todos estamos igual

domingo, 28 de febrero de 2021

Larreta y el fascismo de las bolsas negras son dos caras de la misma moneda



El blindaje del que goza el gobierno porteño de Rodríguez Larreta es uno de los fenómenos más sorprendentes y peligrosos de los últimos años de la vida política argentina. Como habitante porteño, padezco la perversidad de Larreta por todos lados y de muy cerca. Ninguno de los ancianos, docentes o personas que yo conozco que por diferentes motivos podrían haber sido vacunados o estar a punto de serlo tienen una perspectiva cierta de la fecha de su vacunación. Esto se explica por la hostilidad que el gobierno de Larreta ejerce contra algunos sectores sociales bastante definidos. El larretismo fustiga sistemáticamente al PAMI, a los docentes, a la escuela pública, sectores que en la práctica fueron definidos como sus enemigos estratégicos mucho antes de que asuma el presidente Alberto Fernández.

Larreta es el ejecutor de las políticas macristas desde 2007. Desde entonces los porteños tenemos una memoria de la barbarie de los grupos parapoliciales asolando las calles y hostigando a los  indigentes, la represión en el Borda, el salvajismo con que su policía irrumpió en la Sala Alberdi del Centro Cultural San Martín. La hostilidad hacia los docentes sindicalizados es permanente desde que Larreta era el gestor del gobierno nominal de macri. Sorprendentemente parte de los docentes porteños se someten a su humillación sistemática, sea por afinidad ideológica o por miedo. No sé en qué medida los ciudadanos porteños lo registran o si incluso aplauden este ataque. Las declaraciones de Acuña tildando a los docentes como viejos, zurdos y fracasados no recibe ninguna sanción política, no pagan costo alguno por decirlo, quizás porque uno de cada dos porteños piensa así. 

El maltrato larretista hacia el sistema previsional se muestra otra vez en la reciente decisión de dejar expresamente al PAMI fuera del plan de vacunación. Conozco a ancianos de cerca de 90 años beneficiarios de PAMI y hasta el momento solo lograron obtener una captura de pantalla de "estar empadronados" para una presunta vacunación, sin que figuren sus nombres, sin número de registro ni comprobante de trámite, lo que no otorga ningún derecho ni compromiso concreto por parte del estado porteño. Mientras tanto, nos enteramos de que Larreta distribuyó las vacunas entre algunas prepagas, con un desprecio de clase que los habitantes de esta ciudad no perciben o lisa y llanamente aprueban. 

Formo parte del sector docente de la educación pública y no hay perspectiva cierta de que en los próximos meses accedamos a las vacunas, porque el propio gobierno porteño se desalínea de la decisión política del gobierno nacional de priorizar a los docentes en esta nueva etapa. Larreta se permite postergar la vacunación a los docentes mientras hace punta en obligarlos a una vuelta apresurada a la presencialidad, antes de saber si en el otoño que llega vendrá una segunda ola de la pandemia que se pagará en vidas. Cunden las denuncias de incumplimiento de protocolos básicos y en reuniones de docentes los propios directores dicen que sus establecimientos no brindan seguridad sanitaria a la vez que presionan a los docentes a que se sometan al riesgo de contagiarse. Un director dice: "es la triste realidad pero esto va a seguir así hasta que explote". Que explote significa pagar el precio de vidas humanas, pero ni aún en ese caso extremo es seguro que la política de Larreta pague un costo político por la propagación de la enfermedad. Gran parte de los docentes se someten a esta presión por miedo a perder sus designaciones mientras los gremios docentes rezongan sin convicción y dejan que la patoteada de Acuña y Larreta avance. 

En la provincia de Buenos Aires ya se están vacunando los mayores de 70 con un sistema de turnos que viene preparándose desde hace meses y la proximidad geográfica y los vínculos sociales con personas que viven cruzando la General Paz hace más ofensivo el maltrato a los porteños más vulnerables.

Esto ya era visible en mayo del año pasado, cuando la supuesta coordinación de los equipos sanitarios de Nación, Ciudad y Provincia los hacía aparecer juntos en la foto. Un amigo me decía algo que publicamos por ese entonces en "Larreta, el aliado mortífero"“Larreta te hace una senda peatonal en Corrientes y los porteños piensan que de esa forma está gestionando la pandemia. Sería un error fatal que el gobierno nacional no atienda este problema y lo deje en manos de CABA. Ya nos pasó con el subte, con la policía y con todos los problemas graves de la ciudad, de los que el gobierno nacional en su momento no se hizo cargo". 

Y yo concluía: "Alberto debe asumir los problemas de CABA como propios, porque, si llega a colapsar el servicio sanitario metropolitano, la catástrofe le va a explotar en sus manos. Si CABA explota como Nueva York, no se va a salvar la República Argentina. Va a ser la masacre de todos. Los márgenes políticos son estrechos: si Alberto no acierta en la emergencia sanitaria, el bolsonarismo argentino espera agazapado". Todavía andamos en la misma.

Dos o tres cosas que alarman: 

- El gobierno nacional y los gremios docentes hacen la vista gorda ante este trato discriminatorio. El PAMI reacciona tardía y débilmente al ninguneo, mientras los días pasan y el otoño se acerca. Nadie con poder o volumen mediático informa de la hostilidad manifiesta de Larreta hacia los viejos pobres y los docentes. Entre el personal sanitario se posterga la vacunación de los auxiliares médicos y se privilegia a los jerárquicos. Muchos trabajadores sanitarios con turno programado llegaron en estos días para aplicarse las vacunas en los centros en que fueron citados y se encuentran con que "no hay dosis". Un comunicado de los trabajadores del Centro de salud mental Nº 1 Hugo Rosario denuncia que “con turno programado para la aplicación de la vacuna contra el Covid-19, nos presentamos en el Hospital Pirovano hoy 24 de febrero de 2021. Nos informan que no hay dosis”. Situaciones similares se produjeron en los últimos días en varios hospitales porteños. La Asamblea Permanente por los Derechos de la Salud denuncia, sin lograr despertar ninguna alarma mediática ni del gobierno nacional: “Ya hemos perdido una gran parte irremplazable de profesionales y con ellos hemos visto reducida la capacidad de material humano capacitado para ayudar y contribuir a la asistencia y atención de l@s infectad@s; héroes y heroínas anónim@s que han dejado su vida en esta batalla y much@s otr@s que han quedado con secuelas físicas y psíquicas”. El ministro Fernán Quirós es el ejecutor de estas políticas discriminatorias pero goza de un buen trato mediático, incluso de canales supuestamente críticos del macrismo. A Larreta y Quirós no los tocan. Los dejan hacer y crecer políticamente con sus imágenes de "gestores eficientes" instaladas.

