todos estamos igual

miércoles, 31 de agosto de 2011

Film Socialismo


"En 1947, Arnold Schoenberg cuenta cómo fue tratado de "bolchevique" por culpa de su método dodecafónico. Los más refractarios no se equivocarán: una incención formal radical es un peligro, hace reinar la ruptura, destruye presupuestos y desencadena las hipótesis. Sin olvidar en absoluto nada sobre el sufrimiento concreto, Film Socialismo metamorfosea ante nuestros ojos una tragedia colectiva, el desastre de las ilusiones perdidas, en una pirotecnia especulativa. Satisface en cierta forma el deseo formulado en las Histoire(s) du cinéma: "Al fin llegó el momento para que el pensamiento vuelva a ser aquello que realmente es: peligroso para el pensador y transformador de lo real". (Nicole Brenez, LUMIERE INTERNACIONAL GODARD).


"Un film musical. Pero, si es musical, es porque se inserta tanto en la música contemporánea de las intensidades y ya no de las formas, como porque se liga a las nuevas experimentaciones en el campo de las frecuencias, las saturaciones y el ruido. Es una película rockera en algún extraño sentido. Hendrix con una cámara digital a punto de explorar. A punto de explotar. Cinepunk". (Fragmento de "Cómo plantar granos en un campo de pixeles", texto de Gonzalo Aloras sobre Film Socialismo, anticipo del próximo número de revista La otra).


"Como en un film de Godard/
Aturdido como después de un film de Godard/

Y allí perdido entre los pasajeros del barco/
Alain Badiou, entre camarotes en la geometría del vacío/

Los pasajeros, mientras tanto, juegan con los tragamonedas/
Y el mar…. La mer, la mer, toujours recomencée

Pero para los tripulantes de este Titanic
/cuyo hundimiento es seguir indiferente frente a la belleza del mar/
para ellos, Jean Luc,
nunca recomienza.

(Fragmento de "Filme Socialisme. Apuntes impresionistas sobre una primera visión del film de Godard en forma de poesía, con el permiso de Pasolini", poema de Alejandro Ricagno).

Fuerte polémica entre los periodistas y los hechos por el resultado de las elecciones



por Oscar Cuervo

El ministro del Interior Florencio Randazzo dio las cifras del escrutinio definitivo. Las diferencias con el escrutinio provisorio fueron mínimas. La Presidenta se impuso por el 50,21%; según la Justicia Electoral sacó más votos que los que le adjudicó el escrutinio provisorio. A Cristina la votaron ‎10.750.000 electores; 391.719 más que lo que se informó en un primer momento. En segundo lugar, a 8.140.000 votos de distancia, quedó Alfonsín con 12,20%. Tercero Duhalde con 12,12%, más abajo para la Justicia Electoral que lo que estaba en el escrutinio provisorio.

Randazzo se refirió a los medios de derecha que quisieron poner en duda el arrasador triunfo de Cristina en las primarias, instalando sospechas de fraude.

"Contrariamente a lo que quisieron instalar los medios monopólicos como Clarín y La Nación y algunos dirigentes de la oposición atacando no al gobierno, no a un partido político, sino a la calidad institucional de la que tantas veces hablan y a la que muy poco contribuyen" declaró Randazzo.

Randazzo destacó la vergonzosa distorsión informativa que practican algunos periodistas, como Mariano Obarrio, de La Nación. El 28 de agosto Obarrio tituló su nota en La Nación:


Las denuncias por errores en los telegramas
No cambiarán presidentes de mesa
Pese a las quejas, el Gobierno mantendrá en octubre 
a las mismas autoridades que el 14 de agosto

Randazzo puso en evidencia que el titular contiene una falsedad deliberada, ya que no es el gobierno sino la Justicia Electoral la que designa a las autoridades de mesa. Ante la alusión, el empleado de La Nación reaccionó violentamente: a los gritos increpó al ministro:

"¿Vamos a tener que pedirle permiso al Gobierno o a la Presidenta para publicar una denuncia opositora? Es muy grave lo que dice porque acusó a los medios de atentar contra la democracia". Y tras la escena de histeria alcahueta, se fue dando un portazo.

Pero Randazzo no acusó a "los medios" por mentir, sino específicamente a Clarín y La Nación. Y aludió directamente a las mentiras escritas por Obarrio. Obarrio, La Nación y Clarín no tendrían que pedirle permiso al Gobierno para nada. Tendrían que pedirles perdón a sus lectores por engañarlos sistemáticamente.

La persistente mentira en que incurrieron La Nación y Clarín durante las semanas posteriores a las primarias parece indicar un intento de deslegitimar el voto contundente de apoyo a Cristina, que probablemente será más amplio en octubre. Entre las barbaridades con las que La Nación bombardeó a sus incautos lectores, uno de los puntos culminantes es una nota de opinión firmada por Claudio Jacquelin el viernes último. Titulada "Ataques a la democracia real", el mentiroso Jacquelin escribía:

"Una falsa premisa ha logrado desviar hasta ahora la discusión y minimizar la importancia de las fallas, irregularidades o errores en el escrutinio de las primeras elecciones primarias abiertas y obligatorias, realizadas hace 11 días.

"Es el triunfo del argumento oficialista, según el cual al haber 38 puntos de diferencia entre el primero (la fórmula encabezada por Cristina Kirchner) y el segundo, nada puede cambiar en la práctica la existencia de un porcentaje menor de votos mal computados. Aunque para el juez federal con competencia electoral en el mayor distrito del país no se trata de pequeños desaciertos sino de "errores muy grandes".

"El Gobierno y sus seguidores han conseguido reducir la mala praxis en el escrutinio a una cuestión aparentemente inocua para la democracia; un mal menor de naturaleza ética, moral y hasta legal, aunque no política, que es lo que importa, según ese argumento.

"Pero, como pocas veces, queda en evidencia que una media verdad suele ser una gran falacia: el error, aun menor, en el cómputo de los votos no sólo tiene o puede tener consecuencias prácticas, sino que estas consecuencias pueden ser graves y producir efectos decisivos para la representación ciudadana. Es decir para la democracia real, no formal".

El texto del caradura Jacquelin no es una media verdad, sino una entera mentira. Su crispado tono para descalificar la transparencia del conteo electoral no tenia ningún fundamento objetivo, pero sí una clara intencionalidad de quitarle legitimidad política al liderazgo de Cristina, calificándolo de "democracia formal, no real".

Para el propio Joaquín Morales Solá -el domingo pasado, antes de tener ninguna evidencia objetiva de lo que denunciaba-, las "irregularidades" afectaban la columna más básica de la democracia, de lo que se desprende que por los errores del escrutinio provisorio (errores que finalmente le habían restado 400.000 votos reales a Cristina), nuestra democracia había perdido su base:

"Las denuncias de la oposición fueron avaladas, parcial o totalmente, con más o con menos severidad, por dos importantes jueces electorales del país, María Servini de Cubría, de la Capital, y Manuel Blanco, de la provincia de Buenos Aires. Estaban juzgando la transparencia de las elecciones, la columna más básica e imprescindible de la democracia".

En Clarín del domingo, Van Der Kooy afirmaba, sin sustento objetivo, que "tantas irregularidades" desmienten la palabra de Cristina y y significan un retroceso en la calidad electoral:

"Ni la reforma política ni las internas han sido un dechado de virtudes , como pontificó Cristina.

