten barrabasadas deficientes, que tienen como único fin generar discusiones, controversias y animosidad entre la población, que vemos reflejadas en reuniones familiares, laborales. Tengan amor propio por la profesión y por ustedes mismos, no se dejen usar como marionetas por un par de billetes, les pedimos que tengan un poco más de gollete, respeto y profesionalismo periodístico.
El segundo tema
A todos los políticos que se llenan la boca hablando de democracia, transparencia, verdad y honestidad y después salen en los medios de comunicación, en el Senado y demás ámbitos de la vida pública y política, diciendo que la familia Maldonado está politizando la desaparición de Santiago. Como así también, que algunos partidos políticos y los derechos humanos no quieren que Santiago aparezca.
A todos ustedes, zánganos del Estado y parásitos del proletariado, que primero y principal, la familia Maldonado no milita en ningún partido político y, segundo, el tema es político desde su inicio, desde el momento en que Gendarmería se lleva a mi hermano, ya que esta institución está supeditada al Gobierno, a ustedes, que son los políticos de turno y principales responsables de la desaparición de mi hermano.
Esa es la verdadera politización, lo que deben aclarar ante la sociedad argentina y, por cierto, me pregunto, dónde están que no los veo a ustedes, políticos que quieren que aparezca Santiago: vieron a Carrió por ahí? Yo no la vi. Vieron a Peña? A Michetti, a Macri, a Vidal, a Bullrich, ellos quieren que aparezca? Nunca vienen a apoyar acá, ni acá, ni en ningún lado. Nunca llaman.
Hace dos meses y nunca los vi apoyando en ninguna marcha. Los que no quieren que aparezca son ustedes, manga de mentirosos, infames políticos de cuarta, que lo único que hacen es desacreditar a toda la gente que apoya y pide una respuesta de su humanidad, como todos los que están acá presente y en todo el país. Ustedes son los responsables, cara de piedra, háganse cargo y dejen de tirar el fardo a los demás.
(Patricia) Bullrich, dijiste en el Senado hace un par de semanas que la fácil era tirar dos gendarmes por la ventana, ahora, aparte de tirar dos gendarmes por la ventana, van a tener que tirar un par de escuadrones por la ventana. Inclusive, deberías tirarte vos también, así le hacés un favor a la sociedad, por encubrir asesinos.
Tercero
Queremos que aparezca Santiago de una buena vez por todas. Es vergonzoso lo que está pasando con esta sociedad con los derechos humanos. Que después de 40 años haya que decir ‘¡Santiago Maldonado presente, ahora y siempre!’. Estamos retrocediendo en la historia. Si seguimos así, vamos a terminar arrodillados, besando las manos de los señores feudales. Si lo que queremos es una sociedad más justa vamos a tener que tomarnos tiempo y replantearnos qué sociedad deseamos construir para nosotros y nuestros hijos. Quiero agradecer a todos los que están apoyando, a toda la gente, que están apoyando en todas las ciudades, infinitas gracias”.
***
Ya pasaron tres días del acto en la Plaza, encabezado por la familia Maldonado; fue la primera vez que, además de los hermanos, estuvo su madre; acompañados por luchadoras y luchadores veteranos históricos de la defensa de los derechos humanos. Pasaron casi tres días pero vale la pena rescatar las palabras de Germán del flujo informativo de las redes que se lleva todo con el mismo apuro indolente.
Fueron el verdadero centro de la Plaza, mucho más gravitantes que otros detalles laterales que la prensa oficial trató de imponer después como sedimento del acto. Por eso quiero dejar escritas las palabras de Germán, que en estos dos meses fue el que menos había hablado de los hermanos de Santiago. Las palabras son elocuentes, de manera que no hace falta agregarles una interpretación.
Solo quiero apuntar algo sobre el contexto. Convocaron ellos, los hermanos, que además fueron los únicos oradores. Sus palabras no responden al cálculo de focus groups, a especulaciones electorales, a asesores de imagen. Son tipos que hace dos meses y medio ni se podían imaginar frente a cientos de miles de personas: no se prepararon para eso. Suben a un estrado y leen unas pocas hojas manuscritas, con la bronca y el dolor que les corresponden a quienes están siendo continuamente agraviados por el estado y los poderes dominantes de la Argentina. Me impresiona cómo hablan los cuerpos, como les agregan peso a las palabras, que suelen devaluarse tanto en esta época.
Fueron el verdadero centro de la Plaza, mucho más gravitantes que otros detalles laterales que la prensa oficial trató de imponer después como sedimento del acto. Por eso quiero dejar escritas las palabras de Germán, que en estos dos meses fue el que menos había hablado de los hermanos de Santiago. Las palabras son elocuentes, de manera que no hace falta agregarles una interpretación.
