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domingo, 5 de julio de 2020

Desde el Grupo Clarín, Juana Viale fomenta un golpe contra Alberto Fernández





Desde la derrota electoral que en agosto y octubre pasado sufrió la derecha dura argentina, comandada por las corporaciones mediáticas de las cuales los dirigentes de Juntos por el Cambio se resignan a ser sus voceros, empezaron las operaciones para meter una cuña en medio de la fórmula ganadora. Alberto y Cristina debían primero romper su alianza política para que luego a la derecha le resultara más fácil acorralar a Alberto con exigencias cada vez mayores, debilitar su autoridad presidencial, vaciar su legitimidad electoral, hacerle perder el apoyo de sus bases y así forzar su salida anticipada. Esos eran los planes de Clarín, La Nación, la oligarquía y la parte podrida del Poder Judicial que intentó durante años de sacar a Cristina de la escena política.

Lo humillante para la derecha que ejerce un poder que nunca se somete a sufragio es haber fracasado en su intento de destruir políticamente a Cristina y que en cambio ella los hubiera derrotado, a pesar de una feroz campaña de años en su contra. Durante meses  intentaron diversas formas de quebrar la alianza política que dio por terminada la pesadilla macrista. La derecha se equivocó mucho al apostar por un mafioso políticamente inepto como macri y se siguió equivocando al apostar por la ruptura de Alberto y Cristina. Para operar, desconocen que nuestra Constitución dice que el Poder Ejecutivo es unipersonal, que Alberto y Cristina lo saben perfectamente, que Cristina ya fue senadora cuando Néstor era presidente, que conoce el legítimo poder que una vicepresidenta puede ejercer y no es su aspiración presidir al país, sino colaborar en la reconstrucción del movimiento popular que ni Aramburu ni Videla ni el calabrés acomplejado lograron destruir.

Hace unos meses, Magnetto y sus satélites se convencieron de que no pueden operar la ruptura entre Alberto y Cristina. Horacio Verbitsky, desde sus agudos análisis dominicales en El Cohete a la Luna,  lo dijo el 10 de mayo así: "fracasado el propósito de enfrentar entre ellos a los vencedores en los últimos comicios, ha comenzado la operación de acoso y derribo".

Basta seguir los medios corporativos para advertir que trabajan cotidianamente para desestabilizar al gobierno democrático de Fernández y Fernández. En la mesa que Juana Viale heredó de su abuela, hace una semana uno de los más brutales voceros de la ultraderecha mediática dijo que Cristina es el cáncer de la Argentina, reeditando el tipo de metáforas quirúrgicas con que el fascismo vernáculo prepara el comienzo de sus sangrientas persecuciones políticas. No fue un exabrupto: la conductora de ese programa de los sábados a la noche que emite el Grupo Clarín no dejó pasar distraídamente la violencia simbólica: la admitió con complacencia. La prueba es que una semana después en el mismo programa, ante una mesa de invitados que encarnan los valores más retrógrados del país (¡qué sobrerrepresentada está la ultraderecha en la tele!), la propia conductora se atrevió a promover la salida anticipada de Alberto Fernández del poder.

Es siempre así: el tiempo pasa y el gorilismo argentino no pierde las mañas: desprecian la voluntad popular y trabajan incansablemente para derrocarlo. Alberto asumió la presidencia con el propósito de cerrar la grieta. Bien le valdría tomar nota de que están trabajando para derrocarlo y no lo ocultan.

Si hace una semana pasó lo de llamar "el cáncer de la Argentina" a Cristina y anoche pasó lo de fomentar el golpe contra Alberto, ¿a qué no se animarán en los próximos días?

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