todos estamos igual

martes, 27 de julio de 2010

Las hordas del mal y los Marrones

Hoy es hoy, ayer fue hoy ayer


por oac

Ante todo es preciso reiterar algo que se dice al final del post anterior: se trata de un fragmento de "Notas sobre rock argentino en democracia - Quinta parte", publicadas en revista La otra nº 23. Es necesario además aclarar que el título del post "Brigadas o Trenes. V8 o Sui" fue puesto por mí y no es atribuible al autor de las notas, José Miccio.

Las "Notas sobre rock argentino en democracia" (ya cinco entregas y en camino la sexta) son de un interés extraordinario. José siempre abre perspectivas y destaca matices en un período del rock argentino tan complejo y difícil de definir en un solo trazo como es el de los primeros años 80. Período de máxima ambivalencia, en el que conviven "Bancate ese defecto" con "Brigadas del metal", "La gente del futuro" con "Maribel se durmió", "Manso y tranquilo" con "Uno dos ultraviolento", "Marinero Bengalí" con "Yo solo quiero ser del Jet Set" y "El témpano" con "Estallando desde el océano". Un período, entonces, donde el rock argentino se debate por las esencias, los proyectos, las tradiciones asumidas y el futuro posible. Un período así de complejo merece notas tan atentas a los detalles como las que escribe José.

Dentro de ese discurso extenso y todavía en construcción, yo hago un corte para ponerlo acá y lo etiqueto de una determinada manera. Corte y disyunción brutales: V8 o Sui. José dice: V8 y Sui, más amigo de las disyunciones incluyentes, V8 y/o Sui. Este corte de un texto más extenso es ante todo una invitación a leerlo en toda su extensión de ya casi 30 páginas. Hay ahí muchos pasajes tan fértiles en sugerencias como este que yo corté y pegué, mucha observación microscópica y mucha problematicidad.

Yo acá inserto una lógica bipolar: una disyunción excluyente; pero no la invento: esa disyunción está en el propio texto de José, aunque no en su voz, sino en la de Iorio: “Nosotros estamos en contra de los tarados que, sin darse cuenta de que los hippones estuvieron quince años tratando de cambiar la vida con paz, y no llegaron a nada, la sociedad los absorbió, les hizo pito catalán. Y acá estamos todavía más atrasados… No sé qué están esperando… Yo llegué a un momento en que dije ‘basta’.”



Más adelante Iorio menciona a "Peperina": “si querés imaginarte que andando por la calle vas a encontrar una doncella azul en un caballo desbocado, escuchá Peperina. Pero si querés vivir la realidad, conectarte con el presente y darte cuenta de que en el colectivo estás mal, que no tenés plata para comprarte unas zapatillas o tomarte una cerveza, tenés que escuchar heavy metal.” No se trata de una operación novedosa, sino de algo ya muy transitado en la historia de los movimientos artísticos: buscar legitimarse mediante la negación del que precede. Iorio declara irrumpir para poner las cosas en su lugar, para decir la verdad en un medio que hasta que él irrumpió la había ocultado. La verdad de Iorio parece ser que el rock de los hippones quiso cambiar el mundo con paz y quince años después estamos todavía más atrasados: “Yo dije ‘basta’”. Iorio dice que en el colectivo está mal y que la plata no le alcanza para comprarse zapatillas o tomarse una cerveza.

Estas declaraciones periodísticas, que de algún modo funcionan en continuo con su lírica y dan indicaciones para escuchar sus obras, instalan una disyunción excluyente. Un ejemplo de lo impugnado por Iorio es "Peperina". En la presentación que él hace, "Peperina" es un ensueño diurno: “si querés imaginarte que andando por la calle vas a encontrar una doncella azul en un caballo desbocado, escuchá Peperina”. ¿Habrá escuchado Iorio "Peperina"? ¿la habrá pensado? ¿habrá llegado a esta lectura de la canción de buena fe? ¿en base a qué indicios? ¿o es que miente a sabiendas? Porque "Peperina" no habla de doncellas azules ni de caballos desbocados. Lleva 3 minutos y medio constatarlo. La canción que abre el tercer disco de Serú Girán es un relato sarcástico acerca de “una chica que vivió la gloria de ser parte del rock tomando té de peperina”: “Típicamente mente pueblerina/ no tenía huevos para la oficina/ subterráneo lugar/ de rutinaria ideología”. Y más adelante: “Mirando al campo se olvidó del hombre/ mirando al rico se vistió de pobre/ para poder saber lo que chusmeaban las vecinas./ En su cabeza lleva una bandera/ ella no quiere ser como cualquiera/ ella adora mostrar la paja de la cara ajena./ Y dentro de su cuento ella era cenicienta/ su príncipe era un hippie de los años sesenta”.


Así que la impugnación de la cultura hippie y la denuncia de su presunto fracaso no es un acto inaugurado por Iorio contra la omisión de Charly y el ensueño de "Peperina". Charly ya ironiza en esta canción sobre el sueño hippie (la ironía no parece ser el fuerte de Iorio). Pero en realidad, el profeta de la muerte del sueño de amor y paz es, unos cuantos años antes, John Lennon: “Dream is over” (1970). Y las sospechas ya son planteadas en el rock argentino por Moris (¿uno de los hippones puestos en cuestión por Iorio?), en "Pato trabaja en una carnicería":

“sos el burgués más corrompido que existe
y te engañás pensando que sos un hippie
vos explotás a todos y no das nada
y eso es ser el peor capitalista
cuando tenés, te hacés el burro
vivís de arriba, qué asco me das”.

Tampoco parece nueva la operación de impugnar la historia anterior del rock desde un lugar de enunciación presuntamente proletario: el gran lanzamiento publicitario del punk en Inglaterra del 77 se hace en nombre de los hijos de la clase trabajadora y contra los oropeles del establishment rockero, en el que tanto caben los “hippones” de Iorio como el artificio glam, la pretensión virtuosística del rock progresivo o cualquier exploración musical que demande una cierta complejidad en la escucha; digamos: Crosby, Stills Nash & Young valen para el punk tanto (tan poco) como Elton John, Pink Floyd, Genesis, la Incredible String Band, King Crimson o Spinetta. Todos son hippones, viejos patéticos. 1977: seis años antes de que Iorio diga "basta" ya lo había dicho la banda diseñada por Malcom McLaren. ¿Desde dónde enuncia Iorio entonces? ¿Desde el agobio de un colectivo, volviendo del trabajo, en un barrio periférico? ¿O se trata de otra importación de un producto de procedencia británica?

