todos estamos igual

miércoles, 4 de mayo de 2016

Susto continuo



NOTA DEL EDITOR: Desde otoño de 2008 (número 18 de revista La otra, Amy Winehouse en tapa) hasta el otoño de 2013 (revista número 27, con P3ND3J05 en la tapa). José Miccio publicó una serie de 44 notas divididas en 8 entregas sobre el rock argentino en los años 80. Una novena entrega quedó inédita, lo que lleva sus notas hasta un total de 56. Recientemente el blog www.unlargo.blogspot.com.ar publicó las nueve entregas para que estén disponibles en la red. A ellas se agrega una nota sobre los Peligrosos Gorriones co-escrita con Gastón Franchini y publicada en La otra en 2007, que excedería el corte temporal de las notas anteriores dado que la banda liderada por Francisco Bochatón forma parte de la camada del rock argentino de los años 90, pero que por su enfoque guarda una estrecha relacion con las otras notas. Probablemente Miccio algún día complete estas notas con algunas ideas que le quedaron en el tintero, pero así como están constituyen un conjunto de ensayos que no creo que tenga parangón por el objeto que analiza, la agudeza de sus tesis y la calidad de su escritura. Bien podría ser un libro y uno de los mejores escritos sobre el rock argentino, así que para mí es un lujo poder tener estos textos publicados en mis blogs. A continuación están los links para ir leyendo todas las notas en forma cronológica. Estoy seguro de que si el lector acompaña la lectura de estos textos con la escucha de los discos referidos logrará una aproximación única a esta producción artística. Como ya dije antes, no puedo afirmar ni negar que en el futuro haya más notas de esta serie, en la revista, en el blog o en un libro. Pero esto es lo que hay:

Notas primera parte acá.

Notas segunda parte acá.

Notas tercera parte acá.

Notas cuarta parte acá.

Notas quinta parte acá.

Notas sexta parte acá.

Notas séptima parte acá.

Notas octava parte acá.

Notas novena parte acá.

Peligrosos Gorriones acá.

He aquí una pequeña muestra:

En líneas generales, Fuga [el segundo disco de Peligrosos Gorriones] navega las aguas poco tranquilas de Pixies, Nirvana y Don Cornelio. Digámoslo de entrada: desde Patria o muerte que un disco de rock argentino no exponía una sensación tan terminal. Su arte de tapa, sencillo y contundente, advierte cómo viene la mano esta vez. Un título que dentro del universo del rock podría connotar dimensiones utópicas recibe del diseño gráfico un atributo que modifica su alcance de manera definitiva: en la tapa, una hornalla prendida, y en la contratapa, el hueco dejado por esa hornalla en una cocina. Es decir: no se trata de una fuga hacia la libertad sino de una fuga de gas. De la amenaza, no de la utopía. Curiosamente, unas letras más rizomáticas que polisémicas son presentadas, de esta manera, con un juego contrario, casi con una declaración. Como si desde el vamos fuese necesario determinar con claridad el sentido anímico del disco más oscuro de la década.

Todo empieza con “El mimo”, que, como “Cachavacha”, dura un minuto cuarenta, pero que sustituye el juego infantil y perverso por una sensación de abatimiento mucho menos lúdica. Antes, Lynch o Craven. Ahora, Romero. “Mi disfraz es caminar adecuadamente” / “Mi disfraz es caminar por la tierra alegre”, canta Bochatón en el papel de un mimo que trabaja en la radio y reparte panfletos de compro oro. Antes un mal sueño que una crónica, “El mimo” mira de reojo y con desprecio al país entero, zombificado, y tal vez al entonces presidente argentino, “simulando ser campeón de tenis o fútbol”. Como siempre, la canción posee un gran trabajo instrumental y delicados y violentos arreglos de guitarra y teclados, sobre todo en su retorcida mitad. Es hora de reconocer que Guillermo Coda, Cuervo Karakachoff y Rodrigo Velázquez supieron encontrar el sonido más adecuado para las canciones de un Bochatón embroncado e inspiradísimo, y que parte del mérito les corresponde. En “Serpentina”, una de las frases que  se desenrolla vuelve a señalar el contexto: “Nueva democracia musical de fiesta y murga”. Es tiempo de pachanga, y al líder gorrión, rocker herido, poco le importa el linaje rioplatense de la música que cita, aunque mucho le molesta, evidentemente, la nueva trama sonora de la década, en relación con la cual “murga” es solo un desplante metonímico: no cuesta nada leer ahí “cumbia” o “ritmos latinos”. Musicalmente, la canción obliga a Bochatón a forzar su voz en los picos agudos de cada frase, y en la segunda estrofa, si se escucha con cuidado, se puede oír cómo sufre su garganta y cómo su respiración no soporta bien el continuo desplegarse de la letra. Suma, además, gritos a lo Palo Pandolfo y una serie de guturales “¡uhhh!” que dan al tema un aire de ska deforme. Digámoslo sin miedo: “Serpentina” es una de las grandes canciones del rock argentino, y junto con la interpretación sufriente de la posterior “Por tres monedas”, la gran performance vocal de un cantante que jamás figurará en una lista de los mejores en su rubro pero que - como Palo, una vez más - aprendió del punk algo más que a cortarse el pelo.

Si hay una canción cuyo título resume Fuga esa canción es “Continuo susto”. Hay un detalle importante, que probablemente mucho tenga que ver con esta sensación de desgracias totales que invade el disco. Los tres primeros temas se suceden como si su separación fuera menos una pausa que un corte como los que abundan en el interior de cada uno de ellos. Comprobación empírica: el contador del equipo de música solo pone el signo menos, que comunica los segundos que faltan para el próximo track al comienzo del cuarto tema. Lo mismo sucede entre “Agua acróbata” y “Sé que el tiempo”, temas siete y ocho respectivamente. Fuera de relación, esto nada significa, pero en un disco que insiste en armar buena parte de sus canciones con repeticiones obsesivas, que está dominado por oscuros campos léxicos y repleto de frases gramaticalmente desesperantes esta continuidad puede no ser inocente. No al menos si pretendemos explicar por qué Fuga nos pone tan nerviosos cuando lo escuchamos. [Completo acá]

Continuo susto

Anda bien, anda solo, anda con la sed. Anda bien, habla poco, anda con la sed, anda con la sed. Anda solo por la vida sin remedio y sin patrón. Anda con la sed. Anda bien, anda solo, anda con la sed. Anda bien, habla solo, anda con la sed, anda con la sed. Anda solo sin cigueña con la luna en el cajón. Anda con la sed. Anda con la sed. La horrible sensación de continuo susto. Anda bien con su moto. Anda con la sed. Anda bien . Anda solo. Anda solo por la vida sin remedio y sin patron. Anda con la sed. Anda con la sed.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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