todos estamos igual

sábado, 31 de octubre de 2020

Hoy a las 18 presentación radial del álbum "Lo propio del plan es que falle"

Conversación de Maxi Diomedi con Oscar Cuervo en Patologías culturales - FM La Tribu - Online clickeando acá: https://fmlatribu.com/envivo/

Se anuncia en el Instagram de culturalespatologias

Hoy a partir de las 18:00 por @fmlatribu entrevistamos a Oscar Alberto Cuervo, que presenta su proyecto musical laotra21 . En estos meses estuvo trabajando en tres discos: A la música no le importa nada, En algún momento debe haberse producido un error (un EP con dos tracks) y Lo propio del plan es que falle. "Traté de jugar con la oposición de texturas", nos dijo. La música, el cine y la radio tramando estas piezas sonoras que a poco de caminar encontraron regalos inesperados.

Arte de tapa: Carmen Cuervo

Arte de tapa: Carmen Cuervo

Arte de tapa: laotra21

Una recorte al azar: "También la radio puede ser pensada como un arte. No me parece casual que Orson Welles y Sokurov hayan formado su sensibilidad primero como radioescuchas y que de ahí saliera su cine. La radio está muy estandarizada en su formato. Se cerró a muchas posibilidades. Es un territorio fascinante que justamente estimula la escucha. Es lo más interesante que tiene. Y no están lo suficientemente exploradas sus posibilidades".

Se escucha online acá: fmlatribu.com 

patologiasculturales.com.ar

Diseño: @cecigamma

Foto: @martinaperosa

#patologiasculturales #fmlatribu

 
Arte del tema: c.zely

miércoles, 28 de octubre de 2020

4TRO V3INT3 - Perrone al filo del tiempo

4LGUNXS PIBXS: APERTURA Y CIERRE DEL DOC 2020




En el plano inicial de 4LGUNXS PIBXS el dedo de Raúl Perrone toca la pantalla táctil del visor de una cámara para darle fast forward a la imagen de uno de esos típicos pibes que vimos en muchas de sus películas a lo largo de años. El pibe deambula en un atardecer lluvioso de Ituzaingó, una geografía definitivamente familiar en su cine. Cuando llega al andén de la estación, se detiente, y la cámara lo toma de perfil. El pibe escupe. El dedo de Perrone encontró lo que su mirada buscaba. Este plano condensa los elementos que van a desplegarse en la hora siguiente. Perrone usa la cámara como instrumento reproductor del registro previo. El dedo toca la imagen y le devuelve su materialidad. El Perro busca algo en el gesto del pibe y también en su propia mirada y por ende en su estar en el mundo junto con esos pibes a los que siempre vuelve a mirar. Más tarde ese mismo pibe será captado buscando algo o a alguien con su mirada, hasta encontrarse con la mirada de la cámara y mirarnos así a nosotros. El plano retorna una y otra vez a medida que la película sigue. Obsesión, contacto visual, juventud, incertidumbre, anhelo y el cine como un modo de habitar el mundo y el tiempo. En 4LGUNXS PIBXS con estrategias levemente desplazadas de sus hábitos -acá trabaja con registros tomados hace años por él o por otros, no es una salida reciente a la calle, como de costumbre-, Perrone manifiesta aquello a lo que el cine da entidad mostrando el vínculo entre habitar, mirar y poetizar.

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4LGUNXS PIBXS es la película de clausura del vigésimo Doc Buenos Aires, edición dedicada a la memoria de su fundador Marcelo Céspedes, muerto en mayo de este año. Esta es también la segunda edición del festival porteño que en la que el director artístico es Roger Koza. Si la ausencia de Céspedes y la continuidad de Koza le dan a este encuentro anual con el documental contemporáneo de cada primavera en Buenos Aires su carácter de recuperación de una tradición renovada, las restricciones de la pandemia hacen que esta sea su primera edición online (vean acá) y que por eso tenga que afincarse en el ciberespacio y ausentarse de la Sala Lugones. 

La historia del Doc coincide casi exactamente con el período de la historia en el que el documental reconquistó una relevancia que el primer siglo del cine le había retaceado. Fue gracias al Doc que los porteños advertimos que muchos de los más creativos y lúcidos cineastas contemporáneos filmaban documentales, una praxis que hace lo contrario de los medios de masas. Los medios nos dan siempre el hecho, aquello que ha pasado, sin su posibilidad ni su potencia, nos dan un hecho en relación al cual se es impotente. Los medios de masas aman al ciudadano indignado pero impotente. Es la mala memoria, aquella que produce el hombre del resentimiento. Por ese motivo toda exploración sobre la mirada que posibilite el documental tiene a la vez un carácter poético y produce una crítica al modo de habitar el mundo por parte de la humanidad actual. 

El mejor documental no reproduce los hechos sino que produce posibilidades de mirar el presente. El presente es lo difícil de mirar porque aún no está hecho. El cine en su segundo siglo puede cambiar sus soportes, sus tecnologías de registro, reproducción y circulación. Lo que no puede es renunciar a su vocación de enfocar la mirada sin perder su diferencia, en una época saturada de pantallas en las que cada vez se deja ver menos el presente. El presente es todo lo contrario de la instantaneidad continuamente caduca de las imágenes etiquetadas de las redes sociales. El presente, lo que está adviniendo, no es un tiempo perfecto. El foco vacila, la imagen tiembla, el cuadro se desequilibra ante lo que adviene. No se aviene a códigos establecidos por una sintaxis reglada: lo que adviene resiste la captura y reproducción del hecho. El cine mira lo todavía no hecho. El presente es aquello hacia lo cual nos vemos arrojados. El hacer foco se visibiliza y se hace audible como tal en el cine, porque el presente es lo que siempre está a punto de irse de foco y el rumor de la época tiene la fragilidad de lo difícil de oír. No es metáfora: en el cine la mirada y la escucha están literalmente puestas a obrar; el foco, el cuadro y los planos del audio siempre son críticos. A pesar de que el proyecto industrial redujo drásticamente las posibilidades del primer siglo del cine y procuró huir rápido de la posibilidad de mirar el presente, esa posibilidad nunca dejó de aguardar su ocasión. En cada década aparecieron los cineastas y las películas, a veces desapercibidos, que recuperaron esas posibilidades y mantuvieron abierto el tiempo.