- Larreta no paga costo político porque está protegido por casi todos los medios, consentido por el gobierno nacional pero también porque la mayoría porteña parece aprobar este sesgo clasista, meritocrático y sádico. No hay otra forma explicar que, con más de una década de gestión larretista, siga gozando de su impunidad política sino es postulando que la mayoría de la población acepta o aprueba el maltrato a pobres, viejos, docentes, indigentes, personal sanitario. Larreta habla poco y con su astucia comunicacional se diferencia del fascismo estridente del macrismo que cuelga bolsas de cadáveres en sus movilizaciones, pero su línea política es en los hechos la misma y persiste por 14 años sin desvíos. 

Vivo en la ciudad del fascismo del buen vecino, que tolera o desea la crueldad hacia los débiles. La persistencia de las políticas de Larreta contrasta con la incoherencia o inacción política del PJ porteño, del cual Alberto Fernández es un emergente. No deja de asombrarme la impavidez con que el gobierno nacional deja hacer a Larreta, cuando fue elegido para gobernar a la República Argentina, de la cual la ciudad de Buenos Aires forma parte. Los sectores sociales a los que las políticas larretistas hostigan padecen de un síndrome de Estocolmo que los lleva a votar a este fundador de baldosas una y otra vez. Pero ¿cómo es posible que el kirchnerismo, a lo largo de ya casi 20 años, no haya sabido articular una política para disputarle poder al larretismo? Parece una impotencia política que por momentos roza la complicidad. 

- El triste destino de la Reina del Plata: una ciudad que dio hijos ilustres en la cultura y el arte, la ciudad que vivió el 17 de octubre de 1945 (tal vez asustada por la negrada que venía del cordón suburbano), la que asistió impávida a los bombardeos del 55 contra la población civil cuyo olvido persiste, esta puta ciudad que mata a pobres corazones. Esta experiencia ciudadana me acerca a comprender los modos de crueldad clasista que vemos afianzarse en los países europeos. La barbarie no siempre tiene la forma payasesca del trumpismo o el goce psicopático evidente de macri. A veces tiene la cara de una buena vecina de Caballito que quiere que maten a los negros y dejen morir a los pobres. El mal que padezco en mi vida cívica se llama Larreta desde hace por lo menos 15 años, lo que para una vida humana es un montón de tiempo. Me avergüenza forma parte de la población de una ciudad tan malvada y estúpida.

lunes, 22 de febrero de 2021

La clase media, nosotros

¿Los siempre víctimas?

Los argentinos estamos desde hace varios años en medio de una lucha muy dura entre dos proyectos de país antitéticos. En uno hay lugar para todos y en el otro solo hay lugar para la mitad. Lo peculiar de Argentina es que tiene una inmensa clase media cuya línea de corte hacia arriba y hacia abajo es difusa. Son en realidad varias clases medias cuyas vacilaciones inclinan la balanza para uno u otro lado. Lo propio de las clases medias es su falta de estrategia histórica. Por eso votaron a Perón en el 73, apoyaron a Videla en el 76, se entusiasmaron con Alfonsín en el 83, se desentendieron de él en el 88, disfrutaron de la farsa menemista de los 90, se volvieron serios en el 99 y pidieron que se vayan todos en 2001. 

Estos sectores son los que más hablan y marcan climas sociales y tendencias culturales, aunque no necesariamente son los que más trabajan y tampoco son los más beneficiados por las políticas que muchas veces abrazan (muchas veces son perjudicados por las políticas que abrazan). El ahorrista que en 2001 salió durante dos semanas a cantar "piquete y cacerola, la lucha es una sola" y al poco tiempo pedía cagar a tiros a los piquetes porque obstruían el tránsito votó a macri con una retórica de respeto a las instituciones y transparencia ética (!!!!!!!!!). 

Ahora las clases medias tienen las redes, facebook, twitter y wassap para seguir opinando y quejándose indignados. Lo que siguen sin tener es una estrategia histórica. 

Fotograma de Fragmentos desde el exilio (Martín Weber)

Yo formo parte de ese universo y eso por momentos me intoxica. Creo que el cacerolismo no coincide exactamente con el macrismo: hay un cacerolismo en autopercibidos peronistas dePerón y kirchneristas de Néstor. Eso hace la lucha más complicada, porque no sabés bien quién es realmente tu compañero, quién sobreactúa una indignación que no está a la altura de su vida real, quién descarga sus frustraciones contra un Otro, etc.

Esta particularidad hace que desde varias décadas estemos tambaleándonos en un empate histórico que ni nos termina de hundir ni nos pone nunca a salvo del aniquilamiento.

domingo, 21 de febrero de 2021

Un penoso espectáculo civil

Cacerolas por doquier
 

Sospecho que mi comentario probablemente se circunscriba al círculo de intensos quejosos con los que me topo en esa red social tóxica que es facebook y al círculo de los antiK, igual de intensos, con los que choco en twitter donde la burbuja no es tan cerrada.

Pero desde hace dos días estoy agotado de leer quejas, lamentos y tribulaciones de los indignados de las redes.

Entre los autopercibidos republicanos no cesan de pedir cárcel para Ginés González García al mismo tiempo que anhelan destruir la política sanitaria del actual gobierno.

Entre los autopercibidos compañeros veo una inclinación a levantar la figura de Gines como un héroe que ha sido víctima de una trampa pérfida.

También encontré autopercibidos peronistas que no vacilan en levantar dos posiciones contradictorias: que Ginés hizo todo bien y es víctima de una opereta y que Verbitsky es un ser intachable al que le debemos todo.

Entonces detecto un cuarto o quinto problema, que no es que Ginés cometió una chantada  imperdonable que le hace un enorme daño a nuestro proyecto colectivo. Algunos están empezando a ubicar a Gines en el panteón de los compañeros que hicieron todo perfecto y sostienen que se lo castiga por su lealtad al peronismo y no por la cagada que se mandó en contra nuestra. Por motivos simétricamene equivalentes los caceroleros no se conforman con el despido de Ginés y me hacen llegar a traves de wassap el pedido de su empalamiento en la Plaza Publica.