El exabrupto del joven trabajador denunciando la utopía rock desde el clasismo se transformará en una figura cristalizada muy prematuramente. Hoy está casi instalada como la versión canónica de la historia. Al joven agobiado por la dura jornada de trabajo se le perdonan no sólo cierta tosquedad letrística, una evidente rigidez armónica, una previsibilidad en la estructura de la canción, una limitación en los matices expresivos (fuerte o más fuerte; rápido o más rápido parecen ser todas las alternativas disponibles). Se le perdona también la puerilidad de sus planteos políticos: los tarados hippones estuvieron quince años tratando de cambiar la sociedad y no llegaron a nada; ahora el joven trabajador ya no tiene plata para cerveza ni zapatillas. Se le perdona, finalmente, que su resentimiento devenga en una identificación con sus opresores, asumiendo la figura del proto-macho de la horda.



Sería ofensivo para la inteligencia dirigir el mismo argumento ahora contra Iorio y las brigadas del metal: pasaron ya 27 años desde que Iorio y sus “las hordas del mal / listas para el paso final” dijeron "basta" y hoy las zapatillas y la cerveza están más caras aún. Ellos eran los que entonces estaban hartos de ver las caras que marcan el ayer. Hoy es hoy, ayer fue hoy ayer.

La curiosa invocación a las “hordas del mal” (habría que pensar ambos términos por separado y juntos: por qué “mal” y por qué “hordas”) puede ser leída sincrónicamente, en su oposición a los valores hippies del amor y la paz; pero también podemos hacer una lectura diacrónica, como blasón del machismo, el fascismo y el antisemitismo que en la carrera de Iorio se van a hacer cada vez más evidentes.

Sé bien que esta lectura que propongo introduce cierta desmesura en el asunto, siempre de acuerdo con mis procedimientos bipolares. En todo caso, recojo el guante lanzado por Iorio, lo acepto en sus propios términos. Tomo en serio su sed de sangre y su resentimiento. Yo también quiero pelea y yo también estoy resentido, pero no estoy en el mismo bando que él. No lo tomo como un emergente de la situación, sino como un adversario.

En un comentario al post de ayer, Alfredo decía: "Menos mal que nos queda el metal". Bueno, a mí el metal no me queda.



Un excelente complemento de este debate es el extraordinario sketch que ayer presentó Capusotto en su programa: "Los Marrones", una cruza nacional entre los Ramones y... Pepitito Marrone. Capusotto parece ser lo mejor que le pasó al rock en los últimos años, una lectura corrosiva y desfachatada desde el interior del rock nacional: “Los Marrones, una banda que quiere provocar a la autoridad pero no lo logra”. Capusotto toma el mito de Los Ramones y su asimilación a la cultura argentina. Los Ramones, antes aún que los Pistols, invitaron a volver a lo básico en un tiempo en que el rock ya daba señales de cansancio. Encarnaron a su manera una repetición del espíritu de la revuelta. Hace 36 años. A fines de los 80 y durante los 90 se erigieron en un paradigma argentino del enésimo intento de provocar a la autoridad. La provocación a la autoridad, asumida como gesto sistemático y abstracto, suele producir efectos paradójicos. Creo que de esto habla Capusotto con una comicidad demoledora.

32 comentarios:

Unknown dijo...

Oscar, hace unos años vi una pelicula de un director japones en un ciclo que organizaste vos. Era sobre varias historias: recuerdo que habia una sobre un policia, y otra sobre una mujer que arreglaba la casa de un hombre sin que el se enterara. Se que la informacion es muy vaga, pero sabes de que pelicula te hablo? Gracias

Inmanente dijo...

una sugerencia musical: The National - High Violet (2010), bajate ese disco oscar, me parece que te va a encantar (la voz del cantante va en la línea de los Magnetic Fields, tan recurrente en la Otra)

Oscar Cuervo dijo...

Juan Ignacio:
La película es de Wong Kar Wai, Hong Kong; se llama Chunking Express.

Inmanente:
conozco la banda y el disco; si no me equivoco hace unos meses subí un tema de ellos al blog y también lo pasé en la radio.
gracias!

Otm Shank dijo...

Iorio hace un par de años grabó un disco de covers y hace entre otros "Toma el tren hacia el Sur" (Almendra), Durazno Sangrando (Invisible), Un amigo de verdad (Roque Narvaja!!!!) y "Mariposas de Madera" (Miguel Abuelo).

Oscar Cuervo dijo...

Dada la calidad de esas versiones, se podría pensar en una venganza final de Iorio contra los hippones.

Otm Shank dijo...

Je.
Las versiones serán de cuarta pero el animus homenajeandi (?) es indudable.

jose dijo...

Hola. A ver si puedo contribuir con algo.

El sketch de Capusotto es extraordinario, y su programa es, efectivamente, un triunfo de la comedia y el rock. Vale decir que para que triunfen ambos uno debe salir herido, porque la comedia tiene algo de dañino, al menos muchas veces. Capusotto no deja código sin desmontar; tiene oído clínico y detecta los lugares comunes del punk, el rock stone, el folk y también de Spinetta. Los Marrones trabajan con unos como Pomelo (o mejor, el episodio de la banda barrial que canta contra Maradona), el Porsuigieco y Luis Almirante Brown lo hacen con los otros. La comedia de Capusotto es disolvente y, en muchos puntos, cariñosa, y su grandeza es serlo simultánea y no alternativamente. Es muy probable que nuestro capocómico prefiera a Luis antes que a Villanos o La 25, pero su arte es hacer con uno lo mismo que con los otros. Recuerdo que cuando recibió uno de sus Martín Fierro, dijo algo muy lindo: “y gracias a mi hermano, que me hizo escuchar rocanrol”. Y bien, escuchar rocanrol es lo que nos gusta. Y todos hacemos nuestras elecciones y tomamos nuestros lugares y disputamos con los otros sobre su valor y su verdad, su estética y su ideología, su miseria y su frustración, su gloria y su caída y su persistencia.
Como dije en el post anterior, yo prefiero decir Sui y V8 porque el rock argentino me resulta a esta altura un gran archivo y todo lo que está ahí viene hacia mí con garantía de interés. La semana que dediqué a escuchar todos los discos que grabó Porchetto en los 70 y los 80 es para mí un recuerdo alucinante, y a decir verdad yo no escucho a Porchetto cuando estoy en casa y quiero canciones que me acompañen. Pero sí me apasionaba su problema: ¿qué ocurrió en 10 años con un tipo que era más valorado que el mismísimo Charly García?, ¿qué hizo la historia con ambos? Con Iorio pasa algo distinto, porque a partir de V8 consigue, en un contexto distinto, mucho más fragmentado, una centralidad notable. Su carrera no es un camino directo al fascismo, y de hecho no sé en qué lugar anda hoy; por lo pronto, su disco de covers “Ayer deseo hoy realidad”, es más bien un retorno a la idea de movimiento y, por lo tanto, hace gala de un criterio integrador, como lo dicen su título y su repertorio. Siempre hay en Iorio un mal acorde: la violencia de V8, el aborigenismo gauchesco y antiinmigrante de Hermética, el nacionalismo ruralista de Almafuerte. Y sin embargo, en ese discurso que se volvió cada vez más alucinado, hay también una muy elaborada estética, a veces objetivista y otras, decididamente pesadillesca. Esa estética puede resultarnos insoportable, pero el que la lleva a cabo no es un torpe que no puede nada con su voz ni con su bajo; por lo tanto nadie debe disculparlo de nada: Iorio elige esa música y todo lo que rodea a esa música y dentro de ella hace su trabajo; “Ácido argentino” no es “Luchando por el metal”, aunque no sé si esto es necesariamente bueno. Lo que sí es claro es que el heavy carga con un machismo y una homofobia históricas, que sin embargo no son privativos de él; por el contrario, el rock bien los conoce, y en todo caso son más visibles en los muchachos de negro, por sus autos, sus motos, sus pósters de taller mecánico, sus tubos o sus bultos arrogantes, que tan gay dan, por otra parte. Ahora: no hay nada en el heavy que lo vuelva más sensible al fascismo que lo que hay en otras músicas; Miki Vainilla hace electropop.