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Todo lo expresado en los párrafos anteriores se aplica con especial propiedad a 4TRO V3INT3, la nueva película (antepenúltima) de Raúl Perrone que justamente abre esta edición del Doc que cierra 4LGUNXS PIBXS. Todo este Doc transcurre como un paréntesis entre dos Perros. Y, ojo: Perrone no es un documentalista, ni tampoco se deja apresar en alguna etiqueta genérica. Su cine es post-genérico en varios sentidos. Su obra extensa e indetenida desde hace tres décadas, con una cantidad literalmente incontable de películas, puede tomarse como una lucha perpetua contra las expectativas genéricas. En los últimos años, Perrone pareció asumir esa misión con conciencia plena. El cine no está hecho, no hay que entregarse nunca a lo esperado. Cada película suya es una pelea cuerpo a cuerpo contra las visiones vencidas. Los principios, los finales, cada corte y cada título nos descolocan.

La grafía anómala que nos hace vacilar sobre cómo se pronuncian sus títulos condensa el desafío constante al trabajo nuestro con sus películas. En un par de años de su obra, Perrone puede mostrar que inventa cuatro, cinco nuevas formas de filmar. Con su sola producción de 2020 otros cineastas estirarían toda su carrera, pero sabemos que Perrone siempre se guarda un as en la manga: películas ya terminadas en las que volverá a barajar su noción del cine. Esa inquietud puede atribuirse a motivos personales pero no importa. De alguna manera, lo importante es que Perrone muestra cuan posible es el cine todavía. Es de 4TRO V3INT3, la que abrió este Doc, que quiero ahora decir algunas cosas.

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Empiezo por el título: alude a una jerga compartida por un sector juvenil que va a descubrirse rápidamente ni bien se vea la película. También es una marca horaria. Es una hora de la madrugada en la que el tiempo fluye distinto que en los horarios picos en los que funciona el sistema. Hora de nadie, puro presente, frontera temporal, un borde y el abismo del instante. Durante una hora el cine de Perrone dispone de un método para filmar ese fluir del presente como advenimiento. Ni día ni noche, en un trance en el que el tiempo como proyecto está abolido. La improductividad de los pibes es derroche, demora, deleite, juego donde los roles se diluyen como el humo. Este juego no carece de sombras ni se ausentan los fantasmas. Los pibes no saben muchas cosas pero hay unas pocas que saben muy bien: por ejemplo, saben construir un pliegue del tiempo y el espacio en el que son libres. Van por calles vacías, cruzan el puente de la autopista, surfean el ras del suelo, inhalan y exhalan: es decir, logran habitar ese tiempo no ocupado. No están al margen de la sociedad: ocupan un lugar que la sociedad descuida y sobre él se deslizan. El humo y la luz titilante son los objetos que los pibes mismos filman por pedido de Perrone. Como por un descuido a alguno de ellos se le escapa una palabra sobre la pandemia, pero al darse cuenta sonríen y siguen en la suya. La suya es una conversación en la que el erotismo y una inquietud un poco agazapada impregnan cada mirada, cada roce. 

Es totalmente adecuado que 4TRO V3INT3 abra este Doc, no tanto porque su forma responda a las tradiciones más reconocibles del documental, sino porque Perrone encomienda a estos pibes que hasta ahora él filmaba que esta vez se filmen ellos mismos. Que esto surja de las restricciones de la pandemia es una contingencia para la realización de la película, un dato exterior. El confín es distinto de aquel que hoy habla la tele. El prólogo -que últimamente Perrone suele utilizar para establecer una vía de acceso que varía la perspectiva de lo que va a venir- alude a un tornado que arrasó a la ciudad relatado por voces de un noticiero, justo ese tipo de relatos que clausuran los hechos. El tornado ocurrió efectivamente hace varios años y azotó no solo a Ituzaingó. Esa catástrofe ya ha sido relatada, como ahora se relata hasta el agobio el tiempo de la pandemia. De modo que el prólogo ejerce una conjugación temporal que no será la del resto de la película, ahí hay una tensión entre diversos presentes.

Los pibes de 4TRO V3INT3 son pibes de Perrone: pero no se parecen tanto a los de la trilogía de Ituzaingó, ni siquiera a los de P3ND3JO5 Ragazzi. La radicalidad de Perrone es tal que aquellos P3ND3JO5 parecen ya de otra era. Estxs son chicxs del siglo xxi que está empezando a asomar, sin que haya sido hasta aquí filmado, hijos de Labios de churrasco. Juegan con sus roles eróticos, manejan datos precisos del consumo cannábico, tienen una conciencia estética de su derroche. Son post-pop: vieron Gran Hermano e ironizan con el encierro y la salida; vieron varios reboots del Hombre Araña y fantasean con hacerle un trombón a alguno de los actores facheros que se ajustaron el traje del superhéroe. Son post-binarios, como ya se anunciaba al comienzo de Corsario


La mirada de Perrone no se adhiere a la de los chicos: ellos logran momentos de una luz que ningún crew técnico podría disponer, una magia del humo que remite al cine ilusionista de Melies, aunque It's All True. Viven un estadío de la estética que conjura la catástrofe relatada al comienzo. Puede que la muerte los asedie, como ha sucedido en otras de sus películas pero, si ellos lo saben, hacen que no les importa, no viven en función de ese miedo. El futuro está en alguna parte pero no parece ser problema suyo. Hay una astucia en ellos, algo de cinismo en el sentido de Diógenes, no en el de los chicos del Cardenal Newman. Bien mirados son todo lo contrario de los chicos del Cardenal. 

Pero la mirada de Perrone tampoco se identifica con la de ellos: él está en otro tramo de la vida y en otro lugar de Ituzaingó. Es un ejercicio de cine remoto. La edición de las imágenes y la dimensión sónica enrarecida trazan esa distancia que se abre entre los pibes y el cineasta. 4TRO V3INT3 es una transa en la que cada parte pone algo que el otro no tiene. La película es la tensión entre dos presentes. El futuro de los pibes, si lo tienen, queda fuera de campo; en todo caso Perrone admite que no le concierne. La mirada del cineasta se despliega sobre la perplejidad de la coexistencia entre los ritos estéticos de los pibes y la tarea insomne de mirar y escuchar del cineasta en su sala de edición, a unas cuadras de ellos.