Desde los autopercibidos peronistas, Ginés hizo una gestión impecable, lo que incluye su decisión de vacunar a su grupo de amigos en un ministerio -que no es su casa, sino el ámbito que le había prestado el pueblo por unos meses. Vacunas que no son suyas, sino que son un bien escaso en el mundo, adquirido con los fondos públicos. Esta transgresión sería una picardía perdonable entre compañeros. Compañeros que esta semana salieron a rescatar picardías análogas del anecdotario de Menem. Debe tratarse de gente que se formó políticamente durante los 90.

Para los autodenominados peronistas de Perón, Verbisky encarna la satánica tentación que hizo tambalear la floja voluntad del Ministro de Salud; sin embargo Verbitsky es imperdonable porque le pidió a su amigo que lo vacune, aunque su amigo sigue siendo nuestro gran compañero porque aceptó vacunarlo.

Están los autopercibidos peronistas que creen que, si Verbisky callaba, la cosa no iba a ser tan grave. El agravio no habría sido haber sacado provecho de su amistad con el Ministro sino decir que se vacunó. 

En esa linea están los autopercibidos peronistas que, por la cagada que se mandó Ginés, claman para que Alberto pida la renuncia de todo su gabinete; otros más audaces piensan que debe renunciar el mismo Alberto. Todo pensado desde el peronismo.

Llegué a leer que algunos autopercibidos P empiezan a pedir que se vayan todos, con una intensidad que no difiere de los que van a cacerolear convocados por Clarín. ¿Por qué no se juntan los peronistas de Perón con los caceroleros de Clarín, si desean lo mismo?

Repasando, veo que el problema no es uno, sino por lo menos cuatro: 

- Verbitsky quiso aprovecharse de su posición notoria para vacunarse antes.

- Ginés es un viejo estúpido que no parece registrar que el mundo vive la peor pandemia de toda nuestra generación y se maneja como si estuviera a cargo de una Unidad Básica de los años 60, ignorando que el pueblo necesita desesperadamente que los funcionarios como él sean muy cuidadosos con la vida popular amenazada.

- La derecha, el poder permanente, nunca cesará de sembrar minas explosivas para hacer tambalear a un gobierno que no les resulta suficientemente dócil y de paso cubrir los estropicios que por estos mismos días está cometiendo Rodríguez Larreta, probablemente el mayor beneficiado de las gauchadas de Ginés

. Lo que me produce mayor desaliento es que la minoría intensa presuntamente compañera baila el mismo vals que toca Clarín y se parece en su incapacidad para pensar el marco político a los caceroleros gorilas. 

Yo no estoy en el medio, estoy todo de un solo lado. Pero me abruma que esa gran marea de simpatizantes y comentadores autopercibidos P constituya la simétrica idiotez de los caceroleros y les resulte imposible pensar políticamamente, con el mismo grado de frivolidad que la que muestran los caceroleros.

Me preguntó cómo vamos a defender las banderas de nuestro movimiento popular si estamos rodeados de cacerolos P, indistinguibles de los cacerolos AntiP, con la única diferencia de poner un nombre en lugar de otro.

Mientras los autopercibidos compañeros se aferran a la agenda instalada por Clarín, será que volveremos a fracasar, porque como caceroleros ellos son mejores. ¿Será que no nos merecemos triunfar y que Magneto entiende más que nosotros qué cosa es la política?

¿Qué será?

jueves, 18 de febrero de 2021

Juventud en marcha atrás

 Ruido de miércoles - 60° emisión - 17/02/2021


 

Algunos habitués de La otra ya sabrán que desde Montevideo se hace todos los miércoles a las 21 un programa llamado Ruido de Miércoles, que sale al aire por su canal de youtube conducido por Andrés Mastrángelo y cada semana desarrolla un tema distinto. Yo ya fui invitado dos veces, la última anoche. Dos cosas me gustan de este programa: el tono distendido con el que lo lleva adelante Andrés y la falta de un límite horario. Es decir, empieza a las 21 pero nadie sabe si va a durar 2 horas, 4 horas o 6 horas. Ese desentendimiento por el mandato tan opresivo de la brevedad no se lleva bien con la libertad para encarar una conversación con todo el tiempo que haga falta. Por lo cual, esto me gusta mucho, la conversación es la que manda y no los husos horarios. No  se trata de un podcast de 20 minutos, ni de un IG de 60, ni de un episodio de Netflix de 50, sino de una conversación que puede extenderse hasta que las velas no ardan (¿o ardan? ¿cómo era el dicho?). Esa libertad temporal es algo que va contracorriente, hoy que la gente vive apurada y nada puede durar más de una hora. El fluir de la conversación acá se impone. Otra cosa interesante es que Ruido de Miércoles transforma un obstáculo en una singularidad: como por youtube no se pueden pasar canciones por el imperio del copyright que borraría cada programa en el que suene una canción, no se pasa ninguna canción. Es un programa donde se habla de música o eventualmente hay unos músicos que tocan en vivo, pero, a diferencia del formato radio, no se interrumpe el flujo de la conversación para "pasar" unos temas. Los que quieren escuchar música tienen muchos recursos en youtube y otras plataformas, pero en Ruido de Miércoles podemos pasarnos dos horas y media hablando de música sin pasar música. Así se elude una tiranía de la radio: acá se conversa. Si tu atención es fluctuante y no te bancás a dos tipos conversando sobre algo que los apasiona (es de música, pero podría pensarse lo mismo con un programa de cine, y hablaríamos un montón de tiempo de películas sin pasar fragmentos de ninguna), entonces Ruido de Miércoles no es lo tuyo, porque acá conversamos y el diálogo no es un puente entre dos temas musicales. Al final, cuando el tema lo consideramos agotado, a las 2 hs. 33 minutos, después sigue la música en vivo y viene John César Noreña, el músico colombiano de la banda Tránsito Libre, que ya lleva 32 años haciendo rock y hace su actuación acústica de casi 50 minutos. 

Entonces denle play solo los que quieran seguir una conversación llena de vericuetos que empieza con los nacidos al final del la segunda guerra mundial, sigue por el surgimiento de los íconos jóvenes James Dean, Marlon Brando y Elvis, sigue con los Beatles, Dylan, el club de los 27, el punk, los viejos patéticos, Neil Young, la pelea con Lennon, Kurt Cobain, su unplugged lleno de coronas mortuorias, el show de Neil y Oasis en 2001 en el Campo de Polo en Buenos Aires y llega hasta los afortunadamente insolentes Trueno y WOS, quienes en 2020 desafían: "Te guste o no te guste somo' el nuevo rock and roll". Lo que perseguimos en esta charla extensa y vericuética es la relación endogámica o adoptada entre el género rock y la edad de la juventud. Para complementar esa charla, dejo algunos clips a los que se hace referencia, directa o indirecta, a lo largo de la charla.