"El triunfo de la Presidenta no puede estar bajo la mínima duda ni que haya sospechas de fraude. Pero después de 28 años de democracia tantas irregularidades detectadas (malos recuentos; 8% de votos en blanco para presidente en Buenos Aires, que no se pueden cotejar, cuando la media histórica no superó nunca el 2%) significarían un retroceso en la calidad electoral. Tuvo razón Ricardo Lorenzetti, el titular de la Corte, cuando señaló que no habría que magnificar. Pero la necesidad de su intervención pública, por sí sola, podría estar indicando algo".

Tantas mentiras infundadas de Van Der Kooy podrían estar significando algo: un claro retroceso de su condición de periodista en favor de su práctica de farsante profesional.

martes, 30 de agosto de 2011

Las canciones de amor


Dice Oscar Cuervo:

Ismael ama a Julie mientras ambos flirtean con Alice, hasta que Ismael pierde a Julie y ahí empieza una deriva amorosa impregnada por el fantasma suyo sobre todo, cuando ya él se empieza a quedar cada noche con una persona distinta en su cama. Ismael se queda sin plan, la hermana mayor de Julie tiene planes para él, la madre de Julie también tiene planes para él, pero aparece Erwann, el bretón, hermano pequeño de Gwendal y el plan falla.

Todos están bastante desorientados, con excepción de Erwann quizás, deambulan por la ciudad sin rumbo preciso y apelan a la telefonía celular para decirse lo que aún no se atreven a decirse en la cara, los roles de género están algo desdibujados para colmo, de modo que las canciones de amor no anclan en una Hhistoria en sentido fuerrte, lo cual es un inconveniente desde el punto de vista de los que apuestan a algún tipo de desarrollo dialéctico. No obstante, los enamoradizos de esta época fluctuante se enamoran y siguen mirando hacia arriba, desde abajo, para ver si la ventana está abierta.



Erwann:
¿Alguna vez has amado
por la belleza del gesto?
¿Alguna vez has mordido
la manzana con todos los dientes?
¿Por el sabor de la fruta,
su dulzura y su gusto,
te has extraviado alguna vez?

Ismael:
Sí, yo he amado,
por la belleza del gesto,
pero la manzana estaba dura
y me rompí los dientes.
Esas pasiones inmaduras,
esos amores indigestos
a menudo me hicieron sentir mal.

Erwann:
Pero el amor que dura
deja a los amantes exangües,
sus besos, demasiado maduros,
nos pudren la lengua.

Ismael:
Los amores pasajeros
nos dan futiles fiebres,
sus besos, demasiado inmaduros,
irritan nuestros labios.
Porque si uno quiere amar
por la belleza del gesto,
el gusano de la manzana
se desliza entre nuestros dientes,
nos come el corazón,
el cerebro y el resto,
vaciándonos lentamente.

Erwann:
Pero si osamos a amar
por la pura belleza del gesto,
ese gusano de la manzana
que se desliza entre nuestros dientes
puede hacernos fragante el corazón
el cerebro y nos deja
su perfume dentro nuestro.

Ismael:
Los amores pasajeros
hacen esfuerzos vanos,
sus caricias efímeras
fatigan nuestro cuerpo.

Erwann:
Pero el amor que dura
hace a los amantes menos lindos
sus caricias, por desgaste,
envilecen nuestra piel.


Dice Eduardo Benitez:

(Atenti: se revelan detalles de la trama): Un enrarecimiento en la pantalla se aloja a los 25 minutos de comenzada la función de Las canciones de amor de Christophe Honoré. Un anómalo musical, tal vez algo feroz. Pero indiscutiblemente placentero.

Lo cierto es que la película en sus primeros minutos nos tiene reservada una agraciada oscilación entre Los paraguas de Cherburgo y La mamá y la puta. Con un trío amoroso que expresa sus titubeos, sus inseguridades, sus afectos a puro canto: Ismael (Louis Garrel), Julie (Ludivine Sagnier) y Alice (Clothilde Hesme). De repente un vuelco en la historia… alguien muere en el interior de un boliche bailable ubicado en un sótano, la joven Julie sufre un paro respiratorio. Un paro para el espectador. Ludivine Sagnier expatriada del film a los veinte minutos… Christophe Honoré se da ese lujo. ¿Qué hacer ahora que el guión parece naufragar? Asistir a una actuación. Cuando la sensación inicial parecer ser la de una película que ha perdido el rumbo, Louis Garrel -Atlas sosteniendo el firmamento- se pone a sus espaldas el film y nos saca a pasear con él a pasos de gigante. A partir de la muerte de su novia, Ismael pasará por un primer período de duelo de una profunda tristeza y luego buscará, hará un peregrinaje de cama en cama. Una búsqueda que tiene más que ver con una validación de sí imposible de efectuar en soledad, que con descubrir cierta imagen de su novia muerta en los otros. El deseo de Ismael por los otros recrudece, porque en sus relaciones esos otros le confirman que él todavía no está muerto.

Entre el vasto campo de significaciones que abre la palabra mimo, el diccionario propone algunas que, por lo menos de refilón, describen el trabajo de Louis Garrel en esta película: Mimo 1: “Entre griegos y romanos, farsa, representación teatral ligera, festiva y generalmente obscena”. Mimo 2: “Cariño, halago o demostración de ternura”.

Imposible no quedar prendado ante la actuación de Louis Garrel, ante sus saltos, sus sobresaltos, sus cantos, sus bailes, sus angustias, sus excitaciones. Es que en los gestos de Louis Garrel parece resumirse toda una historia de las pasiones cinematográficas (algunas muy francesas): la búsqueda del amor justo ahí donde no se lo va a encontrar, el menage à trois imposible de consumar, dulce y doloroso a la vez.

En Las canciones de amor, la figura de Garrel (su angustia) pide ser comprendida y amada plano a plano.

Louis Garrel es el eterno efebo francés, el amante regular de nuestro siglo XXI, por cuyo cuerpo desfilan Eustache, Leaud, Garrel padre, el musical francés, el mayo francés…

Louis Garrel: simplemente un actor francés.

lunes, 29 de agosto de 2011

Tomás Abraham perseguido


por Oscar Cuervo

Tomás Abraham se siente perseguido.

Pobre.

En el hecho de que Página 12 no publique reseñas de sus libros, cree ver una clara prueba de su proscripción. Quiere disputarles lectores a Verbitsky u Horacio González. Pero comparte los de Abel Posse y Alfredo Leuco. Es figurita repetida en los programas de TN, radio Mitre, en Perfil. Extraña persecución la que padece.

Sucede que hace años Tomás se propuso escandalizar a un auditorio progre (en un sentido amplio). Cautivó a su público por decir que fue alumno directo de Foucault, allá lejos y hace tiempo. Conserva algo del perfume del mayo francés, dado que a sus 20 años anduvo por allá. Entonces el público de Abraham no era liberal ni facho. Era progre (en un sentido amplio). Y Abraham se dedicó con insistencia a escandalizarlos con mofas a la progresía. Nada mejor que aparecer en Página 12 para eso: serían ellos los lectores más inclinados a escandalizarse por sus monerías.