Para las miradas más distraídas Perrone una vez más filma a esos pendejos. Quien habla así no entiende nada: Perrone se ubica en el borde del tiempo, a las cuatro y veinte, cuando no se sabe qué día nos espera, si acaso nos espera un día.


Nuevas oportunidades para ver 4LGUNSX PIBXS y 4TRO V3INT3: acá.

sábado, 24 de octubre de 2020

La inquietud: Kierkegaard, Nietzsche y Brandes

Hace poco más de un mes el amigo Israel Galván Delgado, miembro de la Sociedad Académica Kierkegaard de México, subió a Facebook  un fragmento de una carta que Friedrich Nietzsche le envió Georg Brandes en febrero de 1888, cuando se iniciaba su último año de producción filosófica. 

Brandes (1842-1927) fue un escritor danés a quien se atribuye haber escrito el primer libro sobre la obra de Kierkegaard (1877), en un período en el que éste, años después de su muerte, estaba desacreditado en su propio país. La lectura de Kierkegaard fue para Brandes un estímulo inquietante: le despertaba a la vez una atracción y un rechazo igualmente poderosos. Tanto es así que Brandes recomendaba su lectura y al mismo tiempo advertía sobre su peligrosidad. Lo consideraba el filósofo más importante en su lengua, pero deploraba su intenso vínculo con el cristianismo. Brandes se lamentaba de que Kierkegaard se hubiera muerto prematuramente, porque pensaba que el giro que había comenzado a dar en su último año de vida (1855) con la publicación del periódico El instante, en el que chocaba violentamente contra la iglesia danesa establecida, hubiera terminado alejándolo del cristianismo.

Coetáneo de Nietzsche, Brandes fue también  uno de sus últimos interlocutores, antes del colapso que el autor de Ecce Homo sufriera en Turín en enero de 1889. Los dos mantenían correspondencia cuando Nietzsche ya había roto sus vínculos con casi todo el mundo, incluso en el período catastrófico en el que Nietzsche escribió sus llamadas "cartas de la locura". Resulta que Brandes era también divulgador de la obra de Nietzsche en Copenhague, donde dictó una serie de conferencias que convocaban a una gran cantidad de público, mientras que a Nietzsche en Alemania todos empezaban a darle la espalda.  Él se enorgullecía de su "amigo danés" y, en los meses en los que se acercaba rápidamente hacia su caída irremontable, encontraba en la atención que le confería Brandes un motivo de aliento. Brandes le había recomendado a Nietzsche que leyera a Kierkegaard, alegándole que era quien "mejor comprendió el problema psicológico del cristianismo". Nietzsche se interesó por la sugerencia y le pidió a Brandes que le mandara los libros de Kierkegaard. Antes de que esos libros le llegaran, la vida de Nietzsche se derrumbó entre los últimos días de 1888 y enero del 89. Quizás aquella caída de Nietzsche en las calles de Turín y las cartas alarmantes que llegó a enviar en varias direcciones configuren la escena de un colapso humano de alcance mayor. 

¿Qué habría pensado Nietzsche de haber leído a Kierkegaard?

El tono de fragilidad con que Nietzsche aceptaba el convite de leer a Kierkegaard, tan lejano de la autosuficiencia olímpica con que Nietzsche gustaba presentarse a sí mismo en sus libros y con el desprecio con que se refería a sus contemporáneos, resulta emocionante. "Pienso, al llegar a Alemania, empezar a trabajar en el problema psicológico de Kierkegaard y al mismo tiempo reiniciar mis relaciones con la literatura más antigua. Me servirá, en el más elevado sentido de la palabra. Quiero que se derrita el hielo de mi severidad y de mi arrogancia".

Que Nietzsche, meses antes de autoadjudicarse una misión titánica, la de ponerse contra el fraude más dañino de la civilización europea, esperara que la lectura de un autor periférico derritiera el hielo de su arrogancia parecería un gesto inesperado. Quienes hagan una lectura más atenta de las tensiones secretas de su escritura tal vez no tengan tanto motivo para sorprenderse por esa fragilidad (vean acá). Él estaba preparando su "Obra Capital", con la que planeaba producir un giro drástico en la historia de la cultura occidental. Pero su inquietud anímica y sus vacilaciones existenciales se anticiparon a su derrumbe personal y de aquella Obra Capital solo nos quedan los escombros. Quizás sea mejor así: el fracaso de un pensamiento colosal puede ser más revelador que una doctrina ante la cual inclinarse. 

De todo este entuerto entre Kierkegaard, Nietzsche y Brandes podemos extraer algunas sugerencias sobre el problema de los autores, de su autoridad y de los lectores que acudimos a sus libros en busca de algún fundamento aquietador. De eso hablamos en el encuentro virtual del miércoles pasado, que pueden reproducir acá:

miércoles, 21 de octubre de 2020

Nietzsche / Kierkegaard

Hoy 19 hs: acá meet.google.com/dbm-yshf-dfd

Encuentro online, libre y gratuito


Filosofía y doctrina. Hay una discusión que atraviesa la historia de la filosofía acerca de si es preciso fijar una doctrina -¿es la filosofía una teoría?-, o si el pensamiento es otra cosa que puede soportar una tensión, un suspenso que no debe ser fijado en una doctrina. La línea dominante de la filosofía occidental optó por el mandato de que la filosofía se realice como doctrina, es decir: como un conjunto de afirmaciones teóricas que dan cuenta de la realidad de una forma racional y consistente. La filosofía así se "realiza", es decir: se cosifica. Pero ¿qué pasa si una tensión no está históricamente resuelta, si no se deja fijar como una masa doctrinaria? De ser así, toda doctrina filosófica manifiesta un odio hacia la verdad, porque prefiere las teorías aplacadas antes que las tensiones reales.

Kierkegaard era consciente de que la parte decisiva del pensamiento se juega en la comunicación: es decir en los recursos de su escritura y en los lectores posibles. Kierkegaard fue un pensador tenso, pero logró disponer sus tensiones en su dispositivo literario.

