por Martín Farina
The day, de Uli. M. Shueppel
Este joven director alemán es uno de los juradosde la competencia internacional de documentales; además se exhibe una retrospectiva casi completa de su obra. The Day es la película que abre el festival para mi. Será seguramente una de las películas que recordaré de este Marfici 2012, porque asume un difícil reto formal al intentar mostrar lo que no se puede mostrar: la ausencia. A partir de una prolongada investigación, el director y su equipo fueron recopilando diferentes testimonios de personas que relatan la muerte de un ser querido. Para pintar estos textos en off, el director registra imágenes vacías -casi muertas- en 35mm. No aparece una sola figura viva en toda la película (excepto un pájaro que cruza la pantalla durante un segundo). La profundidad del espacio visual se combina con una extraña mezcla de serenidad y horror, Ese espacio entre los mundos que queda inerte, sin poder ser explicado; como con la boca abierta de un pez fuera del agua durante sus últimos minutos. Vale la pena emprender este viaje.
Berlin songs, de Uli. M. Shueppel
Este micro road movie a pie por las calles de Berlín, filmada en MiniDV 4.3, descubre el espíritu de una ciudad a través de personas que, sin haber nacido allí, hicieron con su música una mística natural de uno de los paisajes más esperanzadores de la tierra. Tal vez justamente no por haber nacido allí. Vivir sin hacer nada, para nada, no dura mucho y ellos lo saben; puede ser una tarea agotadora siendo uno espectador del tiempo perdido en la intensidad de la búsqueda. ¿Qué pasa si durante toda una semana te dedicás a intentar reunir a quince pre adolescentes para agregar unos brevísimos coros a la canción de una amiga extranjera que conociste en un estudio de grabación? O te quedás por un tiempo en la ciudad en que convivieron David Bowie e Iggy Pop, en el momento de la música y de la vida que más modificó la tuya, o renunciás a ese deseo original y ponés un negocio de artículos para el hogar, porque te quedaste sin dinero para seguir buscando. ¿Qué pasa cuando reconocés tu éxito anónimo y lejano y te multiplicás en la voz de otros que lo hacen mejor que vos, que son tus grandes amigos, y compartís eso que perdiste y que también tenés? La ciudad de Berlín sugiere tener el timing necesario para vivir a través de ese filtro por donde las cosas son siempre jóvenes, nuevas e iluminadas. al menos por un tiempo. El tiempo que dura el tema. Horrorosas y finitas también, porque se puede mirar para otro lado si la música que se oye es hermosa como la mujer que la convoca, aunque me esté apuntando con una cámara el tipo de barba y cigarrillo. No hay problema con eso; siempre habrá un tren que sobre el puente más cercano ponga las cosas en su lugar y los músicos tengan que regresar al estudio, o al sótano, o al garaje a terminar de anunciar lo que les quedaba pendiente. Entonces la trama no se asfixia y el aire se renueva a través de los canales, innumerables y fríos en invierno. Allí van todos, personas y músicos, que hacen lo que tienen que hacer, esperan que baje el sol y vuelven a sus casas. Al final, como siempre, está el concierto. Pero en este caso todo termina antes de que empiece.
You don't like the truth, 4 days inside Guantanamo, de Patricio Enriquetz y Luc Cote.
