El infierno no va a estar encantador esta noche
Algunos compañeros bienintencionados están haciendo un oportuno maquillaje de la figura histórica de menem justo el día de su deceso. Lo hacen desde una enunciación peronista, lo que muestra que decirse peronista no nos pone a salvo de nada. Los argumentos van desde que el proceso de remate de los bienes públicos a precio vil era una tendencia de la época y que cualquier otro la habría hecho, como si las responsabilidades políticas fueran adjudicables a cambios meteorológicos. También aducen que algunos que formaron parte del kirchnerismo y del actual gobierno en su momento lo apoyaron, olvidando que hubo otros que en su momento NO lo apoyamos y que Néstor y Cristina manifestaron durante la década menemista una creciente distancia y que durante sus propios gobiernos hicieron la autocrítica en la práctica por la cual sigue teniendo algún sentido reivindicar aspectos de la historia peronista, que no son precisamente los que menem puso en práctica. Sin kirchnerismo, el peronismo sería hoy el ala conservadora del macrismo, basta con verlo a pichetto.
Otros argumentos exoneradores hacen alusión a que de la rúa o macri fueron peores, como si ser mejor que esos dos fuera un mérito. La diferencia es que esos dos fueron fieles exponentes de su clase y menem fue un traidor, palabra que no pierde densidad ni en el día del paso a la inexistencia.
"Hace falta una reflexión profunda sobre lo que fue el menemismo -dice alguien con las mejores intenciones-. ¿Era evitable lo de las privatizaciones y el neoliberalismo? En realidad el que dio inicio a todo eso fue Alfonsín luego de su discurso de Parque Norte cuando mencionó lo de la "modernización" y luego avanzó con el Plan Austral" y blablabla... ya podemos imaginar como sigue la revisión crítica.
La reflexión profunda sobre lo que fue el menemismo la hicimos los que estábamos en contra en los 90 después de haberlo votado: ganó con la consigna de la Revolución Productiva y vendió las empresas de servicios públicos a precio vil, destruyó el empleo y sentó las bases del desastre que condujo a la explosión de la alianza 2001. No se puede culpar exclusivamente a de la rúa por ese abismo al que se arrojó a la Argentina que dejó a la mitad de la población en la línea de pobreza, una pobreza estructural que ningún gobierno posterior pudo perforar. Sentó las bases de la marginación y lumpenización de la clase obrera, multiplicó la cantidad de indigentes y vendió empresas estratégicas sin ponerles condiciones a los compradores. Esas decisiones las estamos pagando todavía, con los abusos de las privatizadas de servicios públicos que ahora con posición dominante comprometen y reducen el espacio de cualquier gobierno popular y democrático (ni hablemos del macrismo).
En el plano de los DDHH, sus decisiones en favor de la impunidad significaron un retroceso de una década para lograr impartir la justicia que todavía no terminamos de reparar. Sus abrazos con alsogaray y el almirante rojas son una traición imperdonable a las generaciones de militantes que dieron su vida por el peronismo. Su "ramal que para, ramal que cierra" destruyó el ferrocarril y condenó a muchos pueblos provinciales a la muerte económica. Las tasas de desocupación nunca pudieron lograr volver a las de la década del 70 después de los 10 años menemistas. Lo único bueno que hizo fue reprimir a Seineldín y terminar con las insurrecciones militares y con el servicio militar. Todo lo demás fue una catástrofe que todavía estamos padeciendo, porque completó el plan económico de la dictadura avalado por el voto popular y la complicidad del radicalismo. Si fuera por él hoy el peronismo estaría extinguido. El menemismo residual forma parte actual del macrismo (y alguno está agazapado en el Frente de Todos haciendo fuerza para que nos rindamos incondicionalmente a las exigencias de los garcas). Menos mal que apareció Néstor para que el peronismo llegara vivo al siglo xxi. Las reivindicaciones póstumas el día de su muerte no ayudan a pensar que Argentina de hoy es el resultado combinado de la dictadura y el menemismo.
Algunos hechos:
Los atentados impunes contra la Embajada de Israel y la AMIA, encubiertos activamente por menem desde el momento inmediato en que se produjeron, desembocan en el caso nisman y el procesamiento a Cristina bajo la acusación de ser cómplice del terrorismo internacional.
La explosión de Río Tercero con 7 muertos y 300 heridos, para encubrir el contrabando de armas a Ecuador.
Más aportes al balance desapasionado del menemismo.