Nietzsche manifestó más de una vez con mucha claridad esa desconfianza hacia las doctrinas teóricas y supo detectar ese odio a la verdad que esconde la posición del teórico. Sin embargo, en otros momentos de su vida Nietzsche mismo se dejó tentar por la posibilidad de formular su propia doctrina, la del Eterno Retorno de lo Mismo, la de la Voluntad de Poder, la de la Transvaloración de los Valores. Conceptos que acuñó sin lograr despejarlos. Nombres para sus derrotas. De hecho, no pudo resolver cuál de esos conceptos se sobreponía al otro. Y, a pesar de que durante sus últimos meses de producción filosófica lo ganó una ansiedad incontenible por plasmar una "Obra Capital", el colapso que sufrió en 1889 le impidió llegar a formularla.

El problema de los postnietzscheanos es el deseo de matar esa tensión y fijarla en una doctrina. La tentación doctrinaria está en el propio Nietzsche, pero es su fracaso lo que todavía nos incita a pensar. (Ver Nietzsche Largo acá).

La tensión que le impidió formular una doctrina acabada no es un fracaso o, si lo es, es el fracaso virtuoso de la filosofía misma. Es una inconclusión fértil para nosotros. Si él piensa cuestiones que la época no resolvió y sigue sin hacerlo -el poder de la técnica, la verdad de la ciencia, la voluntad de poder-, si eso no está resuelto en el mundo, no puede estar resuelto en la filosofía. 

Hoy lo conversamos en nuestro encuentro virtual en meet.google.com/dbm-yshf-dfd. Libre y gratuito.


sábado, 17 de octubre de 2020

martes, 13 de octubre de 2020

Lo propio del plan es que falle

 Tercer álbum de laotra21

 

Cristian Bonomo: percusión en 1 y 13.
Lautaro Grimberg: Guitarra en 6, 8 y 12. Batería en 6.
Todos lo demás: Oscar Cuervo
Producción: Regime Spektro
Grabado entre agosto, septiembre y octubre de 2020.
Pinturas: C.zely

Postdata: Este es el cierre de la primera trilogía de laotra21: 

Acá en Bandcamp

Estas piezas sonoras las fui construyendo en medio de la pandemia que asola el planeta, más que una contingencia epidemiológica un default civilizatorio. Estos tres álbums los hice con una oreja puesta en el cine del siglo xx, el gran educador de mi sensibilidad. Cada vez más me cuesta hacer reseñas de películas. Desplazándome del lugar de crítico al que la inercia de la producción de discursos tendió a inclinarme sin haberlo logrado nunca del todo, preferí pensar en este tiempo la música desde el cine y el cine desde la música. Empecé jugando, sin saber adónde me llevaba el juego y todavía no lo sé muy bien. Pero en el juego se me presentaron ocasiones para decidir cuestiones acerca de la organización temporal y de los espacios sonoros. Emotional landscapes, diría Björk, en un state of emergency. Del juego quedaron obras cuyo valor no me interesa ponderar. En cambio, me hizo feliz que este juego me abriera las puertas de la creación cinematográfica de Perrone, Farina y González. Ya lo dije: para mí, entrar en sus mundos es el sueño del pibe, un territorio soñado en el que por mucho tiempo fui solo un espectador. Les agradezco a mis amigos artistas que me hayan abierto la puerta para ir a jugar. Esto solo ya es mucha producción para un año recesivo. No estaba en mis planes, mis planes eran otros. Pero lo propio del plan es que falle.


En estos 14 temas, tanto como en los 13 anteriores (A la música no le importa nadaEn algún momento debe haberse producido un error) se cruzan de manera más o menos velada casi todos mis auténticos maestros: Bresson, Godard, Favio, Sokurov, Fassbinder, Bela Tarr, Tsai, Apichatpong más los ya nombrados. El tema 1, el último en grabarse es mi despedida a Gabo Ferro y mi gratitud por su mirada y su escucha sobre el arte de Leonardo Favio. Favio y Gabo: entre uno y el otro, una época se ha ido. Hay ciclos que se cumplen, empieza otra época. 

Cuando retome este proyecto de laotra21, si eso sucede, trataré de encontrar otra vuelta que aún no me imagino. El que tenga la paciencia suficiente para escuchar estos divagues puede encontrar en ellos una declaración de principios, que solo se expresa cuando el camino recorrido va quedando atrás. Como el búho que despliega sus alas al atardecer.

domingo, 11 de octubre de 2020

Uno no debería ser el mismo después de escuchar ciertas canciones

 


Una sábado de fines de 2013 Gabo vino a Patologías Culturales  y nos dijo: “Uno no debería ser el mismo después de escuchar ciertas canciones”. Hablaba de las canciones de otros, pero sabía -a esa altura- que casi nadie pasaba, ni pasa, ni pasará indiferente por su música. 

Por eso, hoy lo recordamos con amor y respeto. Desde que empezamos la revista y la radio en la primera década del siglo, Gabo fue una presencia constante en La otra -revista, radio, blog- y en Patologías Culturales. Su voz y sus decires nos marcaron de manera decisiva. Nosotros no fuimos los mismos al escucharlo. Sus canciones, nuestras conversaciones con él, sus libros, su agudo pensamiento, su sensibilidad y su afecto ya forman parte nuestra.

Rescatamos esta entrevista que hicimos con Maxi Diomedi cuando vino a nuestros estudios a presentar su disco La primera noche del fantasma.


Se contó unas cuantas veces su historia: en los 90 Gabo era el cantante de una banda hardcore llamada Porco, una cierta noche, un show en el que había 15, 20 espectadores, Gabo se quedó sin voz; literalmente. No podía salir un sonido de su boca. Se bajó del escenario y se fue caminando por Callao.


 
Abandonó la escena, se dedicó a estudiar historia, se graduó. Y después de varios años de silencio, volvió. Claramente, el Gabo definitivo fue esculpido a partir de esa experiencia. Su canto puso a obrar la pregunta por la voz y por la escucha.

viernes, 9 de octubre de 2020

Memento

Gabo Ferro y Nilda Fernández cantan a Federico García Lorca, Buenos Aires, octubre de 2012

 

Cuando yo me muera,

enterradme con mi guitarra

bajo la arena.

Cuando yo me muera,

entre los naranjos

y la hierbabuena.

Cuando yo me muera,

enterradme si queréis

en una veleta.

¡Cuando yo me muera!