Solo quiero apuntar algo sobre el contexto. Convocaron ellos, los hermanos, que además fueron los únicos oradores. Sus palabras no responden al cálculo de focus groups, a especulaciones electorales, a asesores de imagen. Son tipos que hace dos meses y medio ni se podían imaginar frente a cientos de miles de personas: no se prepararon para eso. Suben a un estrado y leen unas pocas hojas manuscritas, con la bronca y el dolor que les corresponden a quienes están siendo continuamente agraviados por el estado y los poderes dominantes de la Argentina. Me impresiona cómo hablan los cuerpos, como les agregan peso a las palabras, que suelen devaluarse tanto en esta época.
La conjunción es poderosa: Sergio es calmo, más paciente y sentimental, pero también es el que decidió dejar todo de su vida "normal" e irse al sur hasta que aparezca Santiago. Germán es duro en sus palabras directas y sencillas y en su mirada. Son distintos y habla cada uno como es.
Frente a ellos está la psicopatía del poder, la frialdad letal de macri, el prepotencia fascista de Bullrich, la cobardía asesina de Nocetti, la falta de respeto continua de los payasos mediáticos.
Los Maldonado son una familia que concita a su alrededor a una multitud que los cobija y, contra las previsiones de los expertos del tablero sociométrico, sigue renovando la intesidad de la pregunta. ¿Adónde está Santiago? En lugar de amenguar, el pedido, la exigencia, el reto, se propagan y crecen.
El que se presenten políticamente como la familia que son hace este movimiento más poderoso. No delegaron la responsabilidad de hablar a los políticos, a los abogados ni a los organismos de derechos humanos. Estos últimos lo podrían haber hecho con nobleza y eficacia. Pero que hable la familia hace el discurso más poderoso. Que hablen como hermanos y que le den a sus pasos una dimensión política: que una familia se asuma como sujeto político. Se hace muy difícil para el estado desaparecedor enfrentar esta conjunción. No dejan de ser los hermanos y de hablar así y no privatizan el reclamo: no se presentan en los estudios de tele como una familia de damnificados por la desgracia: hacen política en el ágora, frente a los que quieren manejar la opinión pública desde callcenters.
Frente a ellos está la psicopatía del poder, la frialdad letal de macri, el prepotencia fascista de Bullrich, la cobardía asesina de Nocetti, la falta de respeto continua de los payasos mediáticos.
Los Maldonado son una familia que concita a su alrededor a una multitud que los cobija y, contra las previsiones de los expertos del tablero sociométrico, sigue renovando la intesidad de la pregunta. ¿Adónde está Santiago? En lugar de amenguar, el pedido, la exigencia, el reto, se propagan y crecen.
El que se presenten políticamente como la familia que son hace este movimiento más poderoso. No delegaron la responsabilidad de hablar a los políticos, a los abogados ni a los organismos de derechos humanos. Estos últimos lo podrían haber hecho con nobleza y eficacia. Pero que hable la familia hace el discurso más poderoso. Que hablen como hermanos y que le den a sus pasos una dimensión política: que una familia se asuma como sujeto político. Se hace muy difícil para el estado desaparecedor enfrentar esta conjunción. No dejan de ser los hermanos y de hablar así y no privatizan el reclamo: no se presentan en los estudios de tele como una familia de damnificados por la desgracia: hacen política en el ágora, frente a los que quieren manejar la opinión pública desde callcenters.
Hay una profunda inteligencia en esto. Porque no están solos: están flanqueados por las joyas de la lucha por los derechos humanos en la historia argentina, lo mejor que alumbró la sociedad civil está ahí. Los bancan y los asesoran con todo su doloroso aprendizaje acumulado. La organización persistente y sabia, inclaudicable: el movimiento más poderoso que surgió en Argentina desde 1955 hasta hoy. Sería muy distinto si las Madres, Abuelas y otros organismos no estuvieran ahí bancando.
El acierto de que sean los hermanos que pasan al frente resuelve el arduo problema político de representación: no pasaron por ningún proceso de delegación indirecta del poder: fueron dañados por el poder brutal del estado y frente a ese poder brutal se plantan y a él le hablan. Hay algo novedoso ahí, cuando sigue siendo tan difícil resolver de manera veraz el problema de la representación. El efecto potente de los hermanos Maldonado es que no representan a nadie: se presentan. Y no le hablan a ninguna representación: le hablan directo al poder.
No debe ser tampoco casual: es un destilado de la manera en que los familiares fueron la vanguardia de la democracia argentina, sobre todo en los momentos en los que la democracia se extingue como una llama débil. En la noche macrista, la luz de los Maldonado.
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