jose dijo...

Bueno, sigo. Y disculpas por la extensión (si es que alguien sigue leyendo).

En cuanto a su binarismo, yo lo entiendo, Oscar, como decís vos: una manera de decir acá estamos, los otros que se corran. Y cuanto más duro, mejor. Es de género. El antihippismo es bastante novedoso en ese contexto aunque haya algún distanciamiento previo. García, lo sabemos, es un ironista; un par de años después volvería a cantar sobre hippies en “Demoliendo hoteles”. Moris, por su parte, canta contra un burgués que se disfraza de comunista o hippie – “sos de mentira” -, no contra el hippismo. Más cerca del tiempo de crisis, Cantilo – que grabará pronto un disco que se llama Contracrisis - vuelve sobre esta figura en La gente del futuro; ahí el hippie es un hombre preocupado por su familia, así como el gurú está borrado y los psicoanalistas, preocupados por tratar las neurosis del poder. Pero “vos y yo”, es decir la comunidad mínima que tiene lugar en la canción, están subidos al rock, y el rock es todavía el cielo protector, una base firme y un tren que lleva a la utopía. Y esa base, ese cielo y ese tren son lo que trastabilla seriamente por primera vez en los 80. Quiero decir: es claro que en esos años el discurso hippie tiene problemas aun para sus mentores, pero los señalamientos fundamentales llegan desde afuera. En su caso, Iorio habla el idioma del marginado en “Muy cansado estoy” y pone las patas en la fuente del rock argentino. Así, creo, lo vio él. Y no sabía que se trataba de una versión cristalizada de la historia.

Por otra parte – reitero esto - no se trata de perdonar a nadie: la puerilidad de los planteos políticos de Iorio no es tan distinta de la puerilidad de los planteos políticos de los que abjura: Una casa con 10 pinos o El Bolsón de los cerros son canciones muy buenas, pero políticamente eludibles. Y puestos a buscar identificaciones con los adversarios, basta recordar que al rock siempre le gusto hablar mal de padres y maestros y dar consejos como si fuera él padre o maestro.

La horda es una imagen fulera, pero como la banda o la tribu viene a decir, más allá de Iorio, más allá de Solari, que hay una comunidad rota. O mejor todavía, que esa comunidad era bastante exclusiva

Por otro lado, la imagen del callejero es nueva en el rock argentino. Afuera es diferente. Como bien dijo Fred, ya está en los Stones. Y más acá, casi contemporáneamente, abunda en el punk y en el ska inglés, cuyos rude-boy recuerdan también a los viejos mods. Esa traducción no la hace V8; la hacen Los Violadores y Los Fabulosos Cadillacs.

(Termino ya)

jose dijo...

Lo mismo ocurre con el hippismo. Cuando Lennon decreta la muerte del sueño, acá los hippies todavía están en crecimiento y – destiempo, contratiempo– una chica punk canta en los 80 “No, el sueño no se terminó”. Vos preguntás: “¿Desde dónde enuncia Iorio entonces? ¿Desde el agobio de un colectivo, volviendo del trabajo, en un barrio periférico? ¿O se trata de otra importación de un producto de procedencia británica?”. Y exactamente lo mismo se puede decir de los hippies, y es lo que Iorio debe haber pensado: “¿Desde dónde hablan de paz? ¿Desde sus casas de Belgrano? ¿Desde Plaza Francia? ¿Desde el escenario del Festival de la Solidaridad Latinoamericana? ¿O sólo importan un producto sajón ya maltrecho en 1970?

En general la discusión suele darse así: tuo quoque, tuo quoque. Pero yo prefiero, acá, suspender identificaciones, porque me parece que por este camino no hay salida: tendrá razón el que prefiera lo que uno prefiere. (Y lo mismo para la canción: si nos gusta y nos conmueve y tiene poco, diremos que es ascética o despojada; si nos disgusta, diremos que es pobre; del otro lado, si tiene mucho y nos gusta, diremos que es creativa y generosa; si tiene mucho y nos disgusta, que es pretenciosa y solemne. Porque – me parece - no se trata de que una canción nos hable por provenir de un lugar legítimo; el lugar nos resulta legítimo porque la canción nos habla).

En fin. Lo que yo veo es que el rock argentino traduce pero no traduce cualquier cosa (además, lógicamente, de que no deja de resignificar al traducir, quiera o no); hizo el trabajo con el hippie, el bohemio y la flaneurie y mucho después buscó en el archivo nuevos referentes, por motivos que imagino diversos. O ambas traducciones son atendibles o ninguna lo es; por supuesto, una puede ser mejor que otra.

Saludos

Oscar Cuervo dijo...

José:
a mí Iorio me resulta interesante cuando lo leo en tus Notas; en cambio, cuando escucho su música n o me resulta en absoluto disfrutable. Cuando digo música, digo canciones, es decir, música y letra. Supongo que esto se podría decir así: lo que me resulta interesante es lo que vos escribís sobre Iorio y no Iorio. Yo quiero entonces pensar, a través de estos posts, mi absoluta distancia hacia su arte. Obviamente lo hago desde mi modo de aproximación, que es evidentemente distinto del tuyo. Yo no creo que el desagrado que me produce la música de Iorio sea una cuestión de gusto subjetivo. De modo que trato de buscar en la obra de Iorio las marcas que me distancian de él. En ese sentido va este post. El planteo político-poético no me resulta genuino, ni revelador, ni original ni inteligente ni alucinante ni sugestivo. Su música me parece rígida, monótona.
Digo en el post que su expresividad varía entre fuerte y más fuerte y rápido y más rápido. Intento pensar qué es lo musical, eso que nos encanta en algunas canciones y nos repele en otras. No creo que sea solo una cuestión de arreglos, ni de acordes, aunque me parece que si hablamos de música, no parece aconsejable prescindir de estas variables (incorporando otras que hagan falta incorporar).
No me resulta suficiente con decir que, si Iorio está rabioso por su vida, entonces toca guitarras eléctricas y rechaza las acústicas.