El viernes 19 de octubre de 2012 se produjo el encuentro en La Trastienda. Tuve la suerte de conocer en directo a Nilda Fernández, un artista del que solo había oído un par de canciones. El encuentro fue posible porque Nilda Fernández había leído en París el libro L’Esprit de Buenos Aires. Une ville et ses démons, que en realidad es la traducción de Buenos Aires, una mirada filosófica, de Esther Díaz. Nilda amaba esta ciudad y se enamoró del libro. Y al venir otra vez le pidió a su productora, Celia Coido, que ubicara a la autora, a la que quería conocer y que lo conociera. Y Celia, que había sido una de las fundadoras de La otra.-radio en 2006 en FM La Tribu, recordó que Esther era mi amiga y me llamó para invitarnos.

Al promediar el show, Nilda dice que cada vez que viene tiene que pensar con quién se quisiera encontrar sobre el escenario, a quién le gustaría invitar. Y así como en viajes anteriores estuvo con la Negra Sosa y con Pedro Aznar, reconoce que es difícil que dos cantantes se encuentren, que puedan armonizar sus voces y sus estilos. Alguien le propone a un cantante, le hace escuchar su último disco y Nilda dice: "sí, con este creo que vamos a poder hacer algo bueno". El tipo es Gabo Ferro. Gabo, cada vez más intenso e inmenso. Comparten en el escenario cinco canciones, un par de temas demoledores del repertorio de Gabo y algunos poemas de García Lorca musicalizados con belleza por Nilda. Y deslumbran.

Nilda murió el 19 de mayo del año pasado en el sur de Francia a los 61 años. Pocos días después, Gabo se despidió de Nilda: "Nilda hermoso, que esto que cantamos juntos hace años ya - de tu amado Federico - se haya cumplido, qué descanses...". Ayer se murió Gabo en Buenos Aires.



jueves, 8 de octubre de 2020

Gabo

Últimamente con mi amigo Maxi Diomedi más de una vez nos estuvimos preguntando quién está diciendo algo en la canción actual. Ni siquiera algo que nos parezca bonito o justo sino algo simplemente algo. Porque muchas veces salimos de shows sin saber exactamente qué nos estuvieron diciendo los tipitos ahí arriba, si incluso nos decían algo. Bueno -y esto corre por mi exclusiva cuenta- creo que encontré lo que buscaba. Y lo encontré al escuchar La aguja tras la máscara, el séptimo disco de Gabo Ferro.

Lo que te da terror te define mejor,

no te asustés, no sirve, no te escapés, volvé

volvé, tocá, miralo dulcemente esta vez,

que hay tanto de él en vos, pero hay más de vos en él.

¿Dónde queda lo que creés? ¿Dónde queda lo que ves?

¿Dónde se irá, si se va? ¿Dónde se fue? ¿O será que ya no está?

Si hay Dios, si hay amor, si hay vida después,

si hay mundo, si hay hoy, hay mañana, hay tal vez

si hay ayer, si hay recuerdos, si hay de haber o ay de doler.

Lo que te da terror te define mejor,

no te asustés, no sirve, no te escapés, volvé

volvé, tocá, miralo dulcemente esta vez,

que hay tanto de él en vos pero hay más de vos en él.

Cómo, cuándo, dónde, quién fue, para quién será,

quién ha sido y por qué el frío

la pasión, la vejez, el amo, el esclavo

y el dolor de reconocerse

atado, golpeado, libre, liberado, culpable, culpado

al frente, al costado de quien no se larga

por miedo a quedarse solo, abandonado.

Lo que te da terror te define mejor,

no te asustés, no sirve, no te escapés, volvé

volvé, tocá, miralo dulcemente esta vez,

que hay tanto de él en vos, pero hay más de vos en él.

Hay miedos que espantan que van a volver,

hay otros que están pero van a ceder,

hay riqueza, hay pobreza, hay hambre y tanto

que un verso no alcanza para decir cuánto.

Si vuelve, si va, si queda o si está,

si recuerda a veces o si va a recordar,

si vive con alguien, si ha muerto con alguien,

si está...

si está.

Lo que te da terror te define mejor,

no te asustés, no sirve, no te escapés, volvé

volvé, tocá, miralo dulcemente esta vez,

que hay tanto de él en vos, pero hay más de vos en él. 

Unidad Básica Santa Maradona

 KREAR Podcast "Angelito tenía razón"

Comparto un podcast en el que Willy Villalobos, línea fundadora de La otra, conversa extensamente con Agustín Más, desde la Unidad Básica Santa Maradona, Cabo Polonio, República Oriental, sobre sus experiencias desde los 70 hasta hoy. Willy fue preso político a partir del gobierno de María Estela Martínez de Perón y siguió preso durante los peores años de la dictadura, para después exiliarse en Europa hasta la caída de la dictadura. El punto de vista con el que relata sus años de cárcel no es el habitual, vale la pena prestarle atención. En la conversación con Agustín, también hablan de música, de cine, de una película que está haciendo junto a Martín Farina y de su experiencia en Cabo Polonio hasta el día de hoy, donde tuvo que quedarse durante todo este año, dado que la pandemia le impidió hacer sus periódicas vueltas a Buenos Aires.




martes, 6 de octubre de 2020

La calle y el tiempo

Narrativas confinadas


por Oscar Alberto Cuervo *

Santa Catalina, la calle de Nueva Pompeya en la que vivo, es una de las últimas de la ciudad de Buenos Aires que todavía tiene adoquines en lugar de pavimento. En las últimas décadas y casi imperceptiblemente los adoquines desaparecieron de la ciudad. Todas se fueron pavimentando. Conversé con taxistas que celebraban el hecho de la desaparición de los adoquines porque, decían, deterioraban la suspensión de los coches. Me sorprendieron con la misma respuesta varias veces, cuando yo lamentaba que Avenida Sáenz hubiera perdido sus adoquines. El pavimento permite que los autos aceleren sin tener que oponerse al rozamiento de las piedras, los autos pueden andar más rápido y no vibran tanto. Los días de lluvia también el pavimento hace que los autos se deslicen con más facilidad, el freno tiene menor eficacia y eso propicia los accidentes. También había oído que los adoquines permiten una mejor absorción del agua cuando se desata una lluvia muy intensa y eso evita la inundación rápida de las calles. Pero los taxistas prefieren el pavimento de todos modos. Quizá mi amor por los adoquines tenga una motivación solamente estética. Es mi calle. Vivo en Santa Catalina desde que nací y esa rusticidad de la calle adoquinada me dispara una conexión directa al tiempo de la infancia.

