jueves, 16 de noviembre de 2017

¡Viva Perón!



En el futuro habría que instaurar la fecha de hoy como el Día Nacional del Panperonismo. Ayer en la Sociedad Rural Argentina el Triunvigato despejó casi todas las dudas. Los detalles del acuerdo van a ser conocidos de a poco, porque es una táctica del actual Triunvigato tender un manto neblinoso sobre las concesiones que perjudican a sus representados. Su palabra está devaluada desde que tuvieron que huir por no poner la fecha de un paro general en un grotesco acto en el que ellos mismos se encajonaron en Diagonal Sur y los terminaron volando el palco a la mierda. Más detalles sabremos cuando el ejecutivo envíe el proyecto de reforma a la cámara manejada por el cenador Peceto. La versión final del ultraje (por ahora, porque la reforma será "permanente" mientras el Triunvigato se deje) estará lista cuando el gato de Balcarce modifique mediante decreto los aspectos del acuerdo que no le resulten convincentes, como ya hizo cuando derogó la prohibición de que sus familiares directos blanqueen la guita negra que encanutan en guaridas fiscales.

El asunto es que todo esté listo antes de que se inicie el nuevo mandato legislativo que repondrá a Cristina en el Congreso. El macrismo, la cgt, Peceto y los gobernas no quieren darle espacio a Cristina para que participe en el debate de esta entrega en bandeja al capitalismo voraz de los derechos conquistados por los trabajadores por décadas desde aquel primer peronismo. No quieren darle ese gusto a Cristina como plus simbólico a la pulverización de los derechos laborales, porque el peronchismo residual se reserva la exclusividad en la liquidación histórica de las banderas de la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Estas conquistas sobrevivieron a la revolución fusiladora, los 18 años de proscripción peronista, el régimen medievalista de Onganía,  la dictadura genocida, la fiesta menemista y la debacle de la alianza delarruista. El Triunvigato ahora corona su fantástica gestión con esta marca imborrable por la que va a ser recordado: el Pacto de la Rural. Y con esto se salda la discusión sobre la necesidad de lograr una unidad del "peronismo" y el sentido del sintagma "todos unidos triunfaremos": estos crápulas nos llevan unidos al matadero.



Será interesante ver cómo se desarrolla el debate en las cámaras apuradas por la llegada de Cristina: escuchar los discursos de Peceto, Solá, Graciela Camaño, los senadores que responden a Bordet, Uñac, Peppo. Ahí se dará de hecho la unidad peronista (sin la indeseable aberración K que los peronchos quieren borrar de su historia tanto como el establishment gobernante). La unidad de todos los compañeros (piedra libre) que desde hace semanas vienen pidiendo Guillermo Moreno y tanto discípulo del General en su fase más reaccionaria y cínica: te corren citándote una frase que dice que hay que unirse a la bosta porque si nos quedamos con los buenos "somos poquitos". La cosa es que proponen que conduzca la bosta y erigen ese criterio como la esencia del peronismo: si por ellos fuera el peronismo es el rejunte que conduce la bosta, mientras nos mantengamos unidos y nos levantemos al pedo pero temprano.

El que señala las claudicaciones sistemáticas de la bosta conductora será señalado como un socialdemócrata que "no entiende al peronismo y no quiere ganar elecciones". Si tan desesperados están por ganar, ¿por qué no se van con macri y mariu, como ya van a hacer varios gobernas? Será interesante escuchar a los que el 17 de noviembre celebran el día del militante en memoria de José Ignacio Rucci. Será ilustrativo esperar las declaraciones de los que le reclamaban a Cristina la necesidad de que se quede en la estructura del PJ para darle la interna a Randazzo. Será música escuchar el silencio de Randazzo, Massa, Navarro, más estruendoso que nunca. Será interesante observarlos adaptar el legado de Perón al zeigeist de la derecha moderna, desaparecedora y democrática.

No es hoy un buen día para los trabajadores, con lo cual quedará limpiamente definida la bifurcación entre la dirigencia pejotista, el sindicalismo amarillo y el pueblo trabajador.

El Triunvigato los puso a todos en su lugar.

Peceto termina la faena la semana que viene.

Pablo Moyano (secretario gremial de la CGT), Gustavo Vera, Héctor Amichetti y Walter Correa se juntaron hoy en la sede de  CGT Azopardo en un encuentro de cooperativas. Moyano declaró que no hay acuerdo con la propuesta del gobierno y el lunes 20 de noviembre se junta con la Corriente Sindical y van a convocar a un plan de lucha contra la flexibilización. Desautorizan tácitamente el acuerdismo sigiloso de la conducción de Triunvigato. 

Es esperable que en poco tiempo la CGT tenga que fracturarse. La ilusión de la unidad peronista se precipita en la realidad de una crisis que venía incubándose. Desde 1951. La unidad es un significante vacío si no se define unidad para qué y con la conducción de quiénes.

¡Viva Perón!






Macri aprovecha el desconcierto peronista

Corolario: el eje de la vida parlamentaria pasará por el acuerdo entre los 110 diputados de Cambiemos y los 30 del PJ interprovincial; y entre los senadores de Cambiemos y los de Pichetto. Esos peronistas necesitarán convalidar sus coincidencias con el Poder Ejecutivo frente a un kirchnerismo que los denunciará por traidores. En el sindicalismo la gran incógnita es Hugo Moyano. Para algunos dirigentes el pacto con Triaca será de largo alcance: "Mario, inauguramos un proceso de 6 años" lagrimearon Héctor y Rodolfo Daer ante el vicejefe de Gabinete Quintana, con los ojos irritados por el humo del narguile. Quintana habrá pensado: "A cuántos les habrán dicho lo mismo". Nimiedades. Lo importante es si Moyano se plegará, o acusará al resto de dejarse seducir por la Banelco, como 17 años atrás.
Pichetto y sus aliados pretenden blindarse pidiendo a los gobernadores y sindicalistas que apoyen en el Congreso lo que pactaron con Macri. 

Post-data de La otra
Los peronistas a secas del siglo xxi citan continuamente la frase de la bosta, será que les gusta la bosta y no el aroma que exhala Evita:

"Dirigentes obreros entregados a los amos de la oligarquía por una sonrisa, por un banquete o por unas monedas. Los denuncio como traidores entre la inmensa masa de trabajadores de mi pueblo y de todos los pueblos. Hay que cuidarse de ellos: son los peores enemigos del pueblo porque han renegado de nuestra raza. Sufrieron con nosotros pero se olvidaron de nuestro dolor para gozar la vida sonriente que nosotros les dimos otorgándoles una jerarquía sindical. Conocieron el mundo de la mentira, de la riqueza, de la vanidad y en vez de pelear ante ellos por nosotros, por nuestra dura y amarga verdad, se entregaron. No volverán jamás, pero si alguna vez volviesen, habría que sellarles la frente con el signo infamante de la traición. Peor aún son los que provenientes del ese pueblo que lo traicionan, lo abandonan, lo venden, lo usan como moneda de cambio. Peor que un oligarca es un traidor a su clase".