Godard y Apichatpong
por Oscar Cuervo
Soy fan de ciertos cineastas cuyas novedades espero con una mezcla de entusiasmo y ansiedad (supongo que lo mismo le pasa a todo fan). Mi lista es bastante evidente para los seguidores del blog: Godard, Apichatpong, David Lynch, Sokurov, Wong Kar-wai, Tsai Ming-liang. Los chinos hace rato que no me ofrecen nada bueno. En las últimas semanas pude ver las nuevas películas de Sokurov y Gus Van Sant, directores que hace una década me dieron un sacudón de contemporaneidad: el cine volvió a tener presente para mí luego de ver Gerry y Madre e hijo.
Pero... ay. Doctor Fausto, la de Sokurov, me pareció un (¿lo digo o no lo digo?) mamotreto indigerible en el que su tremenda pericia técnica para la puesta en escena cae sepultada por sus enormes pretensiones pseudo-filosóficas y una dramaturgia abigarrada. Extraño al Sokurov capaz de estremecernos con elementos mínimos y un manejo magistral de los climas, como en Elegía de un viaje o ...dolce. Este de Fausto parece haberse inflado de trascendentalismo.
En cambio, Gus Van Sant me decepcionó casi por lo contrario: Restless es una peliculita melosa de adolescentes traumatizados que podría estar dirigida por cualquiera: su modestia conceptual, la estereotipia juvenil en la que incurre me resultan irritantes para el tipo que hace pocos años nos regaló esa maravilla de Paranoid park. ¿Con tan poquito se conforma Gus?
Así que ahora mi expectativa se concentra en dos que por el momento vienen siendo imbatibles: el viejo Godard y el joven Apichatpong.
En la edición del Festival de Cannes que empieza la semana que viene va a presentarse Mekong Hotel, la nueva de Apichatpong, que hace dos años ganó la Palma de Oro con El tío Bonmee, que podía recordar sus vidas pasadas. Mekong Hotel es un retrato de un hotel cercano al río Mekong, en la frontera entre Tailandia y Laos. Parece que la película además cruza la frontera entre realidad y ficción, habiendo sido filmada en medio de las fuertes inundaciones que sufrió Tailandia. El director declaró hace poco: "estoy haciendo una película muy romántica en un hotel en el Mekong. Mi amigo, que es músico, improvisa en la guitarra durante una hora. Mi equipo está tratando de hacer una película sobre un fantasma que anda por ahí devorando entrañas. Es una especie de documental". Las sinopsis que tira este director no suelen ser muy fieles al resultado final, así que habrá que esperarla.
Pero la novedad más resonante, la más excitante, viene por el lado del viejo Jean Luc, que parece estar viviendo una segunda espléndida juventud. Después de Film Socialisme, anuncia... ¡un film en 3D! (no sabemos si lo va a hacer o ya lo hizo). El título: Adieu au langage. Tema: una pareja tiene problemas de comunicación y el perro que tienen empieza a hablar para paliar el conflicto. Tema, título y formato, en manos de Godard: una conjunción irresistible.
Esperemos que estos dos rompan la mala racha.
Soy fan de ciertos cineastas cuyas novedades espero con una mezcla de entusiasmo y ansiedad (supongo que lo mismo le pasa a todo fan). Mi lista es bastante evidente para los seguidores del blog: Godard, Apichatpong, David Lynch, Sokurov, Wong Kar-wai, Tsai Ming-liang. Los chinos hace rato que no me ofrecen nada bueno. En las últimas semanas pude ver las nuevas películas de Sokurov y Gus Van Sant, directores que hace una década me dieron un sacudón de contemporaneidad: el cine volvió a tener presente para mí luego de ver Gerry y Madre e hijo.
Pero... ay. Doctor Fausto, la de Sokurov, me pareció un (¿lo digo o no lo digo?) mamotreto indigerible en el que su tremenda pericia técnica para la puesta en escena cae sepultada por sus enormes pretensiones pseudo-filosóficas y una dramaturgia abigarrada. Extraño al Sokurov capaz de estremecernos con elementos mínimos y un manejo magistral de los climas, como en Elegía de un viaje o ...dolce. Este de Fausto parece haberse inflado de trascendentalismo.
En cambio, Gus Van Sant me decepcionó casi por lo contrario: Restless es una peliculita melosa de adolescentes traumatizados que podría estar dirigida por cualquiera: su modestia conceptual, la estereotipia juvenil en la que incurre me resultan irritantes para el tipo que hace pocos años nos regaló esa maravilla de Paranoid park. ¿Con tan poquito se conforma Gus?
Así que ahora mi expectativa se concentra en dos que por el momento vienen siendo imbatibles: el viejo Godard y el joven Apichatpong.
En la edición del Festival de Cannes que empieza la semana que viene va a presentarse Mekong Hotel, la nueva de Apichatpong, que hace dos años ganó la Palma de Oro con El tío Bonmee, que podía recordar sus vidas pasadas. Mekong Hotel es un retrato de un hotel cercano al río Mekong, en la frontera entre Tailandia y Laos. Parece que la película además cruza la frontera entre realidad y ficción, habiendo sido filmada en medio de las fuertes inundaciones que sufrió Tailandia. El director declaró hace poco: "estoy haciendo una película muy romántica en un hotel en el Mekong. Mi amigo, que es músico, improvisa en la guitarra durante una hora. Mi equipo está tratando de hacer una película sobre un fantasma que anda por ahí devorando entrañas. Es una especie de documental". Las sinopsis que tira este director no suelen ser muy fieles al resultado final, así que habrá que esperarla.
Pero la novedad más resonante, la más excitante, viene por el lado del viejo Jean Luc, que parece estar viviendo una segunda espléndida juventud. Después de Film Socialisme, anuncia... ¡un film en 3D! (no sabemos si lo va a hacer o ya lo hizo). El título: Adieu au langage. Tema: una pareja tiene problemas de comunicación y el perro que tienen empieza a hablar para paliar el conflicto. Tema, título y formato, en manos de Godard: una conjunción irresistible.
Esperemos que estos dos rompan la mala racha.
1 comentario:
cómo para no esperarrr?
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