Durante la cuarentena el tiempo se hace de goma. Desde marzo no salgo de Pompeya. Yo solía caminar todas las noches por las calles del centro y ya hace más de cien días que no volví a pisar la avenida Corrientes, que debo de haber caminado ininterrumpidamente desde que tenía 15 años cuando a la salida del Mariano Acosta me iba con mi amigo Alejandro a ver películas en la Lugones, en la Hebraica, en el Arte. Durante años las calles del centro fueron más mías que las de mi propio barrio. Volví a caminar por las calles de mi barrio en los últimos años cuando adopté a mi perro Rino. Sacarlo a pasear cada mañana por el Bulevar de Roca me hizo volver a mirar el cielo, que en mi barrio se ve mucho más abierto que en las calles del centro. En invierno las ramas negras y peladas de los árboles rasguñan el cielo. Fue muy bonito este otoño y también fue bonito el invierno. Cuando salgo a caminar por las calles del barrio, bastante vacías durante estos meses del confinamiento, siento una mezcla de tristeza honda y de pertenencia a estas calles y este cielo, el lugar en que viví antes de empezar a patear por el centro.

La cuarentena tiene un efecto raro en la manera de sentir el paso del tiempo. Los días pasan rápido y vivo en un presente continuo, sin perspectiva, como fijado a una cotidianidad antigua. Creo que la pandemia cayó justo para marcarnos el fin de la época a la que pertenecimos. Así lo siento. De pronto me di cuenta de que yo soy del siglo XX y que esta época ya no es la mía. No es que me cueste adaptarme a las redes. Poco a poco fui aprendiendo a moverme en internet. Por eso, pese a que estoy desde hace meses sin moverme del barrio, sigo conectado con el mundo. Pero siento un contraste entre lo que me trae la pantalla de la computadora o del celular y mis caminatas por el Bulevar de Roca. Cada vez el mundo que aparece en las pantallas me resulta más ajeno.

“En estos días simplemente no hay ninguna buena nueva” declaró en abril Bob Dylan al NY Times, que a sus 79 años sacó uno de los mejores discos de toda su larguísima carrera. “Hay muchas razones para preocuparse por eso. Definitivamente ahora hay mucha más angustia y nerviosismo que antes. Pero eso solo se aplica a personas de cierta edad como vos y yo, Doug —le dice Dylan a su entrevistador—. Tenemos una tendencia a vivir en el pasado, pero somos solo nosotros. Los jóvenes no siguen esta tendencia. No tienen pasado, así que todo lo que saben es lo que ven y oyen, y van a creer cualquier cosa. De ahora en adelante van a estar a la vanguardia. Cuando ves a chicos que ahora tienen 10 años, dentro de 20 o 30 años ellos tendrán el control y no tendrán ni idea del mundo que nosotros conocimos. Los chicos que ahora son adolescentes no tienen recuerdos que evocar. Quizás sea mejor entrar en esa mentalidad lo antes posible, porque esa será la realidad. En cuanto a la tecnología, hace que todos sean vulnerables. Pero los jóvenes no piensan así, no les importa. Las telecomunicaciones y la tecnología avanzada es el mundo en el que nacieron. Nuestro mundo ya está obsoleto".

El disco de Dylan empezó a conocerse en marzo y poco a poco fueron apareciendo en youtube algunos temas hasta que en junio estaba completamente publicado. Igual que con el disco, la entrevista a Dylan me llegó en formato digital. El disco se llama Rough and rowdy ways (Maneras ásperas y ruidosas) y tiñó mi ánimo en estos días incontables. Las canciones tienen una tonalidad crepuscular y trasmiten exactamente la sensación de que Dylan ya mira este tiempo como el que está preparándose para otros. No muestra ansiedad por ese motivo, sí una distancia mordaz. Las melodías son a veces melancólicas, a veces ásperas como anticipa el título del disco. La voz de Bob está rota y eso lo hace más íntimo. Supongo que cuando un cantante tiene 79 años empieza a tomar cada disco que hace con el pálpito de la inminencia de la muerte. Quizás Dylan haga todavía cinco, seis discos más, pero no hay modo de que él ni nadie lo sepamos. 

Las otras nuevas que me llegan por internet no son tan buenas como el disco de Dylan. Llegan muchas fake news, como a todos, supongo. Todos los días el reporte de los centenares de miles de muertos de cada jornada en el planeta. La cifra viene aumentando. Junto con las curvas que empezaron a tener en estos meses una presencia insistente en nuestra forma de percibir el avance de la historia, llegan convocatorias a las movilizaciones de los anticuarentena que sostienen versiones conspiranoicas sobre un complot para instaurar un nuevo orden mundial. Según estos delirantes, el virus sería un pretexto para implantarnos, a través de la vacuna que ya tienen preparada, un chip para controlarnos. Los impugnadores del nuevo orden mundial, además de anticuarentena, son antivacunas, por ende. Y por razones más difíciles de vincular mediante conectores lógicos son también fervientes anticomunistas, antifeministas que ven en el lenguaje inclusivo una avanzada del mismo perverso complot que echó a rodar el virus o tal vez la falsa noticia del virus. Respecto de su existencia o inexistencia, hay entre estos neonazis que parecen manejar las redes con destreza o quizás con algún apoyo logístico, versiones discrepantes: para algunos el virus fue creado en un laboratorio y para otros directamente no existe. En una u otra versión del complot, la finalidad es la misma, la instauración del comunismo a través de los chips que vendrían insertos en las vacunas que el Estado Opresor pretende obligar a inyectarnos.

Estos grupos parecen tener muchos adeptos en países como USA o Brasil y en Argentina forman una minoría ruidosa pero todavía acotada. Los medios de comunicación y las redes sociales amplifican todos sus movimientos. Cuando entro a Twitter, la mayoría de las tendencias de conversación son impuestas por estos grupos. Es decir: no puedo percibir la verdad de que así sea, pero Twitter me dice que son las tendencias sobre las que más se habla en Argentina. Cuando saco a pasear a mi perro por mi barrio de casas bajas, todas estas noticias del mundo se acallan.

