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lunes, 17 de abril de 2017

El macrismo apunta contra la educación pública: el corazón de las políticas igualitarias

Especial Escuela Pública en La otra.-radio 1. Para escuchar clickeando acá 







Escuela Itinerante: ES Fotografía

Primero de una serie de dos programas de La otra.-radio dedicados a la educación pública, en la noche de ayer estuvimos conversando con tres personas involucradas en esta lucha, de diversas procendencias, edades y roles, los tres convergiendo en un ámbito al que el enemigo hoy le apunta: me gusta decir "la escuela", para contener en ese colectivo a todos los niveles y todos los actores de la educación.

No creo que sea accidental que el macrismo haya tenido que salir a atacar de todos los modos posibles a la comunidad educativa. La escuela pública es un elemento que define un rasgo distintivo de nuestra historia. Una construcción colectiva, que enlaza diversas identidades políticas y atraviesa épocas, la escuela pública argentina es el espacio donde se ha venido tramando a través de la historia un tejido que guarda una fuerte pulsión igualitaria: ese lazo une el iluminismo de Moreno con el liberalismo de Sarmiento y el reformismo radical -que está por cumplir un siglo en condiciones que por los radicales son indignas-, un igualitarismo potenciado por el peronismo del 45 y los 12 años del kirchnerismo.

No puede ser casual que el actual régimen, que declara su propósito de imponer una "revolución cultural" en Argentina, tenga a la escuela pública en la mira. Es algo que excede la coyuntura. Es verdad que a comienzos de este año se vio la importancia que tendría la paritaria docente como caso testigo por el que el macrismo iba a intentar convenir los salarios por debajo de los índices de inflación. En la ley de presupuesto para este año postularon una inflación del 17% y con ese numerito salieron a ponerle un techo a las paritarias. Sin contar el poder adquisitivo que el salario había perdido el año anterior. Aunque el IPC no refleja el aumento del costo de vida en las clases populares, porque pondera en muy baja medida los gastos básicos de la canasta familiar: tarifas de los servicios públicos, transporte, alimentación, mientras que aumenta forzadamente la incidencia de consumos suntuarios. La inflación de los pobres fue en 2016 mucho más que el 42% que aparece en los números, porque esa cifra se dibuja promedianto con el precio del champán y de los autos cero kilómetro y reserva una incidencia menor al precio de la leche y el pasaje de colectivo. De la misma forma, la inflación que está sufriendo el salario de los trabajadores en el primer trimestre de 2017 es mucho más que el 6,1% de los papeles oficiales. Aún así, la meta del 17% anual es irrealizable y ese techo que se intentó imponer es una trampa cuyo perjuicio ya sufrimos el año anterior. Por eso, el empecinamiento de fijar un aumento del 18 o 19% como techo de aumentos salariales para los docentes tiene un efecto aplanador para abajo contra el salario de todos los trabajadores.

Pero ese es el aspecto táctico del proyecto de ajuste que intenta imponer el régimen neoliberal. El ataque a la escuela tiene un sentido estratégico todavía más delicado que ese. La escuela pública es una tradición persistente que explica la singularidad argentina, nuestra posibilidad de resistencia a encajar en el actual mundo neoliberal. La escuela pública argentina, con una fortaleza que tantos años de dictaduras y ajustes no pudieron desarticular del todo, es el espacio donde se practica una primera socialización que la clase hoy gobernante abomina. Si a macri le va bien, tiene que poner de rodillas no solo a los docentes como sector del trabajo, sino vaciar la escuela pública en beneficio de otro modelo privatizador de educación para las elites dominantes. Hay un vínculo necesario entre la integración social que la escuela pública promueve y la capacidad de los trabajadores y los sectores medios para presionar en la puja distributiva. Un pueblo sin escuelas, colegios y universidades es fácilmente hambreado. ¿Para qué quieren tantas universidades? se sinceró el actual presidente en la campaña electoral.

La clase gobernante de hoy es un elenco reclutado en colegios privados. Con sus modales de patoteros salidos de colegios privados, para ellos en la escuela pública solo se puede caer y a la escuela pública es necesario voltearla. El macrismo sabe que con esta escuela su régimen de exclusión no es viable: hay que sacar al pueblo de aulas, hay que empujar a los chicos a la calle, los trabajos precarios y la criminalidad. Ese es el valor estratégico de la escuela en esta lucha.

En el programa de anoche estuvimos conversando en primer lugar con el actual presidente del centro de estudiantes del Colegio Nacional Buenos Aires, Martín Pont Verges. Vi a Martín en una entrevista que le hizo, con toda la mal leche de que es capaz, el inquisidor mediático Eduardo Feinmann, que compartí en este blog. El tipo, desde estudios, quiso recrear una especie de indagatoria policial que el joven militante desarticuló con astucia y amabilidad. En su perspicacia habla toda una historia de emancipaciones que excede sus pocos años: Martín es un fruto de la escuela pública, el tipo de sujeto social al que Feinmann se propone demonizar para que al régimen de ajuste le sea posible neutralizarlo. Si nos guiamos por los resultados de los 22 minutos en los que los dos se cruzaron en la televisión la semana pasada, el régimen no las va a tener fáciles con estudiantes como él. Los que no vieron el post en el que compartimos esa entrevista (record histórico de visitas para La otra), pueden verlo acá:


- ¿Ustedes entienden que hay un ataque a la educación pública en este momento?- le pregunté en el programa de anoche al presidente del centro del Nacional Buenos Aires.