En cambio, lo llaman de TN, de Mitre, le piden columnas en Perfil. Entonces, sumido en esas usinas de operaciones mediáticas, cuesta bastante diferenciarlo del tono de señora o señor indignado que adoptan Nelson Castro o Susana Viau. El recurso que tiene para diferenciarse es recordar que él estuvo en el mayo francés (eso no lo pueden decir Viau ni Nelson). Así lo hace en su columna de ayer en Perfil:

"En octubre de 1966, a mis diecinueve años me embarqué a París enfermo de una infantil rubiola y con un solo libro en la mano: El largo viaje, de Jorge Semprún. Era el libro que estaba leyendo en ese momento, y sólo décadas más tarde se me ocurrió asociar el título de la obra con mi propio viaje que iba a ser mucho más largo que lo previsto. Fue un largo viaje, el mío, por los años en los que residí como estudiante en la universidad francesa...".

O sea: estuvo en mayo francés, ¿se entiende?

Su columna de ayer está aparentemente dedicada a la muerte de Jorge Semprún. Semprún se murió el 7 de junio. Pero Abraham se distrajo, no se enteró, no supo, hasta esta semana, al leer una dedicatoria de Fernando Savater en EL PAÍS: "a la memoria de Jorge Semprún". Y ahí cayó en la cuenta de la muerte de Semprún. Abraham admira a Semprún por haber vivido en el campo de exterminio de Büchenwald, al que los nazis lo llevaron por ser un comunista español. Pero, ojo, Abraham también admira mucho a Fernando Savater, a quien dedica una frase casi lacrimógena:

"Hace ya tiempo que leer a Savater nos hace sentir mejor acompañados. Sus palabras nos reconfortan, no en el desierto, sino en el campo minado en el que habitualmente nos movemos gracias al fanatismo político y cultural dominante".

Abraham dice "nos reconfortan": habla en nombre de varios, o en plural mayestático. Quizá habla solamente de él, pero le da vergüenza. O capaz habla en nombre del colectivo de invitados a TN y radio Mitre. O en nombre de los columnistas de Perfil. Raro, porque hasta hace no mucho parecía no pertenecer a ningún colectivo.

Lo que da a entender es que se siente moviéndose por "el campo minado del fanatismo político y cultural dominante". De ahí la evocación, distraída, tardía, a Semprún, al que los nazis llevaron a un campo de exterminio por ser un comunista español. Ojo: Abraham no es comunista ni español. Pero de alguna manera se identifica con las víctimas: se siente perseguido. En la columna de ayer habla de comisarios culturales, de vigías que señalan a los disidentes y los cercan con calumnias. Semprún y Savater no le resultan suficientes para mirarse en esos espejos: también acude a George Orwell "en la lucha del socialista inglés contra stalinistas y nazis". Se ve que a Abraham le da un poco de pudor victimizarse en forma abierta, entonces habla de sí mismo trasvitiéndose en Semprún, Savater y Orwell: "Orwell eligió lo más difícil: no escribió para su clientela y contra los adversarios, sino contra las certidumbres indebidas de su propia clientela”. Es claro: a Abraham le agradaría escribir contra su propia clientela. Lo que pasa es que su clientela actual está acostumbrada y hasta complacida por consumir el tremendismo de columnistas como Castro (Nelson) y Susana (Viau). Como estos columnistas, Abraham habla del terror de vivir en estados totalitarios y de las diversas maneras en las que el terror acalla a la prensa independiente.

¿De qué terror habla? ¿Cómo se legitima el salto hacia las persecuciones, los campos de exterminio, el fanatismo político, los stalinistas y los nazis? De pronto, Abraham, muestra la hilacha: no importan tanto Semprún, Savater ni Orwell. Abraham quiere hablar de sí mismo en la Argentina kirchnerista:

"El kirchnerismo ganó, y con un margen considerable. Igual que el macrismo. La sensatez primó. El famoso pueblo tiene por lo general sentido común, y, además, aunque les duela a algunos afirmarlo, al contrario de lo que dicen los libros escolares y los demagogos, ni el pueblo ni la gente ni los vecinos ni la ciudadanía quieren saber de qué se trata. Por lo general, esa voluntad de saber es de unos pocos, de las minorías, de las que hablan Orwell y Savater; las que, por dudar de todo, buscan creer en algo y en alguien, y corren la barrera de lo que es conveniente, permitido y autorizado pensar".

No sé si lo notan, pero el tono es algo despechado: se siente parte de los pocos, de las minorías que corren las barreras de lo que es conveniente, permitido y autorizado pensar. Lo raro es que estas palabras, escritas en el Perfil del domingo, suenan enteramente complacientes hacia la línea editorial de ese medio. Su tono no se diferencia de los otros columnistas. Abraham escribe eso para escandalizar, pero no pasa nada. Porque dice lo que allí es conveniente, permitido y autorizado. No corre ninguna barrera: repite con variantes lo que se puede encontrar en las notas de otros que no fueron alumnos directos de Foucault.

Abraham, sumido en una psiquis perseguida, estimulado por el clima ominoso y truculento de los estados totalitarios, está a punto de olvidar a Foucault:


Y uno se pregunta, ¿habrá escuchado realmente alguna vez Abraham a Foucault? ¿Lo habrá movido a pensar algo la diversificación y la problematización del concepto de poder que el filósofo francés hacía? Por sus columnas de hoy, parece que no: está más cerca del escolar que recibía las lecciones sobre la Segunda Tiranía que se impartían en la materia Moral y Civismo durante la Revolución Libertadora que del jovencito que llegó con rubiola a París en las vísperas de Mayo. Le toca convivir con un liderazgo político robusto como el que hoy tiene Cristina y él se siente como las viejas damas del Jockey Club ofendidas por Evita. El kirchnerismo gana elecciones y él se imagina en un campo de exterminio. Página 12 no le da bola y él cree estar proscripto. Lo llaman por teléfono de radio Mitre y él se cree Sócrates. Escribe bobadas en Perfil y no pasa nada.

domingo, 28 de agosto de 2011

Mujer con libro

(Pablo Picasso, 1932)
Visuales XXXV‏



por Liliana Piñeiro

Hay una manera de mirar esos instantes sin nombre, esos vestigios silenciosos
entre las páginas de un libro.

Y si el ojo percibe, la mano representa. El dibujo se abre como una magia:
liberada la forma, el pensamiento se hace oír.

sábado, 27 de agosto de 2011

Cabo Polonio. Una visión subjetiva, parte I


Fotografía: Willy Villalobos

por Carmen Cuervo

Cabo Polonio es Uruguay bien al norte. A unas 20 cuadras de llegar, antes del camino que lleva al cabo hay un cartel que explica “Aquí comienza la aventura”, o por lo menos eso es lo que yo recuerdo. Alguien podría recorrer a pie ese camino pero no yo, porque seguramente no llegaría nunca. Nosotros llegamos al Cabo en una camioneta todo terreno pero sin cabina, es decir que la camioneta casi volaba y yo me aferraba a la baranda porque tenía miedo de salir despedida. Primero había sol pero después se nubló y comenzó a llover. La arena movida por el viento me golpeaba la cara. Vi una deslumbrante imagen del mar y eso me dejó más tranquila, porque cuando yo llego a algún lugar necesito saber adónde está el mar. Bájense acá y caminen por todas esas dunas hasta llegar a la casa de su amigo, nos dijo alguien y bajamos y subimos dunas durante horas, quizás no haya sido tanto tiempo. Cuando llegamos a destino ya llovía fuerte y la casita desde adentro simulaba resistir, pero mirada desde afuera anunciaba que en cualquier momento iba a ser partida en dos por un rayo… Continuará, porque quedan muchos y más riesgosos episodios.

viernes, 26 de agosto de 2011

La vida en canciones

Un ciclo de cine en San Telmo reúne varias películas en las que las canciones cumplen un papel narrativo fundamental. El domingo a la medianoche anticipamos las canciones en La otra.-radio


CICLO DE CINE: “UNA VIDA EN CANCIONES”
Los viernes a las 19.30 en Zorzalmane - Humberto 1º 775

2 de septiembre: Las canciones de amor
(Francia, 2007). Dirigida por Christophe Honoré, con Louis Garrel, Ludivine Sagnier, Chiara Mastroianni y Grégoire Leprince-Ringuet. Música: Alex Beaupain. Amor moderno y canciones adhesivas. Diversidad sexual, presencias fantasmales y música pop.




