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viernes, 15 de enero de 2016

Quien te domina no tiene más piernas que vos, más ojos que dos

El sometimiento pasivo de los jóvenes al neoliberalismo


por Luciano Deraco

Que las nuevas generaciones de asalariados (empleados) legitimen cultural y políticamente los mecanismos que se encargan de someterlos, reproduciendo a la par la ideología que opera para ello no tiene una causa exclusiva ni determinante; se trata en cambio de un complejo entramado que se manifiesta en el trabajo y se extiende al tiempo de ocio, cristalizándose previamente a través del aparato educativo, optimizando y disciplinando al cuerpo para transformarlo en una herramienta más útil, productiva.

El problema en la actualidad se profundiza no porque los explotados más jóvenes ignoren esta situación, sino porque además, para ellos, el bombardeo de los medios masivos de comunicación y la rigurosidad del régimen laboral, con el correlativo miedo a perder el empleo, forma parte de sus vidas desde que nacieron, no conocen otra visión del mundo.

El neoliberalismo triunfó extendiendo hasta los rincones más alejados del planeta su propaganda de aptitud y eficiencia, sembrando a la par la ignorancia y el escapismo necesarios para que las masas no sepan defenderse y organizarse. Para peor, el consumo de productos culturales que fusionan empresas de la diversión y herramientas comunicacionales sin dejar recoveco, desde las grandes marquesinas callejeras y las aplicaciones de dispositivos móviles para incrustarse en la pantalla del plasma, garantizan una alienación total. Si a esto sumamos una educación empobrecida y progresivamente pensada con fines empresariales, de refinamiento de la mano de obra, el panorama es francamente desalentador.

Que en la Argentina de 2015 el sufragio electoral arroje resultados tan siniestros, que los explotadores de ayer sean legitimados y coreados al compás de consignas vacías (“cambiemos”, “todos juntos”, “queremos progresar”, “meremos vivir mejor”) no es producto del azar. El gran triunfo de la publicidad comercial fue extender su lógica desde los productos culturales de alcance masivo hasta el proselitismo político, generando un todo monstruoso. Los reality y los programas de concurso son la síntesis de esta victoria y en el caso puntual de Masterchef el ensamble soñado entre distracción, reproducción del sometimiento y perfeccionamiento de la mano de obra.

Queda sólo levantar la cabeza y pensar de qué modo estos chicos que hoy festejan con globos amarillos y devoran horas de cooltura chatarra fabricarán las armas para resistir los ataques inminentes.

[Nota del editor del blog: Este texto forma parte de una extensa nota sobre el efecto político que ciertos programas de televisión dirigidos a los jóvenes, no explícitamente políticos, tienen sobre la formación subjetiva de los televidentes/ consumidores/ educandos. Se analiza con detenimiento las analogías entre el programa Masterchef y la preparación para la sumisión juvenil en el mercado de trabajo. Fue publicada en 3 partes en el blog Un Largo.  Primera parte acá, segunda parte acá, tercera parte acá. Más allá sobre los probemas coyunturales, los resultados electorales y el eco de estos programas en las redes sociales, hay algo que la crítica al neoliberalismo no termina de enfocar acertadamente sobre la exposición de horas y horas en que los televidentes jóvenes aspiran a formar parte del mundo que los somete. La sumisión voluntaria y no siempre consciente fomentada por modelos de "entretenimiento"]


La servidumbre voluntaria 

Son 4 o 5 colores diciéndote
-man, que caro que está en la realidad,
esta realidad que te pide
que acompañes su traición
que abandones tu nación
y conserves la ilusión
encerrada en cajitas de cartón

Quien te domina no tiene
más piernas que vos
más ojos que dos, más manos que dos
de donde sacó tantos ojos
que están espiándonos, están registrándonos
no fue nadie más que vos, solamente
fuiste vos quien se los dio

Después de todo no es importante nada de esto
no es tan valiente domesticar los animales…
No, ya no pretendo pedirte
lo saques de vos, lo mates en vos
lo empujes de vos
quien te sometió
por su peso solo se derrumbará
se caerá y se romperá
sólo que debes dejar de sostenerlo
para ser más libre y más
y más, más libre más y más
más libre más.

"Discurso de la servidumbre voluntaria", Viajantes (Pablo Dacal, Manuel Onis, Alfonso Barbieri y Juan Jacinto).

viernes, 26 de septiembre de 2014

Vos tenés un cerdo en una oreja y en la otra te hablan desde el cielo

De los pelos, del Príncipe, por Manuel Onis y Martín Buscaglia



Vos tenés un cerdo en una oreja
y en la otra te hablan desde el cielo
si algún día enloquecés y querés llorar
por favor no te olvides el pañuelo.

Hoy estás bailando con el cerdo
que gobierna tu sueño y tus anhelos
pero si te despertás y querés volar
te aseguro que te agarran de los pelos.

Te agarran de los pelos
solo si te dejas agarrar
y si habla de tus sueños
es porque te quiere despertar.


Canción de Gustavo "el príncipe" Pena.
Manuel Onís: voces.
Martin Buscaglia: voces.
Ezequiel Kronemberg: bajo.
Manuel Caizza : percusión.
Leguy: guitarra eléctrica.
Alfonso Barbieri: teclados.

Aunque en los créditos del clop de Manuel Onis no figura, esta canción del Príncipe, Gustavo Pena Casanova, se dio a conocer al mundo a través de la película La cocina, realizada por el Príncipe junto a Willy Villalobos. De hecho, el fragmento de audio en que se escucha la voz del Príncipe está extraído de La cocina.