por oac
Si me preguntaran por el nombre de un cineasta que sintetice el espíritu de esta época, un director plenamente instalado en el siglo XXI, no dudaría en mencionar al tailandés Apichatpong Weerasethakul. Sé que la mayor parte de las veces que digo esto recibo miradas azoradas, porque parece un chiste que el nombre de un artista insoslayable sea tan extraño y difícil de pronunciar. ¿Hace falta que la vanguardia suene tan rara? Lo primero que hay que hacer es aprender a deletrearlo, yo mismo tuve que hacerlo (a ver: A-pi-chat…); pero ¿valdrá la pena? Respuesta: sí, definitivamente. Hay otros cineastas importantes de este tiempo que se apellidan Costa, Alonso, Rodrigues o Martin. Pero se da el caso de que el que hoy está en la primera línea cinematográfica y que goza de un amplio consenso crítico, el que mencionan con respeto incluso sus propios colegas de la misma generación, es Apichatpong.
Blissfully yours
Con sus películas el cine llega a su punto crítico, allí donde se invita al espectador a abandonar sus pobres certezas de televidente. Un cine que está encontrando su territorio propio, de una sensualidad que hace olvidar todos los lugares comunes acerca del erotismo. Este eje se puede rastrear en su corta filmografía. En Tropical Malady se nos cuenta una historia romántica entre dos hombres jóvenes, uno de los cuales está (inexplicablemente) vestido con uniforme militar sin serlo. Los personajes caminan por un espacio selvático, se acercan a la orilla de un arroyo, se hacen mimos, uno le regala al otro un casete con un tema de The Cure. Al rato anochece y el film sufre una especie de fractura. La inmersión en la jungla parece reclamar siempre, en sus películas, un quiebre visible en su propia estructura.
Tropical Malady
La historia de amor muta, en lo que resta de la película, en el asedio de un cazador a un animal salvaje, en una selva oscura y llena de rumores. ¿Es un sueño de uno de los personajes? ¿Es una leyenda ancestral? Puede ser tanto una cosa como la otra, pero a la vez tenemos la sensación de que lo mejor no es llegar a una certeza absoluta, sino entregarnos a la extrañeza de las sensaciones. La enfermedad tropical a la que alude el título puede ser el amor, una presencia fantasmal, o lo uno dentro de lo otro, algo tan atractivo como peligroso.
Con sus películas posteriores, Síndromes y una centuria y la reciente El tío Boonmee quien puede recordar vidas pasadas (que se llevó los lauros y los elogios de la crítica internacional al ganar el último festival de Cannes) terminaron por confirmar los pálpitos sobre el genio cinematográfico de Apichatpong.
Syndromes an a century
Cuando me enteré del premio en Cannes no me sorprendí en absoluto. Pasa que en el docbsas del año 2009 habíamos tenido oportunidad de ver lo que se supone es un avance de su último largo, un corto titulado Una carta para el tío Boonmee, otra incursión de Weerasethakul en ese espacio selvático que él filma como nadie, una dimensión desconocida y poblada de presencias. La cámara de pronto se alza hacia un cielo nublado que apenas puede entreverse por encima de la vegetación tupida y uno siente un sobrecogimiento del alma que puede atribuirse a espíritus huidizos o a los rastros históricos de una represión militar. El "o" acá es, otra vez, una disyunción incluyente: y/o. Los suaves movimientos de la cámara por la selva nos conducen hacia un leve presentimiento sobrenatural. "Me fascina el misterio -dice Api-. Está relacionado con mi niñez. Crecí en un complejo hospitalario, mis padres son médicos. Aquellos extraños edificios, en los que había partes del cuerpo conservadas en botes, eran un patio de recreo para los que éramos niños. Las noches eran tranquilas y siempre se contaban historias de fantasmas. Me fascina la simplicidad de las historias tradicionales y las leyendas. Creo en los fantasmas por dos experiencias personales que viví. Dos casos parecen poca cosa, pero son casos reales. Un fantasma se manifiesta en forma de imagen u olor…"
La gran noticia es que la semana que viene Weerasethakul llega a Buenos Aires por unas horas. Será invitado de honor de la primera edición del Festival 4+1, y va a dar una Máster Class en la que promete revelar las claves de su singular proceso creativo. Bajo el título Delirium, Api ofrecerá una estudio de la práctica de imagen en movimiento, ejemplificada por clips, bocetos y fragmentos de sus propias películas. La Master Class va a ser en el MALBA, el viernes 12 de noviembre de 2010 a las 10:30 hs. Me veo obligado a madrugar o, directamente, a no dormir. Para inscribirse hay que enviar nombre, apellido y teléfono de contacto a: festivalcuatromasuno.fundacion@mapfre.com
Y para terminar una muestra pequeña y cabal del genio de Api: el cortometraje Mobile Men:
2 comentarios:
No te veo escribir de Misterioso objeto al mediadía, su primer largometraje. ¿Qué te pareció? La vi hace poco y me pareció una maravilla, que lleva al extremo esto que decís de la disyunción incluyente aplicándolo a la posibilidad siempre latente de narrar con imágenes (y/o no).
Saludos.
No escribí sobre todas, ni siquiera dije algo de Blissfully yours, esa joya descacharrante. Mysterious object me parece un gran comienzo, y también un boceto de las obras maestras posteriores.
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