Y si no te gusta, te podés matar.

Esta sería la songlist de un programa sin songs.

 

miércoles, 17 de febrero de 2021

La herrumbre no para: ¿el rock no morirá jamás?

¿Es mejor estallar que desvanecerse?


Hey hey, my my

El rock and roll no morirá jamás

Hay más en el cuadro de lo que puedes ver

Hey hey, my my

Fuera del azul y dentro de lo negro

Pagaste por esto, pero te dan aquello

Y una vez que te fuiste, no podrás regresar

Fuera del azul y dentro de lo negro

El rey se ha muerto pero no se ha olvidado

¿esta es la historia del Johnny Rotten?

Es mejor arder que desvanecerse

El rey se ha muerto pero no se ha olvidado

Hey hey, my my

El rock and roll no morirá jamás

Hay más en el cuadro de lo que puedes ver

Hey hey, my my

El rock and roll no morirá jamás

Hey hey, my my

El rock and roll no morirá jamás.

Rust never sleeps se llama el álbum de 1979 en el que Neil Young dio a conocer dos versiones de esta canción, una acústica y la otra eléctrica -acompañado por Crazy Horse- que es el ojo de una aguja por el que se puede enhebrar prácticamente toda la historia del rock. Me trataré de explicar. Neil tenía en ese entonces 34 años y estaba terminando, quizá sin que él lo supiera, las décadas de oro del rock. Los 80 vendrían todo mal, no para Neil, sino para la historia de la humanidad, por el ataque del neoliberlaismo, por el espíritu que el rock pretendía encarnar, la música de los jóvenes en disidencia con la picadora de carne. Los 80 iban a hacer carne picada con el rock, para transformarlo en el soundtrack del sistema. No sé si Neil lo supiera,  quizás sí, si prestamos atención a algunos de sus indicios.

El título del disco, por ejemplo, extraordinadio y funesto: la herrumbre no descansa, como decir: todo está oxidándose. Las dos versiones -"My my hey hey y "Hey hey my my"- son el corazón del disco. Hay otras canciones anteriores a esta, autocelebratorias del rock and roll, por lo que la frase "El rock and roll no morirá jamás" adquiere otra inflexión, más interrogativa y oscura que triunfal. Grabada en 1978, la canción hace referencia a la muerte de Elvis, ía ocurrida un año antes: "el Rey ha muerto pero no será olvidado". Todos saben que Elvis muere biológicamente cuando ya se había hundido en la decadencia prematura, hinchado de píldoras y alcohol, monito de los shows grasientos de Las Vegas, resentido porque Su Majestad había caducado prematuramente. La aparición de los Beatles dieron un vuelco alucinante a la historia de la música del planeta, a partir del que todo lo anterior empezó a sonar a prehistoria. Elvis nunca se repuso de ese desplazamiento, no tuvo la capacidad de reinventarse como artista maduro, no un reventado, aunque talento y voz no le faltaban. Pero el sistema lo programó para ser un ícono juvenil y esa pretensión no logró sostenerse ante el sacudón beatle. Presley se había prestado a la maquinaria bélica del imperio, hizo propaganda reclutándose para la guerra de Corea mientras los Beatles se manifestaron en contra del belicismo que el sistema les pedía, especialmente Lennon: en el 69 grabó "Give peace a chance" y devolvió a la monarquía británica su medalla de Miembro del Imperio, en repudio por la participación de Gran Bretaña en Viet Nam. Elvis quedó muy vetusto por ser el joven yanqui en Corea. Ese fue el fin de su juventud: un colaboracionista del imperialismo: a fines de los 70 eso en el rock ya no era aceptable.

Diez años después, el rey ha muerto y Neil escribe esta canción y en esa misma estrofa incluye al cantante de los Pistols "¿esta es la historia de Johnny Rotten?". ¿Acaso la arrogancia juvenil del punk que había estallado por esos mismos años podía terminar corriendo la suerte de Elvis? La canción no lo responde pero, para que se fije, Neil lo pregunta dos veces. Otra frase de la canción despierta una discusión brava: «it's better to burn out than to fade away», mejor estallar que desvanecerse, preferible arder antes que irse apagando, el ícono juvenil, no solo Elvis, sino cualquiera en su lugar, incluso el propio Neil.

Lennon tomó la frase literalmente y se enojó: «Lo odio. Es mejor morir como un viejo soldado que quemarse. Si estaba hablando sobre quemarse como Sid Vicious, olvídalo. No me gusta el culto a los muertos como Sid Vicious o James Dean o John Wayne. Es lo mismo. Hacer de Sid Vicious un héroe, o de Jim Morrison, eso es basura para mí. Yo adoro a las personas que sobreviven: Gloria Swanson, Greta Garbo. Dicen que John Wayne le ganó al cáncer, que lo fustigó como a un hombre. Ya sabes, lamento que haya muerto y esas cosas, lo siento por su familia, pero no le ganó al cáncer. El cáncer le ganó a él. No quiero que mi hijo adore a John Wayne o a Johnny Rotten o a Sid Vicious. ¿Qué te enseñan? Nada. La muerte. ¿Por qué murió Sid Vicious? ¿Podríamos rockear por eso? Digo, es pura basura. Si Neil Young admira tanto ese sentimiento, ¿por qué no lo hace? Porque él se desvaneció y volvió muchas veces, como todos nosotros. No, gracias. Me quedo con la vida y la salud». [Playboy, 1980]

Poco después Young le respondió: "El espíritu del rock'n'roll no es sobrevivir. Por supuesto, los que tocan rock and roll tienen que sobrevivir. Pero la esencia del espíritu del rock and roll para mí es que es mejor brillar en una llama antes que apagarse indefinidamente. Si lo mirás de forma madura, vas a pensar: "bueno, sí ... deberías irte apagando y seguir adelante". El rock and roll no llega a ver tan lejos, es ahora mismo. ¿Qué está pasando ahora? ¿Es brillante? ¿O está oscuro porque espera la mañana? Eso es lo que la gente quiere saber. Y esa es la razón por la que lo digo".
Cómo terciar en un debate que instalan dos de los tipos más importantes de la historia del rock.  A Lennon lo mata un fan poco después de que lo dijera y Neil vive y rockea espléndidamente a sus 75. El que tercia es Kurt Cobain. Estallando. En su carta de suicidio a los 27 (1994), reescribe no metafóricamente:  «better to burn out than to fade away». La turbulencia vuelve a empezar. La frase que Neil arrojó se la devuelve Cobain de manera real. Se dice que Young escribe la canción "Sleep with angels" refiriéndose a esa. En una entrevista dice:

- "Sleeps With Angels" tiene muchas perspectivas, diferentes situaciones. Muchas escenas tristes, nunca hablé de por qué hice ese álbum. No quiero empezar ahora. No quiero hablar de eso. Es mi decisión. Tomé la decisión de no hablar y me aferro a ella. 