9 de septiembre: Los Paraguas de Cherburgo (Francia, 1964). Dirigida por Jacques Demy, con Catherine Deneuve y Nino Castelnuovo. Música: Michel Legrand. Clásico de clásicos del cine romántico francés, un film único en la historia del cine, un derroche de color, música y melancolía.


16 de septiembre: La cocina (Argentina, 2009) Dirigida por Guillermo Villalobos. Con el músico uruguayo El Príncipe, Gustavo Pena Casanova, mostrando la trastienda de sus geniales canciones poco tiempo antes de su prematura muerte. Casi desconocido durante su vida, el prestigio de El Príncipe fue creciendo en estos años. Aquí lo vemos en plena creatividad.


23 de septiembre: Con ánimo de amar (Hong Kong, 2000) Dirigida por Wong Kar Wai, con Maggie Cheung y Tony Leung. Música: Michael Galasso, Shigeru Umebayashi y Nat “King” Cole. ¿Qué decir de la historia de amor que marca el comienzo del siglo XXI? Todo en ella es perfecto: la seducción, el color, la música y las inolvidables actuaciones de dos super-estrellas del cine asiático. La obra maestra de Wong Kar Wai.


30 de septiembre: Vals con Bashir (Israel, 2008). Dirigda por Ari Folman. Documental de animación. Banda sonora del músico electrónico alemán Max Richter. La masacre de Sabra y Chatila en los años 80, en medio del conflicto de Medio Oriente, en una versión lisérgica, musicalizada con acid-rock. Un film político inusual.

Este domingo a la medianoche anticipamos las canciones en La otra.-radio. FM La Tribu. 88,7. Escuchar on line.

jueves, 25 de agosto de 2011

Atrapada

(The Ward) John Carpenter, 2011


por Gabriela López Zubiría

Que un director de culto para los amantes del género estrene en pantalla grande después de 10 años de ausencia es una noticia. Que ese director sea el responsable de Halloween, The Thing, Escape de Nueva York y La niebla genera expectativas y, si a esto le sumamos su condición de outsider de la industria, cierra por todos lados.

En rigor de verdad pasaron 10 años desde el estreno de Fantasmas de Marte, su última pelicula, lo que también es cierto es que Fantasmas... no es una película recordable (“una experiencia imposible”, según algunos críticos…).

Y bueno, vamos y vemos Atrapada según su título en español –The Ward en el original–, la primera impresión es que se trata de una película de bajo presupuesto lo que, de alguna manera, amplifica a nuestro héroe. Pero el amor se termina ahí nomás.

Rubia protagonista que huye e incendia una cabaña con una caja de fósforos. Inmediatamente después es llevada al hospital (el sistema funciona) que se nos aparece como todos los hospitales neuropsiquiátricos en donde-algo-pasa. De ahí en más, una seguidilla de lugares comunes que no convencen a nadie. Psiquiatras, enfermeros y enfermeras bastante copados y complacientes, el famoso pabellón al que alude el título con un grupete de preciosas y anodinas chicas que parecen estar de vacaciones, la misteriosa desaparición de algunas de ellas (lo que la conecta directamente con Shutter Island de Scorsese, pero con la diferencia que esta funciona como un efectivo mecanismo de relojería, marca indeleble del cine de suspenso), el fantasma malísimo, el crimen encubierto, los flashbacks que nos llevan al trauma donde reside el origen de este presente… demasiados elementos, como en un licuado de todas las frutas que, al final, no sabe a nada.

Atrapada se vuelve previsible al poco tiempo de empezar, el giro que presupone el revelador final se anticipa mucho antes, lo sobresaltos funcionan (el viejo y querido susto siempre funciona), en síntesis una película bastante aburrida y, lo que es peor, “vieja”.

¿A qué me refiero con vieja? Bueno, pienso en los géneros –en el contenido de su discurso, las marcas que nos permiten identificarlos como tales– como algo dinámico, histórico. El amor, la forma en la que las personas se relacionan, no responde hoy a los mismos parámetros que 1950, no son siquiera parecidas las relaciones familiares. Las sociedades y sus historias se complejizan. ¡Ni siquiera el mapa del mundo es el mismo! Los espectadores también evolucionamos, nos formamos en el mirar, precisamente, mirando. Es bastante desalentador que John Carpenter, quien participa activamente en producciones para televisión, no haya tenido en cuenta este detalle.

Pero a no desalentarse, parece que habrá más Carpenter para ver, por lo menos es lo que anuncian en la Imdb (Internet Movie Database) en el 2012 veremos Riot (Scared Straight), un “drama carcelario” (dixit) protagonizada por Nicolas Cage y en 2013 Darkchylde, basada en un comic, sobre “una adolescente con una maldición: se transforma en las criaturas que aparecen en sus pesadillas”, habrá que esperar y ver…

Pero como soy optimista puedo ver el vaso medio lleno: saludemos el retorno de las películas de terror, porque pensar que la evolución del género era el gore (la saga de Hostel, Saw y otras por el estilo) era una perspectiva más repulsiva aún que hectolitros de sangre de utilería saliendo de entre las tripas (de increíble realismo) de los protagonistas de estos sádicos engendros.

Con todo respeto Carpenter, pero con Atrapada no se le cayó ni una idea.

Cuchillo de palo


El anti-psiquiatra Ronald Laing dice que el funcionamiento de toda familia está regido por una triple prohibición no explícita:

La regla A dice: “No”.

La regla A1 dice: “La regla A no existe”.

La regla A2 dice: “No se discute acerca de la existencia o inexistencia de las reglas A, A1 y A2”.

Desde esta perspectiva, la institución familiar, el ámbito de los afectos tiernos y del resguardo ante el mundo hostil, se encuentra atrapada dentro de una celda de paredes invisibles. Quizá no exista en el mundo una barrera más difícil de franquear.

En los últimos años, apareció un género de películas en las que el miembro de una familia empuña una cámara y de manera más o menos voluntaria expone esa imposibilidad, la deja al descubierto: Tarnation (Jonathan Caouette), Santiago (Moreira Salles), M (Nicolás Prividera), Fotografías (Andrés Di Tella), Los rubios (Albertina Carri), Criada (Matías Herrera Córdoba, de próxima proyección en este ciclo) o Intimidades dd Shakespeare y Víctor Hugo (Yulene Olaizola) son variantes de este asunto. Algo más que documentales en primera persona, se trata de films políticos en diversos grados, en la medida en que en todos ellos la privacidad abre sus pliegues para dejar entrar la luz de lo público.

Cuchillo de palo, de la cineasta paraguaya Renate Costa, pertenece a este tipo de películas. Dice la realizadora:

"Era invierno. Mi papá nos llamó urgente. Habían encontrado el cuerpo desnudo de mi tío en el suelo. Había gente agolpada frente a su esquina. La policía separaba a los curiosos. Mis parientes estaban ahí. Me pidieron que entrase y eligiese la ropa con la que se le iba a velar. Me acerqué a su ropero: estaba vacío.

