Sospecho que mi comentario probablemente se circunscriba al círculo de intensos quejosos con los que me topo en esa red social tóxica que es facebook y al círculo de los antiK, igual de intensos, con los que choco en twitter donde la burbuja no es tan cerrada.
Pero desde hace dos días estoy agotado de leer quejas, lamentos y tribulaciones de los indignados de las redes.
Entre los autopercibidos republicanos no cesan de pedir cárcel para Ginés González García al mismo tiempo que anhelan destruir la política sanitaria del actual gobierno.
Entre los autopercibidos compañeros veo una inclinación a levantar la figura de Gines como un héroe que ha sido víctima de una trampa pérfida.
También encontré autopercibidos peronistas que no vacilan en levantar dos posiciones contradictorias: que Ginés hizo todo bien y es víctima de una opereta y que Verbitsky es un ser intachable al que le debemos todo.
Entonces detecto un cuarto o quinto problema, que no es que Ginés cometió una chantada imperdonable que le hace un enorme daño a nuestro proyecto colectivo. Algunos están empezando a ubicar a Gines en el panteón de los compañeros que hicieron todo perfecto y sostienen que se lo castiga por su lealtad al peronismo y no por la cagada que se mandó en contra nuestra. Por motivos simétricamene equivalentes los caceroleros no se conforman con el despido de Ginés y me hacen llegar a traves de wassap el pedido de su empalamiento en la Plaza Publica.
Desde los autopercibidos peronistas, Ginés hizo una gestión impecable, lo que incluye su decisión de vacunar a su grupo de amigos en un ministerio -que no es su casa, sino el ámbito que le había prestado el pueblo por unos meses. Vacunas que no son suyas, sino que son un bien escaso en el mundo, adquirido con los fondos públicos. Esta transgresión sería una picardía perdonable entre compañeros. Compañeros que esta semana salieron a rescatar picardías análogas del anecdotario de Menem. Debe tratarse de gente que se formó políticamente durante los 90.
Para los autodenominados peronistas de Perón, Verbisky encarna la satánica tentación que hizo tambalear la floja voluntad del Ministro de Salud; sin embargo Verbitsky es imperdonable porque le pidió a su amigo que lo vacune, aunque su amigo sigue siendo nuestro gran compañero porque aceptó vacunarlo.
Están los autopercibidos peronistas que creen que, si Verbisky callaba, la cosa no iba a ser tan grave. El agravio no habría sido haber sacado provecho de su amistad con el Ministro sino decir que se vacunó.
En esa linea están los autopercibidos peronistas que, por la cagada que se mandó Ginés, claman para que Alberto pida la renuncia de todo su gabinete; otros más audaces piensan que debe renunciar el mismo Alberto. Todo pensado desde el peronismo.
Llegué a leer que algunos autopercibidos P empiezan a pedir que se vayan todos, con una intensidad que no difiere de los que van a cacerolear convocados por Clarín. ¿Por qué no se juntan los peronistas de Perón con los caceroleros de Clarín, si desean lo mismo?
Repasando, veo que el problema no es uno, sino por lo menos cuatro:
- Verbitsky quiso aprovecharse de su posición notoria para vacunarse antes.
- Ginés es un viejo estúpido que no parece registrar que el mundo vive la peor pandemia de toda nuestra generación y se maneja como si estuviera a cargo de una Unidad Básica de los años 60, ignorando que el pueblo necesita desesperadamente que los funcionarios como él sean muy cuidadosos con la vida popular amenazada.
- La derecha, el poder permanente, nunca cesará de sembrar minas explosivas para hacer tambalear a un gobierno que no les resulta suficientemente dócil y de paso cubrir los estropicios que por estos mismos días está cometiendo Rodríguez Larreta, probablemente el mayor beneficiado de las gauchadas de Ginés
. Lo que me produce mayor desaliento es que la minoría intensa presuntamente compañera baila el mismo vals que toca Clarín y se parece en su incapacidad para pensar el marco político a los caceroleros gorilas.
Yo no estoy en el medio, estoy todo de un solo lado. Pero me abruma que esa gran marea de simpatizantes y comentadores autopercibidos P constituya la simétrica idiotez de los caceroleros y les resulte imposible pensar políticamamente, con el mismo grado de frivolidad que la que muestran los caceroleros.
