por Martha Silva
Yo tenía pocos meses cuando un gato que rondaba siempre la casona donde nací me dio un zarpazo y estuve a punto de perder el ojo derecho.
Todos, por entonces, estuvieron pendientes de ese suceso y como medida precautoria los gatos -incluido este, naturalmente– fueron erradicados de mi casa y de mi entorno de ahí en adelante. Como vivíamos en un pueblo del interior del país no era difícil encontrarse con animales de todo tipo, incluso por las calles del mal llamado “centro”. Los chicos del pueblo convivíamos con toda suerte de animales domésticos.
El perro de mi casa denunciaba en forma estentórea toda posible infiltración de un nuevo felino.
La muchacha que ayudaba en las tareas domésticas, mi hermano y el empleado del escritorio de mi padre tenían expresas instrucciones en torno a este tema de evitar los gatos.
No era tarea fácil.
Todas estas precauciones se extendieron durante toda mi infancia, lo que solía acarrear ciertos inconvenientes. Por ejemplo: cuando debí concurrir a la escuela, mi madre se vio obligada a contratar -por decirlo así- a una chica algo mayor que yo que ya estaba en segundo grado y era denominada “ la chica de la botellita”, porque siempre portaba ese elemento. Su misión con respecto a mí era claramente evitar la cercanía de los gatos –y gatas- que pudiera haber por el patio de la escuela durante el recreo.
En relación a mí, debo confesar que no les tenía miedo a los dichosos gatos, porque ni siquiera recordaba el hecho que me narraran. Solamente imaginaba a veces el zarpazo aquel y me aterraba un poco la posibilidad de haber tenido un agujero donde por fortuna lucía mi ojo derecho, de color castaño y características normales.
Unos años después, mi padre trajo a nuestra casa a unas hermanastras mías, hijas de su primer matrimonio, que tenían una enfermedad infecciosa que contraje inmediatamente, de la que estuve a punto de morir. Pensé que como en este suceso no había de por medio ningún gato a mis padres no se les había ocurrido adoptar ningún tipo de precaución.
Hoy en día los gatos y yo nos evitamos mutuamente. Esto se puede lograr con facilidad viviendo en la ciudad. Además, siempre me gustaron mucho más los perros.
No son tan inquietantes e imprevisibles.
10 comentarios:
muy bueno martha!! al fin volviste!
a mí me gustan más los gatos pero ya hace tiempo que no tengo ninguno.
en otro orden de cosas, viste Essential killing? por qué dicen que su director, Jerzy Skolimowski, es "mítico"? la película, y el director, estuvieron en el marfici de 2010, si no me equivoco.
besos!
Jerzy? Somos íntimos!
No, mentira, no recuerdo haber visto ninguna. Voy a investigar.
Calla, calla, con los gatos! Hasta la foto que puso Oscar me da miedo. Yo soy perruna. En mi casa de Río Negro tenía 6 ( seis). Son mas frontales.
beso.Martha
En mi casa de la infancia no entraban gatos; porque eran "traicioneros" y "no quieren a las personas sino a la casa" y, además, "los perros son más nobles".
Más luego, en mi propia casa pude tener la extraordinaria experiencia de la compañía de un gato, de su sutileza, su humor, su sensibilidad.
Y, junto con el gato he tenido un perro, y fue un placer verlos convivir y jugar.
Y aprendí que no era necesario elegir un perro o un gato sino que la "o" se podía reemplazar por la "y".
En la foto que ilustra el post el hermoso minino se está riendo a carcajadas, aunque no te lo parezca.
Algunos siempre prefieren tener un esclavo cerca. Yo prefiero la diversión de un gato y su no "adaptabilidad"
Excelente el texto. Me gustó muchísimo.
"Essential Killings" también me gustó muchísimo, es una película fantasmal, inquietante y severamente política.
A mi por suerte los animales no me gustan mucho, por eso en caso solo tenemos perro, gato y chichilla. Si me gustaran no me quiero imaginar.
Quiero ver EL CAMPO. Me gusta la actuación de esa pareja en TV: En terapia, tiene buena crítica de la gente. Lo de la chinchilla es rarísimo, qué lujo. Chau.
martha
"El perro de mi casa denunciaba en forma estentórea toda posible infiltración de un nuevo felino"
Muy bueno!
Muy buen relato.
"No son tan inquietantes e imprevisibles."
¿Adjetivos...de la fascinación?
Irma Jusid te diria: cuidate querete, ojito, ojete! (Capusotto)
Me dio mucha gracia lo de las hijas de tus hermanastras y sus enfermedad..
Amo a los perros, pero tambien quiero a los Michis...todo animal que ande cerca me atrae...bue no todo. Se discriminar!!
De Skolimosky vi en un curso con R. Parodi "El Grito" completamente abrumadora, genial. Para esos días que necesitas un shock para saber que estas vivo.
Mañana me voy a ver El Campo. Opino como vos sobre esa pareja!!
Cuando viví en La Plata tuve una tortuga. Son inescrutables e imprevisibles. Por ahí la encontraba en el jardín, muy lejos y no sabía cómo había llegado.
Y una Reina Mora que tuvo un final trágico...Basta! - dijo papá, refiriéndose a la portación de animales. "Cuando se los tiene, después se llora a un cristiano"(?).
martha
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