Cuando pregunté de qué murió me dijeron: “de tristeza”. Aquella respuesta contradecía todos mis recuerdos sobre su vida. Rodolfo fue el único hermano de mi padre que no quiso ser herrero como mi abuelo. En el Paraguay de los ochenta, bajo la dictadura de Stroessner, quería ser bailarín.

Esta es la búsqueda de las huellas de su vida y el descubrimiento de que fue incluido en una de las “listas de homosexuales o 108”, arrestado y torturado por ello.

Todavía hoy en Paraguay cuando te dicen “ 108 ” te están diciendo “puto, maricón” y es una ofensa grave. Durante más de una generación, el tiempo que duró la dictadura de Stroessner, los hombres que despertaban sospecha de ser homosexuales o contrarios al régimen eran el blanco preferido de los “pyraguë” (vecinos colaboradores con el régimen).

La historia de Rodolfo desvela una parte de la Historia escondida y silenciada de mi país".

miércoles, 24 de agosto de 2011

La vida otra


por Oscar Cuervo

En este último año se editó (e inmediatamente llegó a mis manos) el libro que se constituye en el testamento filosófico de Michel Foucault: El coraje de la verdad (Buenos Aires, FCE, 2010). Testamento porque se trata de la transcripción del último curso que Foucault dictó durante los meses de febrero y marzo de 1984, pocas semanas antes de su muerte. Y porque a partir del momento en que su obra quedó definitivamente cerrada por su muerte, se abrió a la vez posibilidad de pensar un más allá de su filosofía, que el propio impulso de su pensamiento reclama, que nos reclama.

En mi caso personal, la lectura del libro provocó rápidamente un cambio drástico en mi perspectiva de la filosofía foucaultiana. Mi visión anterior se basaba en las primeras dos fases de su pensamiento: la llamada "etapa arqueológica" y la "etapa genealógica"; conocía sobre todo esta última, muy marcada por Nietzsche, por una cierta lectura de Nietzsche. El Foucault que hace carrera en los círculos de la postmodernidad, el que resuelve el problema de la verdad disolviéndolo en el problema del poder. Una intepretación lineal de Foucault que está abonada en ciertos pasajes suyos que propician esa linealidad, que podría reducirse a proposiciones tales como: "no hay verdad que pueda sostenerse sino desde una posición de poder", que en su versión más degradada se resume así: "Verdad es lo que le conviene al Poder". Y de ahí: cada Poder impone su Verdad; cada época tiene su verdad, y relativismos por el estilo. ¿Es responsable Foucault de estas simplificaciones? ¿Proceden del propio Nietzsche? Creo que en parte sí, pero que ni Foucault ni Nietzsche pueden reducirse a esos slogans tan exitosos y funcionales al neo-liberalismo.

Entendida de esta manera simplista, la noción de "verdad" se reduce a una proposición o un conjunto de proposiciones que se erigen en un saber autorizado por las instituciones de determinada época. No hay noción de verdad que sea más cómoda para el sentido común actual. Pero profundizando en la lectura de Nietzsche y de Foucault es posible advertir que este concepto de verdad entendida como saber consagrado no encuentra un defintivo reposo en ninguno de ambos autores. En Nietzsche yo ya había advertido hace rato la intensa fuerza centrífuga que produce el problema de la verdad en su pensamiento, por más que él se haya jactado penosamente de haberlo resuelto de manera definitiva. Nietzsche no pudo con la verdad.

La incógnita la tenía yo con Foucault, hasta dar con este libro, El coraje de la verdad, que se inscribe en la etapa "ética" de su desarrollo filosófico, la última (denominación, la de "ética", que se presta también a riesgosos equívocos interpretativos). Para decirlo corto: después de leer El coraje de la verdad mi perspectiva de la filosofía de Foucault varió de manera notable: la muerte lo encontró ingresando en una zona de problematización de sus propios supuestos, lo que puede advertirse en los cambios que se registraban de una clase a otra de este último curso que dio. El asunto que ponía en tensión las certezas foucaultianas gira en torno a una antigua palabra griega: la palabra "parrhesía", término que impide una traducción unívoca y que Foucault va siguiendo en sus mutaciones semánticas a través del mundo helénico, helenístico y del cristianismo primitivo.

La parrhesía, tal como se la indaga en El coraje de la verdad, alude a un decir veraz: puede traducirse como "veracidad", pero así se la adjetiviza y se le quita su carácter de obrar. Decir la verdad en la medida en que en ese decir se involucra el cuerpo del que la dice, en la medida en que el decirla demanda un coraje, puesto que el que la dice, dice su verdad íntima y la expone a los demás; y porque al mostrarse en su verdad, el que dice la verdad arriesga el vínculo con aquel o aquellos a los que se dirige. Parrhesía: decir la verdad, tener el coraje de hacerla carne en sí. Al decir la verdad de esta forma, el sujeto (para usar una palabra de gusto foucaultiano) se cuida a sí mismo de un modo inesperado: poniéndose en riesgo. Foucault encuentra en el mundo helénico y en el helenístico dos figuras que encarnan el coraje de la verdad, de vivir en la verdad: Sócrates y los cínicos.

En el manuscrito de la clase que Foucault no llegó a completar (es decir: en sus pensamientos finales), él logró expresar estas ideas de una forma bella y emocionante:

"La parrhesía o, mejor, el juego parresiástico, aparece bajo dos aspectos:

- el coraje de decir la verdad a aquel a quien se quiere ayudar y dirigir en la formación ética de sí mismo, y

- el coraje de manifestar frente a todo y contra todo la verdad sobre sí mismo, mostrarse tal como uno es.

En ese momento aparece el cínico: tiene el coraje insolente de mostrarse tal cual es; tiene la osadía de decir la verdad, y en la crítica que hace de las reglas, convenciones, costumbres y hábitos, al dirigirse con toda desenvoltura y agresividad a los soberanos y los poderosos, invierte y también dramatiza la vida filosófica, las funciones de la parrhesía filosófica. 

Sé bien que al presentar las cosas de este modo, parezco dar al cinismo un lugar esencial en la ética antigua y hacer de él una figura absolutamente central, cuando en realidad no abandona, al menos desde cierto punto de vista, una posición marginal y fronteriza.

De hecho, con el cinismo, quería solamente explorar un límite, uno de los dos límites entre los cuales se despliegan los temas del cuidado de sí y del coraje de la verdad.

Sería mejor, por lo tanto, presentar las cosas así.

La filosofía antigua ligó uno a otro: el principio de cuidado de sí (deber de ocuparse de sí mismo) y la exigencia del coraje de decir, de manifestar la verdad.

En realidad, hubo no pocas maneras diferentes de unir cuidado de sí y coraje de la verdad, y podemos sin duda reconocer dos formas extremas, dos modalidades opuestas y que retoman, cada una a su modo, la epiméleia (cuidado de sí) y la parrhesía socráticas:

- la modalidad platónica: Esta acentúa de manera muy significativa la importancia y la amplitud de los mathemata (Nota de La otra: enseñanzas teóricas); da al conocimiento de sí la forma de la autocontemplación y del reconocimiento ontológico de lo que es el ser propio del alma; tiende a instaurar una doble división: del alma y del cuerpo, del mundo verdadero y del mundo de las apariencias; para terminar, su importancia considerable obedece al hecho de haber podido ligar esa forma del cuidado de sí a la fundación de la metafísica, a pesar de que la distinción entre la enseñanza esotérica y las clases impartidas a todos limitaba su alcance político.

