Estado de situación: Argentina ha dejado morir al poder judicial. Las clases dominantes están lanzadas hacia una cacería de opositores que tiene el triple propósito de proscribir a la única oposición política, convetir a los tribunales en Grupos de Tareas y destruir las conquistas sociales del pueblo. Se sienten omnipotentes y arrojaron todo lastre de legalidad.
La dirigencia política y gremial está hecha un cuerpo inerte, sólo resisten los organismos de derechos humanos. Gobernadores e intendentes están pensando ubicarse en el nuevo esquema autoritario de poder. Los sindicatos grandes están dispuestos a firmar un pacto con el régimen destinado a ser violado una vez más. Los sindicalistas tradicionales responden con lógica de empresarios a tiro de carpeta.
Si no asumismos que después de las elecciones el régimen entró en un período abiertamente fascista, erramos el diagnóstico. Y si erramos el diagnóstico, vamos rumbo al extravío.
Sabemos que la sociedad civil tiene reservas para oponer a esta avanzada totalitaria. Pero falta organización.
Nada de esto puede pasar sin la complicidad de amplios sectores de todos los órdenes dirigenciales. Es muy poco lo que se puede esperar de muy pocos.
El peronismo es un anciano con Alzheimer, el radicalismo se entregó de pies y de manos. La izquierda aguarda condiciones de devastación popular intolerables para que llegue "su momento". Pero algún día nunca llega.
La derecha ha perdido todo prurito republicano, ya no se molesta por simular y cuenta con un sector de la población que adhiere a un régimen totalitario. Ellos están dispuestos a un enfrentamiento grave y se pertrecharon para esto. No les interesa una salida política porque saben que el ajuste que preparan es intolerable.
¿Cómo se sale de esto?
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