Me parece que en la música popular, esa que abarca desde Roberto Carlos hasta Miles Davis y desde Dylan hasta Los ramones, hay algo que pensar en su aspecto específicamente musical. Por ejemplo: si Iorio inaugura una enunciación desde una cierta posición de clase inédita hasta su irrupción, ese nuevo lugar de enunciación debe quedar impreso en la música. No encuentro en su música algo equivalente a un nuevo lugar de enunciación, sino una repetición de esquemas musicales ya muy fatigados. Creo que por ejemplo Tanguito es alguien que irrumpe en una escena desde un lugar hasta ese momento inexistente, es un muchacho de suburbio que zarpó en un viaje de destino incierto. Creo que esta novedad se halla impresa en su música.
Creo que Miguel Abuelo es un pequeño vagabundo lumpen, chico de orfanato, con lecturas macedonianas y marechalianas, con tradición folkórica y experiencia de buscavidas. Creo que las canciones de Miguel contienen todos esos elementos. No encuentro marcas equivalentes en la música de Iorio: no digo que él suene igual a Miguel o a Tanguito, digo que suene como una voz nueva y no como una importación de un gesto ya visto.

Por otro lado, em interesaba desmontar una notoria falta de verdad en el planteo inicial de V8, al elegir como contrajemplo de lo que quiere hacer el tema "Peperina". Creo que las premisas de las que parte son falsas y por eso me permito dudar de la legitimidad de su política.

Por último, sí, acuerdo en que Capusotto desmonta con su comicidad muchas otras posiciones, como el pop derechoso, el spinettianismo impostado (quizá no Spinetta), el rock fierita. Sólo que en este caso estábamos conversando sobre una cierta ética/épica/ estética de lo callejero en el rock, con su intento de desobediencia y sus paradojas.

En cualquier momento podemos hablar de otras cosas: de pop Micky vainilla, de spinettianismo, etc.

Por último, me interesaba discutir la afirmación en presente de Alfredo, cuando dijo "Menos mal que nos queda el metal".

saludos

F. dijo...

Buenas, leí a la mañana el post, ahora leo los comentarios...

Oscar, "Menos mal que nos queda el metal" es una frase que decían en el el Heavy Rock & Pop. Mi intención al recrearla fue decir: yo aún escucho y valoro el heavy metal. Porque del género me gustan algunas bandas y de esas bandas varias canciones.

Un buen disco para oir novedades es Víctimas del vaciamiento, de Hermética. Ahí por ejemplo hay una zambita. Recordemos que José Larralde es uno de los referentes de Iorio. Más tarde con Almafuerte tocaría con Rubén Patagonia. Me parecen que son indicios válidos para escuchar sus músicas y sus letras rastreando novedad.

Lo que sigue son algunas ideas sueltas:

-No soy fan de Iorio pero pienso a Iorio por aprecio a aquel adolescente que fui. Es verdad que hoy es hoy; y para mí es verdad que a mi pensar no lo llamo nostalgia: lo llamo care of soul; cuidado del alma, nomás.

- Estaría bueno un programa con Iorio... otra que el renegáu de República Unida de la Soja. O con Norberto Verea, que ya en tiempos de HR&P tomaba distancia con el asunto de las brigadas. O con César Fuentes Rodriguez, el licenciado en Letras por la UBA que dirigió dos revistas del género, Madhouse y Epopeya; creo yo, más orientado al metal sinfónico, el menos cuadrado.

-Esta es para José: el Iorio obrero no sé si existió. Él contó que fue empleado en una verdulería sin ningún resentimiento por ello. También creo que antes fue papero. Si decimos obrero yo pienso en algo así como un tornero, lo cual requiere cierta calificación.

-También para José, ¿el tufo antiinmigratorio en Hermética por dónde anda? En aquella época Iorio ya advertía: somo nacionalistas con 'c' no zon 'z'. O: "el Che usaba amettralladoras, yo uso un bajo".

-Machismo en el metal: todo el mundo sabe que Rob Halford prefiere varones para sus relaciones sexuales.

-Macho de la horda... macho alfa, también. Por ahí va la cosa, el secreto del heavy metal. Son modelos de masculinidad, dicho esto con minúscula. Modelos entre otros modelos. Todos sabemos que la adolescencia es la etapa por excelencia de esas identificaciones.

Saludos a todos.

PD: en el comentario anterior mandé una especie de carta de lector. En esta va un aviso: planeo con amigos ir a ver a Almafuerte cuando toque en Capital y recordar los viejos tiempos. Si anda por ahí alguna persona con plan similar: amodemiscaprichos@hotamil.com. Gracias y saludos.

Oscar Cuervo dijo...

José:
"la puerilidad de los planteos políticos de Iorio no es tan distinta de la puerilidad de los planteos políticos de los que abjura: Una casa con 10 pinos o El Bolsón de los cerros son canciones muy buenas, pero políticamente eludibles".:

- parece que no es el rock lo único que entró en crisis en los últimos 40 años. A mí el Manifiesto Comunista no me interpela, sin embargo, la figura del trabajo alienado de los manuscritos económico-filosóficos de 1943 siguen inquietando mi vida cotidiana. Si juzgamos la posición política del rock en el tribunal de la teoría política clásica, posiblemente resulte procesado con semiplena prueba. Pero también podemos hacer otra cosa: cuestionar la teoría política clásica desde la experiencia rock. Experiencia rock no significa, o al menos no se reduce, a las opiniones coyunturales de Spinetta sobre la inseguridad o a su participación en la campaña de Angeloz. No se trata tampoco de un hiippón que repitió estúpidamente la consigna "amor y paz" para terminar tocando en el festival de solidaridad latinoamericana. Si yo articulo "Hoy todo es hielo en la ciudad" con "Cantata de los puentes amarillos", con "Resumen porteño" con "La bengala perdida" creo que puedo extraer una meditación sobre la violencia, no sólo la guerra de vietnam, ni solo la violencia política de los años 70, sino una violencia estructural que permanece intacta en nuestras vidas cotidianas.
"Con esta sangre alrededor/ no sé qué puedo yo mirar/ la sangre ríe idiota como esta canción/ y ante qué?/ Ensucien sus manos como siempre/ relojes se pudren en sus mentes/ ya7 y en el mar naufragó/ una balsa que nunca zarpó/ mar aquí/ mar allá."
(Creo haber citado ya este pasaje en un debate anterior, pero no tengo más remedio que volver a él): Escrita en 1973, la cantata no parece dar inidicaciones para la acción inmediata; en su contexto se decía que era "descolgada", porque el imperativo de la hora era otro. Y sin embargo... muchas de las cosas que en aquella hora resultaban claras hoy ya no lo son tanto. Y en momentos de sozobra, la Cantata sigue cantando.
Si tomamos "Una casa con diez pinos" ñiteral y aisladamente, parece que la utopía de los náufragos porteños (que aquí nunca se llamaron a sí mismos hippies; sólo la revista ASI y después Iorio Pil Trafa hablaron de los hippies argentinos) se limitaba a buscar una casa con diez pinos. Ahora si la enlazamos (tal como se concibieron) con No pibe y Porque hoy nací, la políitca de Manal tiene otro espesor, dado que señala un desarreglo no sólo con el modelo de existencia burguesa sino un desaliento respecto de salidas sencillas; una fricción entre lo público y lo privado y una interrogación recíproca entre lo Universal y la experiencia personal, tal como aún hoy la política entendida en sentido estricto no es capaz de hacer.