- la modalidad cínica. Esta reduce de la manera más rigurosa posible el ámbito de los mathemata, da al conocimiento de sí la forma privilegiada del ejercicio, la prueba, las prácticas de resistencia; procura manifestar al ser humano en el despojamiento de su verdad animal, y si se mantuvo apartada de la metafísica, si siguió siendo ajena a su gran posteridad histórica, dejó en la historia de Occidente cierto modo de vida, cierto bíos, que tuvo bajo diferentes modalidades un papel esencial (Nota de La otra: la espiritualidad cristiana, la militancia revolucionaria y la vida artística).

Al plantear la cuestión de las relaciones entre cuidado de sí y coraje de la verdad, parece un hecho que platonismo y cinismo representan dos grandes formas que se enfrentan, cada una de las cuales da lugar a una genealogía diferente: por un lado, la psykhé, el conocimiento de sí, el trabajo de purificación, el acceso al otro mundo; por el otro, el bíos, la puesta a prueba de sí mismo, la reducción a la animalidad, el combate en este mundo contra el mundo.

Pero, para terminar, querría insistir en esto: no hay instauración de la verdad sin una postulación esencial de la alteridad; la verdad nunca es lo mismo, sólo puede haber verdad en la forma del otro mundo y la vida otra".

Texto inesperado para la versión más divulgada de Foucault, de una fertilidad notable, texto emotivamente final: la última página del manuscrito del último curso. Texto definitivo.

Este final sugiere para mí el comienzo de una tarea, la de vincular a Foucault con un precursor insólito: Sôren Kierkegaard.

martes, 23 de agosto de 2011

Lanata, Caparrós, Abraham: tres tacheros sin taxi

“¿Qué elegimos en las primarias? ¡Nada!” Jorge Lanata, #fraseslosers


por Oscar Cuervo

Se sabe que el resultado apabullante de la consulta popular de la semana pasada (50,10 % a favor de Cristina, a 40 puntos de todo competidor) dejó a tanto opinólogo en estado de estupor. Son los que se habían comprado la imagen del país invivible y de "la gente en la calle los quiere matar" que los medios de derecha quisieron inyectar sin demasiado éxito en las mentes de los empastillados televidentes incautos. Hay toda una generación de panelistas de TN que caducó automáticamente esa madrugada del lunes del escrutinio: ¿se acuerdan de Lilita Carrió? ¿de Fernando Iglesias? ¿Se acuerdan la propaganda terrorista de Alfonsín y De Narváez sobre la inseguridad? ¿Y las pullas de Biolcatti con Grondona?

El problema es que las 24 horas de programación de TN hay que llenarlas de alguna manera y ya aparecieron los personajes dispuestos a reemplazar a Carrió, Iglesias, Alfonsín... Son los "intelectuales": el filósofo Tomás Abraham, los "pensadores" Martín Caparrós y Jorge Lanata están desde hace unos días de gira por los canales de cable. Todavía no se sabe si piensan presentarse como candidatos a algo, o van a seguir incursionando en sus respectivos rubros (?). Pero el domingo estuvieron departiendo amablemente con la hierática María Laura Santillán (esa chica necesita un chequeo neurológico, no se la ve bien). Y lo que hicieron durante una hora fue un festín de mediocridad cualunquista que dejaría hecho un poroto al tachero más pesado de la metrópolis. Cada vez que cada uno decía alguna de las gansadas que reproduzco a continuación, la cámara paneaba a la cara de los otros dos que asentían satisfechos. Santillán seguía con los músculos de la cara rígidos.


“La democracia a ellos les importa bastante poco”, dice Abraham del kirchnerismo, después de que CFK sacara 10.500.00 votos.

"Si hay alguien que propone la Asignación Universal por Hijo, Lilita Carrió, por ejemplo, ¡NO! la agarran ellos!" dice Abraham.

"Si hay alguien que estuvo peleando por el matrimonio igualitario, ¡NO! se lo agarran los K!" dice Tomás Abraham.

"Es una monarquía, es la reina Cristina, ¡y ahora todo el mundo la adora!" Tomás Abraham.

"Hay una voluntad de concentración de poder que es propia del peronismo en general" dice Martín Caparrós.

"Elección, no se eligió a nadie" dice Martín Caparrós.

“¿Qué elegimos en las primarias? ¡Nada!” dice Lanada

"Nadie perdió el domingo pasado, porque no había nadie" dice el binnerista Tomás Abraham.

"En el primer distrito electoral del país lo que se lleva la votación es el sciolismo" Martín Caparrós

"Ellos han hecho un gran laburo de propaganda, eso es seis siete rocho" explica Lanata el 50,07% de CFK

"El gobierno de Cristina es una gran agencia de marketing" dice Lanata y agrega Abraham "ese es un poco el modelo, ¿no?" .

"Así se hizo el estado fascista" acota Tomás Abraham.

"El kirchnerismo no tiene línea ejecutiva, dice Lanata.

"Muerto Néstor, esto todavía se achicó más" dice Lanata.

"Lo que viene ahora es la pelea entre el peronismo y el peronismo" Jorge Lanata.

"Ahora los peronistas se van a alinear, pero después se van a volver a dividir" Jorge Lanata.

“El problema para CFK es que se enfrenta su discurso con la vida real”, dice Lanata después de que CFK fuera votada por 50%.

"Se debilitó la línea 678" dice Martín Caparrós.

"Todas las reelecciones fueron mayoritarias y nunca funcionaron" dice Lanata.

"Hasta De La Rúa sacó el 48%" dice Caparrós.

"Tomaron 4 medidas que mejoraron un poco la situación de la gente y por eso ganó CFK" Caparrós

"El Gobierno cada vez que puede nos recuerda la crisis del 2002 y nos parece que estamos mejor que aquello" Martín Caparrós

"Comparemos esto con las épocas normales de la Argentina" dice Caparrós

"Mientras no estudiemos para que cambie, no va a cambiar nunca" dice Lanata

"Yo creo que el último presidente que tuvo una idea en la Argentina fue Frondizi" dice Tomasito.

“El gobierno para hacer fuerza y poder gobernar, necesita poder, dinero y concentración” dice Tomás.

"Hoy se aprovechan los K porque hay un poroto" Tomás Abraham

"Tenemos que laburar alguna vez" dice Lanata.

lunes, 22 de agosto de 2011

Los amantes (René Magritte, 1928)

Visuales XXXIV


por Liliana Piñeiro

como si se miraran
y se rodearan
y fueran fosforescentes
y se buscaran

como si se alcanzaran
y se perdieran
y fueran menguantes
y se arquearan

y la línea fuera recta
y desviaran
como si se abrieran
y rotaran

ojos y boca
luz y palabra
como si se creyeran
y olvidaran

como si fuera de día
y resbalaran
como si fuera de noche
y estuvieran de pie

domingo, 21 de agosto de 2011

El coraje de la verdad

Curso de Filosofía


"El decir la verdad (parrhesía) implica cierta forma de coraje, cuya forma mínima consiste en el hecho de que el veraz (parresiasta) corre el riesgo de deshacer, de poner fin a la relación con el otro que, justamente, hizo posible su discurso. La veracidad como guía de conciencia sólo puede existir si hay amistad, donde el uso de la verdad amenaza justamente poner en tela de juicio y romper la relación amistosa que, sin embargo, hizo posible el discurso de la verdad.