Me preguntó cómo vamos a defender las banderas de nuestro movimiento popular si estamos rodeados de cacerolos P, indistinguibles de los cacerolos AntiP, con la única diferencia de poner un nombre en lugar de otro.
Mientras los autopercibidos compañeros se aferran a la agenda instalada por Clarín, será que volveremos a fracasar, porque como caceroleros ellos son mejores. ¿Será que no nos merecemos triunfar y que Magneto entiende más que nosotros qué cosa es la política?
¿Qué será?
4 comentarios:
Conjetural (como diría Borges): ¿qué impide a un troll macrista fingir que es un super-ultra-auténtico-ortodoxo-histórico-purísimo peronista?
Respuesta también conjetural: nada.
Nace una nueva categoría: los autopercibidos peronistas, los autopercibidos compañeros. En fin, sigamos haciendo más y más concéntricos los asfixiantes círculos que nos aprisionan e incomunican; ésos que no permiten el más mínimo disenso ni permiten lograr una genética menos endogámica. Porque disenso con fundamento, disenso aceptable, tal parece que sería el de las mesas de arena y no el del suelo raso.
Eso sí, tengamos entonces la honestidad de anoticiar a quienes no satisfizo la crucifixión de Ginés (y que por una misteriosa razón se autoperciben peronistas y no simples votantes rasos) que son eso mismo, una subcategoría política; ni más ni menos que un fraude que los compañeros con más pliegos militantes o formativos descubren desde la altura de sus inmaculadas torres de marfil (desde las que, de seguro, jamás partió un yerro de apreciación o una agachada).
Qué lamentable que te expreses así de quienes, junto con vos, concurren a votar proyectos peronistas.
Es que el tema pasa no por las individualidades, y méritos pasados o presentes, sino por el daño que le han inferido a la causa popular, al peronismo en general, y al de CaBA en particular, distrito difícil de por sí.
Y justo cuando por la desidia de Larreta respecto de los turnos de vacunación, se produjo el bochorno del viernes con la web y el 147 colapsados. momento ideal para mostrar una vez más la carencia de gestión real del Larretsimo vigente desde hace más de 13 años, estos dos viejos pajeros, le regalan una tapa para taparlo, como si no tuviera suficiente cobertura de los medios opositores.
Y si a eso se le suma la siesta interminable de nuestros dirigentes y legisladores en el distrito, que de estar despiertos podriamos haber aprovechado para poner mesas en cada barrio, de cada comuna, para hacer un censo de personas con la voluntad de vacunarse distinguiéndolos
por franja etaria, y después ya que no es nuestra la posibilidad de efectivizar la vacunación, entregarle a través de nuestros legisladores la información al ministro de salud de la ciudad en un acto público como colaboración en la organización de la provisión de vacunas y de vacunatorios.
En todas las posiciones quejosas que describís se evalúa a las personas como absolutamente buenas o absolutamente malas. ¿No será que hay una dificultad para entender que una persona pública pueda hacer un trabajo extraordinario, incluso jugarse la vida por la verdad o por su comunidad, y al otro día equivocarse o hasta cagar a alguien por algún agujero o debilidad personal?
Para sostener la creencia en absolutos, dado que no existen en la realidad, es necesario embanderarse en algún tipo de posición conspiranoide que cubra los vacíos con explicaciones fantaseadas. Siempre va a aparecer algún seudoperiodista que declare tener la posta para su secta de hambrientos de verdades reveladas. En tres días se llenaron medios y redes de teorías sobre las intenciones ocultas de unos y otros. En este siglo en que el valor de verdad parece desvanecerse, esto se multiplica peligrosamente y le otorga al sectario el privilegio de no tener que hacerse cargo de nada propio.
En particular, no creo que Ginés haya pifiado por vejez ni por estupidez sino por el patrón de conducta política del que proviene, sí arcaico del PJ, es cierto, y por supuesto que a destiempo de lo que se necesita hoy. Eso no quita que en los primeros meses de pandemia haya respondido bien y haya tenido un rol importante en el tratamiento de la legalización del aborto. Pero ya este año estaba pasada su fecha de vencimiento.
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