- Absolutamente -me responde-.Y no solo a la educación pública, me parece que es una cosa más amplia, que abarca también a la educación pública. Concuerdo mucho con eso que decías de que la educación argentina tiene algo muy particular, que supo ser mucho más marcado antes, y en los últimos tiempos, sobre todo después del menemismo, se nota que hay un problema estructural. Eso se ve en la Capital, una ciudad de recursos inmensos, una de las más ricas de América Latina, que tiene colegios públicos en los que se caen los techos, tienen ratas... Por eso, cuando decimos que la lucha por la educación pública es una sola, no es una cuestión solamente retórica. Pensando en la represión que el domingo sufrieron nuestros profesores en Plaza Congreso o la invasión de la policía a la Universidad de Jujuy el jueves a la noche, cuando se llevaron a dos estudiantes, vemos que el enemigo nos identifica de la misma forma a docentes y a estudiantes. Si el enemigo tiene claro a quiénes atacar, así tenemos que luchar unidos por la educación.

Alejandro Arauz es maestro de escuela primaria, de doble jornada. Al empezar el año les dice a sus alumnos que van a estar más horas juntos con él que con sus padres. Refiriéndose a la represión a los docentes que el macrismo hizo la semana pasada, nos dice:

- Yo sinceramente creo que hay cosas de las que no se vuelve: reprimieron a los maestros. Se metieron y trataron de inventar cosas. Los dos profes que se llevaron presos, Juan y Miguel, son profesores del Distrito 19, en Soldati y Pompeya. Y los medios los demonizaron como si no fueran docentes. Se han metido con algo... no quiero usar la palabra "sagrado"... con algo muy íntimo de la gente: su propio colegio, el profe, el que le habló fuera de la casa. Los maestros tenemos ese rol, después de la familia, de ser a quienes más se les tiene confianza. Y yo creo que de pegarle a un docente no se vuelve.

- ¿La escuela es la caja de resonancia de los problemas sociales y políticos de la sociedad? ¿Vos como maestro percibís cierto deterioros antes que en otros ámbitos?

- Hoy tenés que hacer de todo - me contesta-. Tenés que ser principalmente muy observador. Te das cuenta qué pibe no comió la noche anterior, hay épocas en las que te das cuenta de que los chicos no comieron, o que la pasaron muy mal en la casa, o que no durmieron: esto ocurre ahora y ocurría mucho en la época del presidente riojano. Y yo vi cómo durante estos 8 años del macrismo en la Capital hemos sido un globo de ensayo de lo que uno ve ahora. En Ciudad hicieron muchas cosas que ahora las llevan a nivel nacional. Uno las vio venir, uno sabía lo que iba a ser. En Ciudad cerraron los centros de atención por la violencia familiar, los dedicados a la protección de la infancia. Instalaron el método de inscripción online que llevó a la despersonalización de ese acto tan significativo que es ir a anotar a un chico a la escuela. ver el edificio, hablar con la directora. Todo eso lo sacaron.

María Pía Chiesino trabaja como docente en la Universidad Nacional de Avellaneda. Enseña la materia "Comprensión y producción oral y escrita" y coordina talleres de lectoescritura. 

- Los que trabajamos en las universidades del conurbano nos encontramos con una realidad muy diferente de la que puede aparecer en la UBA. Los problemas se empezaron a agravar el año pasado. La cosa viene por el lado del ahogo presupuestario. Hay estudiantes que decían que con el aumento del boleto, si se les caía la beca, tenían que dejar la carrera. Además el transporte es más caro en la provincia. A una persona que vive por ejemplo en Quilmes y quiere estudiar arquitectura, le queda mejor Avellaneda que Nuñez, pero el costo del transporte es tan caro en un caso como en el otro. Entre el aumento de transporte, la suspensión de becas, el ahogo financiero, hubo una deserción importante.

- Parece no casual que el régimen macrista haya elegido a la educación pública como un objetivo a destruir -le insisto a María Pía.

- Sí, notable, con toda la artillería. Parece mentira incluso en un año electoral, como este, considerando que gran parte del voto de los docentes fue para ese lado en 2015. La represión a los docentes del domingo pasado, el nivel de brutalidad de lo que ocurrió el jueves en la Universidad de Jujuy o el empecinamiento del ministro Bullrich en no abrir la paritaria nacional, que es lo que corresponde por ley para discutir salarios, toda esa violencia está llevando el conflicto a un callejón sin salida. El tema es si las organizaciones de trabajadores encontramos la vuelta para que haya una salida. La idea de la Escuela Itinerante te saca del estancamiento al que te llevaría un paro por tiempo indeterminado. Pero, si hay que hacer otro paro, se hará. Bueno, acá lo que nunca nos faltó es creatividad.

Para descargar el programa completo, clickear acá.

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