"Pero ese coraje también puede adoptar, en unos cuantos casos, una forma máxima cuando, para decir la verdad, no sólo haya que aceptar el cuestionamiento de la relación personal, amistosa que uno puede tener con aquel a quien habla, sino que hasta puede suceder que se vea en la necesidad de arriesgar su propia vida". (Michel Foucault, El coraje de la verdad, Clase del 1º de febrero de 1984, traducción adaptada por LA OTRA).

Tres meses antes de morir, en el invierno de 1984, Foucault dictó su último curso. El tema: la parrhesía, esa idea proveniente de la antigüedad griega que se refiere al coraje de decir la verdad. La figura del hombre que, al decir la verdad, involucra su vida e interpela a la comunidad a la que se dirige. Foucault se detiene especialmente en Sócrates, en su actitud ante la ciudad que lo condena a muerte, en la defensa que realiza ante sus acusadores, en su negativa a huir de la cárcel de noche, una vez que ha sido condenado, en las últimas y enigmáticas palabras de Sócrates.

Para Foucault, en el ciclo de la muerte de Sócrates se figura por primera vez un modo del decir que va signar toda la historia del pensamiento y la política occidentales. La pregunta: ¿por qué el coraje de decir la verdad que Sócrates inaugura no se identifica con la política?

Estos temas serán tratados en el curso que inicio esta semana, el miércoles 24 de agosto a las 18:30, y durante 6 semanas (hasta el miércoles 28 de septiembre), en la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino, Pte. Uriburu 1345 - 1º piso, Buenos Aires, Argentina.

SOCRATES, KIERKEGAARD, FOUCAULT: EL CORAJE DE LA VERDAD

Curso de 6 clases. Frecuencia semanal

Dictado por Oscar Cuervo (UBA)

- El concepto de parrhesía en el último curso de Foucault (febrero-marzo de 1984). Parrhesía democrática, parrhesía filosófica y parrhesía cínica.

- La parrhesía Socrática. La decisión de Sócrates de no actuar en política y la fundación de la parrhesía filosófica. El proceso a Sócrates. La tensión filosófica entre Sócrates y Platón.

- El cinismo. La crisis del helenismo. Sócrates y Diógenes. La vida filosófica.

- Posterioridades del cinismo según Foucault: espiritualidad cristiana, la militancia revolucionaria y la vida artística.

- Kierkegaard: ¿Es posible aplicar las categorías de parrhesía y cinismo a la posición Kierkegaardiana? Kierkegaard y Sócrates.

- Kierkegaard: los testigos de la verdad. El combate contra la cristiandad. ¿Ser la verdad o saber la verdad?

Bibliografía básica:

- Michel Foucault, El coraje de la verdad.

- Platón, Apología de Sócrates.

- Sören Kierkegaard, El Instante.

- Sören Kierkegaard, Ejercitación del cristianismo.

Aranceles reducidos para estudiantes y jubilados.

MÁS INFORMES: 4822-4690 4823-4941

sábado, 20 de agosto de 2011

Altamira brinda con un verdugo de sus compañeros

¡Chinchín, Chiche!


por Oscar Cuervo

La historia de Alejandrina Barry y la de sus padres, militantes montoneros de los 70, habla de la barbarie genocida durante la dictadura. Los militares contaron con un ramal periodístico para desarrollar el plan de los grandes empresarios que planearon y financiaron el golpe.

Alejandrina presentó hace unos meses una querella contra Editorial Atlántida por encubrimiento y participación en los delitos de privación ilegal de la libertad y homicidio. La acusación a Editorial Atlántida incluye nada menos que a Chiche Gelblung (quien el lunes pasado bebió champán con Jorge Altamira en los estudios de Radio Mitre, del Grupo Clarín, festejando los buenos resultados del FIT en las Primarias) y a Héctor D’Amico, el actual secretario de redacción del diario La Nación.

Alejandrina (según se cuenta en la página web del PTS) es hija de Susana Matta y Juan Alejandro. Nació el 19 de mayo de 1975 en la cárcel de Olmos y pasó sus primeros días junto a su mamá prisionera. “Eran militantes montoneros -dice- y fueron asesinados en diciembre del 77 por un operativo conjunto en Uruguay entre las FFAA argentinas y uruguayas. Primero asesinan a mi papá y luego, ese mismo día, cercan la casa donde estábamos con mi mamá, la matan y quedo yo sola.”

Después llegaron los periodistas y las cámaras de fotos. “El objetivo -cuenta - era reivindicar el asesinato de los que ellos (periodistas aliados a los militares) llamaban ‘terroristas subversivos’, conmigo como conejito de Indias. Salí fotografiada en Gente, Para Ti y Somos, las principales revistas masivas de ese momento. Y en distintos diarios. Las notas decían que yo era una víctima de mis padres subversivos, que me habían dejado huérfana, que había quedado sola en el mundo y que nadie me reclamaba. Supuestos ‘terroristas’ que dejaron de ser personas y se convirtieron en ‘desalmados’, fabricantes de huérfanos, entre las cosas más leves que dicen. ¡A mis viejos los habían asesinado los milicos y a mí me arman fotos, con mis tres años, en una cuna rodeada de armas! Mi historia muestra cómo revistas ‘inofensivas’ como Somos o Gente hacían una propaganda alevosa de los asesinatos de los milicos, demonizando a los luchadores. A mí me convirtieron en un botín de guerra, como a los cientos de apropiados, pero con otro fin. Con esas fotos buscaban sembrar terror y desmoralizar a los luchadores y sus familias”.

Cuando a los 14 años Alejandrina se enteró de esto su vida dio un vuelco. “Si querían que odiara a mis padres por abandonarme consiguieron lo contrario. Empecé un largo camino para conocer e investigar lo que había pasado en los 70, por qué peleó esa generación, conocer la vida de mis viejos, por qué los mataron. Y eso tenía y tiene que ver con dejarme un mundo distinto a mí y a todos los hijos de los militantes. Entonces yo tenía una deuda pendiente, por mis viejos y por mí. Porque esto me lo hicieron a mí, me dejaron sin mis viejos y encima me usaron en una campaña mediática contra ellos”. Tiempo más tarde Alejandrina se integró al PTS, “porque me convencí de que esa deuda sólo iba a saldarse peleando consecuentemente contra la clase social que perpetró el golpe: los empresarios, sus partidos y sus instituciones como las Fuerzas Armadas”.



Chiche Gelblung fue jefe de redacción de la revista Gente desde 1976 a 1978. En el número aparecido el 25 de mayo de 1978, Gelblung hizo una nota desde Francia acusando a los organismos de derechos humanos de exiliados argentinos y la tituló “Cara a cara con los jefes de la campaña antiargentina”. Gelblung le pidió a Vigil, el dueño, viajar a Francia para cubrir la información que surgía de los exiliados argentinos y de los organismos de Derechos Humanos. En la nota, denunció a los militantes bajo este párrafo: “el terrorismo abrió un frente externo. Y esto que aquí investigamos es sólo una de sus expresiones. Pero el país no está desarmado para hacerles frente. Debe contrarrestar, con la verdad, su arma más poderosa, esa campaña”.

Esta semana, Jorge Altamira, candidato a presidente por el FIT brindó con champán con Chiche Gelblung.

