todos estamos igual

lunes, 24 de mayo de 2021

Dylan y sus 80 vueltas alrededor del Sol




El siglo xx le cedió en herencia al xxi toda su abyección. Y un par de signos que todavía nos orientan.

Godard cumplió 90 hace poco.

Dylan hoy cumple 80.

Ellos marcaron como nadie más la época que termina. 

Atravesaron con sensibilidad y clarividencia la pesadilla en que devino el sueño.

No sería quien soy sin sus obras. 

Me ubicaron políticamente, poéticamente, me mostraron una ética, la fe y la belleza en medio del desastre. 

Me dieron las pistas para orientarme en una tierra hostil.

No nací en el mejor momento sino en el único que pude. 

Vivo en el mismo suelo que ellos pisan. No está mal.

 

Soy el enemigo de la traición, el enemigo de la pelea

soy el enemigo de una vida no vivida y sin sentido

no soy un falso profeta, sólo sé lo que sé

voy donde solo los solitarios pueden llegar.

Soy el primero entre los iguales, el segundo de nadie

soy el último de los mejores, pueden enterrar al resto

entiérrenlos desnudos, con su oro y su plata

pónganlos seis pies bajo tierra y recen por sus almas.

¿Qué estás buscando? No hay nada para ver

solo una brisa fría que me circunda

caminemos por el jardín, a lo largo y a lo ancho

podemos sentarnos en el borde umbrío de la fuente.

He buscado por todo el mundo el Santo Grial

canté canciones de amor, canté canciones de traición

no importa lo que bebí, no importa lo que comí

escalé montañas de espadas con los pies desnudos.

No me conocés querida, nunca lo sabrás

no soy nada de lo que mi apariencia fantasmal sugiere

no soy un falso profeta, solo dije lo que dije

estoy acá para vengarme con la cabeza de alguien.

Sacá la mano, no hay nada que sostener

abrí la boca, voy a llenártela de oro

oh, pobre diablo, si querés levantar la mirada

la ciudad de Dios está ahí en la colina.

Hola, forastero, hola y adiós

vos regís el mundo pero yo también

mula vieja y lujuriosa, tenés un cerebro envenenado

voy a engrillarte a una cadena y una bola.

Sabés querida la vida que vivo

cuando tu sonrisa se encuentra con la mía algo hay que ceder

no soy un  falso profeta, no soy la novia de nadie

no puedo recordar cuando nací y olvidé cuando morí.

"False prophet", incluida en Rough and rowdy days, el disco que Dylan sacó hace menos de un año, es un blues áspero como los que suele hacer en sus discos del siglo xxi. La voz rota de Dylan juega a hablar de sí mismo y a la vez se esconde detrás de una máscara. El truco lo repite en "I contain multitudes" y sobre todo en "Murder Most Foul", el tema más largo de su carrera, diecisiete minutos, una cima de la canción popular detestada por su última camada de decepcionados a causa de su cúmulo de anomalías. No es fácil saber si Dylan se conduele muy tardíamente por el asesinato de John Fitzgerald Kennedy, si se refiere al momento en que empezó a declinar su nación o solo quiere recrear el ambiente de una audición radial de los años 60 en la que él como oyente le pide al disc jockey que pase los highlights de la música norteamericana, el legado de una civilización en decadencia, entre los cuales incluye varios curiosos anacronismos y hasta la canción que termina hablando de sí misma, como sucede en los conjuntos anormales. 

Libertad, oh libertad, la libertad sobre mí
odio decirlo, señor, pero sólo los hombres muertos son libres
dame un poquito de amor, no me mientas
lanzá el arma al arroyo y sigue caminando
despertá, pequeña Susie, demos un paseo
crucemos el río Trinity, mantengamos viva la esperanza
encendé la radio, no toqués el dial...

Pasá “Misty” para mí y “That old devil moon”
Pasá “Anything goes” y “Memphis in june”
Pasá “Lonely at the top” y “Lonely are the brave”
Pasala para Houdini girando alrededor de su tumba
Pasá a Jelly Doll Morton, pasá “Lucille”
Pasá “Deep in a dream” y pasá “Driving wheel”
Pasá “Moonlight Sonata” en fa sostenido
y “A key to the highway” por el rey del arpa
Pasá “Marching through Georgia” y “Dumbartons drums”
jugá a que la oscuridad y la muerte vengan cuando vendrán
Pasá “Love me or leave me” por el gran Bud Powell
Pasá “The blood-stained banner”, pasá “Murder most foul”...

Cuando creés que lo encontraste en un lugar, él ya no está ahí. Acaso la voz que dice "yo" es un personaje mientras el narrador se oculta en la sombra. ¿Quién habrá sabido desde que hace 60 años Dylan subió al escenario de algún bar del Greenwich Village a tocar para unos parroquianos desatentos qué es lo que pasaba por su cabeza? ¿Le habrá dicho Bob a Woody Guthrie en el lecho de enfermo de su ídolo unas palabras que ya no volvió a repetir? ¿O  al contrario, el colmo del disfraz, en cada canción abre completamente su alma herida?

En "False prophet" la banda suena cortante y clásica, con un riff que arolla desafiante. Lo que le quita rutina es que cada estrofa termina con una línea melódica descendente en la que su voz alarga la última sílaba como si estuviera cayéndose por una pendiente. ¿Se ríe? ¿Se nos ríe? ¿Está enojado? Nadie hizo canciones de rabia como Dylan. Su ingenio para la maledicencia es único y eso parece decir cuando se jacta de ser primus inter pares y segundo de nadie. Dylan es y no es el que vuelve para hacer rodar cabezas y a desafiar al que rige el mundo que él también rige a su modo. El horno no está para bollos. Cuando era joven el tipo se resistió a ser la voz de una generación. Ahora, en un tema curiosamente llamado "Falso profeta" avisa: "no soy un falso profeta, solo sé lo que sé".

Dylan tuvo la suerte de ser esa clase de artistas que conocen un reconocimiento rotundo a la altura de su genio, desde que empezó hasta hoy. ¿Qué le faltaría alcanzar hoy que está dando su 80° vuelta alrededor del sol? ¿Qué podrá faltarle? Nadie lo puede saber. Nadie es Dylan. En la tercera década de un siglo del que se siente ajeno, puede ser que Dylan esté esperando la oportunidad de seguir con su Neverendig Tour. Capaz que vuelve a Buenos Aires.

2 comentarios:

Pía dijo...

Hermosa nota para los 80 del más grande. Mientras la leía sonaba "Blood on the tracks".

Oscar Cuervo dijo...

Pía, gracias por leer, abrazo.