Algo parecido puedo decir del asunto de la sexualidad y el machismo en el rock. Depende qué se entienda por tal. Si pensamos en alguna letra del tipo "nena, subite a mi moto, o yeah", o si evocamos que María Rosa Yorio recibía naranjazos cuando tocaba antes de Riff, entonces el rock en general ha sido tan machista y maltratador como Iorio en particular. Pero there are more things:
Si escuchamos "Escuchame entre el ruido", "Catalina bahía", "Por" o "Mariel y el capitàn" (para citar sólo canciones fundacionales), entonces aparecen otros usos y otras visiones de las identidades sexuales y los géneros, más problemáticos y liberadores.

Oscar Cuervo dijo...

José (2):

La productividad de estas fricciónes pueden testimoniarse aquí mismo: un proyecto como La otra en sus distintas versiones (papel, aire, digital) no existiría y nosotros dos no estaríamos discutiendo de no haber oído esa seguidilla de canciones. Se dirá que es un pequeño paso para la humanidad, no sé, para mí es un paso inmenso. Es que canciones como "No pibe" o "Porque hoy nací" ya preveen su propio cuestionamiento, (auto)interpelan de un modo que el mero resenmtimiento o la queja por la carestía de la vida no son capaces de hacer. Son canciones que se mueven de entrada en un ámbito de problematicidad que rompe con el mero consumo pop y excede los usos inmediatos del panfleto. Canciones que reclaman (ellas, a nosotros) que ahora las debatamos. Similar articulación podemos hacer entre "Pato trabaja en una carnicería", "De nada sirve" y "Muchacho del taller y la oficina": quisiera que alguien me haga ver su puerilidad; a mí estas canciones me hicieron salir de la infancia.

La política es más que lo que la política sabe: quizá el rock como experiencia colectiva haya corroido las estructuras del mundo no sólo por sus propósitos manifiestos, sino también por sus efectos oblicuos sobre nuestros modos de ver y oir, de pensar y sentir.

Oscar Cuervo dijo...

Fred:

conversar con Iorio no me interesa, con Lucas Carrasco sí, o al menos me interesó en su momento. El pensamiento de César Fuentes Rodríguez no lo conozco. Si hay algo interesante en él, podés traerlo a colación, como primer acercamiento.
Por otro lado, cualquiera de los interlocutores de este debate está invitado a participar en el programa de radio, si tiene ganas.

Iorio es un nacionalista con c y no con z; también es el que dice: "es bueno que haya diversidad religiosa. Eso sí: si vos no sos judío, no me vengas a cantar el “Hava naguila” en la fiesta judía. Y si vos sos judío no me vengas a cantar el Himno, la concha de tu madre. ¿Me entendés? Cada lechón en su teta es el modo de mamar. Lo que no me gusta es que a mi país traigan guerras intestinas de otros lares. Y eso se evita siendo argentino. Ojalá los políticos se dieran cuenta".
Está claro que en Argentina ni siquiera Biondini dice ser un nazionalista con z.

En cuanto a los machos alfa, los machos de la horda y los modelos de identificación adolescente, me gustaría que pudieras ver que son algo más que eso, que hay una historia de los machos de la horda que ya no son adolescentes, o que después de serlo crecen, o al menos envejecen. Que es política. Y que podés optar por desvincularlo del nacionalismo con c, del himno nacional y del hava naguila, como rasgos algo excéntricos y anodinos. O podés pensarlos como un módulo un tanto más complejo y menos adolescente.

Si ves algún punto de contacto entre Lautrémont y Rambo, me encantaría que lo expusieras.

Y la comparación de Iorio con Maradona tiene algún déficit: puedo entender que Maradona es un tipo conflictivo, pero esa parece una coincidencia superficial. ¿Qué equivalencias encontrás entre el nacionalismo con c de Iorio, su antisemitismo y las intervenciones políticas de Diego. ¿Y cuál sería el equivalente musical en Iorio de la genialidad futbolísitca de Maradona?

Ah! Y a Almafuerte no voy a ir a verlo. Gracias igual.

jose dijo...

Fred.

Yo no dije - creo - que Iorio fuera un obrero sino que tenía un discurso lumpenproletario y que asumía una voz de marginado no coincidente con las otras voces de marginados que se conocían en el rock argentino. Por otra parte, me parece poco importante si fue verdulero, papero o tornero porque se trata de una ficción: el yo que canta no tiene por qué coincidir con el yo que vive cuando no canta. Por supuesto, siempre hay presiones para identificar uno y otro, sobre todo en la canción, que además de pronombre tiene voz y cuerpo en escena. Pero para mí es importante mantener la distancia y no hacer biografía, aunque a veces ésta tenga interés. De hecho, sé que Iorio se fue a vivir a una estancia y que hay un libro que recoge su experiencia de hombre de campo. Lo que nos lleva al otro punto.

Las canciones que abren Hermética y Ácido argentino son reescrituras del Martín Fierro. De la Ida, para ser precisos. (Se puede sumar esto a lo folklórico que mencionás). Robo un auto no viene al caso ahora. Me quedo con Cráneo candente (para mí la autoexposición del lugar alucinatorio que algunas letras de Hermética proponen). Escuchamos, luego de testimonios antiimperialistas: "Miles de inmigrantes
conforman la ciudad.
Han mutado al indio,
quitando su lugar". Tenía eso en mente cuando escribí lo anterior pero mi memoria me dictó un santido distinto del que copio ahora: en esta estrofa los inmigrantes somos todos los no indios y no los llegados recientemente, que es lo que yo recordaba. Lo que sí hay en Hermética - y se extiende en Almafuerte: basta ver las tapas y lso títulos - es el nacionalismo ruralista del que hablé antes (hay más, lo sé: la zona y la equina, por ejemplo; Iorio tiene todo un mapa), y que en su impulso por encontrar ahí la verdad de la nación recupera para el rock argentino el campo que se había casi borrado en los 80 (de esto hablo en la sexta serie de notas). Pero ese campo es el de las esencias nacionales, y nada bueno puede salir de ahí.

