Tell me why I don't like mondays
por oac
Ayer domingo atardecí (yo no amanezco) con la noticia de la muerte de Mario Heler, viejo amigo y compañero. Esto se sumó a que venía pensando qué hacer con los muertos de este finde (Fogwill, el negro Guerrero) en la radio. Sumados a otros muertos de semanas anteriores y a todos tus muertos. Me di cuenta de que en el blog viene apareciendo seguido el tema. Por ejemplo, yo el viernes 30 de julio a las 6:42 de la mañana estaba felicísimo de la vida y qué se me ocurrió postear? Una canción de Silvio Rodríguez que dice:
Al final de este viaje en la vida quedarán
nuestros cuerpos hinchados de ir
a la muerte, al odio, al borde del mar.
Al final de este viaje en la vida quedará
nuestro rastro invitando a vivir,
por lo menos por eso es que estoy aquí.
Maravillosa canción plena de imágenes jubilosas sobre la vida vista desde la perspectiva del final. ¿Por qué se me ocurrió pensar en la muerte si yo estaba tan feliz, eh? Otro enigma para Ceferino Riciarelli. A mí que la vida me gusta también me asusta. Y con la muerte mi táctica consiste en ir haciéndome amigo (de hecho la tengo entre mis 676 amigos de feisbuc). Hace poco veíamos en La Tribu esa película de Truffaut, La habitación verde, en la que el protagonista dice que llega una altura de la vida en la que uno conoce a más cantidad de muertos que de vivos. Pero esto tiene una solución: por cada amigo muerto, cinco amigos nuevos, de modo que nunca llegará ese día que espera Truffaut. Y para eso no hay como feisbuc.
Pero lo que pensaba el domingo al anochecer, mientras preparaba el programa de radio, es que el problema con la vida humana es que siempre queda trunca. Por ejemplo, si yo me muero mañana, hay un par de asuntos pendientes, una conversación y alguna que otra cosita que me quedó en el tintero. Y la verdad es que tengo intriga por resolver estas cositas, así que no quisiera que queden pendientes. Sin embargo, después pensé: ¿acaso sería mejor morirme cuando ya haya evacuado estas migajas? ¿ya no tener nada pendiente? Hmmmm...
Claro que vendrá sin preguntar, no creo que me den a elegir, pero ya que estamos en tren de existencialismo pop, popiemos. Willy me dice que es mejor que la dama de la guadaña te encuentre con las cosas inconclusas, que no te agarre hecho sino aún por hacer. Y Ricagno me recuerda algo que dijo Pasolini: que la vida viva de una persona es ilegible y que sólo al morir se hace legible. Cuando se clausuran los procesos y se truncan los proyectos, entonces ya se le puede poner un nombre al tipo, ya se puede decir: "este hombre hizo este par de cosas y pensaba hacer esto otro, pero eso quedó pico truncado y listo el pollo". Claro, yo prefiero seguir siendo ilegible porque, al hacerte legible lo peor de todo es que vienen otros a leerte y sólo van a leer boludeces.
Entonces ahora no sé ya si quiero que la muerte me encuentre antes del despertar o que me halle insomne. Aclaremos: quiero resolver ese par de asuntos pendientes, no deseo morir todavía, tengo que llegar a responderme ciertas dudas que me han asaltado semanas atrás. Y una vez resueltas, supongo que me dispondré a que me asalten nuevas dudas, para que sea como dice Willy, que me sorprenda con otros asuntos pendientes. Mientras tanto, seguir haciendo nuevos amigos en feisbuc, que me quitarán el sueño, el poco sueño que tengo.
Creo firmemente que es así.
Bah, no sé.
5 comentarios:
Claro, el tipo que escribe la necrológica, o el que investiga después, es el que ordena. No sé quién era el que hablaba anoche de Fogwill- en la necrológica salió asi,fogwill- pero le pudo dar cierta coherencia a pesar de sus salidas extemporáneas - las de fogwill- y quedó finalmente su obra en pié. Pero eso te lo otorga OTRO. Cuando murió Tomás Eloy Martinez trabajó hasta el último minuto en una nota, mientras otro tomaba nota absolutamente de todo lo que hizo hasta que no pudo más, se acostó y murió. Capaz que quería que lo recordaban por eso y ése era su orden. No sé, pero Pacho O'Donell ( también!) cuando le preguntaron qué destacaba de Tomás dijo: " sIEMPRE SUPO QUUÉ HACER DE SU VIDA". mARTHA
Martha:
ante todo, me gusta el uso desconcertante que hacés de las mayúsculas, de pronto en medio de una palabra todo se vuelve mayúsculo. Es como el uso que hace Godard de los fundidos a negro, un asunto semioológico.
Después ¿Eloy Martínez supo siempre qué hacer en la vida? ¿estaba loco, no? Yo sé siempre qué hacer, excepto en las cosas importantes, donde no tengo la menor idea.
Voy a dormir.
Lamento decepcionarte, escribo muy ligero y se me suelta el teclado y no corrijo. Mirá qué pedestre había sido la cosa.Esa era la percepción de otro- la de Pacho- acerca de Tomás Eloy, que quizás no era así para nada peroel l tipo viene y te congela en eso: supo qué hacer en su vida.
Estábamos hablando de eso, vos estarías en otra.
Yo siempre estoy en otra.
Cuando me vuelva legible, me gustaría que dijeran de mí : "Siempre supo que NO hacer de su vida. Y lo que hizo fue porque le salió". Mientras aspiro a un tiempo más de ser ilegible, aunque escriba como si no lo fuera mientras tanto...
Y con respecto a Fogwill, sí creo que ayer hablamos más del ícono, del polemista, del personaje- que el se encargó de construir- que del escritor. Ahi está parte esencial de su ahora "nueva" legilibidad. Volver a sus cuentos, a su novelas y a su poesía, nos reecuntra con el mejor Fogwill.
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