Ilustración: Carmen Cuervo
Esa crueldad se extiende en todos los niveles, desde los sectores del trabajo que viven con miedo la perspectiva del desempleo hasta el resentimiento de los sectores medios que desprecian a los que se ubican apenas abajo suyo en la escala social: más desprecio que odio, un sentimiento reactivo que organiza las existencias insaciablemente frustradas de la enorme mayoría de la población, que alcanza a gran parte de los votantes del macrismo incapaces de dirigir su malestar hacia quienes realmente los oprimen.
El campo en el que el estado opera sobre la así llamada "salud mental" -un concepto que debe ser sometido a una severa crítica para poder desentrañar la práctica de exclusión que pretende encubrir- no puede quedar ajeno a este ajuste: se endeudan a las futuras generaciones, se degradan las condiciones laborales, se envilecen los vínculos sociales y se mortifica el espíritu. De esta manera, la alienación es integral y se propone generar un círculo de malestar creciente, malestar que es el elemento mismo en el que debe prosperar la opresión. No se trata solo de una "superestructura" que refleja la explotación infraestructural: lo que se fomenta es un continuo entre la economía mercantil y la economía libidinal de la sociedad. Por eso, al ajuste de las tarifas y la baja de los salarios le hace falta completar su faena con un ajuste psicopolítico.
En el día de ayer se hizo público un proyecto de decreto que reglamenta la Ley Nacional de Salud Mental nº 26.657, que contradice el espíritu de la norma que pretende reglamentar y busca esquivar un debate en el Congreso, el ámbito en el que institucionalmente deberían discutirse estos cambios. El proyecto tiende a imponer un modelo médico científico biologicista en perjuicio de un modelo social.
Estas son algunas de las modificaciones claves que se proponen a la ley actualmente en vigencia:
- Anular una concepción de la salud mental etendida como un proceso que depende de múltiples factores históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, y reinstalar el modelo médico hegemónico de perspectiva biologicista. Se alega habilitar de modo excluyente “prácticas fundadas en la evidencia científica”, y dejar de lado los aportes de prácticas como la terapia ocupacional, la musicoterapia, la enfermería, la psicología, los acompañamientos terapéuticos y el trabajo social, entre otros.
- Reinstalar la institución manicomial denominada ahora como “hospital especializado en psiquiatría y salud mental” y promover el aislamiento de personas a las que se vuelve a considerar enfermos sometidos a un tratamiento médico.
- Promover las comunidades cerradas para las personas que consumen drogas.
- Propiciar la internación compulsiva, desplazando el requisito de inminencia del daño para sí o para otros y retroceder hacia una idea de "peligrosidad" basada en riesgos potenciales predichos por los médicos.
- Retroceder hacia un modelo tutelar de sustitución de la voluntad del "enfermo", para habilitar que una persona puede ser declarada completamente incapaz, en abierta contradicción con las disposiciones del Código Civil y Comercial vigente y con normas de superior jerarquía.
La Ley Nacional de Salud Mental fue un avance clave para el reconocimiento de las personas con padecimientos anímicos como sujetos de derecho y para la sustitución del manicomio por tratamientos dignos. El proyecto que el macrismo impulsa es un retroceso gravísimo en el respeto por los derechos humanos. Las organizaciones vinculadas al trabajo en salud mental iniciarán en los próximos días las actuaciones administrativas correspondientes.
Hoy a la medianoche en La otra.-radio. Mañana movilización de usuarios y trabajadores en defensa de la Ley Nacional de Salud Mental.
Hoy a la medianoche en La otra.-radio. Mañana movilización de usuarios y trabajadores en defensa de la Ley Nacional de Salud Mental.
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