Una comunicación de gustos, que no hice hasta ahora: los cuatro primeros discos de Metallica me parecen extraordinarios, y And justice for all es uno de mis preferidos de los 80 (y nomino, de paso, el riff de Harvester of sorrow como mejor riff del metal). ¿Te gusta la banda? Te pregunto - además de para aligerar un poco - porque nombraste a Megadeth y hay admiradores que no aceptan a Metallica por el affaire Mustaine.

Saludos

jose dijo...

Oscar.

Me caigo de sueño y voy a perder la poca coherencia que me acompaña. Escribo esto y mañana retomo.

- A mí sí me interpela el Manifiesto. Y me interpela Figurate. Es decir, yo soy marxista y rockero. Y no conviven bien mis libros de cabecera. Esto me hizo escribir aquella nota sobre la disyunción entre el rocker y el militante, no sé si te acordás. El inconveniente es que ambos me son afines y yo hablo y me contesto. Creo que de ahí viene mi tendencia a escribir textos contrapuestos como el que menciono o el par dedicado al Spinetta que no se baila y al Spinetta que sí se baila y que a mí me encantan ambos. (No sé qué hago diciendo esto ahora pero - espero - se me disculpará).

El rock se desmarcó en sus albores del consumo y de la política. Por supuesto, podemos decir que no se desmarcó de la política sin proponer nuevas políticas (aunque también podemos decir que no se desmarcó del consumo sin proponer nuevos consumos - no hay juego de palabra acá: digo mercado). Pero yo prefiero no amplificar mucho el alcance del concepto porque sino entra todo y donde entra todo no hay concepto. Esto da para mucho más pero sigo un poco. "No pibe" es un manifiesto; no veo que contenga su propio cuestionamiento. Por el contrario: rechaza y afirma el lugar propio. Y en ese lugar vive el amor, que viene a ser el fundamento. La de Manal es una contrapedagogía, en sintonía con los llamados a la deseducación de los anarquistas del XIX.

En el primer comentario (refiero a él de memoria) de esta serie decís que para vos hay valores estéticos objetivos y que hay modos, entonces, de establecer lo bueno o lo mejor. Yo creo que hay modos de hacer esto pero se me hace imposible pensar en la objetividad del valor estético. Es este, por cierto, un problema que me excede: de Kant a Adorno, ¿en qué nos hemos convertido?

Sobre el machismo y el sexismo hay mucho. La nena y el pibe son los vocativos preferidos del rock. Hay consejos para dar. Siempre. Yo no soy muy fino y no me molestan en exceso. Yo aprendí de ellos, qué le voy a hacer. Pero esa nena es inactiva en general, obra para la contemplación. Veré en la almohada si es así o exagero, más allá de contraejemplos. La homofobia también fue notable cuando hubo una banda gay - Virus no quería ser identificada como tal - en escena. Y para asuntos reaccionarios nada mejor que Vivencia: "Mamá probeta sos incompleta".

Bueno, hasta acá por hoy.

Saludos a todos.

Unknown dijo...

La trayectoria de Iorio es tan extensa, y diversa tambien, que uno se puede detener en el lugar que quiera para poder argumentar. En V8 le tira con todo lo que tiene a las instituciones establecidas para luego defenderlas en Almafuerte. Un marxista que desemboca en webber, como nos pasa un poco a todos (?)

Musicalmente podemos pasar por la monotonia de Hermetica hasta la cupula musical que sostiene Marciello en Almafuerte, sin dudas un guitarrista talentoso, hay guitarras electricas, criollas y acusticas; tangos, zambas, rock y metal. Ahi tenes para elegir.
Pero lo que a mi me asombra es que Iorio logro lo que muchas bandas de metal no pudieron, reinventarse y seguir vigentes. V8, Hermetica, Almafuete (tambien el disco que grabo con Flavio, Peso Argento) todas tienen su sello distintivo que las hace diferentes unas de otras y mantienen al mismo tiempo un hilo conductivo. Nadie va a ver a Almafuerte esperando que toquen algo de Hermetica, Alamfuerte toca sus propios temas y sin embargo el 70% de las remeras que encontras son de la H. (El video de la gira de Halford solista que grabo en el pais es del tema "breaking the law" de Judas Priest; Metallica, Megadeth, Motorhead, ninguna toca mas de dos temas de los discos nuevos, y tampoco nadie se los pide. Son y seran lo que fueron alguna vez)

Quizas tenga que ver con el hecho de que Iorio cerro una etapa con cada banda y esto le dio margen para poder innovar sin tener que cargar con la mochila de la anterior, no lo se.

Sui Generis fue una banda consagrada, con un musico genial y formado. V8 irrumpio en ese contexto a romperle el sueño beattle a muchos, entre ellos a Charly.

¿V8 o Sui? Sui, sin dudarlo... ¿Sui o Riff? esa se me complica mas.

Me acuerdo de cuando fuie a ver a Almafuerte a Jose C Paz, 15 pe la entrada. Me tome el Belgrano norte y despues 1 hora de bondi. Fui con un amigo, salimos temprano pero igualmente se nos hizo de noche antes de llegar...obviamente nos perdimos, no me olvido el cagazo que teniamos. Deambulando por la zona dimos con una "horda del mal" que iba para el recital: "estan regalados, vengan loco. Tenemos un vino". A la salida, nosotros dos y una chica eramos los unicos que esperabamos el bondi para el lado de zona norte.

Tambien fui a ver Charly una vez, con mi viejo y mi hermana. 50 pesos la entrada. Luna Park, llegue con el subte. Mientras haciamos la cola a un chico le hacian una nota: "espero que esta vez no se vaya". La salida fue un quilombo, no nos paraba ningun taxi.

¿Charly o Almafurte? Almafuerte, sin dudarlo.

Pd: Fred 7 y 8 de agosto en el teatro de flores.

Oscar Cuervo dijo...

José:
bueno, yo soy noctámbulo, así que acá estoy, aún en pie.

Me da la impresión de que en las últimas intervenciones aparecieron algunos nudos que condicionan nuestras posiciones y que tal vez expliquen nuestros desacuerdos o cierta equivocidad de los términos, más allá de cuánto nos gusta la música de Iorio y la de Metallica. Creo que son problemas de fondo y que la pelea de V8 vs. Sui es de semifondo.