- Entonces no hablemos de la muerte de Cobain. Pero ¿y su vida? ¿Su música te inspiró?

- Sí, realmente me inspiró. Fue tan genial. Maravilloso. Uno de los mejores, pero todavía más que eso. Kurt fue uno de los mejores de todos los tiempos para mí. (...) En los años 50 y 60, el rock and roll era grande pero solo grande para la gente que se ocupaba de él. Ahora es importante para las personas a las que no les importa. Entonces no pueden empezar a entenderlo. Simplemente hacen juicios mal informados sobre los artistas sin comprender. En los años 60 existía un vínculo entre los artistas y el público. Es más difícil de ver ahora porque gran parte de estos días se reduce simplemente a la proyección de imágenes. Las bandas pesimistas de hoy tienen una visión y una actitud que unifica a su generación, al igual que los grupos de paz y amor ayudaron a unificar a la generación de los 60.

Neil habla en los 90, hace treinta años. En esa decada el tema se hace hit en la versión de una bandabritpop, sin la densidad que la canción planteaba. En Argentina una tarde de 2001 tanto Oasis como Neil Young hacen sus versiones en un festiva, muy diferentes por cierto. Yo estuve ahí y vi la performance de Neil  y Crazy Horse, cerca mío los observaba con mucha concentración Gustavo Cerati. La Renga después hizo un cover traducido de la canción. Dice "Es mejor consumirse que dormir oxidado", lo que no llega a trasmitir el sentido original. El tema se vuelve un standard.

Más allá de las posiciones propiamente artísticas, la juventud y la perennidad

Creo que el asunto de fondo no fue resuelto. Hoy a las 21 lo hablamos con Andrés Mastrángelo en Ruido de miércoles, en el canal de youtube https://www.youtube.com/channel/UC34uRXYdqbXYq84zp8PwFNQ?



domingo, 14 de febrero de 2021

Chau menem: nunca podremos olvidarte

El infierno no va a estar encantador esta noche


Algunos compañeros bienintencionados están haciendo un oportuno maquillaje de la figura histórica de menem justo el día de su deceso. Lo hacen desde una enunciación peronista, lo que muestra que decirse peronista no nos pone a salvo de nada. Los argumentos van desde que el proceso de remate de los bienes públicos a precio vil era una tendencia de la época y que cualquier otro la habría hecho, como si las responsabilidades políticas fueran adjudicables a cambios meteorológicos. También aducen que algunos que formaron parte del kirchnerismo y del actual gobierno en su momento lo apoyaron, olvidando que hubo otros que en su momento NO lo apoyamos y que Néstor y Cristina manifestaron durante la década menemista una creciente distancia y que durante sus propios gobiernos hicieron la autocrítica en la práctica por la cual sigue teniendo algún sentido reivindicar aspectos de la historia peronista, que no son precisamente los que menem puso en práctica. Sin kirchnerismo, el peronismo sería hoy el ala conservadora del macrismo, basta con verlo a pichetto.

Otros argumentos exoneradores hacen alusión a que de la rúa o macri fueron peores, como si ser mejor que esos dos fuera un mérito. La diferencia es que esos dos fueron fieles exponentes de su clase y menem fue un traidor, palabra que no pierde densidad ni en el día del paso a la inexistencia.

"Hace falta una reflexión profunda sobre lo que fue el menemismo -dice alguien con las mejores intenciones-. ¿Era evitable lo de las privatizaciones y el neoliberalismo? En realidad el que dio inicio a todo eso fue Alfonsín luego de su discurso de Parque Norte cuando mencionó lo de la "modernización" y luego avanzó con el Plan Austral" y blablabla... ya podemos imaginar como sigue la revisión crítica.

La reflexión profunda sobre lo que fue el menemismo la hicimos los que estábamos en contra en los 90 después de haberlo votado: ganó con la consigna de la Revolución Productiva y vendió las empresas de servicios públicos a precio vil, destruyó el empleo y sentó las bases del desastre que condujo a la explosión de la alianza 2001. No se puede culpar exclusivamente a de la rúa por ese abismo al que se arrojó a la Argentina que dejó a la mitad de la población en la línea de pobreza, una pobreza estructural que ningún gobierno posterior pudo perforar. Sentó las bases de la marginación y lumpenización de la clase obrera, multiplicó la cantidad de indigentes y vendió empresas estratégicas sin ponerles condiciones a los compradores. Esas decisiones las estamos pagando todavía, con los abusos de las privatizadas de servicios públicos que ahora con posición dominante comprometen y reducen el espacio de cualquier gobierno popular y democrático (ni hablemos del macrismo). 

En el plano de los DDHH, sus decisiones en favor de la impunidad significaron un retroceso de una década para lograr impartir la justicia que todavía no terminamos de reparar. Sus abrazos con alsogaray y el almirante rojas son una traición imperdonable a las generaciones de militantes que dieron su vida por el peronismo. Su "ramal que para, ramal que cierra" destruyó el ferrocarril y condenó a muchos pueblos provinciales a la muerte económica. Las tasas de desocupación nunca pudieron lograr volver a las de la década del 70 después de los 10 años menemistas. Lo único bueno que hizo fue reprimir a Seineldín y terminar con las insurrecciones militares y con el servicio militar. Todo lo demás fue una catástrofe que todavía estamos padeciendo, porque completó el plan económico de la dictadura avalado por el voto popular y la complicidad del radicalismo. Si fuera por él hoy el peronismo estaría extinguido. El menemismo residual forma parte actual del macrismo (y alguno está agazapado en el Frente de Todos haciendo fuerza para que nos rindamos incondicionalmente a las exigencias de los garcas). Menos mal que apareció Néstor para que el peronismo llegara vivo al siglo xxi. Las reivindicaciones póstumas el día de su muerte no ayudan a pensar que Argentina de hoy es el resultado combinado de la dictadura y el menemismo.