Siento como Dylan que este mundo que asoma ya no es el mío. Todavía no sé si me importa. 

20 de julio de 2020

* Ayer se hizo el lanzamiento virtual del libro Narrativas Confinadas. Voces desde el Sur. Fue publicado por Ediciones NEFI, de la Universidad Estatal de Río de Janeiro, en el marco del X Coloquio Internacional de Filosofía y Educación de esta Universidad. Narrativas Confinadas es el tercer volumen de la colección colectivaS. El libro se descarga completo en forma gratuita, clickeando acá.

En el texto que encabeza el libro, a modo de introducción, puede leerse: 

"Narrativas confinadas. Voces desde el Sur reúne los textos de personas amigas, fronterizas, que respondieron a la convocatoria que hiciéramos en medio de la pandemia, escrituras acompañadas en cierto modo por las que no pudieron ser entregadas en los tiempos que señalamos para su envío.

"Prometidas, algunas quedaron en borradores, apuntes, notas, palabras sueltas, o no fueron ni siquiera iniciadas, o resultaron ser solo pensamientos detenidos en este tiempo de rarezas, inquietudes, confusiones y desgracias. Esa no-escritura o intento de escritura está también aquí, a su modo, junto a estos escritos en los que ronda también un cierto aturdimiento.

"Así como hubo un tiempo definido para recibir las narrativas prometidas, también hubo que limitar el número de voces sureñas de Argentina, Chile, Uruguay y Brasil. La dificultad de esto nunca fue averiguar quién podía hacerlo, sino a quién invitar entre tantos y tantas con quienes nos habría gustado compartir esta invitación a ensayar narrativas, a escribir en medio de la incertidumbre, a inventar textos desde la singularidad de la experiencia, donde apareciera la diversidad de pensamientos y perspectivas de vida, a escribir al margen de los “discursos de pretendida sabiduría orientadora”, “de los discursos que intentan capturar la significación del presente y preconizar el futuro”, como proponía la convocatoria.

Ahora es libro. Quiere lectoras y lectores en pandemia, porfiadamente vivos. Invita a ser leído en todos y cada uno de estos breves textos. Cada cual vale por sí mismo o en relación con otros muy distintos o contrapuestos; con preocupaciones comunes que los cruzan o con chirridos entre ellos. En sus diferencias, los habita el ejercicio de una escritura que procura hacer sentido, aunque sea como “superficie quebradiza”. Adentro esconden fallas, finuras, sombras, excelencias. Incluyen semillas, ideas deshilachadas, residuos, fermentos, sensatez, locura. No es obra consumada ni quiso serlo. Contiene joyitas y desvaríos. Esperanza o desaliento. Un caleidoscopio, un mosaico polifónico de vivencias y reflexiones sumamente denso para desafiar cualquier discurso totalizador.

"Estas narrativas fueron escritas en distintos tiempos, abril, mayo, junio, julio y agosto, en diferentes estaciones del año y variados climas, con distintos picos de pandemia, en temples y facturas diversas; en enviones de escritura donde resuenan los golpes de la muerte de alguien amado o los del inquietante aislamiento o de la vida amenazada; donde se expresan el padecimiento de estar confinado o el descubrimiento de nuevos placeres en este encierro, las ambivalencias del querer estar solo o acompañado, la paradoja de la distancia y cercanía con otros, el encuentro subjetivo de manera inesperada. Y así vamos enhebrando saberes nuevos sobre lo desconocido o lo no advertido.

"Narrativas preciosas, conmovedoras, que de pronto detienen la respiración, quitan el aire, pero también lo traen de nuevo al cuerpo; nos hacen saber de lo suspendido, lo entrecortado, de estrategias de sobrevivencia, de cegueras en que estábamos instalados, de búsqueda de formas de vitalización, de nuevas valoraciones, de la desesperanza y de su vuelco, de la tremenda presencia del entorno como deseo y de la ventana como saber del mundo.

"Narrativas sensibles a las circunstancias actuales, animadas por el deseo de compartir relatos de experiencias, cartas, poemas, aguafuertes, diarios, ficciones, apuntes biográficos y ensayos filosóficos que ofrecen accesos múltiples para la reflexión sobre acontecimientos que nos han dejado a la intemperie. Su lectura nos sensibiliza sobre el modo en que nos venimos vinculando, nos pone a experimentar la dimensión política de nuestra existencia y nos ayuda a pensar este extraño momento.

"Creemos haber propiciado con estas narrativas en estado de pandemia, “un tráfico de escrituras entre amistades latinoamericanas, entre quienes llevamos un tiempo conversando desde nuestras propias inquietudes y resistencias”. Y que suceda que estas escrituras amigas acaben en lecturas dispares y en el deseo de escrituras otras y otras y que las conversaciones continúen cuando ya no sean también una excusa para poder abrazarnos con palabras como en estos tiempos de cuerpos distantes..."

El grupo de editores, habitantes de Buenos Aires, Montevideo, Río de Janeiro y Santiago de Chile está integrado por Alejandro Cerletti, Filipe Ceppas, Gabriela D’Odorico, Marisa Berttolini, Mauricio Langon, Olga Grau, Pablo Oyarzún y Walter Omar Kohan.