Creo que hay al menos tres nudos problemáticos:
1) la objetividad o la subjetividad de la apreciación estética
2) la amplitud o la estrechez del término "política"
3) la relación entre arte y política.
(En realidad no sé si son tres cuestiones separadas, o sólo dos cuestiones vinculadas, o seis o siete, pero digamos que son tres).

Al tratar de desarrollar mi respuesta, advierto que va a ser demasiado larga (mucho más allá de lo que permite el límite de caracteres de blogger) y que reclama un desarrollo por separado para cada uno de estos asuntos. Así que termino el comentario acá y empiezo a desarrollar el primero de estos asuntos en un post aparte.

F. dijo...

Hola, para la noche responderé con más tiempo. Pero igual antes...

José, sí que vos no afirmaste lo del obrero, y disculpá porque me olvidé de aclararlo. Pero me había hecho ruido la vez anterior cuando cuando Oscar posteó el fragmento.

Me gustan Megadeth y Metallica. Los primeros son un sable y los segundos un bate. ¿No será un mito la pica entre los fans de esas bandas? O por ahí algo más de ellos... Otra distinción importante es la notoria pérdida de calidad de Megadeth, luego de la salida de varios de sus integrantes originales.

Oscar, no sé que pensarían los referentes que enumeré en mi comentario anterior. Pero supongo que pueden tener una visión tan interesante sobre el asunto como la tuya, y que estarán de acuerdo con vos en más de un punto.

La frase del himno y los judíos de Iorio es lamentable... y tristemente célebre.

Perdón por lo de Iorio en la radio, fue algo así como surrealismo negro.

abrazos y la seguimos a la noche

F. dijo...

Buenísimo, Fabio.

jose dijo...

Fred. Yo tenía dos amigos en la secundaria - que fueron los que me acercaron al metal - que se peleaban todo el día por si Metallica o Megadeth. Pensé que sería algo habitual aún hoy.

F. dijo...

José, es cierto, antes era algo más común. Son un Boca-River. Metallica más comercial, más estadio, con más clichés. Megadeth con menos baladas, más Obras, más despojados, con las zapatillas blancas de tela (en vez de la bota de cuero), el signo del radioactivo en el parche de los bombos (como diciendo, nosotros pensamos y por ejemplo nos preocupa el medio ambiente). Además siempre me parecieron muy british para ser yankees: el signo son los covers: Pistols y Sabbath.

Otro tema, ¿leíste Rockología, de Berti? ¿Gran texto, no? Lo recuerdo como escrito desde cierta complejidad teórica, poco común en los libros de rock. ¿Vas a escribir el Rockología del siglo XXI?

saludos

F. dijo...

Oscar, hoy pensaba en las frases de Iorio. Yo si fuera periodista lo entrevistaría y le preguntaría por esos pensamientos porque no me los explico. Si juntamos todas las frases pensaríamos que es el cantante de Comando Suicida, la banda neonazi; o de algo así. Tiene frases de ese estilo: ejemplo la que anda por You Tube, una sobre los pibes que fuman paco. A muchos les parece gracioso... deberíamos reirnos menos. También me parece que le dedicó un tema a Seineldín y lo llamó "guerrero nacional". Y sin embargo es un tipo querido en el ambiente, y está rodeado de tipos con los que uno compartiría un asado, caso Marciello (guitarra de Almafuerte).

Yo hace más de diez años le pedí a Iorio un autógrafo, a la salida de un recital, en Arlequines, pero hoy no lo haría. También en esos años un amigo se reía y me decía: "¡Aguante Malón! (la banda de los ex Hermética). Iorio es un facho." Tenía razón mi amigo. Veía más que yo, pero también tenía otro background, casa donde compraban Página, padre abogado que andaba con Zamora... era otra cosa.

También hoy recordaba que Hermética era la banda de los que queríamos pensar, de los críticos. Lo que había para elegir era:

Redondos con el Perro dinamita
Ratones con el Rock del gato
Las Pelotas con Tucán y Músculo
Attaque con Días de escuela

Hermética era LA banda. Se disolvió un minuto antes de explotar en River. Ni más ni menos.
Fue de las pocas bandas con nivel internacional de los 90. A la altura de Virus, Sumo, Soda Stereo, los Redondos.

Estoy de acuerdo en lo que decís sobre Iorio y Maradona. La frase "vaya... es un tío pesao". El Iorio público es un tipo hinchapelotas, jactancioso, soberbio. Cansa. Pero vos hacés bien en pensarlo si es que surge la ocasión. Con Diego pasa algo igual "me tocan al utilero y me voy". Había dicho que se quería morir en la Selección. ¿Quién lo entiende? Está bien, hizo lo que pudo, todos lo queremos, le perdonamos los errores y la soberbia de no escuchar. Pero todo tiene un límite y la Selección no es el Showball.

Lo del Conde y Rambo surgió porque vos comparaste al metal con Rambo. Yo leí eso. Una comparación irónica. Yo quise seguirte la corriente ironicamente también. Pero mejor dejemoslo acá así no manoseo al Conde, que lo quiero tanto.

abrazo

Oscar Cuervo dijo...

Fred:
si yo fuera periodista, capaz ( ) lo entrevistaría. No soy. Igual, si alguno de los que colaboran en La otra quisieran entrevistarlo capaz
( ) la publico. Lo que pasa es que yo sí me explico esos pensamientos, casi te diría que veo la foto y ya me los imagino, o que escucho una canción de su primer disco y ya puedo inferirlos.

¿Es un tipo querido en el ambiente?
Bueno, no en mi ambiente. Y yo podría compartir un asado con el guitarrista de Almafuerte, porque siempre que voy a un asado hay alguien que no conozco.

Los Redondos, años luz de todas las que nombraste. Y ojo que yo no soy ricotero, me aburrí de ellos en el 92, pero me inclino ante su obra.

Con Maradona creo que aún no nos entendimos: yo a Diego lo quiero y la mayor parte de las cosas que dice y hace me caen bien, no creo que sea un pesado. Lo de la Selección no es una incoherencia suya. Don Julio y el narigón le tendieron una cama, lo banco también en esa. Sólo espero que ahora por despecho no vaya a entregarse a los brazos del Grupo Clarín. Nada más.

En cambio, con Iorio me pasa algo parecido qque con Stallone: no los soporto ni en sus mejores días, ni en los momentos donde estoy más reconciliado con el mundo puedo aguantarlos.