Algunos hechos:

Los atentados impunes contra la Embajada de Israel y la AMIA, encubiertos activamente por menem desde el momento inmediato en que se produjeron, desembocan en el caso nisman y el procesamiento a Cristina bajo la acusación de ser cómplice del terrorismo internacional.


La explosión de Río Tercero con 7 muertos y 300 heridos, para encubrir el contrabando de armas a Ecuador.


Más aportes al balance desapasionado del menemismo.


El infierno no va a estar encantador esta noche.

viernes, 12 de febrero de 2021

Te guste o no te guste somo el nuevo rock and roll (Sangría)


 Bueno, en frasco chico viene el veneno

Te lo traen el Wosito y Trueno

Y ahora quieren tirar, no nos pueden parar

No me caigo, no tengo jefe ni horario

No acepto ofertas de ningún mercenario

Yo me forjé en la jornada de barrio

Llegaban los guachos, ropa sucia, olor a escabio

Soy de barrio, yo soy mi jefe, mi horario

Siempre ando con mis ñeri, con mis warrior

Vos tenés calle, yo tengo escenario

Llegamos con los guachos, ropa sucia, olor a escabio

Esos que nunca nos tendieron una mano

Nos tiran sobras y piden que agradezcamos, vamos

¿Por qué se hacen los honestos 

si la torta que tienen la hacen a costa del resto?

Te exigen paz, mientras vienen a pisarte 

y la gorra corrupta nunca duda en dispararte

Hay autores de la calle que llegan a todas partes

convertimos la esquina en una galería de arte.

Dímelo, dímelo Wos, 

por el lado que lo mires vos, somos los primeros dos

Somos la cara del pueblo haciendo que corra la voz

Eh, y mejor avísenle a Inglaterra que vamos con micrófono por la segunda guerra

Llegamos con los wachos con la ropa hecha mierda

Pero cuando escribimos los políticos tiemblan

Si Diego pone el centro, Batistuta mete el gol

Te guste o no te guste somo el nuevo rock and roll.

Como una continuación de la nota "Hay que salir de la burbuja sensible: la música popular argentina no es el tango ni el rock, es la cumbia"

Dice Nahuel Salguero: "¿Tiene futuro eso que llamamos rock (punk, hardcore, metal, grunge, progresivo, etc) en este siglo XXI? Tanto en actitud frente a la vida como en estética, ¿tiene algo nuevo que aportar al mundo? ¿Es realmente bueno que vivamos en un mundo tan líquido donde las identidades se diluyen en una confluencia amorfa? El trap y el hip hop en su versión comercial ¿se comerán todo? ¿Qué onda la generación de los treinticuarenta (mi generación) en su vinculo con los adolescentes? ¿Será que construimos nuestro arte pensando solo en nosotros (creyéndonos Prometeos que traían luz al nuevo siglo), en nuestra propia generación y nos desvinculamos de lo que vendría después y ahora no tenemos nada que brindar? ¿o solo nos queda hacer trap porque garpa o tocar para los mismos amigos de toda la vida, decadentes y cada vez mas conformistas y obsoletos como nosotros? ¿Qué onda en las demás expresiones artísticas? ¿Pasará algo parecido? ¿Tengo que rodearme de adolescentes a mis 33 años para crear algo que no sea solo del gusto de minorías cultas que me validen desde sus pedestales?

Yo: "La juventud como sujeto con sensibilidad propia es un invento de la posguerra, lo que se llamó el baby boom, unas pocas décadas de aparente prosperidad anteriores a la restauración neoconservadora de los 80. No es casual que todos los héroes del arte juvenil, como los Beatles, Dylan, Hendrix, los Stones en el rock, Spinetta, Manal, Nebbia, Moris, o los nuevos cines, Godard, Truffaut, Fassbinder, Herzog, Glauber Rocha, Favio, casi todos ellos nacen alrededor del 45, todos eran jóvenes en los 60 o 70. Es un momento único de explosión de creatividad: si rompiste el cascarón por ese entonces podrías llegar a creer que esa ebullición es algo perpetuo o el estado natural de la historia humana. Supongo que si hubieras nacido en Atenas en el siglo V antes de Cristo podrías pensar que la humanidad va a a tener un Sócrates cada treinta años y si vivís hasta viejo te vas a dar cuenta que no hubo más que un Sócrates. Los Beatles a partir de Rubber Soul o Godard con Vivre sa vie, o Spinetta con "A estos hombres tristes" eran rupturas drásticas con lo que se hacía 5 años antes, lo que se había vuelto rápidamente obsoleto y pasaba a formar parte de una prehistoria. Los Beatles sacaban uno o dos discos por año. Fassbinder filmaba entre 3 y 5 películas. La publicidad empezó a dirigirse a "los jóvenes" para venderles jeans, bebidas y también música. Mayo Francés en el 68 y en Argentina la militancia se vuelve por primera vez un fenómeno joven y masivo. Paul preguntaba "Will you still need me, will you still feed me when I'm sixty-four?". Hoy tiene 78 y sigue concitando la atención del mundo. Pero a fines de los 60 tener 20 años era un atributo, mejor que tener 30. Tener 40 ya era una vergüenza. El lema de esos años: "Vivir rápido, morir joven y dejar un cadáver hermoso". La muerte de Janis o de Hendrix no se vivieron tanto como acontecimientos luctuosos -como sí pasó en los 90 con Cobain o en el siglo xxi con Amy Winehouse, sino como el toque fúnebre que otorga intensidad a un movimiento artístico, un modelo de existencia. 

Unos pocos años más  tarde, Neil Young canta, pasados sus 30, "Its better blow out than fade away" y habla de la muerte reciente de un Elvis prematuramente viejo y de la irrupción del punk en la misma estrofa. Lennon protesta: "Si Neil Young piensa eso de verdad, que se mate, yo quiero morir peleando como un viejo soldado". Los punks  del 76 en adelante despreciaban a los rockeros de 30 como viejos patéticos. A mediados de los 70, poco antes de ser asesinado, Pasolini había advertido a los jóvenes pelilargos como cultores de una falsa desbediencia que -se la vio venir- era la nueva obediencia promovida por el tardocapitalismo. 