Esta película fue presentada por Marcelo Céspedes, fundador de la productora Cine Ojo y de la muestra porteña docBsAs. De allí surge parte del financiamiento que hizo posible terminar este impresionante testimonio del terror al que pude llegar el sistema ilegal del mayor imperio en la historia de la humanidad. Durante cuatro días un equipo de interrogadores canadienses es invitado por los militares americanos para obtener información de un soldado-niño canadiense de origen árabe, acusado por sus captores de haber asesinado a un soldado norteamericano en Afganistán. La idea es que el joven Omar Khadar se sienta en confianza con sus conciudadanos, mientras éstos intentan engañarlo y conducirlo a una evidente declaración en su contra, que le sirva a los norteamericanos para condenarlo. La película está dividida en cuatro capítulos, que exponen el procedimiento y su resultado: confianza, ruptura, chantaje y fracaso. Pocas veces se puedo ver con tanta evidencia la maquinaria represiva que sobrevuela invisible e ilegal, arrasándolo todo a su paso, sin importar edad, origen o nacionalidad. ¿Quién podría pensar que es el estado canadiense el máximo responsable de esta barbarie? ¡Tan decentes y comprensivos! La película recorre todas las instancias del interrogatorio, filmado por cámaras de seguridad ubicadas en diferentes posiciones del centro de encierro. Estas imágenes son, a su vez, complementadas por el testimonio de múltiples subjetividades: presos que pudieron salir de Guantánamo, abogados defensores militares y ex combatientes norteamericanos, ministros y abogados canadienses, entre otros. A partir de los testimonios se puede comprender el verdadero espíritu del interrogatorio en un contexto político más amplio. Conmueve profundamente y también educa políticamente a muchas personas que, tal vez distraídas por el aumento de inseguridad que cuenta la televisión, justifican e imploran por la intervención hegemónica de las armas, profundamente ignorantes y estúpidamente ajenas al conocimiento del verdadero costo de la libertad perdida.
Construcción de una ciudad
Es una película de Néstor Frenkel, cuya obra cinematográfica es uno de los focos del Marfici 2012. Cuenta la muerte y el nacimiento de la ciudad de Federación. De la vieja y de la nueva ciudad que empezó siendo vieja y abandonada, hasta llegar a ser la salvación misma que resucitó de entre los muertos. La cosa fue que por hacer una represa en el río Uruguay, la junta militar de Videla decidió demoler la ciudad y hacerla de nuevo, al lado. Nadie pudo decir nada, todos se mudaron. Desaparecieron y volvieron a aparecer, al lado. Con nuevos vecinos, nuevas casas, sin comercios, cines, árboles, calles, nada. Lo paradójico sucede cuando a mediados de los 90 se descubren aguas termales en la nueva ciudad de Federación. Entonces, lo que el agua nos quitó, el agua nos devolvió. Y Federación se convierte en un centro turístico internacional, que además cuenta con un agregado histórico fabuloso para conocer y visitar. El museo móvil de los restos de la vieja ciudad, visita guiada sobre las baldosas de la antigua ciudad, el bosque muerto de la vieja ciudad, la melancólica obra de teatro que cuenta las grandes penas de la vieja ciudad, etc. Y es en ese punto en donde se entrelazan las miserias más argentinas de la argentinidad misma. Lo que puedo usar a mi favor pareciera que redime el daño causado por un... ¿enemigo? Lo que ahora vale mucho limpia lo que me quitaron. Y se pregunta el director: ¿por qué se queja uno entonces? ¿por ya no poder no ser o por no tener lo que es mío? ¿y si ahora tengo algo inesperadamente mejor, prometedor, entonces lo que no tengo más ya no es tan importante?
Por todo esto y mucho más, como supo decir el genio del rock argentino, y diría que el director me apoya en esto con su decisión estética de la imagen en esta película: todo se construye y se destruye tan rápidamente, que no puedo dejar de sonreír.
Ahora que lo pienso mejor, vale la pena revisar esta letra completa, antes o después de ver la película. En mi caso fue después.
El no camina en barrios suburbanos
él es un hombre decente
él nunca toca la gente con las manos
él es tan independiente.
es parte de la religión
es parte de la religión
es parte de la religión.
El siente culpa, él vive torturado
él no es tan inteligente
él nunca avanza, camina de costado,
él tiene miedo a su mente
es parte de la religión
es parte de la religión
es parte de la religión.
Ella se desnuda y se desviste
tan lésbicamente
que no puedo dejar de sonreir.
Todo se construye y se destruye
tan rápidamente
que no puedo dejar de sonreir.
Es parte de la religión (matar)
es parte de la religión (mentir)
es parte de la religión.
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