Yo creo que el metal y Rambo tienen algo en común (aunque habría que circunscribir el concepto de metal, supongo que metal no incluye a Zeppelin o Black Sabbath, o ¿o sí?). Bueno, algunas bandas metálicas son bastante rambo. Pero la propiedad transitiva no se aplica a troche y moche. Si alguna banda cita a Lautremont, no por ello cualquier película de Stallone se vincula a los Cantos del Conde. Yo me refería a que la violencia estructural del sistema no legitima automáticamente a cualquier fachoso que usa ropa camouflage y le dedica canciones al Coronel.

En fin.

jose dijo...

Fred.

Rockología es probablemente el mejor libro sobre rock argentino que leí. Y tomé de él muchas cosas, porque - además de buenos argumentos - tiene información excelente. Cuando termine las notas dedicaré la última a la bibliografía, y allí estará este libro, por supuesto.

Y no, qué voy a escribir yo. Yo hago estas "notas", que tienen ese nombre humilde porque humildes son.

Abrazo

F. dijo...

Qué grande, che. Vas camino a eso... No por ser una continuación-de sino por ocupar ese lugar. Lo voy a releer lo leí hace mucho.

abrazo

F. dijo...

Ah, Oscar,

Hay mucho consenso en que el metal empieza con Black Sabbath. Para mí es así. Por el sonido agresivo (guitarra SG afinada más abajo con Marshall, usando power chords; el batero que para acentuar no usa el ride con la mano derecha sino el crash; el fundamental cantante), el groove, las escalas menores para hacer riffs y armar climas pesados.

No así Led Zeppelin ("con Led Zeppelin IV dejaron de compararnos con Black Sabbath", dijeron).

Ya que estamos, otra distinción importante que aprendí de Verea: Mötorhead y Riff son rock n' roll, no heavy metal. Porque son más del reviente y de la fiesta.

Tema Rambo, no me interesa el cine de acción y no lo veo, así que no puedo hablar de él. Pero si decimos que es un cine simplote y efectista y por eso lo relacionamos con el heavy metal, bueno puede ser. Pero entonces habría que hablar de buen o mal heavy.

Saqué lo de Lautréamont por el tema de la violencia. Esos tiburones, esos instintos, esas muertes, esas situaciones heroicas. Al ser humano lo fascina la violencia (así sea en las peleas de boxeo o en las corridas de toros) y yo pienso que en la música heavy está esa violencia y no en otras músicas.

Sobre Diego agrego: no creo que sea tío pesao. Sólo me dió esa impresión en estas últimas semana.

Redondos: lo que me gusta de Luzbelito es su sonido. Tal vez el más bello que una banda haya registrado en disco: clásico, elegante, cálido.

Oscar Cuervo dijo...

Fred:
estamos en un atolladero. En realidad a mí no me preocupa delimitar la extensión del conjunto "Bandas de Heavy Metal". Creo que todo empezó cuando vos dijiste "menos mal que nos queda el metal". Como tu primera persona del plural parecía ser súmamente inclusiva, me quise excluir de esa consigna.
Si Led Zeppelin se excluyó o fue excluído de ese conjunto, entonces tengo un punto de contacto menos con ese género.
En cuanto a la caracterización de Verea acerca de que la línea de demarcación entre metal y rock'n'roll es el reviente y la fiesta, me pregunto qué tiene ue hacer esto en una discusión sobre música. Supongo que los Menudo tendrían reviente y fiesta: ¿Heavy metal o r'n'r?

Rambo: atolladero: tampoco me preocupa cuán cerca o lejos está Rambo del heavy metal. Sólo hice una analogía, porque en algún momento vos te referiste a "las metáforas belicosas afirmo que atraviesan a toda la sociedad, y esto incluye las bandas heavys", a lo que yo respondí que de la misma manera se podría intentar legitimar a la película Rambo, pero que una cosa era el tratamiento artístico de las metáforas bélicas en Rambo y otra en Elephant. Así que mi analogía cuestionaba tu intento de legitimación de las "metáforas belicosas" y no implicaba ninguna tesis acerca de esta película con este género musical.
Creo que volvés a caer en la misma vaguedad en tu último comentario.

"Al ser humano lo fascina la violencia (así sea en las peleas de boxeo o en las corridas de toros) y yo pienso que en la música heavy está esa violencia y no en otras músicas". A mí no me fascina la violencia en cualquier contexto y a cualquier hora del día, no me interesan las corridas de toro y el boxeo sólo me interesa como proveedor de metáforas, pero no me fascina. Tampoco creo que el heavy sea una música particularmente violencia; más bien me parece que hace un uso circense de la violencia. Y su tendencia hacia el énfasis hace que la presunta violencia se vuelva anodina y previsible.

F. dijo...

Oscar:

Atolladero: lugar donde van a parar los escollos provocando atascaderos. (Se la voy a sugerir a la Real Academia.)

Bueno, saquemos a Verea del medio. Sí, yo lo cite. Estuvo mal. Así que me hago cargo yo de esa distinción. Que en realidad es entre metal y rock pesado. Ambos comparten el sonido pero los climas y las intenciones son otras.
Menudo no comparte sonido ni intenciones con ninguno de esos géneros.

La frase "menos mal que nos queda el metal" no pretendía incluir a nadie. Simplemente me parece que la rima suena bien, es recordable, y es graciosa porque pinta bien ese pesimismo que puede haber en ciertas canciones de heavy metal.

La cuestión Rambo me queda más clara ahora. Cuando dije lo de las metáforas belicas no fue para legitimar su uso en las canciones. En realidad lo que pretendía era hacer notar su omnipresencia y pregnancia en diversos ámbitos. De la medicina al periodismo.

Oscar Cuervo dijo...

Fred:
"atolladero" yo la encontré en todos los diccionarios, despué de que em dijiste que no estaba. Es una palabra de uso común en los textos filosóficos.

La a esta altura ya célebre frase "menos mal..." ha tomado en nuestro debate un peso exagerado. Yo no cuestiono que hayas dicho la frase. Sólo que como esta tipo de consignas tienden a suponer una complicidad o un consenso implícito, quise distanciarme de ella; en todo caso negar que el metal sea un reducto de resistencia de las intenciones originales del movimiento rock ("nos queda" da esa idea de lugar de resistencia). Por supuesto que vos podés citar centenas de frases así y yo puedo acotar algo sobre ellas.

No me molesta que cites a Verea, lo que no entiendo es qué tiene que ver con la discusión si los de Riff están más entregados al reviente que los de cualquier otra banda; me parece que es inatinente a nuestra discusión.
saludos

F. dijo...

Oscar: cuando aludí al reviente no me refería a cuestiones de vida privada si no a canciones. En otras palabras, si una banda canta "me sigue gustando el cabaret", desde mi punto de vista, no es heavy metal.

Oscar Cuervo dijo...

Ah, es algo así como la ortodoxia eclesiástica.