Ya a principios de los 90 un cuarentón genial como Tom Waits cantaba "I don't wanna grow up". Y lLos Ramones hicieron un cover del tema en su ocaso: tipos grandes que no pueden dejar de ser adolescentes. El tema de la juventud empieza a ser para el rock un trauma desfasado. Se había automatizado ir contra la generación anterior. "Mi generación hoy se caga en tu opinión" a comienzos de los 90 en la voz de Dárgelos ya no dice lo mismo que cuando los Who cantaban "Why don't you all f-fade away7 talkin' 'bout my generation". Nadie se baña dos veces en el mismo río y Duchamp no mea dos veces en el mismo mingitorio.  Una cosa eran los jóvenes que escuchaban Pescado Rabioso enfrentados a los padres que escuchaban a los Chalchaleros o Julio Sosa y otra es declarar caducos a los Beatles: después de ellos, por más esfuerzos de ingenio que se hicieran no se movió el paradigma. Lennon se había dado cuenta rápido. "Dream is over" dijo en el 70, él tenía solo 25. El equívoco de la juventud eterna quedó a cargo de los Stones, cada vez más arrugados. Sus últimas canciones recordables son de fines de los 70. El elogio que empezaron a buscar ya no era hacer todo el tiempo algo nuevo sino seguir haciendo siempre lo mismo. Se empezaron a celebrar las corridas de Jagger por el escenario con 40, 50, 60, 70, años. 

Todo esto ya se vuelve insostenible con la reacción neoconservadora de los 80, con Reagan, Thatcher. La banda de sonido es el pop de Madonna y Michael Jackson, una juventud abiertamente conformista y consumista, algo que ya no se movió de ahí. Madonna y Jackson declinan on stage y son remplazados por otros que duran menos que ellos. En los 90, el grunge de Nirvana y esa especie de rock prog electrónico de Radiohead eran versiones aggiornadas de lo ya explorado: sus referencias son Neil Young, el punk, los mismos Beatles. Puesto que romper se vuelve imposible, se procura recuperar aquella intensidad o un destello de eso al menos. El suicidio de Cobain es la última impugnación al statu quo, a un precio impagable, definitivamente desplazado por el joven que pide ser parte del jet set. Nirvana, hace ya... ¡30 años! es el último gesto del inconformismo, potente y suicida. 

La juventud deja de tener sentido contracultural y se vuelve primero un modelo publicitario y finalmente entrepreneur. Hoy los influencers de la alt right son jóvenes, políticamente "incorrectos" y los rockeros son viejos. La versión monstruosa del tardocapitalismo altera el signo de la singularidad cultural de los 60 y la sustituye por un gesto macabro. Hoy ya los jóvenes no cantan la posta. No hay razón para esperarlo. Esto para los que aún quieren encarnar los valores del viejo rock es traumático. Imposible autopercibirse como "música joven".

Otras cosas pasaron: en USA la cultura negra callejera surge en los 70 ajena al rock, no como invento de las productoras. Son verdaderos artistas de la calle, tan pobres que no podían tener sus instrumentos y se ponían a rapear en la esquina. La cultura hip hop creció en masividad y creatividad pero su origen callejero no evitaría que la industria se la engullera. 

En Argentina algo equivalente a ese plebeyismo es la cumbia que se afinca como música del conurbano y de los barrios pobres a partir del 55, inevitable pensarla como relevo cultural del peronismo. Llega al puerto antes que el rock y por lo visto echa raíces sin recibir su bautismo académico. No necesita de sobrevida asistida para seguir sonando en las barriadas. Pero en el siglo xxi también llega, como eco del rap, el freestyle, la lengua poética de los muy jóvenes. Con una jerga propia y una actitud para la que los ademanes del rock ya no significan mucho. ¿Son mejores o peores que los jóvenes de ayer? Esa pregunta es tonta. Un jazzero no se hace problemas por tener 50 o porque no convocan a los de 20. El rock tuvo un ciclo muy largo, es probable que ya no tenga nada nuevo que ofrecer. Podría dejar de pensarse como música joven porque no lo es bajo ningún parámetro. 65 años es la edad del rock. ¿Por qué no asumirse como una música de señores maduros y viejos ya? ¿Por qué esperan que lleguen los de 20, si andan en otra?

Cuando el año pasado Trueno, un rapero del barrio de la Boca se junta con Wos, un pibe de familia de artistas, tienen el tupé de cerrar una estrofa con "Te guste o no te guste somo' el nuevo rock and roll". Los viejos rockeros se sienten escandalizados, ¿cómo no?

lunes, 8 de febrero de 2021

El cielo y la tierra


Mi amigo Willy me manda esta foto desde Cabo Polonio y me dice: "Menos mal que existe el cielo, uno queda en el tamaño que corresponde. Hoy llovió todo el día y no se pudo salir y a la tarde este regalo".



Y me hizo acordar de lo que Nietzsche le hacía decir al loco en La Gaya Scienza: "¿Cómo pudimos vaciar el mar? ¿Quién nos dio la esponja para borrar el horizonte? ¿Qué hicimos para desencadenar a esta tierra de su sol? ¿Hacia dónde rueda ahora? ¿Dónde nos lleva su movimiento? ¿Lejos de todo sol? ¿No nos precipitamos en una constante caída, hacia atrás, de costado, hacia adelante, en todas las direcciones? "

Nietzsche se quería dar ánimo con la idea de inventar nuevos mundos, pero me parece que no se la creía mucho, hasta que se vino abajo él mismo.

Willy me acota: "Es increíble la vigencia de estas palabras. Parece que el fin de la verdad va con el fin del mundo incluido".