El FIT es una alianza entre varios partidos de izquierda, entre ellos el Partido Obrero (al que pertenece Altamira) y el PTS (en el que milita Alejandrina Barry).

El martes 16 la dirección nacional del PTS le envió al Partido Obrero esta carta:

Estimados compañeros del Partido Obrero:

En el marco de la victoria política que logró nuestro Frente de Izquierda sorteando con creces el umbral proscriptivo que nos quisieron imponer en las Primarias, les escribimos para manifestarles nuestra preocupación por el encuentro y brindis que protagonizó ayer el compañero Jorge Altamira con el periodista “Chiche” Gelblung en radio Mitre.

El Partido Obrero, a través de APEL, es parte del Colectivo Justicia Ya! el cual acompañó a nuestra compañera Alejandrina Barry (primera candidata del Frente de Izquierda a senadora provincial por la Tercera Sección de la pcia. de Buenos Aires) en la denuncia que se le realizó el pasado 24 de septiembre contra los directivos de Editorial Atlántida y quienes dirigían las publicaciones “Gente”, “Para Ti” y “Somos” en diciembre de 1977 y enero de 1978, denuncia que tuvo mucha trascendencia mediática.

Luego de ser brutalmente asesinados por un comando común del ejército uruguayo y de la Armada argentina las revistas Gente, Somos y Para Ti mostraron a Alejandrina como una hija de subversivos abandonada por sus padres, El 5 de enero de 1978, la revista Gente que dirigía Samuel “Chiche” Gelblung tituló “Esto también es terrorismo. Alejandra está sola”, acusó a sus padres fallecidos de ser “asesinos que dejaron de ser padres para fabricar huérfanos”. Luego del crimen de sus padres, Alejandrina había quedado en manos de los verdugos, y luego fue entregada a familiares en Argentina.

Gelblung está imputado en esta causa penal en la que la querella de Justicia Ya! acusó a los directivos de Editorial Atlántida y al staff de estas revistas por ser partícipes necesarios del genocidio cometido por el Estado contra los militantes obreros y populares.

Está de más decir que defendemos el derecho de los socialistas revolucionarios de aprovechar hasta la última brecha para difundir nuestras denuncias, ideas y propuestas, incluso frente a “periodistas” como el citado, hoy a sueldo del Grupo Clarín. Consecuentemente con ello, los candidatos del PTS en el FIT han participado (y participarán) de programas o entrevistas realizadas por personajes que distan mucho de ser demócratas consecuentes. Pero consideramos un importante error político la participación de Jorge Altamira no en un reportaje, sino en una celebración con un personaje siniestro como Gelblung. No tenemos nada que celebrar con un reconocido colaborador de la dictadura genocida.

Saludos frentistas, Guillo Pistonesi p/ Dirección Nacional del PTS

Al día siguiente, el Comité Ejecutivo del Partido Obrero responde la carta del PTS acusándolos de haber "instalado sibilinamente" una campaña contra "la gran acción de Altamira en todos los medios de comunicación, antes y después del 14". El PO acusa al PTS de haber iniciado un ataque público contra Altamira realizado con perfidia. Gabriel Solano y Marcelo Ramal alegan que "nos hemos valido de todos los recursos pedagógicos para abordar el nivel de conciencia de las masas, en la actualidad, que en su mayoría aplastante votaron la continuidad del gobierno K".

El principal enemigo, entonces, es para el PO el gobierno K. Y para ello consideran lícito aún celebrar con champán con un cómplice del genocidio como Gelblung. Insólitamente, los trosquistas Ramal y Solano alegan desconocer la imputación contra Gelblung como colaboracionista de los genocidas.


Así argumenta el PO:

1.- No estaba en conocimiento de Altamira, ni de la dirección del PO, que Gelblung estuviera imputado, según señalan ustedes, como “partícipe necesario” en una causa relacionada con el genocidio dictatorial. Sólo conocíamos de Gelblung su participación en la revista “Gente” durante esos años, y de un apoyo a la dictadura militar que es común a numerosísimos periodistas de su generación que hoy actúan en medios privados u oficiales, y a los cuales concurren todos los voceros o candidatos de los partidos de nuestro Frente. Los abogados de Apel que apoyaron con su firma la acusación contra la revista Gente y otras desconocían que estuviera implicado Gelblung. Ustedes no lo señalaron nunca ante las numerosas entrevistas anteriores (varios años) de éste a Altamira.

2.- Lo que añade perfidia a vuestro ataque público por Internet, es que Altamira les hizo conocer la invitación de Gelblung y sus características con una semana de antelación, sin que abrieran la boca. Ocurrió el lunes 8 de agosto, minutos antes de que hiciéramos la presentación judicial conjunta contra la cláusula proscriptiva del 1,5%. En ese momento, Gelblung entrevistó telefónicamente a Altamira acerca de la crisis financiera internacional. Al concluir el reportaje, Altamira les comunicó a los dirigentes presentes del PTS y de IS, notablemente a Myriam Bregman y a ‘Chipi’ Castillo, que Gelblung lo había invitado el lunes 15, para realizar un brindis si ingresábamos a las elecciones generales. Ninguno de los dirigentes del PTS presentes nos hizo señalamiento alguno sobre la condición de Gelblung. En particular, no lo hizo la compañera Myriam Bregman, abogada del Ceprodh, de Justicia YA y del PTS, quien seguramente estuvo a cargo de las imputaciones judiciales contra Gelblung que ahora nos señalan. Nos llama la atención que un hecho de la gravedad que señalan, no mereciera siquiera una observación por parte de dirigente alguno del PTS, cuando Altamira se encargó de ponerlo en conocimiento de dirigentes destacados de ustedes.

Como el PTS no les avisó, ramal y Altamira no estaban enterados de la actuación de Gelblung durante los años de la dictadura.


1) Resulta más que sorprendente que la dirección del PO se enterara recién ahora que Gelblung no apoyó la dictadura en forma "común a numerosísimos periodistas de su generación que actúan en medios privados u oficiales" (como ponen en su carta) sino que lidera el rating de colaboradores del genocidio a través de la dirección ni más ni menos que de publicaciones como la emblemática revista Gente. ¿Qué pensaría cualquier persona medianamente informada si dirigentes de un partido de izquierda les dijeran que el apoyo a Videla de Mariano Grondona o de Bernardo Neustadt es "común a numerosísimos periodistas..."? También sorprende que los compañeros abogados de APEL se enteren recién ahora que Gelbung estaba implicado en la causa que sigue nuestra compañera. Basta buscar en Google las numerosas notas periodísticas que se le hicieron entonces a Alejandrina Barry donde se lo sindica a Gelblung como uno de principales responsables de la canallada que le hizo la dictadura.

2) No acordamos con la apología que hacen los compañeros del PO a una suerte de "diplomacia secreta" que debería haber entre organizaciones revolucionarias. ¿A quién se le puede ocurrir que el PTS hubiera hecho una carta "privada" para hacer una crítica a un error político que creemos daña a nuestro Frente de Izquierda? Todas nuestras críticas políticas, no por dejar de ser a veces duras, son tan públicas como fraternales. Consecuentemente defendemos el derecho de la compañera Andrea D’Atri y de todo militante de nuestras organizaciones a hacer las críticas políticas que considere, siempre y cuando no existan calumnias ni injurias infundadas (lo que no es el caso).

¡Chinchín, Chiche!