La Marcha Federal que ayer terminó llenando la Plaza de Mayo y adyacencias, partió el lunes pasado desde diferentes puntos del país. Había sido convocada inicialmente por el triunvirato de San Cayetano, un conjunto de organizaciones sociales sobre las que tiene fuerte incidencia la orientación de Bergoglio. Este triunvirato está integrado por la CTEP (representada por el Gringo Castro), Barrios de Pie (Daniel Menéndez) y Carlos Alderete (CCC). A estas organizaciones sociales se le sumó después el Frente Darío Santillán y otros sectores políticos y sociales que ya no se encuadran tan claramente en el esquema bergogliano. En el palco estuvieron desde Nora Cortiñas hasta Roberto Baradel, pasando por Adolfo Pérez Esquivel, Cachorro Godoy (ATE nacional) y el bancario Sergio Palazzo. En principio, la dirigencia convocante se diferenciaba bastante de la que la semana pasada juntó más de un millón de personas en la 9 de Julio bajo la consigna "La Patria está en Peligro: No al FMI".
Con una concurrencia un poco menor, pero igualmente muy masiva y más orgánicamente articulada por las organizaciones sociales que gestionan acuerdos con el estado en favor de los sectores más vulnerables y dependientes de los programas de ayuda social, la dirigencia convocante inicialmente sostiene un trato entre tenso y negociador con el Ministerio que comanda Carolina Stanley. Por eso, en principio la Marcha no iba a terminar en Plaza de Mayo sino en Plaza Congreso. Tratando de preservar un puente de negociación con el Ejecutivo, pensaban dirigir sus reclamos al Poder Legislativo, con la intención de promover cinco proyectos de ley: los de Emergencia Alimentaria, Urbanización de Barrios Populares, Infraestructura Social, Agricultura Familiar y Ley de Adicciones.
Juan Grabois, un dirigente joven muy sólido y promisorio de este espacio, siempre que puede expresa, junto con críticas fuertes a las políticas macristas, un rescate de personas buenas entre los funcionarios: "aún en este gobierno puede haber personas de buen corazón, como Carolina Stanley o Mario Quintana". Los sectores críticos de estas dualidades emotivas suelen ironizar llamando al sector que Grabois integra "Movimiento Carolina". La orientación confesional del triunvirato de San Cayetano también hacía impensable que en los discursos del palco oficial de esta Marcha se escucharan reclamos en favor de la despenalización del aborto.
Como sea, el Papa propone y el pueblo dispone. La radicalización del gobierno hacia políticas más duras, el desbarajuste económico y financiero que pronto condujo a un desgaste inédito de la administración macrista, el alza abrupta de la conflictividad social y la subordinación sin tapujos del macrismo con el FMI que impone un ajuste más drástico, fue dejando poco espacio para las posiciones intermedias y las apelaciones al corazón de los funcionarios. La aprobación legislativa de la Ley Anti-Tarifazo y su inmediato e impopular veto presidencial terminaron por transformar el pedido incial hacia los legisladores en un acto de protesta contra el gobierno, lo que llevó a cambiar el lugar de convergencia final de la Marcha: terminó en Plaza de Mayo en lugar del Congreso, como símbolo de la agudización de la resistencia y la imposibilidad de la negociación con el régimen.
La participación en los discursos de Palazzo y Baradel, dos dirigentes destacados entre los convocantes del acto del 25, tanto como las columnas encabezadas por Hugo Yasky, Wado de Pedro, Jorge Taiana o los Moyano, confluyeron con otras figuras que por motivos políticos no fueron el 25 a la 9 de Julio, como Héctor Daer o Emilio Pérsico. Incluso estuvieron presentes en el acto de ayer columnas de la izquierda trosquista. En los discursos del palco primaron las convocatorias a la unidad de acción contra el gobierno y repudios explícitos al tarifazo. Eso sí: de la despenalización del aborto siguió sin hablarse. Dos de los tres integrantes del TriunviGato (Daer y Schmid) no pudieron evitar compromenterse a llevar (una vez más) a la consideración del Comité Central Confederal de la CGT que ellos encabezan junto con Acuña (ausente) el pedido de Paro General que se oyó entre las bases tanto ayer como el pasado 25. Una vez más prometieron tratar el reclamo de las bases "en los próximos días".
Es decir, más allá de sus composiciones sociales heterogéneas y de las intenciones inciales de sus convocantes, la Marcha Federal de ayer y la más masiva Marcha contra el FMI de la semana pasada terminaron acercándose en la necesidad de resistir a las políticas de un gobierno antipopular. Las bases están más cerca que los dirigentes. Pero los dirigentes tienen que terminar confluyendo. Macri lo hace inevitable.
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