Escriben, además de los editores Fabiana Martins, Yamandú Acosta, Panchiba F. Barrientos, Carolina Bruna Castro, Christian Burgues, Adrián Cangi, Alejandra Castillo, Gustavo Celedón Bórquez, Maria Reilta Dantas Cirino, Teresa Evita Concha López,  Cintia Córdoba, Bruno Cuneo, Edna Olimpia Da Cunha, Álvaro Díaz Berenguer, Patricia Digilio, Ana Duboué, Maximiliano Durán, Roberto Echavarren, Marcelo Fernández Pavlovich, Mariana Figueroa Dacastro, Javier Freixas, Graciela Frigerio, José Alberto de la Fuente, Daniel Gaivota, Laura Galazzi, Federico Galende, Silvio Gallo, Fernando Gerheim, Vanise De Cássia De Araujo Dutra Gomes, Verónica González Pereira, Patricio Grau Duhart, Claudia Gutiérrez O., Pedro Henrique, Alex Ibarra, Rodrigo Karmy Bolton, Alejandro Kaufman, Daniela Lima, Sirio López Velasco, María Pía López, Guadalupe Lucero, Flora Mangini, Laura Martín, Claudio Martyniuk, Ángela Menchón, José Menna Oliveira, Rosana Aparecida Fernandes, Juliana Merçon, Helena Modzelewski, Adalberto Müller, Julia Naidin, Juan Nesprías, Beatriz Fabiana Olarieta, Rosario Olivares Saavedra, Paula Ramos de Oliveira, Carlos Pereda, Cynthia Pinski, Patricia Redondo, Irupé Rocca, Alexsandro Rodrigues, Marcio Caetano, Miguel ängel Rossi, Gustavo Ruggiero, Mabela Ruiz Barbot, Gloria Salbarrey, José Santos Herceg, Lara Sayão, Carlos Skliar, Mario Sobarzo, Daniel Suárez, Wilbert Tapia Meza, Janett Tourn, Tirso Troncoso y Oscar Cuervo.

jueves, 1 de octubre de 2020

Jorge Alemán: La agenda de la derecha o la propia

por Lidia Ferrari

En la entrevista que le hace Navarro a Jorge Alemán el 29 de septiembre hay algo para pensar y no precisamente el título efectista con el que presentan el video.

 

Sintetizo la línea del diálogo que me interesa.

Navarro: Coquetean con la violencia (la derecha en las redes sociales). 

JA. Eso es una consecuencia de las redes sociales. Te obligan a estar en la agenda de ellos y te obligan a que los sectores nacionales y populares o progresistas sean una especie de ejército de Twitter respondiendo a eso. Como vos no podes tomar la calle ni movilizarte, todo el tiempo tenés que responder por lo que ellos hacen y, como cada vez son más disparatados e incongruentes, te obligan a seguir en la lógica de lo que ellos imponen. Eso me trae a mí un poco de preocupación, porque veo muchos medios que se pasan todo el día respondiendo a esas cosas. 

Navarro pone de ejemplo a un político del gobierno al que que en los programas amigos le preguntan todo el tiempo por la tapa de Clarín

JA. Claro, entonces no estamos hablando nunca de lo que podemos hacer nosotros, cómo nos organizamos, qué tipo de proyectos y como distinguirnos nosotros al enemigo, que es la obligación que tiene aquel que está comprometido con un proyecto transformador: decir cuál es la situación del mundo ahora. A mí me parece que hay mucho internismo. Yo estoy muy atento a la Argentina... Verdaderamente hay momentos que digo [acerca de los medios argentinos afines]: "Esta es la agenda de la derecha. Yo te obligo a discutir en mis términos, te obligo todo el tiempo a desmentirme".

Navarro: ¿Hasta dónde uno puede llevar a cabo proyectos políticos y económicos sino tiene la posibilidad de narrarlos, explicarlos para hacer que tome encarnadura en la sociedad? 

JA: … Uno de los motivos por el que se nos puso mal es la pandemia y lo que hace todo el tiempo la derecha con sus pasajes al acto es que nos obliga a estar a la defensiva explicándonos, no verdaderamente a construir un relato afirmativo. 

Navarro: Si a vos te cuesta tanto explicar los motivos del pesar de la gente, de lo que están viviendo, es un obstáculo también para ganar una elección. 

JA: Es un obstáculo muy serio. 

Tomo nota de este diálogo porque JA intenta poner en discusión el problema de que los medios afines al proyecto del gobierno nacional están siguiendo la agenda de la oposición. Lo que hace JA es advertir (es mi lectura) que los medios afines no deben seguir esa agenda, hablando siempre de lo que ellos plantean. Es interesante porque se desliza, en segunda línea, una forma de decir las cosas, donde la derecha maneja la agenda y se impone y los proyectos populares tienen la ‘obligación’ de seguirlo. Aparece varias veces ese ‘te obligo’ a desmentirme, ‘te obligan a seguir la lógica de ellos’. Pienso que esto puede tener dos lecturas. Una es la metafórica, que estaría diciendo ‘pareciera que te obligan’ o ‘te sentís obligado’; pero también, si lo escuchamos en su literalidad, suena que estás obligado y no podés sustraerte. Habría que discutir si es que efectivamente uno está obligado a ello. La línea de Alberto y Cristina es clara, ellos hablan de todo lo que están haciendo.

Por eso cuando Navarro dice: ‘Si a vos te cuesta tanto explicar los motivos’, pareciera que es el gobierno el que no puede o no sabe narrar y no los obstáculos que parecen ser insalvables. De ahí que las diferentes formas de decir se pueden deslizar a esas críticas que se le hacen al gobierno de no saber comunicar. ¿Entonces en qué quedamos? ¿No te dejan por la misma estructura narrativa de la oposición, por sus disparates que hay que desmentir, por la potencia de poseer los medios hegemónicos  o porque vos no sabes comunicar? Podría haber de las dos cosas, pero hay que tomar posición. Entonces, el periodismo nac&pop debería poder abstenerse de hacerle el juego a la derecha. Y esa es una decisión narrativa. También se les podría pedir a los propios militantes y adherentes tomar igual decisión. Abstenerse de comentar, difundir, multiplicar, repetir lo que dice la oposición. Es imprescindible.

Esto sucede en todos lados. En Italia son impresionantes las fakes que todo el tiempo los medios hegemónicos y la oposición disparan sobre el gobierno. Es una guerra de la narración donde ellos tienen las mejores armas, el colosal poderío de un ejército de súbditos en la prensa y un ejército de trolls en las redes sociales. Pero están del lado de la mentira y del poder inescrupuloso, en contra del ejercicio de la democracia con sus armas colosales. Del lado de los proyectos progresistas hay una genuina intención y la verdad en la mano. Denunciar la mentira de ellos todo el tiempo agota los recursos, porque es continua e insistente. Jorge Alemán plantea una dirección, dejar de estar todo el tiempo hablando de la agenda de ellos. Es difícil porque el escándalo, la miserabilidad y el disparate convocan más la atención del público que la razonabilidad y la sensatez. Pero se trata de una elección forzada, hablar de lo propio e imponer la propia narración.