La promesa, otra película de amor de los Dardenne
(Decíamos en la entrega anterior) "Constituyendo un bloque tan homogéneo (al punto que uno podría unirlas como capítulos de una sola obra), hay sin embargo rasgos que diferencian a cada película de los Dardenne, fundados en el carácter de sus protagonistas: El hijo tiene una atmósfera obsesiva, contracturada como la espalda de Olivier, y una cámara nerviosa que deja muy poco aire en los encuadres. El niño es un film más ligero y aéreo, debido a la jovialidad de Bruno, a su energía erótica todavía no afectada por una conciencia espiritual. La promesa es, de todas, la que más se parece a un thriller, porque narra el proceso de iniciación del chico, su rebelión frente al padre opresor y su fascinación por la mujer. Rossetta es la más crispada, sofocante e insoportable, porque la personalidad de la chica está amenazada por la desintegración".
Todos los films de los Dardenne son películas de amor, cada uno de ellos pone el acento en un lado de este objeto tan esquivo. Pero La promesa conjuga el despertar erótico y espiritual en un único movimiento. El chico tiene que dejar atrás la autoridad de un padre agobiante, invasor, lascivo, para poder amar: en todos los sentidos de la palabra. El pibe se tiene que sacar de encima al padre, literalmente. Resulta una dicha para la experiencia cinematográfica que los actores que encarnan a padre e hijo sean los extraordinarios Olivier Gourmet y Jérémie Renier. Si el grupo de actores con los que los Dardenne trabajan son siempre excelentes, acá se trata de dos presencias que dejan una huella imborrable en nuestra memoria. Con Jérémie (que hoy tiene 28 años y tenía 15 cuando hizo La promesa) pasa acá algo parecido a lo que sucedía con Jean Pierre Leaud en Los 400 golpes: vemos a la vez a un jovencito haciéndose hombre y a un muchacho transformándose en uno de los grandes actores del cine actual.
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