En la ciudad de Buenos Aires es difícil tomar la dimensión del cielo, parece estar hecha para que no se vea. Hace poco yo había escrito: "Volví a caminar por las calles de mi barrio en los últimos años cuando adopté a mi perro Rino. Sacarlo a pasear cada mañana por el Bulevar de Roca me hizo volver a mirar el cielo, que en mi barrio se ve mucho más abierto que en las calles del centro. En invierno las ramas negras y peladas de los árboles rasguñan el cielo. Fue muy bonito este otoño y también fue bonito el invierno. Cuando salgo a caminar por las calles del barrio, bastante vacías durante estos meses del confinamiento, siento una mezcla de tristeza honda y de pertenencia a estas calles y este cielo, el lugar en que viví antes de empezar a patear por el centro".

sábado, 6 de febrero de 2021

D35I3RT0 -PERRON3 - laotra21



El proyecto de laotra21 nació como un juego durante las noches de confinamiento: armé piezas sonoras sacando sonidos de acá y allá, sin tocar ningún instrumento, basado en mi memoria de las columnas de sonido de algunos cineastas admirados y de la música que me gusta. Empecé a imaginar sonidos para películas que no existen pero quisiera ver y oír. Una vez que junté unas cuantas, se las compartí  a algunos amigos, entre ellos varios cineastas que las encontraron inspiradoras. Perrone fue el primero que tomó estos audios con entusiasmo y con rapidez fulminante le puso imágenes a Les Envies que Je Te Désire, que ahora incluyo al final de este post. Luego se sumaron Martín Farina (acá) y César González (acá). Ahora Perrone hace su segunda creación en base a mis piezas de audio. Se llama D35I3RT0, es lo primero que Perrone termina en este 2021 y me lo envió en la madrugada de su cumpleaños. Él me hizo un regalo a mí. Espero que les guste. 


Les Envies que Je Te Désire



jueves, 4 de febrero de 2021

Una irrupción

Sobre Fragmentos desde el exilio (Pablo Weber, 2018)

por Oscar Cuervo

Fragmentos desde el exilio - Pablo Martín Weber from Periferia Cine on Vimeo.

Hay una película argentina de 2018 de 24 minutos que pasó casi desapercibida. La vi hace pocos días. Se había pasado en FICIC 2018 y la única referencia que encontré en Google es lo que escribió Roger Koza en Ojos Abiertos. Se llama Fragmentos desde el exilio. Su director, el cordobés Pablo Weber, tenía entonces 24 años. La película tuvo una Mención Especial en la Competencia de Cortometrajes de Cosquín pero eso no alcanzó para que alguien escribiera una crítica. La aparición de la segunda película de Weber en el último festival de Mar del Plata, Homenaje a la obra de Philip Henry Gosse (2020) lo puso en el radar de la crítica. Algunos críticos votaron en las encuestas del año a Homenaje... como ópera prima 2020 aunque no lo es. 

En Fragmentos desde el exilio Weber mira el tiempo con los medios que la tecnología le ofrece pero no se trata precisamente de una celebración tecnocrática sino del eco de algo guardado en archivos deficientes, un secreto enmarañado en el algoritmo. Con pereza podría decirse que es un corto de ciencia ficción. La ficción se expone como el informe intermitente de una misión alienígena. Las imágenes, rotuladas por intertextos y por una voz femenina que alude a una finalidad incierta y un destinatario lejano y quizás amado, muestran su cualidad inacabada. Espía la Córdoba de octubre, noviembre y diciembre de 2015, es decir, el ascenso de la derecha al poder, desde el epicentro de la reacción argentina, el cordobesismo, con la inquietud que un cine político convencional no lograría y que el propio cine cordobés jamás intentó. 

Me aparece ahora una excepción: el mediometraje La hora del lobo de Natalia Ferreyra (2015) ya había filmado en plena faena a las hordas del fascismo estudiantil blanco de la Docta, aunque con una finalidad de puro registro, sin la intención poiética de Weber. El director de Fragmentos... se propone mostrar el proceso de generación de imágenes que capturen el surgimiento de un presente imperfecto. ¿Cómo mostrar lo que está por suceder, la serpiente en el huevo, mientras todavía no se le asignó su correspondiente iconografía? La invención de la perspectiva alienígena tiñe de melancolía la frialdad digital. Weber filma el agobio de los caminantes urbanos, el ensimismamiento de los consumidores de una casa de comida rápida pero, a diferencia de sus coetáneos, desnaturaliza la mirada abúlica para que asome la violencia larvada, las calles patrulladas, el led que amenaza "Gana Macri". Así cancela la serie del tedio juvenil que extenuó durante 25 años el NCA. 

Fragmentos desde el exilio hurga entre el flujo desordenado de información que la voz narradora no logra organizar, mientras se escucha el eco del presidente electo que habla como un pastor electrónico a una multitud zombie del cambio de época que va a ser maravilloso. Por su edad, Weber está familiarizado con la operación de imágenes digitales. No usa su juventud como pretexto para desentenderse. No recopila las 36 maneras de montar un caballo. No imprime la leyenda porque no tiene la voluntad legendaria sobre la que el cine memorialista se recuesta. Mira el presente desde un futuro incierto, con ojos distanciados. Menos cinefilia imposible.

Otro hallazgo que permite el despliegue del punto de vista oscilante -no vacilante- es el continuo cambio de escala, que salta abruptamente de la macropolítica de la red de vigilancia a la micropolítica de los sentimientos. Entre los archivos enviados a la lejanía la informante se detiene en la descripción de un chat de un camionero con su hija, con emoticones y un archivo musical que lo remite a su infancia provinciana y analógica. 

La comunicación de la extraterrestre exiliada en la tierra cordobesa se interrumpe y solo queda flotando en el espacio un archivo sin rotular. El receptor extraterrestre le asigna una fecha incierta, 2055. Sin embargo, lo que vemos son las imágenes granulosas de un archivo fílmico, la insurrección policial del Navarrazo, febrero de 1974, con Perón todavía en el poder, quien habilitó el golpe que volteó al gobierno también peronista de Obregón Cano y Atilio López. El comienzo de otra época que iba a ser maravillosa. La forma fragmentaria que adopta la narración elide los conectores lógicos y cronológicos y potencia el peso de los agujeros informativos. El cine de Weber señala con insistencia en el sentido de lo que falta. Innova también en el uso de archivos históricos a los que los documentales políticos argentinos fatigaron en los últimos años. Semejante sacudón precipita el vértigo de la historia, desde la patrulla cordobesista que asola las calles de la provincia en la que macri sacó su mayor porcentaje nos arroja hacia el ensayo dictatorial de los 70, con Perón todavía vivo.  Es la primera vez que algo me lleva a pensar la historia argentina no desde la Cabeza de Goliath microscopiada por Martínez Estrada sino desde su otro centro: la Argentina pensada en clave cordobesa. Una película de 24 minutos, una ópera prima trae semejante rango de sugestiones.

Weber aparece cuando el cine está atravesando una mutación hacia no sabemos qué. El mundo está infectado de pantallas pero el cine ya no tiene sitio. Fragmentos desde el exilio se había estrenado en una sala en Cosquín. Homenaje a la obra de Philip Henry Gosse apareció en el monitor de las computadoras. Weber está preparando su primer largo: Ecos de Xinjiang. A esperar.